Después de cuatro años de grandes recortes presupuestarios en los que
la sanidad pública española ha perdido casi 7.200 millones de euros,
las autonomías han relajado los ajustes. Al menos sobre el papel de las
cuentas anuales. La inversión destinada a sanidad en 2014 se mantiene
prácticamente estable en la mayoría de las autonomías. El sistema, que
tradicionalmente ha estado infrafinanciado —se calcula que gasta más de
un 7% de lo presupuestado—,
ya no soporta más tijeretazos en las grandes partidas.
Pero las facturas aprietan. Así, además de continuar con los recortes
en recursos humanos —que, junto con farmacia, se llevan un gran pedazo
de la tarta presupuestaria— , los gestores se están centrando en el
pequeño ajuste. Se mira hasta el más mínimo detalle: desde revisar los
horarios de los centros, a recortar material —sanitario y no sanitario—,
en la comida o en limpieza.
Estos elementos se podrían considerar complementarios o secundarios,
pero también conforman la calidad del sistema nacional de salud; y
unidos a factores centrales, como el impacto del copago farmacéutico, el
aumento de las listas de espera —que alcanzaron la cifra récord de 100
días de media para operarse— o al retraso de las innovaciones, amenazan
con deteriorar la atención. Los expertos alertan de que, tras los
grandes
hachazos de los últimos años, si estos
microrrecortes
no se hacen con cuidado pueden causar mucho daño. “Lo único que podría
salvar la situación sería un buen acuerdo de cambios estructurales; en
particular la gestión clínica, a partir de una alianza con los médicos y
un cambio en la forma de organizar los servicios”, dice José Ramón
Repullo, profesor de la Escuela Nacional de Sanidad.
Tráigase la manta de casa. En el hospital general de
Alicante los servicios periféricos —hostelería, lavandería, etcétera—
se están degradando. Mientras el consejero de Sanidad, Manuel Llombart,
inauguraba un escáner de última generación, algunos pacientes se veían
obligados a llevarse de sus casas ropa de cama. En el centro, referencia
para 1,9 millones de personas, han llegado a faltar mantas, almohadas,
sábanas y pijamas, como han denunciado los sindicatos, debido a los
recortes en el departamento de lencería. Este servicio del hospital ha
pasado de tener diez lavanderas y costureras en 2009 a solo cinco para
tratar las cuatro toneladas diarias de sábanas que se mueven en un
centro de más de 800 camas. La carencia se nota también en los pequeños
detalles: si ingresa un paciente de dimensiones superiores a la media no
hay nadie que pueda adaptarle la bata.
Los facultativos del hospital se quejan también de que hay días en
los que recorren varias plantas para buscar un pijama que ponerse. “Hace
unas semanas, las enfermeras de Neumología estaban que trinaban. Les
dieron 10 juegos de cama para 30 pacientes, hay que sortear quien se
queda con un cambio y quién no. Dicen que es generalizado, pero para
cambios diarios no hay, solo para los dos pacientes de gripe A”, cuenta
Paloma Serrano, que ha estado ingresada una semana en la planta. Una
portavoz del centro asegura sin embargo que no se ha detectado ningún
problema de falta de material.
Pero no es la única región donde la ropa de cama escasea. En el
servicio de diálisis del hospital Clínico de Valladolid apareció en
febrero pasado un cartel —con membrete y sello oficial del servico de
salud de la región— que informaba a los pacientes de que debían “traer
de sus casas las almohadas que cada uno estime oportuno”. “Solo se
proporcionarán”, añadía, a los pacientes que “estén ingresados” en el
hospital. Tras saltar a las redes sociales, una portavoz del servicio
castellanoleonés señaló que el cartel se colocó en el centro “sin contar
con la dirección del hospital”. “En cuanto se tuvo conocimiento de
ello, se retiró inmediatamente y el servicio sigue funcionando como
siempre”, afirmó.
Sin pañales ni compresas. En el hospital Vall
d’Hebron de Barcelona, los recién nacidos ya no tienen pañales gratis
durante su estancia. A los bebés se les pone uno cuando nacen, pero
luego son las familias las que se tienen que encargar de llevar el
resto. “Se les avisa por escrito cuando ingresan”, explicó una portavoz
del centro, quien aclaró que a los que llegan con alguna patología y se
les deja ingresados sí se les suministran todos los pañales. Este
recorte, explican fuentes sanitarias, se ha generalizado ya en la
mayoría de los hospitales gestionados por el Instituto Catalán de la
Salud (ICS).
Lo mismo sucede con las compresas que utilizan las madres cuando
acaban de parir, que antes también se daban en abundancia. Responsables
del centro afirman que el hospital ha instalado varias máquinas
dispensadoras con material para recién nacidos —como pañales, toallitas,
tetinas y baberos— a “precios reducidos”.
Sopa con cucharillas de postre. Los cocineros y
pinches del Hospital San Pedro de Alcántara, en Cáceres, denunciaron en
enero a la gerencia la preocupante falta de cubertería (cucharas,
cuchillos...) que sufrían. La situación en días puntuales fue tal que
los enfermos tuvieron que comerse la sopa con cucharillas de postre de
material desechable. El sindicato UGT asegura que no es un hecho
aislado, que en otras ocasiones han faltado tapas de las tazas de
desayuno o material de limpieza en las cocinas.
Los recortes o la falta de liquidez están provocando ajustes bastante
cicateros. En algunos ambulatorios del centro de Alicante los
facultativos aseguran incluso que falta papel para limpiar el gel
conductor que se utiliza en las ecografías. Pequeñas carencias que
complican el trabajo y suponen, también, una pérdida de calidad en la
atención. “El material desechable ha bajado una barbaridad en los
últimos dos años. A veces no hay ni folios para recetar. Antes siempre
había
stock de medicamentos y ahora el suministro de fármacos
ha caído estrepitosamente. Si viene un paciente con un golpe no le
puedes dar un gelocatil, has de recetárselo”, cuenta el responsable de
Atención Primaria del sindicato médico CESM en Alicante, Víctor Pedrera.
¿Y si enferma el único celador? A los responsables
de un centro de salud de la provincia de Sevilla se les planteó hace
unas semanas una disyuntiva: o hacían una excepción en la política
instalada en los últimos años de no suplir con contratos de
sustituciones la inmensa mayoría de las bajas laborales o no podían
abrir el centro. El celador estaba de baja, no lo habían sustituido, y
el administrativo que hacía sus funciones se puso enfermo. Al final se
acabó contratando a un sustituto, y el centro abrió, pero la anécdota,
revelada por el secretario general de Servicios Sociales y Sanitarios de
UGT en Andalucía, Antonio Macías, ilustra el principal problema del que
alertan los profesionales, no solo del Servicio Andaluz de Salud, sino
de toda España: la escasez de recursos humanos. “El nivel de
sustituciones es ínfimo, como nunca se ha conocido”, asegura Macías.
La percepción de los sanitarios que están sobre el terreno cuando
miran a su alrededor es acertada. Los datos de la Encuesta de Población
Activa, indica el experto José Ramón Repullo, muestran un descenso del
empleo en el sector sanitario y social de entre 40.000 y 50.000
personas.
En todas las comunidades autónomas hay quejas porque no se sustituyen
las bajas. Con las plantillas de médicos, enfermeros y técnicos ya en
mínimos, se sigue recortando en otras categorías laborales, como en los
celadores en el Hospital 12 de Octubre de Madrid. El sindicato CSI-F
denunció hace unas semanas que de los 444 trabajadores de la plantilla
oficial del centro, solo estaban cubiertas 350 plazas. Los celadores,
como explican fuentes del hospital, son los que trasladan a los
pacientes a las pruebas diagnósticas o al quirófano. De que estén cuando
se les necesita depende que se cumplan los horarios. “Ha habido
retrasos de hora y medio respecto a la entrada en quirófano por la falta
de trabajadores”, señalan. Pese a que el hospital inicialmente lo negó,
poco después anunció la contratación de seis nuevos celadores.
Diálisis a medianoche
Con las listas de espera disparadas y las facturas de las clínicas
concertadas engordando, los servicios de salud regionales han ido
eliminando las conocidas como peonadas —jornadas extraordinarias de
tarde con personal propio— y tratando de tener en funcionamiento los
quirófanos y los aparatos diagnósticos públicos el mayor tiempo posible
sin tener que pagar horas extra. Madrid, por ejemplo, empieza a
contratar equipos quirúrgicos solo para horario de tarde. Algunas
comunidades ensayan la atención a los pacientes en horario nocturno.
El consejero de Sanidad castellanomanchego, José Ignacio Echániz,
explicó la semana pasada que el hospital Virgen de la Salud, en Toledo,
ya hace radiografías desde las seis de la mañana y hasta las dos de la
madrugada, también en fines de semana. El horario nocturno es opcional,
añadió. Según sus datos, en febrero se han hecho casi 400 pruebas más
que en el mismo mes de 2013. Una portavoz del servicio de salud afirmó
ayer que se está estudiando extender esta medida a otros hospitales.
En Andalucía, el servicio de hemodiálisis del hospital Regional y el
Virgen de la Victoria de Málaga se va a unificar en marzo en una nueva
sede. La Consejería ha anunciado ya que el turno de tarde se va a
ampliar hasta las dos de la mañana, lo que ha suscitado las críticas de
los profesionales, que entienden que ese horario impedirá a los
pacientes llevar una vida normalizada e incluso puede perjudicar a su
salud al romper el ciclo del sueño. La Consejería aclara que el turno
que termina a las dos es para los profesionales y que los enfermos
acabarán su tratamiento a las 24.00. Añade que la diálisis nocturna se
ha creado para pacientes laboralmente activos y estudiantes que
prefieren mantener su rutina de día. Desde que se dio a conocer, asegura
el SAS, 17 pacientes lo han solicitado.
Pacientes sin merienda. Hace más de un año que los
enfermos del Hospital Josep Trueta de Girona ya no reciben un tentempié
que les suministraba el hospital para aguantar entre la cena —que se
sirve alrededor de las siete de la tarde— y el desayuno, a las ocho de
la mañana. Ese
ressopó (como se le llama en catalán) consistía
en un yogur, un vaso de leche caliente con galletas, un zumo de frutas o
un flan, según el día. “Ahora solo se les da a los diabéticos”, cuenta
María Àngels Rodríguez, delegada de CC OO en el centro. Los trabajadores
del turno de noche del centro ya no pueden contar con el bocadillo,
ensalada o caldo, con fruta o magdalena, que el hospital les daba de
cenar. Dejó de suministrar este avituallamiento en junio del año pasado,
y calcula que con esta medida se ahorra unos 90.000 euros al año. El
hospital declinó comentar su decisión.
Y sanitarios de guardia sin cena. La Junta de
Castilla y León asegura haber ahorrado ya seis millones desde que en
2012 dejó de facilitar las comidas de los sanitarios que hacen guardia
en los hospitales y los centros de salud de la región. Ahora, después de
las protestas de muchos trabajadores, que consideraban que el ahorro
era mínimo para la molestia que generaba — “las cafeterías de los
hospitales tienen horario reducido, y nadie en su sano juicio abandona a
un paciente para irse a cenar”, decía una médica—, ha decidido reponer
este servicio. “En todos los hospitales”, precisa una portavoz, frente a
las acusaciones de que solo ha ocurrido en algunos. “Pero solo en los
hospitales, no en atención primaria”, precisa. Los seis millones de
ahorro corresponden, según el servicio de salud Sacyl, a cinco de
primaria y uno de hospitalaria. Ahora estas comidas vuelven a los
hospitales “a coste cero, a través de la propia cocina del hospital, y
en los que no se pueda, al menor coste posible (prácticamente simbólico)
gestionado con las cafeterías de los centros”, añade la portavoz.
En el Hospital Josep Trueta de Girona se han quedado sin cena y de
momento no hay vista de recuperarla. Los trabajadores del turno de noche
del centro ya no pueden contar con el bocadillo, ensalada o caldo, con
fruta o magdalena, que el hospital les daba de cenar. Dejó de
suministrar este avituallamiento en junio del año pasado, y calcula que
con esta medida se ahorra unos 90.000 euros al año. “Pedimos que nos
dieran unos tickets para café con leche y pastas, pero nada”, dice María
Àngels Rodríguez, delegada de CC OO en el centro.
Cobrar por la tarjeta sanitaria. Los pacientes de
Baleares, Galicia, Madrid y Cataluña tienen que pagar ya por los
duplicados de sus tarjetas sanitarias. En estas dos últimas autonomías,
además, también se exige el pago —Madrid 10 euros y Cataluña siete—
aunque sea por robo.
Un tercio menos para la limpieza. Los gestores
tienden a considerarlo un servicio secundario, complementario al de la
asistencia sanitaria, pero la limpieza de centros de salud y hospitales
es vital. Hace unos meses, Madrid sacó a concurso la limpieza de los
cerca de 300 centros de salud de la región. Recortó el precio de la
adjudicación un 30% sobre lo que costaba anteriormente. El resultado:
a las pocas semanas los profesionales estaban denunciando la higiene deficiente, la acumulación de residuos, las jornadas sin personal de limpieza...
La
propia Consejería de Sanidad levantó actas de sanción por más de 70.000
euros contra la empresa por incumplimiento parcial del contrato. La
empresa ha pagado, dice Sanidad, pero ha presentado un recurso de
reposición. La Inspección de Trabajo determinó que la dedicación de
personal de limpieza era “insuficiente” y encontró en las inspecciones
“suciedad generalizada en suelos, paredes y camillas” y “riesgo
biológico por la falta de higiene en consultas donde se deben hacer
curas”, entre otras muchas deficiencias.
En Castilla-La Mancha también se ha querido ahorrar con la limpieza.
Los nuevos contratos que han salido a concurso ofrecían a los
licitadores un 15% menos de media. Algo que, según denuncia Sinforiano
Madroñal, de UGT, equivale a pérdida de puestos de trabajo. Una de las
empresas, Clece, que entre otros centros iba a limpiar el Hospital de
Parapléjicos de Toledo, acabó renunciando al contrato. Según CC OO, por
el “recorte temerario” en los presupuestos, que pone en peligro la
calidad del servicio. Desde el servicio de salud (Sescam) aseguran que
la limpieza se está prestando sin problemas.
También en Cataluña los gestores se han fijado en la limpieza como partida
recortable.
En el centro de atención primaria Cirera Molins, de Mataró, se ha
prescindido de la persona que cubría el turno de mañana. Algunos
trabajadores se han quejado al comité de empresa del Consorcio Sanitario
del Maresme, que gestiona este dispositivo, de que el ambulatorio está
más sucio y de que, si algún enfermo vomita o sufre pérdidas de sangre,
no hay personal que lo pueda limpiar.
Material de peor calidad. En el hospital 12 de
Octubre, en Madrid, el personal de enfermería ha notado que las gasas ya
no son lo que eran. “Hasta ahora eran de algodón cien por cien; ahora
no, son de material sintético y no empapan ni absorben como las de
antes”, señala una fuente sindical que ha recogido las quejas de los
trabajadores. “El personal empieza a negarse a usarlas porque no
funcionan como deberían”, añade. Una portavoz del hospital reconoce que
sí hubo un problema con el anterior proveedor (se llegó a resolver el
contrato), pero afirma que está resuelto y que ahora “el artículo
denominado tejido sin tejer [sic]” solo ha recibido una queja de un
médico.
Algunos profesionales andaluces destacan también que en los dos
últimos años ha caído la calidad del parte del material, como los
guantes, el esparadrapo o las jeringuillas y abunda el
made in china.
“Nos quejamos y cuando es muy evidente a veces se ha cambiado. Pero
otras veces han hecho una compra grande y hay que acabarlo” cuenta el
secretario de Satse de Andalucía.
La lavandería, más barata. Los servicios de salud
esperan a que concluyan los contratos vigentes para sacar nuevos
concursos a la baja, o bien toman un camino más directo y privatizan la
gestión del servicio. Es lo que ha sucedido en la Comunidad de Madrid,
cuyo Gobierno decidió en octubre adjudicar el servicio de lavandería de
ropa hospitalaria —atiende a 19 hospitales públicos de la región— por 46
millones de euros. Según presumía el propio Gobierno regional,
iba a ahorrar 36 millones de euros con respecto al coste anterior.
¿Qué hizo la UTE ganadora —Flisa y Lavandería Industrial Laundry
Center, ambas de la Fundación ONCE?— Ofrecer a los trabajadores pasar de
un sueldo medio de 1.100 euros a 660.
Los empleados hicieron 42 días de huelga y consiguieron mejorar —un 25%— su sueldo.
La Inspección de Trabajo comprobó que las empresas habían incurrido en
una infracción “muy grave” por haber contratado empleados para sustituir
a los que hacían huelga. Han recurrido.
Centro cerrado por la tarde. Además de los recortes
de personal, los gestores de algunas autonomías también han decidido
reducir los horarios de algunos centros de salud, e incluso cerrar
algunos puntos de urgencias rurales. Es el caso de Extremadura, donde
los centros de salud ya no tienen horario de tarde, o de Murcia, donde
los pocos centros que lo ofrecían ya no lo hacen. El último que, según
un portavoz de la Consejería, abría en horario vespertino para atender a
los pacientes de otro ambulatorio de la zona, que estaba en obras,
cerrará los próximos días. Un recorte que para la Asociación de Usuarios
de la Sanidad de Murcia contribuye a recortar la calidad asistencial.
Esta organización de sanitarios y pacientes explica que por las tardes
los centros de salud que abrían atendían urgencias, vacunas, curas…
En la región de Murcia, además, se han cerrado cinco centros de
atención continuada. Los vecinos de Portman, Librilla, La Parroquia,
Campos del Río y Moratalla tienen que viajar a otro municipio cuando
tienen alguna urgencia. Un portavoz de la consejería de Murcia asegura
que la decisión de acortar los horarios se ha tomado por criterios de
eficiencia. “Todos estos centros están a menos de 15 minutos de otro que
abre las 24 horas, así que viendo que la actividad en todos ellos era
residual se tomó la decisión de cambiar el horario”, indica.
Con información de
Antía Castedo, Rubén Esquitino, Reyes Rincón.