lunes, 18 de junio de 2018



ANSIOSOS DE MIERDA...MAS AUTOCONTROL QUE ES ENFERMEDAD DE RICOS Y ABURRIDOS


La ansiedad, el trastorno mental más frecuente entre los argentinos

Casi uno de cada tres sufrirá alguna patología mental en su vida, según el Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental; es el primer mapa de la prevalencia y edad de inicio de estos trastornos realizado en el país; muchos pacientes tardan en recibir tratamiento o directamente no acceden a la
Casi uno de cada tres sufrirá alguna patología mental en su vida, según el Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental; es el primer mapa de la prevalencia y edad de inicio de estos trastornos realizado en el país; muchos pacientes tardan en recibir tratamiento o directamente no acceden a la
El Mundial de Rusia y el convulsionado panorama económico local de estos días seguramente están echando más leña al fuego de los resultados que arroja el primer estudio local sobre epidemiología en salud mental: los argentinos no somos mayormente melancólicos y depresivos, como canta el tango, sino ansiosos y fóbicos.
De acuerdo con este trabajo, que relevó los problemas mentales de siete regiones del país, casi uno de cada tres sufrirá una de estas patologías en algún momento de su vida, y entre las más frecuentes están los trastornos de ansiedad. Los padece más del 16% de la población. A estos les siguen el abuso de alcohol, los trastornos del ánimo, el abuso de sustancias, el desorden depresivo mayor y los desórdenes conductuales disruptivos.

"La ansiedad es una reacción fisiológica normal en situaciones de incertidumbre -explica el doctor Marcelo Cetkovich-Bakmas, director del Departamento de Psiquiatría de la Fundación Ineco y de la Fundación Favaloro, que no participó de la investigación-. Pero cuando es crónica y generalizada, es una condición prevalente y fluctuante que se manifiesta como una preocupación persistente y exagerada por problemas de los que, si bien no son irreales, las personas no pueden sustraer su pensamiento. Viene con un cortejo de palpitaciones, contracturas, jaquecas... Y el país ayuda. Tenemos un entorno que genera muchísima incertidumbre y estrés de sobra. No es casual que seamos una de las sociedades con mayor consumo de ansiolíticos del mundo".
Aunque el estudio internacional sobre carga global de la enfermedad estimó que la depresión y los desórdenes de ansiedad eran la segunda y la quinta causa de discapacidad en la Argentina, respectivamente, estas estimaciones se basaban en imputaciones, más que en datos poblacionales, destacan los autores del Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental. Pareció imperioso obtener estimaciones más directas de la trascendencia de los desórdenes mentales locales.
El primer relevamiento de este tipo realizado en el país fue promovido por la Asociación de Psiquiatras Argentinos, la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Harvard; se realizó en 3927 personas residentes en las ciudades más grandes del país, que representan una población de casi 14 millones de personas o alrededor del 50% de los adultos.
El trabajo de campo fue coordinado y dirigido por el Centro de Investigaciones en Estadística Aplicada (Cinea) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
"Se aplicó una metodología muy compleja -cuenta el doctor Alfredo Cia, primer autor del estudio, que acaba de publicarse en la revista Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, y que también firman Juan Carlos Stagnaro, Sergio Gaxiola, Horacio Vommaro, Gustavo Loera y María Elena Medina-Mora. Se seleccionaron los radios de encuestas de acuerdo con estratos socioeconómicos y entrevistando domicilios determinados al azar. En lugar de encuestas de papel, se utilizaron tablets en las que estaban programadas las evaluaciones. Cada entrevista requirió un tiempo promedio de alrededor de una hora y media o dos. Al finalizar, automáticamente los datos eran enviados a la Universidad de Harvard para su procesamiento".

Fobias y bipolaridad

Entre los hallazgos que arrojó el análisis, los trastornos de ansiedad figuran precisamente como la clase diagnóstica más prevalente en la Argentina. "El más frecuente es la fobia específica (a volar, a ciertos animales o insectos, a estar en lugares cerrados, a las inyecciones, y otras) -afirma Cia-. Otro dato interesante es que el porcentaje de bipolaridad en la Argentina es mayor que en otros países y el de trastorno obsesivo compulsivo, también".
Para la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), que en sus distintas sedes de la ciudad y el conurbano atiende a alrededor de 400 pacientes por mes, "cada vez más gente sufre trastorno de pánico" (incluido dentro de los de ansiedad).
"Se presenta en forma abrupta y los síntomas alcanzan su máxima intensidad a los 10 minutos: mareo, sudoración, temblor, pérdida del control del cuerpo, terror a morir o perder la razón -detalla-. El paciente empieza a percibir señales de peligro cuando no las hay, incluso durmiendo. En general, la primera crisis se da entre 10 y 12 meses después de haber sufrido una situación desencadenante de estrés. También vemos mucho trastorno de ansiedad social, cuya característica esencial es el temor a no ser aceptado, a hacer papelones en público, y se presenta con sudoración extrema, temblores que no pueden evitarse y, en casos extremos, ataque de pánico".
La especialista coincide en que, si bien hay una vulnerabilidad biológica, el contexto puede magnificarlos. La inseguridad y los problemas económicos son dos de los desencadenantes. "Los pacientes llegan al consultorio diciendo 'me siento mal', 'no puedo seguir adelante con mi vida' -agrega Martínez Castro-, 'fui a un montón de guardias y los médicos me dicen que no tengo nada'. La sensación es de mucho miedo, y a eso le sigue la angustia. Frecuentemente, pueden conducir a la depresión".
La ansiedad está primera en las consultas ambulatorias, seguida por la depresión, aunque, según comenta Cia, creció la combinación de estos trastornos con consumo de sustancias o adicciones. "Esto dio lugar a lo que se llama patologías 'duales' -explica-. Incluso en pacientes de estratos medios o altos. Y se pueden combinar con trastornos de la personalidad".
También la depresión puede obedecer a causas médicas o biológicas, afirma Fernando Taragano, doctor en salud mental e investigador del Conicet en el Hospital Borda.
"Hoy estamos más advertidos y detectamos mejor cuando la depresión se instala por otras afecciones -subraya-. Una causa muy común es la enfermedad cerebrovascular de pequeños vasos, los denominados infartos silentes, que no dejan secuelas motoras ni cognitivas, pero pueden conducir a esta afección. En adultos jóvenes y mayores, aproximadamente el 70% de los suicidios están relacionados con esta patología. Hoy se sabe que el adulto mayor puede incluso no llorar y no sentir tristeza. Se denomina a este cuadro 'depresión seca'. Es tanta la necesidad que hay de ayudar a las personas que padecen esta enfermedad que roba el cuerpo, la energía, el intelecto, el apetito, el sueño y, a veces, las ganas de vivir, que hay muchas nuevas estrategias en estudio. Una de ellas es el uso del óxido nitroso o 'gas de la risa' (en los Estados Unidos se lo utiliza en los consultorios odontológicos). Todavía los resultados son preliminares, pero se ha observado que cuando una persona deja de respirarlo, enseguida desaparece del cuerpo, pero persiste un efecto antidepresivo muy importante, a veces durante semanas".

Acceso al tratamiento

Aunque los desórdenes psiquiátricos son importantes contribuyentes a la carga global de enfermedad, y a pesar de que existen tratamientos efectivos para muchos de ellos, frecuentemente las personas no acceden al tratamiento adecuado. El Estudio Argentino de Epidemiología en Salud Mental también analizó las demoras y la calidad de la asistencia.
La Argentina es el segundo país por su tamaño en América Latina; tiene el índice de desarrollo humano más alto de la región y el número más alto de psicólogos per cápita del mundo (198/100.000, comparados con 57/100.000 en Finlandia, 30/100.000 en Estados Unidos, 11/100.000 en Colombia y 2/100.000 en México).
Sin embargo, la mayoría de los individuos con un desorden mental en los 12 meses previos a la realización del estudio no habían recibido tratamiento. Lo que se vio es que en muchos casos pueden pasar años o décadas antes de que el individuo afectado pida ayuda.
"Esto ocurre por diferentes razones -dice Cia-. El prejuicio y el estigma siguen existiendo. Mucha gente trata de ocultar el padecimiento mental porque le resulta vergonzante reconocerlo. Cuanto más lejos, mejor, y eso impide el reconocimiento de la enfermedad y la posibilidad de curarla. También puede ocurrir que una persona padezca una fobia, pero la pueda sobrellevar: por ejemplo, si les teme a las víboras, pero vive en Buenos Aires, es probable que nunca se exprese. En cambio, el que tiene fobia a volar renuncia a viajar lejos".
La buena noticia es que por lo menos para los trastornos de ansiedad existen tratamientos efectivos, generalmente terapias cognitivas conductuales o grupales que, si es necesario, se complementan con recursos farmacológicos.
"En la ansiedad es donde mejor funcionan las estrategias de la vida sana -dice Cetkovich-Bakmas-. Lo primero es la psicoterapia y, si se supera cierto nivel, se puede recurrir a los fármacos".

La opinión de los especialistas

  • Alfredo Cia, Centro de Investigaciones y Clínica de la Ansiedad: "Los resultados de este estudio ofrecen evidencia de la alta carga social de los desórdenes mentales comunes en la Argentina debido a una combinación de alta prevalencia y aparición temprana"
  • Marcelo Cetkovich Bakmas, Ineco, Fundación Favaloro: "Uno de cada dos o tres tendrá en algún momento de su vida algún trastorno de ansiedad. Cuando es generalizado, se manifiesta por una preocupación persistente y exagerada de la que el individuo no se puede sustraer"
  • Fernando Taragano, investigador del Conicet: "En el adulto joven y mayor hoy sabemos que hay muchas causas médicas que desencadenan depresión. Una muy común es la enfermedad cerebrovascular de pequeños vasos, infartos silentes que no producen problemas motores"
  • Gabriela Martínez Castro, Centro de Estudios en Ansiedad: "Durante el Mundial, ante cada partido aumenta el sufrimiento. Es una situación normal para la mayoría, pero se intensifica hasta instancias patológicas en aquellas personas con trastornos de ansiedad"
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Mil pacientes con cáncer se envían al extranjero a recibir terapia de protones

A diferencia de la radioterapia convencional, apenas radia tejido sano, solo el tumor. Es una alternativa indicada sobre todo para pacientes en edad pediátrica
 
CUESTIÓN DE HERENCIA EVOLUTIVA

La mayoría de los bebés nacen a las 4 de la mañana, y los científicos creen saber por qué

Una nueva investigación ha estudiado todos los nacimientos británicos y ha descubierto cuándo dan a luz las madres, y curiosamente en España ocurre lo mismo


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La explicación que encontraron fue la misma que la de sus colegas británicos: la luz y la evolución. También sospechaban que el parto se regía, como el cuerpo, por el ritmo circadiano y que la luz, o la falta de ella, era gran culpable de que el parto se produjese. Al parecer, en invierno, dado que las noches son más largas, la mayoría de partos sucedían de noche, mientras que en verano, al ser las noches más cortas, la mayoría de partos ocurrían entre las 8 y las 12 de la mañana.
Los científicos creen que la actividad del útero está sincronizada con los ciclos de luz y oscuridad por la melatonina, una hormona que se segrega en ausencia de luz y que pone en marcha otras hormonas que desencadenan el parto (oxitocina y noradrenalina). Por eso se dice que siempre se debe dar a luz en una habitación tenue.

Qué hacía que los incas fueran tan brillantes en cirugía craneal

Un cráneo con un aparato para perforarlo.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa perforación de cráneos -o trepanación- se practica desde la prehistoria.
Hoy es una cirugía de alta complejidad llamada craneotomía, pero la delicada práctica de perforar el cráneo -tradicionalmente conocida como trepanación- se originó durante la prehistoria.
Se trata de una intervención quirúrgica que abre un hueco en el cráneo, muchas veces con la intención de aliviar la presión del cerebro o para poder operar sobre este órgano.
En la actualidad este tipo de procedimiento es realizado por neurocirujanos cuando la vida o la salud de un paciente está en juego. Pero en algunas culturas del pasado la trepanación fue una técnica popular que se hacía por causas médicas menores -como dolores de cabeza- o como parte de ritos religiosos.
La evidencia más temprana de la trepanación data de hace aproximadamente 7.000 años.
Esa era la antigüedad que tenía un cráneo perforado hallado hace dos décadas en Alsacia, una región francesa lindante con Alemania.
Se cree que hubo un auge de la práctica -aunque se desconocen los motivos- durante el período Eneolítico, entre 2400 y 1700 a. C.
Pero aunque la trepanación se realizó en lugares tan diversos como la antigua Grecia, el Lejano Oriente, África, Polinesia y América, fue en este último lugar donde se hallaron más cráneos trepanados. Más específicamente en Perú.
Y fue en ese país donde también habrían vivido los antepasados más expertos en trepanación: los incas.
Un actor disfrazado con el tradicional atuendo inca, en PerúDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos incas tenían una increíble habilidad para realizar cirugías craneales.

Los mejores

Diversos antropólogos se dedicaron a estudiar los niveles de supervivencia de las personas sometidas a cirugías craneales en el pasado, lo que permitió armar un "ranking" de los que mejor realizaban la práctica.
Las conclusiones son sorprendentes: por ejemplo, se halló que durante el Neolítico el 30% de los trepanados sobrevivía a la intervención. En cambio, durante el imperio romano solo 1 de cada 100 sobrevivía.
La causa, según los expertos, es que -curiosamente- los trepanadores prehistóricos trabajaban en mejores condiciones higiénicas, ya que utilizaban herramientas de piedra, que eran más estériles y disminuían el riesgo de infección.
En cambio los romanos, al igual que lo que ocurrió durante la Edad Media, utilizaban instrumentos de metal que lavaban con agua y volvían a utilizar,propagando infecciones.
Pero un dato más sorprendente aún acaba de ser descubierto por tres investigadores en EE.UU.
El neurólogo David Kushner de la Universidad de Miami y los antropólogos John Verano (Universidad de Tulane) y Anne Titelbaum (Universidad de Arizona), estudiaron las trepanaciones realizadas por los incas (1438-1533) y vieron que presentaban unos niveles extraordinarios de supervivencia
Según su estudio, que publicaron en la edición de junio de la revista científica World Neurosurgery, entre el 75% y el 83% de los sujetos sometidos a perforaciones craneales vivían para contarlo.
Su hallazgo se tornó más increíble cuando se comparó esa cifra con las trepanaciones realizadas casi cuatro siglos más tarde durante la Guerra Civil en EE.UU.
Durante ese período (1861-1865) la tasa de supervivencia de trepanaciones fue un 30% menor que la de los incas: entre el 44% y el 54%.
Un herido durante la Guerra Civil en EE.UU.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionCerca de la mitad de los heridos que recibieron cirugía craneal durante la Guerra Civil en EE.UU. fallecieron.

Motivos

Para los autores del estudio estas conclusiones muestran la increíble habilidad de los cirujanos craneales incas.
El trabajo reconoce que -al igual que lo que ocurrió con los romanos y en el Medioevo- la falta de higiene durante la Guerra de Secesión fue un factor importante para explicar la alta tasa de mortalidad durante ese conflicto.
"Los cirujanos de guerra a menudo usaban herramientas médicas no esterilizadas y utilizaban sus dedos sin guantes para sondear heridas craneales abiertas o romper coágulos de sangre", señala un artículo sobre el estudio en la publicación científica Science Daily.
Según Kushner, casi todos los soldados de la Guerra Civil que recibieron heridas de bala sufrieron posteriormente una infección.
"No sabemos cómo los antiguos peruanos previnieron la infección pero parece que hicieron un buen trabajo", señaló el autor principal de la investigación.
"Tampoco sabemos qué usaron como anestesia, pero debido a que hubo tantas (cirugías craneales) deben haber usado algo, posiblemente hojas de coca o una bebida fermentada. No hay registros escritos así que simplemente no lo sabemos", reconoció el experto.

Práctica

Pero la principal teoría sobre cómo los incas se tornaron tan buenos con esta técnica es la práctica.
El cráneo perforado de una mujer incaDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl cráneo perforado de una mujer inca, una de muchas evidencias de trepanación halladas en Perú.
Los investigadores hallaron cientos de cráneos perforados -algunos con hasta siete agujeros- tanto durante el imperio incaico como antes.
Según Kushner, esta experiencia les permitió refinar su técnica.
El aprendizaje más importante que habrían hecho es no perforar la membrana protectora que rodea el cerebro, la meninge exterior también conocida como la duramadre.
"Parecían entender la anatomía de la cabeza y evitaron a propósito las áreas donde habría más sangrado. También se dieron cuenta de que las trepanaciones de mayor tamaño tenían menos probabilidades de ser exitosas que las más pequeñas", señaló el neurólogo.
"La evidencia física muestra definitivamente que estos cirujanos antiguos refinaron el procedimiento con el tiempo. Su éxito es verdaderamente notable", concluyó.
Pasarían varios siglos más, hasta después de la Primera Guerra Mundial, para que la trepanación evolucionara hasta convertirse en lo que es hoy: la neurocirugía, que tiene una tasa de supervivencia aún mejor que la de los incas.