martes, 27 de noviembre de 2018

“Han creado una estirpe nueva de humanos”

El investigador lamenta la supuesta creación en China de dos niñas modificadas genéticamente

El biólogo Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid.
El biólogo Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid. INÉS POVEDA
Lluís Montoliu llevaba meses escuchando “rumores” de que en China ya existían niños editados genéticamente. Ayer, este biólogo barcelonés de 55 años sintió “escalofríos” al ver el vídeo en el que el científico He Jiankui anuncia “con un tono mesiánico” el nacimiento de dos hermanas gemelas con un gen inactivado para hacerlas inmunes a la infección por el virus del sida. Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y presidente fundador de la Sociedad Internacional para las Tecnologías Transgénicas, utiliza la técnica CRISPR para crear ratones con enfermedades raras similares a las humanas, como el albinismo. En su opinión, todavía hay demasiados riesgos desconocidos como para aplicar la herramienta a embriones humanos con fines terapéuticos. En el caso de China, además, no se trata de una aplicación para tratar una enfermedad hereditaria. Los embriones estaban sanos. Es, según lamenta Montoliu, un presunto intento de mejora genética de la especie humana.
Pregunta. ¿Qué opina del anuncio de He Jiankui?
Respuesta. Hay que mantener el escepticismo y asumir que todavía no sabemos si esto que nos cuentan ha ocurrido realmente. Ya nos hemos comido muchas noticias procedentes de China que luego hemos tenido que corregir o retractar. Más que una comunicación científica, parece un anuncio de algunas de las empresas de este investigador, que tiene empresas y por lo tanto tiene intereses al respecto. Legítimos, pero intereses al fin y al cabo. Este martes empieza un congreso mundial de edición genética en Hong Kong. Qué mejor caja de resonancia. Ha conseguido una enorme campaña de publicidad y ahora tendrá colas tremendas de parejas que le solicitarán este proceso de edición genética.
P. ¿Es ético?
P. ¿Cómo serán esas niñas?
R. Lo más normal es que sean niñas mosaico, con diferentes códigos genéticos en sus células. Es algo absolutamente irresponsable. Al cabo de 20 o 30 años podrían desarrollar una enfermedad autoinmune, en la que las defensas de su organismo ataquen a sus propias células. Y los cambios en estas niñas se transmitirán a sus hijos. El impacto bioético trasciende a las niñas. Los investigadores chinos han creado una estirpe nueva de humanos, en sentido estricto. El mensaje que están enviando es terrible. Habrá más gente que quiera que le inactiven este gen a sus hijos. Los autores han cruzado dos líneas rojas: un embrión humano editado genéticamente ha sido implantado y gestado. Y, además, la aplicación es de mejora genética, no es terapéutica.
P. ¿Hay alguna manera de evitar estos experimentos en humanos?
R. Este año hemos lanzado en París la Asociación para la Investigación Responsable e Innovación en Edición Genética (ARRIGE, por sus siglas en inglés). Hemos incorporado a la Unesco. Una de nuestras propuestas es impulsar la gobernanza internacional, pero somos conscientes de que es muy difícil. Hay pocos tratados que tengan una trascendencia mundial, al margen de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Quizá sea el momento de hacer un tratado internacional para regular la edición genética. Lo que parece haber ocurrido en China obligaría a disponer de una legislación internacional.
P. ¿Qué podría salir mal en el caso de China?
R. La inactivación de un gen mediante edición genética, mediante CRISPR, es la aplicación más sencilla de todas. Pese a eso, una de las hermanas gemelas parece tener las dos copias del gen inactivadas, mientras que la otra hermana solo tiene una de las dos copias inactivada, según admite el investigador. Me alucina que lo reconozca sin problema. Esto demuestra su incapacidad para controlar el sistema. Yo a este investigador le pediría que nos contara exactamente qué ha hecho y cómo, para que pudiéramos valorar cuál es el impacto del experimento.
La factura médica de la contaminación de los coches es milmillonaria: tratar las enfermedades relacionadas con la polución atmosférica causada por el tráfico le cuesta a España más de 3.600 millones de euros al año. Unas tres cuartas partes de este gasto las cubre la sanidad pública, según el informe elaborado por la Alianza Europea de Salud Pública publicado este martes.
La contaminación que sale de lo tubos de escape tiene consecuencias fatales: mueren al año 38.600 personas en España, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA). En la Unión Europea la cifra se va a los 400.000 fallecimientos. El daño lo produce un cóctel de gases y partículas producidos por la combustión de los motores. El principal agente dañino es el de las partículas microscópicas de 2,5 o 10 micras, según ha explicado la EEA, pero la Agencia también ha destacado las consecuencias lesivas de los óxidos de nitrógeno y el ozono troposférico.
La relación entre mayor contaminación atmosférica y peor salud ha ido documentándose de manera que puede afirmarse que, cuando crece la polución, incrementa la presión sobre la atención sanitaria.
De hecho, durante picos con altos niveles de contaminantes en el aire, está certificado un aumento en el número de ingresos hospitalarios. También dispara un 20% el riesgo de sufrir un ictus, como acreditó un estudio del Hospital del Mar de Barcelona. "Hay más infartos provocados por la contaminación que por la cocaína", ha  contado el cardiólogo de Vall d'Hebron, Jordi Bañeras. El investigador Jordi Sunyer alertaba hace unos meses de que "e l cerebro de los e scolares expuestos a mayor contaminación funciona más desorganizado y lento". Y todo eso genera una serie de gastos que es lo que este estudio ha analizado.
Esta nueva revisión, llevada a cabo por la consultora ambiental DE Delfit para la federación de ONG's, pone el foco en los costes que impone la contaminación creada por el transporte (y en especial los motores diésel). Los cargos al sistema sanitario se comen el 90% de la cantidad global: 3.600 de 3.900 millones de euros solo en 2016. La mayor parte sostenida por los fondos públicos.
El estudio analiza el trayecto entre la fuente de emisiones y su dispersión hasta llegar a la afección sobre la salud humana por el incremento de concentración de contaminantes. Y ahí se evalúa el impacto monetario de las enfermedades relacionadas. En el caso de la polución se refieren a problemas cardiovasculares, asma, respiratorios o cáncer de pulmón. Los componentes tóxicos en el aire tienen efectos probados por la exposición tanto a corto como a largo plazo en estas patologías.
El documento estima por primera vez cuánto cuesta tratar el exceso de enfermedades relacionado con el aire contaminado por el tráfico. Y recuerda que los cálculos sobre emisiones están basados en sistemas que, finalmente, se revelaron falseados –como demostró el dieselgate–. Por eso incluye un apartado en el que aplica el cálculo de la iniciativa TRUE que mide las emisiones de gases de los coches in situ, en su circulación real. De esa manera el coste pasaría de esos 3.600 a 4.600 millones.
Con todo, recuerdan que "las políticas más ambiciosas en cuanto a la prohibición de los vehículos más contaminantes redundan en grandes ahorros económicos". Sus modelos indican que, al reducir la cantidad de gases tóxicos lanzados, la factura sanitaria se reducirá correlativamente. Esperan que para 2030 los gases de los coches se hayan recortado en más de tres cuartas partes de lo actual.

Campo para la confrontación política

En este sentido, Madrid vive estos días la confrontación entre un plan de restricción generalizada de tráfico y la oposición política a su implementación. Un ejemplo del terreno en el que se mueven esas políticas a las que hace referencia el documento presentado por Alianza por la Salud Pública. El 30 de noviembre entra en funcionamiento una gran zona de bajas emisiones en la capital que se ha llamado Madrid Central. 472 hectáreas con restricciones al paso de vehículos privados a base de combustibles fósiles. El área hará que Madrid entre en la lista de urbes del mundo que cuentan con planes climáticos específicos acordes con el Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático en el que ya están Barcelona, Nueva York, París, Londres o Estocolmo.
El Ayuntamiento madrileño asegura que evitará más de un tercio de los kilómetros recorridos por automóviles y "un 40% de las emisiones de dióxido de nitrógeno" (el gas por el que España tiene abierto un expediente sancionador en Europa debido a los niveles ilegalmente altos de, entre otras ciudades, Madrid). Sin embargo, la administración regional gobernada por el Partido Popular quiere paralizar el proyecto. El presidente de Madrid, Ángel Garrido ha presentado un recurso en el Tribunal Superior de Justicia para que los magistrados suspendan cautelarmente el proyecto. Nada más conocerse el plan de la alcaldesa Manuela Carmena, la entonces líder de la oposición municipal, Esperanza Aguirre, lo tildó de "cochofobia". Más adelante han acusado a Madrid Central de atentado contra "la libertad, echándole la culpa al coche privado".
El diésel se lleva la peor parte. La investigación señala diferencias obvias en cuanto a la afección a la población según se viva en "entornos urbanos o rurales". También distingue el tipo de vehículo y el combustible utilizado. Los coches de pasajeros son los que salen peor parados en España con unos costes de 2.079 millones de euros en 2016. 1.700 de ellos atribuibles, aseguran, al diésel.
La patronal de los fabricantes ANFAC asegura que hay que diferencias entre unos motores de gasoil y otros. Anfac insiste en que los modelos modernos son ya de "bajas emisiones". Y defienden que "el problema no es el diésel, son los coches viejos que circulan por nuestras carreteras". La vida media del parque móvil español es de algo más de 12 años, según la patronal. Todo esto en el contexto del borrador de nueva ley de cambio climático presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica que prevé prohibir los nuevos modelos de esta tecnología en 2040.

NO HABÍA MUCHO QUE ELEGIR


Recreación de una mujer neandertal
Recreación de una mujer neandertal - Archivo

Hubo mucho sexo entre neandertales y humanos modernos

Un nuevo estudio sugiere que las dos especies se cruzaron en múltiples ocasiones cuando se encontraron en Europa y Asia




Desde que el prestigioso biólogo suecoSvante Pääbo lograra desentrañar en 2010 el genoma neandertal, sabemos que todos nosotros, excepto los africanos, llevamos la impronta de esa otra especie humana en nuestro «código de barras». Del 2% al 6% de nuestros genes son una herencia suya, según los estudios. El motivo es que nos cruzamos con ellos cuando salimos del continente madre hace unos 100.000 años y nos extendimos en Europa y Asia, donde habitaban. Allí, ambas especies humanas y una tercera, losdenisovanos del Este -de quienes apenas conocemos en hueso de un dedo hallado en una cueva de Siberia-, tuvieron hijos juntos. Pero esto no es algo que sucediera una o dos veces en la prehistoria, como se creía hasta ahora, sino en múltiples ocasiones.
Esta es la principal conclusión llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Temple en Filadelfia (Pensilvania, EE.UU.) a partir de un complejo análisis genético a gran escala de fragmentos de ADN neandertal en 85 individuos de ascendencia centroeuropea y 197 individuos de ascendencia china Han de Pekín y Shanghái del Proyecto 1000 Genomas. Los resultados aparece publicados en la revista«Nature Ecology & Evolution».
Los autores notaron una señal elusiva pero reveladora: en ambas poblaciones, la proporción de fragmentos de ADN neandertal es un poco mayor de lo que se esperaría si solo hubiera habido un único encuentro sexual entre neandertales y humanos modernos. Una explicación para esta señal es que cuando ambas especies se encuentran, todos los fragmentos de ADN del neandertal entran en el acervo genético humano con una frecuencia similar. Con el tiempo, se espera que la mayoría de estos fragmentos se deriven a diferentes frecuencias. Si solo se hubiera producido un encuentro, una gran proporción de fragmentos de ADN neandertal habría tenido tiempo suficiente para derivar hacia frecuencias del alelo más bajas o más altas que 2%-6%.


Sin embargo, si se hubiera producido un encuentro posterior después de las separaciones iniciales de los antepasados de diferentes poblaciones humanas modernas, más fragmentos de ADN neandertales habrían sido reintroducidos y encontrados en este rango de frecuencias, que es precisamente lo que observamos en las poblaciones europeas y asiáticas de hoy en día.

Padre denisovano

Los investigadores concluyen que el escenario de múltiples episodios de entrecruzamiento entre el hombre anatómicamente moderno y los neandertales encaja con la visión emergente de interacciones complejas y frecuentes entre diferentes grupos de homínidos. Por ejemplo, evidencias directas de hibridación entre neandertales y denisovanos, así como entre denisovanos y humanos modernos, han sido documentadas recientemente. En agosto, un equipo de expertos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva anunciaba el hallazgo, al secuenciar el genoma de un antiguo hominino procedente de Siberia, de que el individuo tuvo una madre neandertal y un padre denisovano.
Estos encuentros podrían haber ocurrido casi continuamente en el tiempo mientras los humanos modernos se extendían por Eurasia. Como fueron esas «citas», si fueron violentas o consentidas, «no hay forma en que los datos genéticos puedan revelar eso, ¡esta es una pregunta para los arqueólogos!», dice a ABC Joshua G. Schraiber, del Instituto de Genómica y Medicina Evolutiva en el Centro de Genética Computacional y Genómica de la Universidad de Temple.
En principio, sería posible saber si las hembras o los machos fueron neandertales «debido a la cantidad diferente de cromosomas X que llevan las personas de diferentes sexos, que deben dejar una firma», explica el investigador. «Por ejemplo, si se tratara principalmente de varones neandertales, se esperaría ver menos de ellos en el cromosoma X. Pero, el entrecruzamiento fue hace tanto tiempo y en niveles tan bajos que la señal va a ser muy sutil», concluye.

Como explica en un artículo que acompaña al estudio en «Nature» Fabrizio Mafessoni, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y uno de los autores del hallazgo del primer homo descendiente directo de dos especies, resolver la compleja dinámica espacio-temporal de estos encuentros requeriría de la secuenciación de más genomas antiguos. Los esfuerzos en la secuenciación de muestras antiguas, tanto humanas como neandertales, serán fundamentales para proporcionar aclarar esta compleja y fascinante historia.