jueves, 18 de octubre de 2018

El Roto

DEPENDERA DEL ENTORNO...DIGO

Cómo influye en nuestra salud mental desplazarse por entornos naturales


Un análisis estadístico revela que las personas que viajan diariamente a través de entornos naturales valoran mejor su salud mental que las que se desplazan con menos frecuencia por estos enclaves. Esta es la conclusión principal de una investigación realizada en 3.600 participantes de cuatro ciudades europeas, entre ellas, Barcelona.

<p>Practicar actividad física en entornos naturales puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y la restauración mental. / Alua Magzumova</p>
Practicar actividad física en entornos naturales puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y la restauración mental. / Alua Magzumova
Un nuevo estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”, señala que las personas que se desplazan a diario a través de entornos naturales reportan una mejor salud mental. Esta es la conclusión principal de una investigación basada en cuestionarios respondidos por cerca de 3.600 participantes de cuatro ciudades europeas y publicada en Environment International.
El trabajo se llevó a cabo en el marco del proyecto PHENOTYPE, sobre los efectos positivos para la salud del medio ambiente natural al aire libre en poblaciones típicas de diferentes regiones de Europa. Las y los 3.599 participantes de Barcelona (España), Doetinchem (Países Bajos), Kaunas (Lituania) y Stoke-on-Trent (Reino Unido) respondieron un cuestionario sobre sus hábitos de transporte y su salud mental.

Esta
 asociación fue aún más fuerte entre las personas que declararon practicar el transporte activo (es decir, caminar o ir en bicicleta). En este caso, los entornos naturales se definieron como todos los espacios al aire libre públicos y privados que contienen elementos naturales “verdes” o “azules”, como árboles en las calles, bosques, parques urbanos o naturales y también se incluían todos los tipos de cuerpos de agua.El análisis estadístico mostró que las personas encuestadas que viajaban diariamente a través de entornos naturales tenían en promedio una puntuación de salud mental de 2,74 puntos más que las que viajaban con menos frecuencia a través de entornos naturales.
Más transporte activo
Otros resultados mostraron que había más personas que practicaban el transporte activo entre las que declaraban viajar diariamente a través de entornos naturales. Sin embargo, la calidad de los entornos naturales en los que se daban los desplazamientos no influyó en los resultados.
“Por estudios experimentales anteriores, sabíamos que practicar actividad física en entornos naturales puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y la restauración mental, comparado con una actividad equivalente realizada en entornos urbanos. Aunque este trabajo es el primero de su tipo del que tenemos constancia y, por lo tanto, se necesitarán más investigaciones, nuestros datos muestran que el mero acto de desplazarse a través de estos espacios naturales puede tener un efecto positivo en la salud mental”, afirma Wilma Zijlema, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.
“La salud mental y la inactividad física son dos de los principales problemas de salud pública asociados con la vida en entornos urbanos. El diseño urbano podría ser una herramienta poderosa para enfrentar estos desafíos y crear ciudades más saludables. Una forma de hacerlo sería invertir en rutas de transporte naturales para ir en bicicleta y caminar”, concluye Mark Nieuwenhuijsen, coordinador de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal y último autor del estudio. 
Referencia bibliográfica:
Wilma L. Zijlema, Ione Avila-Palencia, Margarita Triguero-Mas, Christopher Gidlow, Jolanda Maas, Hanneke Kruize, Sandra Andrusaityte, Regina Grazuleviciene, Mark J. Nieuwenhuijsen. Active commuting through natural environments is associated with better mental health: Results from the PHENOTYPE project. Environ. Int. 2018. 2018 Dec; 121 (Pt 1): 721-727. doi: /10.1016/j.envint.2018.10.002

Y ESTO NO DESPIERTA EL DESEO?


Kisspeptina, la hormona afrodisíaca que despierta el deseo sexual

La ‘kisspeptina’ potencia los circuitos cerebrales del comportamiento asociados con el sexo y con el amor y podría incluso ser útil en el tratamiento de la depresión



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En la nueva investigación, que se publica en «
Journal of Clinical Investigation Insigh», se ha analizado cómo la hormona afecta al cerebro cuando está en reposo, es decir, cuando no estamos concentrados en una actividad. Al estudiar este estado se puede comprender qué sucede cuando el cerebro se activa y, además, permite examinar redes cerebrales grandes que se saben que son anómalas y está ligadas a determinados trastornos psicológicos.La hormona Kisspeptina, conocida como el «regulador maestro» de la reproducción de los varones, es también un fundamental en despertar el deseo sexual. Investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) han analizado como esta hormona, recientemente descubierta y que tiene un papel crucial en la producción de espermatozoides y óvulos, altera la actividad cerebral en voluntarios sanos y han descubierto que estimular los comportamientos reproductivos y sexuales.
De esta forma han podido demostrar que la hormona cambia su actividad en redes cerebrales clave en reposo, algo que se relaciona con la excitación sexual. Los científicos también observaron que la hormona estimula distintas redes en el cerebro involucradas en el estado de ánimo y la depresión. «Esta información sugiere que la hormona podría ser usada en el futuro para tratar enfermedades como el bajo deseo sexual o la depresión», indica Waljit Dhillo, del Instituto Nacional de Investigación de Salud Británico y autor principal del estudio.



Esta información sugiere que la hormona podría ser usada en el futuro para tratar enfermedades como el bajo deseo sexual o la depresión

«Nuestros hallazgos ayudan a desentrañar los muchos y complejos roles de la hormona kisspeptina, cómo organiza las hormonas reproductivas, la función sexual y emocional», apunta por su parte el investigador Alexander Comnino. Los problemas psicosexuales, como el bajo deseo sexual, afectan hasta a una de cada tres personas y pueden tener un efecto devastador en el bienestar de una persona y de la pareja, indica. «Estos hallazgos abren vías para usar la kisspeptina como diana para un tratamiento futuro para estos problemas».
La kisspeptina es una hormona codificada por el gen ‘Kiss1’, gen inicialmente conocido por su papel supresor de las metástasis del cáncer de mama y el melanoma en humanos. Tal es así que esta kisspeptina se denominó originalmente como ‘metastina’. Sin embargo, cada vez son mayores las evidencias de que la misión principal de esta kisspeptina es la de estimular la producción por el organismo de otras hormonas de reproductiva, caso muy especialmente de las gonadotropinas que, como la hormona luteinizante (HL) o la hormona estimulante del folículo (FSH), promueven la maduración sexual durante la pubertad y la producción de las células sexuales –o ‘gametos’–.

Los problemas psicosexuales, como el bajo deseo sexual, afectan hasta a una de cada tres personas y pueden tener un efecto devastador en el bienestar de una persona y de la pareja

¿Y cómo se investiga el papel de la hormona en el deseo sexual? Primero se reclutó a 29 hombres sanos a los que se inyectó kisspeptina mientras se evaluaba su actividad cerebral en un escáner de resonancia magnética al mismo tiempo que en el que se les sometía a diferentes estímulos: imágenes sexuales –pornografía-, imágenes negativas -como un accidente automovilístico- e imágenes neutras -como una taza-. Se valora tanto la actividad cerebral mientras observaban las imágenes como su actividad cerebral en reposo.
La misma prueba se replicó posteriormente, pero en esta ocasión se les administró placebo, en vez de kisspeptina. De esta forma se pudo comparar directamente la actividad cerebral y el comportamiento normal del voluntario con sus respuestas mientras recibían la hormona.

Depresión

Comninos cree que este nuevo trabajo mejora el conocimiento de la hormona. «Nuestros hallazgos sugieren que kisspeptina puede influir en redes enteras del cerebro, incluso cuando no estamos haciendo nada, y esto está vinculado a la función sexual y emocional posterior.

Como concluye Comninos, «nuestro trabajo muestra que la kisspeptina no solo potencia la actividad cerebral asociada al sexo y al romanticismo, sino que también alivia los estados anímicos negativos. Un resultado que sugiere la interesante posibilidad de que la kisspeptina pueda tener utilidad en el tratamiento tanto de los trastornos psicosexuales como de la depresión, graves problemas de salud que en muchas ocasiones cursan de manera conjunta».