La nueva ministra de Sanidad confía en la pseudociencia
Leire Pajín lleva una pulsera que el Ministerio que va a dirigir considera un fraude
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Si quiere ganarse la confianza de los profesionales a los que representará, la nueva ministra de Sanidad Leire Pajín deberá despojarse de su pulsera holográfica antes de jurar el cargo. Ese trozo de silicona y plástico que ha lucido en su mano izquierda en numerosas ocasiones es un producto fraudulento al que se le atribuyen propiedades pseudomilagrosas. Lo afirman los médicos, las asociaciones de consumidores y también el propio ministerio que acaba de recaer bajo su responsabilidad.
El pasado mes de abril el Instituto Nacional de Consumo, dependiente de Sanidad, envió una directiva a las comunidades autónomas señalando que las empresas que patrocinaban estas pulseras con holograma de Mylar incurrían en publicidad engañosa. Sanidad lo hacía con la ley en la mano porque desde 1996 está prohibida cualquier publicidad o promoción directa o indirecta de productos o sustancias con pretendida finalidad sanitaria cuando sugieran que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual.
Los médicos lo califican de «bluf»
De estas pulseras ligeras de colorines se dice que proporcionan equilibrio, fuerza, flexibilidad... e incluso que ayudan a tratar el dolor, mantener la juventud o curar lesiones. Los posibles beneficios para el organismo humano son tan variados como misteriosos si se piensa que las esperanzas para acceder a ellos están en una diminuta pulsera con un simple holograma de plástico. La propia Organización Médico Colegial no dudó en calificar de “bluf” las famosas pulseras. “No se sustentan en nada, es un simple negocio”, decía Cosme Noveda, responsable de terapias no convencionales de la organización que agrupa a los médicos españoles.
La mayoría de las personas que lucen las pulseras en su muñeca las llevan, bien porque buscan supuestos beneficios terapéuticos, o porque simplemente estaban de moda. No se conoce el motivo de Leire Pajín, aunque puede que el supuesto equilibrio y fuerza que proporcionan hayan sido buenos argumentos.
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