El equilibrio entre las hormonas femeninas estrógeno y progesterona durante la etapa fértil de la mujer es vital para el mantenimiento de una buena salud. Cuando hay un desequilibrio entre estas dos hormonas, aparecen problemas tales como: menstruaciones irregulares, dolorosas, y/o abundantes, quistes en los senos y/o en los ovarios, endometriosis, infertilidad, síndrome pre-menstrual (inestabilidad emocional, pechos sensibles y dolorosos, dolor de cabeza, retención de líquidos, problemas de sueño, fatiga, deseo por comer carbohidratos, en especial los dulces, estreñimiento o diarrea) aumento de peso, pérdida del deseo sexual, vaginitis entre otros.
Muchas veces pensamos que sufrir de cualquiera de estos desórdenes dentro de todo es normal, pero como naturópata les puedo asegurar que nada de lo que he mencionado anteriormente lo es. No es normal tener reglas abundantes ni dolorosas, o sufrir de síndrome pre-mestrual y tener que pasar por la inestabilidad emocional que ésta conlleva. En vez de tratar de callar los síntomas con antiinflamatorios y hormonas sintéticas, y así olvidarnos de que existen, ¿por qué no mejor los escuchamos y averiguar cuál es la causa y que es lo que está detrás del desbalance?
Sabemos que mes a mes los niveles de estrógeno y progesterona fluctúan, y que si existe un equilibrio perfecto entre ellas se lleva a cabo un cambio hormonal natural. Cualquier variación en este equilibrio tendrá un efecto dramático en la salud de la mujer, causando cualquiera de los problemas mencionados al inicio.
Hoy en día, importantes estudios demuestran que la gran mayoría de los problemas relacionados con el desequilibrio de las hormonas sexuales se debe a un exceso de estrógeno en el organismo. ¿Pero de dónde viene este exceso? ¿Lo producimos nosotras? Hay tres factores claves que influyen en esto: los xenoestógenos, la deficiencia de nutrientes y el desequilibrio intestinal.
Los xenoestrógenos son sustancias químicas que se comportan como los estrógenos dentro del cuerpo. Compiten con los estrógenos naturales por la absorción y bloquean la respuesta hormonal natural. Se encuentran en una amplia gama de productos hechos de plástico, en los insecticidas y pesticidas utilizados en la agricultura no biológica, en productos para la piel sintéticos (lociones, shampoos, bloqueadores solares etc.), en los preservantes alimentarios químicos y en las hormonas artificiales (la píldora, terapia hormonal). Al estar expuestas a un exceso de xenoestrógenos no es difícil entender cómo llega a desarrollarse un desbalance hormonal.
La degradación de muchas sustancias del cuerpo, entre ellas los xenoestrógenos, los estrógenos y la progesterona, ocurre en el hígado. Para que esta degradación suceda de manera óptima se necesitan cantidades adecuadas de ciertos nutrientes como: el cinc, el cobre, el selenio, el magnesio, las vitaminas del complejo B, y el sulfuro. Si hay deficiencia de estos nutrientes, la degradación de estas hormonas no se llevará acabo de manera correcta y por ende contribuirá al desbalance hormonal.
Al intestino llegan la mayor parte de los productos que el hígado ha desechado (el resto se elimina por la orina). Pero si en el intestino grueso encontramos también un desbalance en la flora, un sobrecrecimiento de bacterias “malas”, se incrementan a su vez las enzimas que reabsorben los estrógenos de nuevo a la sangre. ¿Y esto a que contribuye? A que no se excrete eficientemente la cantidad de xenoestrógenos además del estrógeno producido naturalmente en el cuerpo y, finalmente, al desbalance hormonal.
Sabiendo todo esto no las quiero dejar preocupadas sino más bien entusiasmadas por saber que siempre hay una raíz de fondo y que existen métodos naturales para contrarrestar estos problemas.
Considerando que estamos rodeados de xenoestrógenos, lo mejor es tratar de evitarlos lo más que podamos, comprando comida biológica, utilizando productos para la piel y el cabello que sean naturales, evitando alimentos procesados que lleven colorantes y preservantes químicos, y tomando agua que venga embotellada en vidrio. Sí o sí hay que evitar calentar alimentos que vienen envueltos en plástico. Con el calor, el plástico va soltando xenoestrógenos y otras sustancias químicas que se combinarán con tus alimentos.
Para ayudar a que el hígado desempeñe su papel de desintoxicación es bueno consumir vegetales en cada comida del día (inclusive en el desayuno se puede comer vegetales, como por ejemplo una tortilla de espinacas) y un mínimo dos frutas entre comidas. Estos alimentos contienen, además de fibra, antioxidantes y otros nutrientes esenciales para la desintoxicación. Es importante comer alimentos ricos en azufre (uno de los nutrientes esenciales para la desintoxicación) como las cebollas, los ajos, los huevos, la col, el brócoli, la alfalfa, los nabos, entre otros.
Para ayudar a que el colon no reabsorba las hormonas ya degradadas, es vital consumir una dieta rica en fibra que alimenta a la flora “buena” batalle contra el crecimiento de la “mala”.
Hay muchas hierbas y suplementos naturales que sirven de apoyo durante el proceso de restablecer el balance hormonal. Entre ellos se encuentran los omega 3 y 6, la vitamina E y el aceite de onagra disminuyen la inflamación y el dolor en las mamas antes de la regla. El magnesio y las plantas medicinales viburno y romero son excelentes para paliar los espasmos que causan dolor durante la regla. Las plantas dong quai y la raíz de falso unicornio ayudan a equilibrar los niveles hormonales.
Ya que éstas son sólo pautas generales que pueden ayudarlas a identificar los síntomas, las causas y algunas soluciones básicas, si sufren de algunas de las molestias antes mencionadas y quieren probar las alternativas que ofrece la medicina natural, les sugiero que se pongan en contacto con un especialista naturópata que pueda ofrecer un tratamiento específico y acorde con sus necesidades. Cada persona es un caso único.
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