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No es el alcohol, son los calzoncillos
Una mujer mira a un modelo publicitario en calzoncillos..
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Cuando un varón acude a una consulta por problemas de infertilidad, el consejo de los médicos suele ser unánime: olvidarse del tabaco, reducir el consumo de alcohol y perder peso. Hasta ahora, se pensaba que estos tres factores contribuían a la infertilidad masculina, pero una nueva investigación les quita peso como 'culpables' de la incapacidad para reproducir. Por el contrario, descubre por primera vez el elevado impacto de los trabajos manuales o llevar calzoncillos ajustados (de los tipo slip), entre otras circunstancias.
El estudio, publicado en 'Human Reproduction', demuestra que los malos hábitos saludables no influyen en la cantidad de espermatozoides útiles para la fecundación, los llamados 'nadadores', tanto como se pensaba hasta ahora.
"Sabemos que fumar y beber alcohol en exceso es malo en general, pero la realidad es que no afecta a la motilidad de los espermatozoides", explica a ELMUNDO.es Andrew Povey, uno de los autores.
El trabajo consistió en el análisis de 2.249 pacientes de 14 centros de reproducción asistida, que aún no se habían sometido a un análisis seminal y que respondieron a un extenso cuestionario sobre hábitos de vida. Después, comparó los resultados de 939 hombres que habían eyaculado un número bajo de espermatozoides 'nadadores', con los de los 1.310 pacientes que producían una cifra normal.
La investigación demostró que aquellos varones con una peor eyaculación eran 2,5 veces más proclives a haberse sometido a cirugía testicular, dos más a ser de raza negra y 1,3 más a ejercer su profesión en trabajos manuales (por la exposición a sustancias químicas, algo que ya habían sugerido otros trabajos), haber sido padres previamente o no llevar bóxers (calzoncillos largos).
En este sentido, Povey explica: "Vestir bóxers se ha asociado a una mejor calidad del semen y es una cosa relativamente simple de hacer y que no conlleva ningún problema; sugerimos a los hombres preocupados por su fertilidad que lo hagan, aunque es difícil decir si esto les ayudará a tener hijos. Por el contrario, no estamos diciendo que llevar calzoncillos ajustados sea una forma de contracepción".
Este especialista, de la Universidad de Manchester, discute también otra creencia muy establecida, la de que la calidad del semen ha empeorado en los últimos años. "La evidencia para esta afirmación es relativamente débil. Los cambios son mucho más visibles en algunas regiones que otras, lo que sugiere que se trata más de efectos localizados que de un impacto de la calidad de vida en general. A menudo, se especula sobre el papel de los químicos o el papel de los pesticidas pero, a día de hoy, las razones del cambio de la calidad del esperma siguen sin saberse", apunta Povey.
Los autores de la investigación creen que su hallazgo podrá tener un impacto inmediato en los pacientes ya que, apuntan, en ocasiones los especialistas en reproducción recomiendan a los padres cambiar de estilo de vida antes de optar por un tratamiento de reproducción asistida. Este retraso dejaría de tener sentido, según la nueva investigación.
No obstante, los científicos reconocen el punto débil de su trabajo: sólo ha observado la movilidad de los espermatozoides y no otros aspectos como su morfología o su análisis cromosómico, también involucrados en la infertilidad masculina.
Además, puesto que no toda la muestra contestó, los autores reconocen que quizás eludieron responder al cuestionario aquellos que llevaban estilos de vida menos saludables.
En cualquier caso, está claro que la ciencia tendrá que seguir investigando el papel de los diferentes factores en la calidad seminal de los varones y su influencia en la infertilidad.
El estudio, publicado en 'Human Reproduction', demuestra que los malos hábitos saludables no influyen en la cantidad de espermatozoides útiles para la fecundación, los llamados 'nadadores', tanto como se pensaba hasta ahora.
"Sabemos que fumar y beber alcohol en exceso es malo en general, pero la realidad es que no afecta a la motilidad de los espermatozoides", explica a ELMUNDO.es Andrew Povey, uno de los autores.
El trabajo consistió en el análisis de 2.249 pacientes de 14 centros de reproducción asistida, que aún no se habían sometido a un análisis seminal y que respondieron a un extenso cuestionario sobre hábitos de vida. Después, comparó los resultados de 939 hombres que habían eyaculado un número bajo de espermatozoides 'nadadores', con los de los 1.310 pacientes que producían una cifra normal.
La investigación demostró que aquellos varones con una peor eyaculación eran 2,5 veces más proclives a haberse sometido a cirugía testicular, dos más a ser de raza negra y 1,3 más a ejercer su profesión en trabajos manuales (por la exposición a sustancias químicas, algo que ya habían sugerido otros trabajos), haber sido padres previamente o no llevar bóxers (calzoncillos largos).
En este sentido, Povey explica: "Vestir bóxers se ha asociado a una mejor calidad del semen y es una cosa relativamente simple de hacer y que no conlleva ningún problema; sugerimos a los hombres preocupados por su fertilidad que lo hagan, aunque es difícil decir si esto les ayudará a tener hijos. Por el contrario, no estamos diciendo que llevar calzoncillos ajustados sea una forma de contracepción".
Este especialista, de la Universidad de Manchester, discute también otra creencia muy establecida, la de que la calidad del semen ha empeorado en los últimos años. "La evidencia para esta afirmación es relativamente débil. Los cambios son mucho más visibles en algunas regiones que otras, lo que sugiere que se trata más de efectos localizados que de un impacto de la calidad de vida en general. A menudo, se especula sobre el papel de los químicos o el papel de los pesticidas pero, a día de hoy, las razones del cambio de la calidad del esperma siguen sin saberse", apunta Povey.
Los autores de la investigación creen que su hallazgo podrá tener un impacto inmediato en los pacientes ya que, apuntan, en ocasiones los especialistas en reproducción recomiendan a los padres cambiar de estilo de vida antes de optar por un tratamiento de reproducción asistida. Este retraso dejaría de tener sentido, según la nueva investigación.
No obstante, los científicos reconocen el punto débil de su trabajo: sólo ha observado la movilidad de los espermatozoides y no otros aspectos como su morfología o su análisis cromosómico, también involucrados en la infertilidad masculina.
Además, puesto que no toda la muestra contestó, los autores reconocen que quizás eludieron responder al cuestionario aquellos que llevaban estilos de vida menos saludables.
En cualquier caso, está claro que la ciencia tendrá que seguir investigando el papel de los diferentes factores en la calidad seminal de los varones y su influencia en la infertilidad.
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