El deporte no siempre es salud
POR RICARDO ROA
Hace algunos años, la revista norteamericana Runners publicó en su correo de lectores la carta de una mujer: decía que su esposo, de 50 años, corría varias veces a la semana y q ue temía que muriese de un ataque al corazón.
A pedido de la revista, el jefe de cardiología de un hospital le contestó: “tengo una buena y una mala noticia para usted. La buena es que las personas como su marido, que practican deportes, estadísticamente viven más que las que no lo hacen. La mala es que a veces también se mueren de infartos masivos.” La actividad física ayuda, y mucho, pero está l ejos de ser un blindaje.
¿Quién puede saber lo que ocurrirá con su cuerpo y con su vida mañana?
La medicina reconoció al sedentarismo como un problema para la salud a fines de los 80, cuando se lo identificó como un serio factor de riesgo cardiovascular. Y sin embargo, nos movemos cada vez menos. Diego Iglesias, médico deportólogo del Hospital Italiano, señala que “una persona que trabaja en una oficina consume de 1.000 a 1.200 calorías contra las entre 4.500 a 8.000 que gastaba el Homo Sapiens. Tenemos un genoma preparado para consumir muchas calorías por día y que está decidido a no gastar de más y a ahorrar toda la energía que se pueda”.
Hay que vencer lo que llama “la trampa del sedentarismo”: nuestros genes nos mandan a estar quietos aunque el cuerpo necesite moverse más.
Encima, debemos pelear contra un arsenal infinito de opciones para pasarla bien, que tenemos a mano, sin movernos. Desde la TV con decenas de canales hasta Internet, también repleta de ofertas.
De todos modos, no es tan difícil que la gente practique alguna actividad deportiva: lo que cuesta es sostenerla . Como pasa con las dietas, muchos comienzan y abandonan. Y eso, por lo general, está asociado a que el sufrimiento supera largamente al disfrute.
Los médicos coinciden: todo debe ser hecho en su medida y armoniosamente. El exceso o la falta de cuidado o la elección de un deporte inadecuado pueden terminar en lesiones (ver: Crece el riesgo de artrosis por practicar deporte sin cuidado).
Hasta poco tiempo atrás, poco y nada se hablaba de la relación del deporte con el universo cardiovascular: era un asunto de los médicos. Para el resto, el deporte tenía que ver con el juego mucho más que con la salud . Hoy, la ecuación no es la misma.
Quizá el mayor ejemplo se vea en los parques y calles, llenos de gente que trota. El hábito de correr se ha incorporado al paisaje urbano como expresión de la búsqueda de una vida sana . Aunque también existen otras motivaciones, como propiciar el encuentro con el propio cuerpo o bajar de peso o no engordar.
La salud tiene códigos racionales pero también aleatorios. Juan Filloy, el inmenso escritor cordobés, reveló una vez su receta para llegar espléndido a los 105 años: comer la mitad de cuando era joven, moverse el doble y reírse tres veces más.
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