DAN LUGAR A PROBLEMAS, PERO COMPENSAN
Tipos y beneficios de las relaciones sexuales casuales
“No es nada serio, sólo quedamos de vez en cuando”.
Una frase habitual que todos estamos hartos de escuchar durante nuestra
vida diaria, y que sirve para catalogar un gran número de relaciones que
se mantienen en nuestro entorno inmediato. Pero, que al mismo tiempo,
generan un gran número de dudas cuando es utilizada, ya que puede hacer
referencia a cosas muy distintas, e incluso, en algunos casos, referirse
también a relaciones consolidadas que se prefiere mantener en el
anonimato. Parece ser, según muestran diferentes investigaciones, que las
diferentes definiciones que cada uno de nosotros mantenemos sobre lo
que es una relación casual es lo que propicia este tipo de confusiones
que, en una instancia ulterior, provoca que los dos miembros de la
relación terminen mal al no ser capaces de llegar a un acuerdo de lo que
implica su relación.
Determinadas películas y programas de televisión producidos recientemente han ayudado a visibilizar de manera más clara este tipo de relaciones que en el pasado eran casi tema tabú, como es el caso de las comedias románticas Con derecho a roce (Friends with Benefits, Will Gluck, 2010) o Sin compromiso (No Strings Attached, Ivan Reitman, 201). Y ya se sabe: cuando una película protagonizada por Jennifer Aniston aborda determinada tendencia social, es porque esta ya puede ser aceptada y digerida por el gran público.
La intimidad de los amigos con derecho a roce puede dar lugar a conflictosUn estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Ottawa se ha propuesto averiguar cuáles son las definiciones que circulan en la sociedad sobre el sexo casual; principalmente, pero no únicamente, entre los llamados “jóvenes adultos”. Y llegaron a la conclusión principal de que existen cuatro categorías principales en las que se engloban este tipo de relaciones, que a su vez, implican una serie de reglas no escritas y sentimientos diferentes: amigos con derecho a roce, llamadas calientes, fuck friends y aventuras de una noche. La mayor parte de la bibliografía científica a tal respecto señala que las fronteras entre estas categorías son muy tenues, lo que puede dar lugar a conflicto. Es decir, ¿es necesario consumar la relación para considerar que se “está con alguien”? ¿Cuántos encuentros son necesarios para considerar que se tiene “un amante”? Y, ¿cuál es el grado de intimidad permisible antes de convertirse en pareja?
En lo que sí se muestran de acuerdo la mayor parte de investigaciones es que, a diferencia de lo que ocurre con las relaciones de pareja estables, el sexo casual suele dar lugar a un mayor número de consecuencias negativas, por moralista que pueda parecer esta afirmación. Entre estas se cuentan la propensión a mantener relaciones de riesgo, estrés emocional, sentimientos de culpa y una mayor propensión a sentirse solo o deprimido después del encuentro sexual.
Llamadas a media noche
En ese sentido, lo que hicieron Jocelyn J. Wentland y Elke D. Reissing fue delimitar las cuatro categorías anteriormente presentadas. La primera sería friends with benefits, el habitual “amigos con derecho a roce”, que definen en su texto como la relación sexual que se desarrolla a partir de una amistad anterior y que, según las estadísticas presentadas, suele mantenerse entre nada menos que el 50% de los estudiantes universitarios. Las investigadoras señalan que este tipo de relación, que tiene “una complejidad añadida”, implica aceptar por parte de ambos miembros de la misma unas reglas tácitas, como son no comunicar la relación a los amigos comunes o no implicarse emocionalmente. Este es, probablemente, el punto de mayor conflicto en este tipo de relación, ya que como señalan los entrevistados en el estudio, “implica un mayor grado de intimidad que otro tipo de relaciones casuales”, por lo que muchas veces los límites no están claros.
Los actos íntimamente emocionales están completamente prohibidos en estas relacionesEste, el de los amigos (excesivamente) cercanos, es el tipo de encuentro que ha sido estudiado con mayor detalle por las ciencias sociales. En Experiencias y percepciones de los adultos jóvenes en las relaciones de amistad con derecho a roce, tres profesores del Departamento de Psicología en la Universidad de St. Francis Xavier, en Antigonish (Canadá), intentaron averiguar qué era lo que sentían y consideraban como positivo y negativo los participantes en dichas relaciones. Aunque en su mayor parte (un 85%) consideraban que estas relaciones habían sido beneficiosas para ellos, también tenían su contrapartida negativa: podían arruinar sus amistades, volverse demasiado complicadas y dar lugar a sentimientos dañinos cuando ambas personas no se encuentran en la misma longitud de onda. Sin embargo, para la mayor parte de ellos primaba lo positivo: proporciona experiencia, seguridad, confianza y confort, crea sentimientos de compañerismo y cercanía, y encaja bien con las formas de vida de los que participan en este tipo de relaciones. Ah, y por último lugar pero no menos importante, también otorga un acceso sencillo y continuo al sexo.
Aventuras de una noche
El siguiente grupo definido en el estudio es el de las booty calls, de manera más o menos literal, “línea caliente”. Pero el concepto no hace referencia tanto a las conversaciones por teléfono como las llamadas a horas intempestivas con el objetivo que todos tenemos en mente. La urgencia es lo que define este tipo de relaciones, que de ninguna manera implican el largo plazo. Por eso mismo, señalan las investigadoras, los actos íntimamente emocionales están completamente prohibidos. Así que nada de cogerse la mano o besarse en la mejilla, signos inequívocos de que el amor empieza a aflorar: lo que manda, en este caso, es el atractivo físico del compañero y la actividad sexual inmediata. Como uno de los participantes en el estudio afirmaba, tiene su contrapartida, ya que “si está dispuesta para ti, debes tener presente que probablemente lo esté para más gente”. También, que “cuanto más veces descuelgues el teléfono para mantener este tipo de relaciones, más cerca te encuentras de tener que afrontarlas de manera más seria”. Romper las reglas significa cortar tu línea directa con el placer.
Si estás empezando a pensar en una vejez idílica junto a tu amante, quizá estés a punto de romper las reglasHarina de otro costal son los encuentros que no tienen mayor prolongación en el futuro, y que están caracterizadas por lo misterioso del asunto. Además, el carácter social de este tipo de relaciones no es tan marcado como el de las precedentes, no hay ninguna intimidad (al contrario que con los amigos con derecho a roce) y en ningún momento se debate la posibilidad de una relación. Sin embargo, señala el estudio, algo puede ocurrir algo con este tipo de parejas: que vuelvan a verse y establezcan una relación constante en el tiempo, en cuyo caso estaríamos hablando de lo que las profesoras de la universidad canadiense consideran como fuck buddies. Una categoría que se presta a la confusión, según declaran los consultados en el estudio, con la de amigos con derecho a roce. Según señala la investigación, la frontera se encontraría en el origen de la relación, puesto que estos fuck buddies nunca fueron amigos en un pasado, y no se estaría poniendo en riesgo ninguna amistad previa.
Entre el amor y el deseo
Esta clasificación no tendría mayor importancia si no fuese porque nos ayuda a saber en qué grado de nuestra relación con el otro sexo nos encontramos, y más importante aún, en cuál no estamos, una de las mayores causas de disputa y desencuentro de este tipo de relaciones entre sexos. Otro estudio editado en el Journal of Experimental Social Psychology por un grupo de investigadores alemanes y holandeses bajo el hombre de Cómo el amor y el deseo cambian las percepciones sobre su pareja señalaba que la motivación que late detrás de nuestras relaciones (¿es amor real o una mera atracción física?) es lo que cambia la visión de nuestros compañeros y la forma en que pensamos de ellos, por lo que quizá, analizando la manera en la que percibimos a las personas de nuestro sexo, podamos averiguar cuáles son nuestros sentimientos reales.
La conclusión es tan sorprendente como ilustrativa: los investigadores mantienen que, debido a que el amor nos hace pensar en el largo plazo, las ideas con que nos expresamos respecto a él son más globales (al igual que ocurre con las amistades) que en las relaciones marcadas por el deseo, sujetas a definiciones locales y limitadas en el tiempo. Esto se traduce en que, por ejemplo, las personas centradas en el atractivo y la lujuria tendían a infravalorar los aspectos más holísticos de la relación y centrarse en los componentes del aquí y ahora (¿dónde vamos a quedar este fin de semana?) y que las condicionadas por el amor procesaban la información a partir de categorías más generales, aunque sin perder de vista lo concreto. Es decir, las personas centradas en el amor eran capaces de mantener ideas generales sobre su pareja (“me gusta estar a su lado”), aunque estas no fuesen necesariamente negativas, al mismo tiempo que conocían los aspectos concretos de la relación (“le quiero, pero conduce mal”). ¿La conclusión? Que lo que diferencia el amor de cualquier otro sentimiento hacia el otro sexo es su sentimiento de eternidad y trascendencia respecto a lo meramente coyuntural. Así que ya sabes: si estás empezando a pensar en una vejez idílica junto a tu amante, quizá estés a punto de romper las reglas…
Determinadas películas y programas de televisión producidos recientemente han ayudado a visibilizar de manera más clara este tipo de relaciones que en el pasado eran casi tema tabú, como es el caso de las comedias románticas Con derecho a roce (Friends with Benefits, Will Gluck, 2010) o Sin compromiso (No Strings Attached, Ivan Reitman, 201). Y ya se sabe: cuando una película protagonizada por Jennifer Aniston aborda determinada tendencia social, es porque esta ya puede ser aceptada y digerida por el gran público.
La intimidad de los amigos con derecho a roce puede dar lugar a conflictosUn estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Ottawa se ha propuesto averiguar cuáles son las definiciones que circulan en la sociedad sobre el sexo casual; principalmente, pero no únicamente, entre los llamados “jóvenes adultos”. Y llegaron a la conclusión principal de que existen cuatro categorías principales en las que se engloban este tipo de relaciones, que a su vez, implican una serie de reglas no escritas y sentimientos diferentes: amigos con derecho a roce, llamadas calientes, fuck friends y aventuras de una noche. La mayor parte de la bibliografía científica a tal respecto señala que las fronteras entre estas categorías son muy tenues, lo que puede dar lugar a conflicto. Es decir, ¿es necesario consumar la relación para considerar que se “está con alguien”? ¿Cuántos encuentros son necesarios para considerar que se tiene “un amante”? Y, ¿cuál es el grado de intimidad permisible antes de convertirse en pareja?
En lo que sí se muestran de acuerdo la mayor parte de investigaciones es que, a diferencia de lo que ocurre con las relaciones de pareja estables, el sexo casual suele dar lugar a un mayor número de consecuencias negativas, por moralista que pueda parecer esta afirmación. Entre estas se cuentan la propensión a mantener relaciones de riesgo, estrés emocional, sentimientos de culpa y una mayor propensión a sentirse solo o deprimido después del encuentro sexual.
Llamadas a media noche
En ese sentido, lo que hicieron Jocelyn J. Wentland y Elke D. Reissing fue delimitar las cuatro categorías anteriormente presentadas. La primera sería friends with benefits, el habitual “amigos con derecho a roce”, que definen en su texto como la relación sexual que se desarrolla a partir de una amistad anterior y que, según las estadísticas presentadas, suele mantenerse entre nada menos que el 50% de los estudiantes universitarios. Las investigadoras señalan que este tipo de relación, que tiene “una complejidad añadida”, implica aceptar por parte de ambos miembros de la misma unas reglas tácitas, como son no comunicar la relación a los amigos comunes o no implicarse emocionalmente. Este es, probablemente, el punto de mayor conflicto en este tipo de relación, ya que como señalan los entrevistados en el estudio, “implica un mayor grado de intimidad que otro tipo de relaciones casuales”, por lo que muchas veces los límites no están claros.
Los actos íntimamente emocionales están completamente prohibidos en estas relacionesEste, el de los amigos (excesivamente) cercanos, es el tipo de encuentro que ha sido estudiado con mayor detalle por las ciencias sociales. En Experiencias y percepciones de los adultos jóvenes en las relaciones de amistad con derecho a roce, tres profesores del Departamento de Psicología en la Universidad de St. Francis Xavier, en Antigonish (Canadá), intentaron averiguar qué era lo que sentían y consideraban como positivo y negativo los participantes en dichas relaciones. Aunque en su mayor parte (un 85%) consideraban que estas relaciones habían sido beneficiosas para ellos, también tenían su contrapartida negativa: podían arruinar sus amistades, volverse demasiado complicadas y dar lugar a sentimientos dañinos cuando ambas personas no se encuentran en la misma longitud de onda. Sin embargo, para la mayor parte de ellos primaba lo positivo: proporciona experiencia, seguridad, confianza y confort, crea sentimientos de compañerismo y cercanía, y encaja bien con las formas de vida de los que participan en este tipo de relaciones. Ah, y por último lugar pero no menos importante, también otorga un acceso sencillo y continuo al sexo.
Aventuras de una noche
El siguiente grupo definido en el estudio es el de las booty calls, de manera más o menos literal, “línea caliente”. Pero el concepto no hace referencia tanto a las conversaciones por teléfono como las llamadas a horas intempestivas con el objetivo que todos tenemos en mente. La urgencia es lo que define este tipo de relaciones, que de ninguna manera implican el largo plazo. Por eso mismo, señalan las investigadoras, los actos íntimamente emocionales están completamente prohibidos. Así que nada de cogerse la mano o besarse en la mejilla, signos inequívocos de que el amor empieza a aflorar: lo que manda, en este caso, es el atractivo físico del compañero y la actividad sexual inmediata. Como uno de los participantes en el estudio afirmaba, tiene su contrapartida, ya que “si está dispuesta para ti, debes tener presente que probablemente lo esté para más gente”. También, que “cuanto más veces descuelgues el teléfono para mantener este tipo de relaciones, más cerca te encuentras de tener que afrontarlas de manera más seria”. Romper las reglas significa cortar tu línea directa con el placer.
Si estás empezando a pensar en una vejez idílica junto a tu amante, quizá estés a punto de romper las reglasHarina de otro costal son los encuentros que no tienen mayor prolongación en el futuro, y que están caracterizadas por lo misterioso del asunto. Además, el carácter social de este tipo de relaciones no es tan marcado como el de las precedentes, no hay ninguna intimidad (al contrario que con los amigos con derecho a roce) y en ningún momento se debate la posibilidad de una relación. Sin embargo, señala el estudio, algo puede ocurrir algo con este tipo de parejas: que vuelvan a verse y establezcan una relación constante en el tiempo, en cuyo caso estaríamos hablando de lo que las profesoras de la universidad canadiense consideran como fuck buddies. Una categoría que se presta a la confusión, según declaran los consultados en el estudio, con la de amigos con derecho a roce. Según señala la investigación, la frontera se encontraría en el origen de la relación, puesto que estos fuck buddies nunca fueron amigos en un pasado, y no se estaría poniendo en riesgo ninguna amistad previa.
Entre el amor y el deseo
Esta clasificación no tendría mayor importancia si no fuese porque nos ayuda a saber en qué grado de nuestra relación con el otro sexo nos encontramos, y más importante aún, en cuál no estamos, una de las mayores causas de disputa y desencuentro de este tipo de relaciones entre sexos. Otro estudio editado en el Journal of Experimental Social Psychology por un grupo de investigadores alemanes y holandeses bajo el hombre de Cómo el amor y el deseo cambian las percepciones sobre su pareja señalaba que la motivación que late detrás de nuestras relaciones (¿es amor real o una mera atracción física?) es lo que cambia la visión de nuestros compañeros y la forma en que pensamos de ellos, por lo que quizá, analizando la manera en la que percibimos a las personas de nuestro sexo, podamos averiguar cuáles son nuestros sentimientos reales.
La conclusión es tan sorprendente como ilustrativa: los investigadores mantienen que, debido a que el amor nos hace pensar en el largo plazo, las ideas con que nos expresamos respecto a él son más globales (al igual que ocurre con las amistades) que en las relaciones marcadas por el deseo, sujetas a definiciones locales y limitadas en el tiempo. Esto se traduce en que, por ejemplo, las personas centradas en el atractivo y la lujuria tendían a infravalorar los aspectos más holísticos de la relación y centrarse en los componentes del aquí y ahora (¿dónde vamos a quedar este fin de semana?) y que las condicionadas por el amor procesaban la información a partir de categorías más generales, aunque sin perder de vista lo concreto. Es decir, las personas centradas en el amor eran capaces de mantener ideas generales sobre su pareja (“me gusta estar a su lado”), aunque estas no fuesen necesariamente negativas, al mismo tiempo que conocían los aspectos concretos de la relación (“le quiero, pero conduce mal”). ¿La conclusión? Que lo que diferencia el amor de cualquier otro sentimiento hacia el otro sexo es su sentimiento de eternidad y trascendencia respecto a lo meramente coyuntural. Así que ya sabes: si estás empezando a pensar en una vejez idílica junto a tu amante, quizá estés a punto de romper las reglas…
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