Carrera científica para obtener el fármaco más potente contra el colesterol
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Hospitales españoles y de EE.UU. ensayan tratamientos que mantienen el LDL, el colesterol «malo», por debajo de los niveles con los que nacemos
Tres grandes compañías farmacéuticas han dado el
pistoletazo de salida a una nueva carrera para poner en las farmacias el
medicamento más potente contra el colesterol. Será probablemente el próximo superventas, el fármaco capaz de reducir el LDL o colesterol «malo» a niveles mínimos, por debajo del que los humanos tienen en el momento de su nacimiento.
No es sólo una hipótesis de partida. Ya existen varios
principios activos que los laboratorios Amgen, Sanofi y Pfizer están
probando de forma experimental en hospitales de Estados Unidos y Europa,
incluidos varios centros españoles. Todos imitan los efectos de una mutación genética
que de forma natural permite a algunos privilegiados vivir con un
colesterol extraordinariamente bajo, con independencia de su
alimentación o su estilo de vida.
De momento solo se ha logrado desarrollar en inyectable,
similar a una insulina. No se cuenta aún con una pastilla, pero la
ventaja es que bastaría con una inyección cada 15 días o un mes para dejar el colesterol «malo» por debajo de 25 mg por decilitro en sangre.
La cifra es muy baja si se compara con los 70 mg/dl que tiene un recién
nacido o los 100 de una persona sana sin problemas de colesterol.
Para enfermos de alto riesgo
Estos medicamentos en ensayo se incluyen dentro de las llamadas terapias biológicas y su precio podría ser tan elevado como algunos de los tratamientos utilizados contra el cáncer. «Probablemente, se reservarán para pacientes de muy alto riesgo cardiovascular, personas con antecedentes de infarto o con hipercolesterolemia familiar que
no logran mantener a raya su colesterol con los tratamientos
tradicionales», explica Alberto Cordero, secretario de la sección de
Riesgo Cardiovascular y Rehabilitación de la Sociedad Española de
Cardiología. Cordero es también uno de los cardiólogos que prueba esta
nueva familia de medicamentos en España, en el Hospital San Juan de
Alicante. «Existe mucha expectación entre la comunidad científica. No
solo logran que baje al máximo el LDL, sino que lo hacen de una forma
más natural, potenciando los mecanismos que tiene el hígado para limpiarlo», señala.
Si funciona se contaría con una alternativa a las estatinas
tradicionales que a largo plazo y en dosis elevadas pueden alterar la
función hepática y causar dolores musculares.
¿Es peligroso bajarlo tanto?
Ya se sabe que esos tres medicamentos son capaces de bajar
el colesterol «malo» a cifras casi despreciables. Pero esto no es
suficiente. También deben demostrar que bajando tanto esas cifras evitan la aparición de infartos.
Y, sobre todo, responder a una pregunta clave: ¿Puede ser peligroso
reducirlo a niveles tan bajos? La respuesta se tendrá cuando terminen
los ensayos clínicos que se han puesto en marcha en Europa y Estados
Unidos.
De momento, hay al menos dos personas en el mundo -una mujer estadounidense y otra de Zimbabwe-, que viven sin problemas de salud con una cifra de LDL extraordinariamente baja de 14 y 15, respectivamente.
Ambas portan dos copias de una rara variante genética, heredada de sus
progenitores, que les permite disfrutar de forma natural de un
colesterol casi anecdótico. Su mutación en el gen PCSK9 es la que ha
inspirado el desarrollo de esta nueva familia de fármacos.
Ellas son la demostración palpable de que se puede vivir
casi sin LDL aunque lo hacen de forma natural, sin recurrir a ningún
medicamento y esto es lo que preocupa a los expertos.
Enemigo número uno
El colesterol es el enemigo número uno del corazón en el mundo occidental. Junto al tabaco es uno de los mayores factores de riesgo de la enfermedad cardiaca.
Sin embargo, su presencia en dosis moderadas es vital para el organismo
humano. Todas las células necesitan cierta cantidad de moléculas de
colesterol, además favorece la digestión, ayuda a regular hormonas
sexuales y participa, entre otras funciones, en el metabolismo del
calcio.
Su presencia es necesaria, aunque basta una cantidad pequeña. La clave está en averiguar cuál es el nivel mínimo de seguridad.
«Un territorio desconocido»
«Nos adentramos en un territorio desconocido y habrá que ser prudente», advierte José María Ordovás, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares
(CNIC) y director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la
Universidad de Tufts (Estados Unidos). «Sabemos que las personas que de
forma natural tienen niveles de LDL por debajo de la normalidad cuentan
con una protección cardiovascular extra. Pero no debemos olvidar que las
enfermedades cardiovasculares son multifactoriales y un buen número de
personas también desarrollan la enfermedad pese a tener valores de
colesterol normales», recuerda.
Sobre su seguridad, Ordovás prefiere esperar a los
resultados de los estudios en marcha. Si nos basamos en los casos
extraordinarios de estas dos mujeres y de personas con alteraciones
genéticas más atenuadas que también reducen el LDL, «podríamos pensar
que son relativamente seguros», dice. «Naturalmente, eso no es
suficiente para juzgar que todos los usuarios potenciales de estos
medicamentos estén a salvo de efectos secundarios».
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