La edad del sexo
¿A qué edad se pueden iniciar las relaciones sexuales? ¿Quién tiene el derecho o el deber de discriminar cuándo se debe hacer? ¿Están los y las adolescentes preparados/s para tener relacionarse sexual y afectivamente con otra persona?
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Elena Crespi Asensio
A principios de semana recibíamos la noticia de la reforma del código penal sobre la edad de consentimiento de las relaciones sexuales. Hasta ahora estaba en los trece años y va a ser aumentada hasta los dieciséis años.
Muchas serán las personas que se
habrán alegrado de este aumento. Muchos serán los adolescentes que se
habrán asustado. Y los profesionales de la salud sexual hemos recibido muchas llamadas para saber nuestra opinión al respecto.
Creo que, más allá de atreverme a decir a qué edad deberían empezar las relaciones sexuales (cosa que no haré porque no puedo juzgar a cada una de las personas que decide dar el paso), es una buena medida. Uno de los motivos, según mi parecer, es que los trece años es una edad en la que se acaba de llegar a la adolescencia. La infancia está muy reciente. Y no se está suficientemente capacitado para comprender qué implica tener relaciones sexuales. ¿Y a los dieciséis... se está completamente preparado o preparada? Seguramente tampoco pero la persona ya lleva un tiempo en la adolescencia, ya ha vivido algunas de las ventajas y de los inconvenientes que implica esta etapa, la infancia está cerca pero no tanto como a los trece años... una persona ya está llegando (o al menos está en camino) de la edad adulta.
Hace unos meses Ana Mato dijo que esta medida podía ser útil para luchar “más eficazmente contra los abusos que se cometen contra los menores”. No sé si realmente esta medida servirá o no para ahuyentar a los abusadores o a los agresores. Y también serviría para acercarse más a las edades de consentimiento de otros países europeos. Hasta ahora creo que en España y en el Vaticano hallábamos las edades de consentimiento más bajas. (Prefiero no comentar ahora las dudas que me vienen a la cabeza al pensar en la edad mínima de consentimiento que hay en el Vaticano...).
Lo que me planteo es si este cambio legal tendrá repercusiones en la vida sexual de los y las adolescentes. Hasta ahora la edad de consentimiento eran los trece años pero la media de edad en la que los chicos y chicas empezaban a tener relaciones sexuales estaba alrededor de los dieciséis años. ¿Se afianzará ahora esta edad? ¿Esta ley tendrá efecto sobre esta media? Posiblemente no.
No sé cuántos adolescentes, antes de iniciarse en las relaciones sexuales compartidas, piensan en si han superado o no la edad legal de consentimiento...
Aunque hay muchas entidades, familias y escuelas que intentan hacer una educación afectiva y sexual transversal con los niños y niñas, desde que son pequeños hasta que se hacen adultos y adecuando los contenidos de dicho aprendizaje a la edad correspondiente... la mayor parte de la sociedad cree que la educación afectiva y sexual debe darse cuando las niñas y los niños llegan a la pubertad o cuando ya están en la adolescencia. Y, muchas veces, se llega tarde.
La educación afectiva y sexual debería formar parte de nuestra vida desde que nacemos. Y no podemos entender solamente que la educación afectiva y sexual es “hablar de sexo” sino que es educar en las emociones, las habilidades sociales, la autoestima, el derecho a decir “no”(la asertividad), etcétera.
Una educación integral donde no habláramos sólo de preservativos, enfermedades de transmisión sexual, orgasmo, coito, pene y vagina... sino una educación afectiva y sexual que tuviera en cuenta que la sexualidad forma parte de nuestra vida desde antes de nacer y hasta que nos morimos, que es una vía de comunicación con los demás (sobretodo con la pareja) y que, aunque sean muchas las personas que todavía rechazan la idea que la sexualidad es placer, reconocer que va más allá de la reproducción y que, si somos conscientes de los riesgos (y tomamos las medidas suficientes para combatirlos) y los beneficios que nos puede aportar podemos aprender a gozar mucho más de nuestra sexualidad y ayudaremos a que los adolescentes puedan tener todos estos aprendizajes interiorizados antes de tomar la decisión de tener relaciones sexuales...
... y no quiero olvidarme de una cosa esencial de la adolescencia... es una etapa en la que las hormonas se encargan de que siempre haya un punto de locura, por lo que no podemos esperar que las y los adolescentes tomen siempre las decisiones acertadas... Los humanos también aprendemos de nuestros errores...
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Creo que, más allá de atreverme a decir a qué edad deberían empezar las relaciones sexuales (cosa que no haré porque no puedo juzgar a cada una de las personas que decide dar el paso), es una buena medida. Uno de los motivos, según mi parecer, es que los trece años es una edad en la que se acaba de llegar a la adolescencia. La infancia está muy reciente. Y no se está suficientemente capacitado para comprender qué implica tener relaciones sexuales. ¿Y a los dieciséis... se está completamente preparado o preparada? Seguramente tampoco pero la persona ya lleva un tiempo en la adolescencia, ya ha vivido algunas de las ventajas y de los inconvenientes que implica esta etapa, la infancia está cerca pero no tanto como a los trece años... una persona ya está llegando (o al menos está en camino) de la edad adulta.
Hace unos meses Ana Mato dijo que esta medida podía ser útil para luchar “más eficazmente contra los abusos que se cometen contra los menores”. No sé si realmente esta medida servirá o no para ahuyentar a los abusadores o a los agresores. Y también serviría para acercarse más a las edades de consentimiento de otros países europeos. Hasta ahora creo que en España y en el Vaticano hallábamos las edades de consentimiento más bajas. (Prefiero no comentar ahora las dudas que me vienen a la cabeza al pensar en la edad mínima de consentimiento que hay en el Vaticano...).
Lo que me planteo es si este cambio legal tendrá repercusiones en la vida sexual de los y las adolescentes. Hasta ahora la edad de consentimiento eran los trece años pero la media de edad en la que los chicos y chicas empezaban a tener relaciones sexuales estaba alrededor de los dieciséis años. ¿Se afianzará ahora esta edad? ¿Esta ley tendrá efecto sobre esta media? Posiblemente no.
No sé cuántos adolescentes, antes de iniciarse en las relaciones sexuales compartidas, piensan en si han superado o no la edad legal de consentimiento...
¿Qué es lo más importante?
¿Es prioritario indicar un límite de edad en el que empezar las relaciones sexuales? ¿O debemos dar más importancia a una buena educación afectiva y sexual que ayude a los adolescentes a tomar decisiones un poco más maduras?Aunque hay muchas entidades, familias y escuelas que intentan hacer una educación afectiva y sexual transversal con los niños y niñas, desde que son pequeños hasta que se hacen adultos y adecuando los contenidos de dicho aprendizaje a la edad correspondiente... la mayor parte de la sociedad cree que la educación afectiva y sexual debe darse cuando las niñas y los niños llegan a la pubertad o cuando ya están en la adolescencia. Y, muchas veces, se llega tarde.
La educación afectiva y sexual debería formar parte de nuestra vida desde que nacemos. Y no podemos entender solamente que la educación afectiva y sexual es “hablar de sexo” sino que es educar en las emociones, las habilidades sociales, la autoestima, el derecho a decir “no”(la asertividad), etcétera.
Una educación integral donde no habláramos sólo de preservativos, enfermedades de transmisión sexual, orgasmo, coito, pene y vagina... sino una educación afectiva y sexual que tuviera en cuenta que la sexualidad forma parte de nuestra vida desde antes de nacer y hasta que nos morimos, que es una vía de comunicación con los demás (sobretodo con la pareja) y que, aunque sean muchas las personas que todavía rechazan la idea que la sexualidad es placer, reconocer que va más allá de la reproducción y que, si somos conscientes de los riesgos (y tomamos las medidas suficientes para combatirlos) y los beneficios que nos puede aportar podemos aprender a gozar mucho más de nuestra sexualidad y ayudaremos a que los adolescentes puedan tener todos estos aprendizajes interiorizados antes de tomar la decisión de tener relaciones sexuales...
... y no quiero olvidarme de una cosa esencial de la adolescencia... es una etapa en la que las hormonas se encargan de que siempre haya un punto de locura, por lo que no podemos esperar que las y los adolescentes tomen siempre las decisiones acertadas... Los humanos también aprendemos de nuestros errores...
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