Escuela de sexo oral en Moscú
Un centro ruso imparte clases, de tres horas
y media cada una y cuestan unos 100 euros, a más de 2.000 clientas
mensuales con el fin de enseñar habilidades en esta técnica sexual.
El centro recibe más de 2.000 clientas mensuales, más de la mitad de las cuales se apunta a las clases de sexo oral, que duran tres horas y media cada una y cuestan 4.000 rublos (unos 100 euros). Las clientas, que pueden acudir al centro no sólo en Moscú, sino también en San Petersburgo y Saransk, son en su mayoría fieles esposas con hijos y mujeres a punto de contraer matrimonio, pero también acuden jóvenes despechadas y amantes inseguras. Liubímova afirmó que la tendencia mundial no es la poligamia, sino la monogamia, por lo que el centro ofrece técnicas para fortalecer el matrimonio y la autoestima de las mujeres a través de la exploración sexual.
"Estoy escribiendo un libro que incluye casi un centenar de técnicas de sexo oral. ¿Todos sabemos dónde está el ego del hombre? Y cuando una mujer maneja infinidad de técnicas, demuestra lo importante que es para ella el ego de su pareja y éste no puede no apreciarlo", dijo. En su opinión, no hay mejor antídoto contra la poligamia y la infidelidad masculina que la riqueza y la diversidad en las relaciones sexuales.
"A nadie le gusta comer siempre lo mismo, de lo contrario acaba aburriéndose. A todos nos gusta viajar y hacer cosas diferentes. El sexo no puede y no debe ser aburrido", apuntó.
Las mujeres se congregan a partir de las 19:00 hora local en la escuela para seguir a pies juntillas las instrucciones de Liubímova, que cree que leer sobre sexo es una absoluta pérdida de tiempo, por lo que el lema de su centro es "Sólo práctica".
"El sexo es bueno, es alegría, es luz. Al principio, las mujeres están todas tensas, pero cuando comienzan a reirse y entran en un estado de absoluta liberación, entonces comenzamos a practicar de manera seria. Si les doy una conferencia, llegarán a casa y no harán nada", apuntó. En el centro está prohibida la entrada de hombres, aunque ellos sean en muchos casos los que animan a sus parejas a acudir, ya que las mujeres ya no se sentirían tan seguras, lo que estropearía la atmósfera de confidencialidad y libertad que reina en el centro.
La sonriente Liubímova, que estudió dirección cinematográfica antes de dedicarse a la sexología, recurre a las bromas al animar a sus estudiantes a arrodillarse ante penes de plástico fijados en las paredes de espejos, para que las clientas dejen atrás sus complejos y prejuicios. En todo caso, subrayó que su negocio "no es en absoluto vulgar", ya que, al contrario que otros establecimientos de la industria del sexo, SEKS.RF promueve la fidelidad en el seno de la pareja.
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