La preeclampsia es la principal causa de mortalidad materna y neonatal en embarazadas
Tiene una incidencia de entre el 2 y el 7 por ciento de los embarazos
La preeclampsia
es uno de los síndromes obstétricos más serios y constituye la
principal causa de mortalidad y morbilidad materna y neonatal en
embarazadas. De hecho, tiene una incidencia de entre el 2 y el 7 por
ciento de los embarazos.
La preeclampsia se puede clasificar como precoz y tardía,
dependiendo de si se diagnostica antes o después de la semana 34 de
gestación, respectivamente, según ha explicado Francisco Álvarez,
presidente de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología
Molecular (SEQC), durante el simposio «Problemas de la mujer y el feto en el embarazo y post-parto».
La primera de ellas, ha comentado, supone una complicación importante
para el feto por su gran prematuridad y por tanto su inmadurez. «Por
este motivo, es importante tener en cuenta que el neonato, si es viable,
va a requerir unos cuidados especiales que exigen la existencia de una
UCI pediátrica, es decir que es aconsejable que el parto se realice en
un hospital de tercer nivel», ha recalcado.
En concreto, la preeclampsia se caracteriza y define por la aparición de hipertensión
y proteinuria después de la semana 20 de gestación. Actualmente, el
conocimiento limitado de su fisiopatología y etiología conlleva a que el
único tratamiento efectivo sea el parto, que puede ocasionar una
mortalidad y morbilidad neonatal elevada cuando tiene lugar antes de la
semana 30 de gestación. De hecho, la aspirina es el fármaco que se utiliza como tratamiento de prevención en el primer trimestre de
la gestación. Su complicación más seria es que progrese a eclampsia,
que puede provocar convulsiones, derrame cerebral, fallo renal, edema
pulmonar, fallo hepático y coagulopatía.
Diagnóstico prenatal
Por otra parte, el experto ha
destacado la importancia que tiene el diagnóstico prenatal y,
especialmente, se hacer un seguimiento de los mismos, «conociendo la
sensibilidad y los falsos positivos» con el fin de confirmar su «bondad o
rechazo». «Se debe tener en cuenta que si el programa está
descentralizado, dada su heterogeneidad por la diversidad de
profesionales implicados, es más necesario aún conocer la realidad de
los resultados obtenidos por cada programa en concreto, ya que según la
bibliografía todos tienen una sensibilidad muy elevada con una tasa de
falsos positivos muy baja y en ocasiones, la realidad es muy diferente»,
ha apostillado.
Finalmente, el experto ha hecho alusión al cribado neonatal,
que es la detección en los primeros días de vida de algunas
enfermedades que son inicialmente de difícil diagnóstico clínico y que
producen daños prevenibles con un adecuado tratamiento precoz. Se trata,
según ha informado, de casos «poco numerosos pero graves» y son niños
que serán «absolutamente normales» aunque se convertirán en pacientes
crónicos. Lo más común es que se sometan a una dieta o que reciban, como
en el caso del hipotiroidismo congénito, un suplemento de la hormona
que no pueden sintetizar.
«La situación actual de estos
programas en España camina hacia su normalización y armonización, tras
años de desigualdades entre las comunidades autónomas», ha apostillado,
para recordar que el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad está en vía de implantar dentro de la cartera básica de
servicios una lista de enfermedades, siete en una primera fase, y diez
en una segunda, que acerque las posiciones. «De todas maneras, podemos
decir que la situación es buena o muy buena para el 70 por ciento de los
recién nacidos españoles pues son varias las comunidades, entre ellas
las más pobladas, donde esta lista, que incluye en torno a 20
enfermedades consigue que sus programas de cribado neonatal sean
homologables a los de los países más avanzados de nuestro entorno social
y económico», ha zanjado.
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