El cáncer de pulmón cambia de cara
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Se está analizando el tratamiento más idóneo en un subgrupo concreto de pacientes
Una especialista observa una radiografía de tórax.
MEDICINE.NET
Hasta el próximo martes 3 de junio, miles de oncólogos llegados de
todo el mundo se dan cita en Chicago (Estados Unidos) para participar en
el congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO,
según sus siglas en inglés); una reunión que este año cumple 50 años y
que no va a servir previsiblemente para presentar ninguna revolución en
el tratamiento del cáncer, pero sí para confirmar el buen hacer de
nuevas terapias que están permitiendo cambiar la historia natural de
tumores como el de pulmón.
Como explica a EL MUNDO el doctor Javier Puente, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), este congreso va a suponer la reválida de algunas terapias incipientes contra el cáncer de pulmón, que están permitiendo subdividir a los pacientes para aplicarles las terapias más concretas para su tipo de tumor. "Si antes la única división del cáncer de pulmón era entre células pequeñas y células no pequeñas [la variedad más habitual], hoy no se entiende el tratamiento a un paciente sin ponerle apellidos a ese cáncer", explica el especialista del Hospital Clínico de Madrid.
Eso apellidos están permitiendo, por ejemplo, y ya prácticamente de rutina en todas las consultas de Oncología en España, tratar a los pacientes en función de las alteraciones moleculares en dos genes concretos (EGFR y ALK) y definir el tratamiento dependiendo de si están o no mutadas esas vías.
EGFR, por ejemplo, es una mutación presente en el 10-15% de los tumores de pulmón de células no pequeñas para los que existe ya al menos una terna de tratamientos (erlotinib, gefinitib y afatinib), y para los que empieza a surgir además una segunda generación. "En los pacientes que recaen a pesar de estos tratamientos, al menos un 50% de ellos desarrolla una segunda mutación de resistencia [T790M] y en ASCO vamos a conocer los resultados de algunos fármacos que actúan sobre ella", explica por su parte la doctora Enriqueta Felip, oncóloga del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Otro 2% de esos pacientes con el cáncer de pulmón más frecuente -el de células no pequeñas representa el 80%- tiene mutaciones en el gen ALK, sobre el que actúan ya al menos un par de tratamientos (ceritinib y crizotinib). Por el momento, crizotinib está autorizado (también en España) únicamente en segunda línea, es decir, para pacientes que han recibido previamente quimioterapia y han visto recaer su enfermedad. "Pero en Chicago conoceremos también resultados que comparan este medicamento con quimioterapia como primera opción de tratamiento y que podrían cambiar la práctica clínica en este grupo de pacientes", añade Felip.
Además, como añade también el doctor Puente, este ASCO supondrá la confirmación de la inmunoterapia como alternativa terapéutica en cáncer de pulmón. Fármacos como nivolumab o MK3475 han demostrado que es posible despojar a las células tumorales de la proteína que utilizan para esconderse del sistema inmune, y si los resultados más avanzados se habían dado hasta ahora en el tratamiento del melanoma, también en cáncer de pulmón podría tener un hueco terapéutico en el futuro.
Otra vía de acción en la que se esperan resultados para estos pacientes son los nuevos antiangiogénicos, como nindetanib, "un fármaco oral", destaca Puente, "aunque a priori no hemos sido capaces de identificar claramente marcadores para definir qué subgrupos de pacientes se beneficiarían más, lo que podría dificultar su uso en la clínica".
El doctor Luis Pazares, jefe del servicio de Oncología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y miembro del comité científico del congreso, reconoce que todos estos avances están teniendo un impacto muy importante sobre todo en el 10-15% de pacientes con mutaciones en EGFR y ALK, cuya supervivencia se ha multiplicado por dos o incluso por tres. "Algunos de estos pacientes tienen una expectativa de vida de dos o incluso tres años, cuando la esperanza de vida media de un paciente con cáncer de pulmón ronda los 12 meses".
Todos ellos coinciden en que todas estas nuevas terapias están permitiendo cambiar la historia natural de este cáncer que afecta a 25.000 españoles cada año (uno de cada cinco de ellos, mujeres). De hecho, las últimas estadísticas europeas sí observaban una importante reducción del 7% en las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón en varones, aunque esa tendencia no ha llegado aún a las mujeres, que siguen pagando su tardía habituación al tabaco en sociedades occidentales como la española.
Como explica a EL MUNDO el doctor Javier Puente, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), este congreso va a suponer la reválida de algunas terapias incipientes contra el cáncer de pulmón, que están permitiendo subdividir a los pacientes para aplicarles las terapias más concretas para su tipo de tumor. "Si antes la única división del cáncer de pulmón era entre células pequeñas y células no pequeñas [la variedad más habitual], hoy no se entiende el tratamiento a un paciente sin ponerle apellidos a ese cáncer", explica el especialista del Hospital Clínico de Madrid.
Eso apellidos están permitiendo, por ejemplo, y ya prácticamente de rutina en todas las consultas de Oncología en España, tratar a los pacientes en función de las alteraciones moleculares en dos genes concretos (EGFR y ALK) y definir el tratamiento dependiendo de si están o no mutadas esas vías.
EGFR, por ejemplo, es una mutación presente en el 10-15% de los tumores de pulmón de células no pequeñas para los que existe ya al menos una terna de tratamientos (erlotinib, gefinitib y afatinib), y para los que empieza a surgir además una segunda generación. "En los pacientes que recaen a pesar de estos tratamientos, al menos un 50% de ellos desarrolla una segunda mutación de resistencia [T790M] y en ASCO vamos a conocer los resultados de algunos fármacos que actúan sobre ella", explica por su parte la doctora Enriqueta Felip, oncóloga del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Otro 2% de esos pacientes con el cáncer de pulmón más frecuente -el de células no pequeñas representa el 80%- tiene mutaciones en el gen ALK, sobre el que actúan ya al menos un par de tratamientos (ceritinib y crizotinib). Por el momento, crizotinib está autorizado (también en España) únicamente en segunda línea, es decir, para pacientes que han recibido previamente quimioterapia y han visto recaer su enfermedad. "Pero en Chicago conoceremos también resultados que comparan este medicamento con quimioterapia como primera opción de tratamiento y que podrían cambiar la práctica clínica en este grupo de pacientes", añade Felip.
Además, como añade también el doctor Puente, este ASCO supondrá la confirmación de la inmunoterapia como alternativa terapéutica en cáncer de pulmón. Fármacos como nivolumab o MK3475 han demostrado que es posible despojar a las células tumorales de la proteína que utilizan para esconderse del sistema inmune, y si los resultados más avanzados se habían dado hasta ahora en el tratamiento del melanoma, también en cáncer de pulmón podría tener un hueco terapéutico en el futuro.
Otra vía de acción en la que se esperan resultados para estos pacientes son los nuevos antiangiogénicos, como nindetanib, "un fármaco oral", destaca Puente, "aunque a priori no hemos sido capaces de identificar claramente marcadores para definir qué subgrupos de pacientes se beneficiarían más, lo que podría dificultar su uso en la clínica".
El doctor Luis Pazares, jefe del servicio de Oncología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y miembro del comité científico del congreso, reconoce que todos estos avances están teniendo un impacto muy importante sobre todo en el 10-15% de pacientes con mutaciones en EGFR y ALK, cuya supervivencia se ha multiplicado por dos o incluso por tres. "Algunos de estos pacientes tienen una expectativa de vida de dos o incluso tres años, cuando la esperanza de vida media de un paciente con cáncer de pulmón ronda los 12 meses".
Todos ellos coinciden en que todas estas nuevas terapias están permitiendo cambiar la historia natural de este cáncer que afecta a 25.000 españoles cada año (uno de cada cinco de ellos, mujeres). De hecho, las últimas estadísticas europeas sí observaban una importante reducción del 7% en las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón en varones, aunque esa tendencia no ha llegado aún a las mujeres, que siguen pagando su tardía habituación al tabaco en sociedades occidentales como la española.
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