El secreto subconsciente
El efecto placebo es una de las incógnitas
de la medicina. En todos los estudios hay personas que mejoran por
creer que han sido tratadas.
Ramiro Navarro.
El primer ensayo controlado con placebo del que se tiene
conocimiento, fue probablemente realizado en el año 1931, cuando una
droga conocida como sanocrysin se comparó con agua destilada en el
tratamiento de la tuberculosis. El objetivo es discriminar acciones
farmacológicas de las drogas de otros factores psicológicos o físicos
que puedan modificar los resultados observados. a palabra placebo se
usaba en la Edad Media para designar los lamentos que proferían las
plañideras profesionales, mujeres a las que se les pagaba por ir a
llorar al funeral de alguna persona. En el siglo XVIII, el término fue
definido en un diccionario médico como medicamento común y, en una
edición posterior, como "algo" que simula ser un medicamento.
El uso del placebo es evidente en algunas enfermedades donde el dolor juega un rol importante y en enfermedades psicosomáticas. El grado de la reacción del placebo depende, entre otros factores, de las características del paciente; por ello se los divide como respondedores y no respondedores al placebo; y de la actitud del médico que lo indica. Y aesta ecuación habría que añadirle el precio del medicamento adminsitardo. Ahora una investigación estadounidense publicada en la revista de la Academia Americana de Neurología ha probado que el efecto placebo de un medicamento, que puede causar una mejoría sólo por las expectativas que depositan los pacientes en él,puede ser mayor cuando el precio del fármaco es más elevado.
El trabajo se realizó en pacientes con Parkinson, en quienes se vio como, ante la perspectiva de curación, el cerebro libera dopamina y produce beneficios motores. Un hallazgo que, según los autores, se podría aprovechar para reducir las dosis de los fármacos y, con ello, sus efectos secundarios.
En concreto, el neurólogo Alberto Espay, de la Universidad de Cincinnati, y su equipo ofrecieron a 12 pacientes dos dosis de una solución salina indicándoles que se trataba de dos medicamentos diferentes, igualmente efectivos pero de diferente precio, de unos 90 y 1.300 euros, respectivamente.
Antes y después de cada toma, los participantes pasaron varias pruebas para medir sus habilidades motoras y se sometieron a escáneres para medir la actividad cerebral. Al tomar el fármaco etiquetado como caro, "los pacientes mejoraron en un 28% sus habilidades motoras en comparación a cuando tomaban el barato."Este efecto fue particularmente notable cuando el que creían más costoso se recibía primero. Además, los resultados de la resonancia magnética también mostraron una diferencia a favor del medicamento de mayor valor económico.
Cuando se informó a los participantes de la naturaleza del estudio, los pacientes mostraron asombro por la gran diferencia que habían notado. "Las personas que admitieron tener más expectativas con el fármaco caro fueron las que más mejoría notaron al tomarlo, mientras que aquellos a los que el precio no les pareció determinante percibieron menos diferencias", ha reconocido Espay.
Además, este experto cree que si se aprovecha la respuesta al placebo para mejorar los beneficios de los tratamientos "se podrían reducir las dosis y, posiblemente, los efectos secundarios". Algo en lo que sin embargo no ha coincidido Peter A. LeWitt, investigador del departamento de Neurología del Hospital Henry Ford en Michigan (Estados Unidos) y autor del editorial sobre el estudio, "asumir que se obtienen los mejores resultados con los medicamentos más caros puede ser una mala noticia para el control de costes médicos".
A su juicio, según informa la agencia Sinc, una de las limitaciones del estudio es la diferente percepción en los precios que puedan existir según los estratos económicos en la sociedad. "Sería interesante reconocer en qué casos un medicamento de 90 euros es considerado o no como un medicamento barato", señala LeWitt.
El uso del placebo es evidente en algunas enfermedades donde el dolor juega un rol importante y en enfermedades psicosomáticas. El grado de la reacción del placebo depende, entre otros factores, de las características del paciente; por ello se los divide como respondedores y no respondedores al placebo; y de la actitud del médico que lo indica. Y aesta ecuación habría que añadirle el precio del medicamento adminsitardo. Ahora una investigación estadounidense publicada en la revista de la Academia Americana de Neurología ha probado que el efecto placebo de un medicamento, que puede causar una mejoría sólo por las expectativas que depositan los pacientes en él,puede ser mayor cuando el precio del fármaco es más elevado.
El trabajo se realizó en pacientes con Parkinson, en quienes se vio como, ante la perspectiva de curación, el cerebro libera dopamina y produce beneficios motores. Un hallazgo que, según los autores, se podría aprovechar para reducir las dosis de los fármacos y, con ello, sus efectos secundarios.
En concreto, el neurólogo Alberto Espay, de la Universidad de Cincinnati, y su equipo ofrecieron a 12 pacientes dos dosis de una solución salina indicándoles que se trataba de dos medicamentos diferentes, igualmente efectivos pero de diferente precio, de unos 90 y 1.300 euros, respectivamente.
Antes y después de cada toma, los participantes pasaron varias pruebas para medir sus habilidades motoras y se sometieron a escáneres para medir la actividad cerebral. Al tomar el fármaco etiquetado como caro, "los pacientes mejoraron en un 28% sus habilidades motoras en comparación a cuando tomaban el barato."Este efecto fue particularmente notable cuando el que creían más costoso se recibía primero. Además, los resultados de la resonancia magnética también mostraron una diferencia a favor del medicamento de mayor valor económico.
Cuando se informó a los participantes de la naturaleza del estudio, los pacientes mostraron asombro por la gran diferencia que habían notado. "Las personas que admitieron tener más expectativas con el fármaco caro fueron las que más mejoría notaron al tomarlo, mientras que aquellos a los que el precio no les pareció determinante percibieron menos diferencias", ha reconocido Espay.
Además, este experto cree que si se aprovecha la respuesta al placebo para mejorar los beneficios de los tratamientos "se podrían reducir las dosis y, posiblemente, los efectos secundarios". Algo en lo que sin embargo no ha coincidido Peter A. LeWitt, investigador del departamento de Neurología del Hospital Henry Ford en Michigan (Estados Unidos) y autor del editorial sobre el estudio, "asumir que se obtienen los mejores resultados con los medicamentos más caros puede ser una mala noticia para el control de costes médicos".
A su juicio, según informa la agencia Sinc, una de las limitaciones del estudio es la diferente percepción en los precios que puedan existir según los estratos económicos en la sociedad. "Sería interesante reconocer en qué casos un medicamento de 90 euros es considerado o no como un medicamento barato", señala LeWitt.
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