El Que Te Hace El Tornado En
El Clítoris Y Otras Catástrofes
Del Sexo Oral
Pocos, muy pocos hombres saben hacer un buen cunnilingus, de esos que te dejan tirada en la cama agradeciendo a la naturaleza por darte un órgano dedicado al placer. Sí, estoy hablando del clítoris, tu catapulta al séptimo cielo para la que no se necesita ser ingeniero. Pero, ¿qué les pasa a los hombres que creen que si te hacen el helicóptero con la lengua llegarás al orgasmo? Por desgracia, es probable que te suenen esta y otras catástrofes del sexo oral.
El que te hace el tornado en el clítoris
Ese hombre que se cree que tiene que mover la lengua como una batidora conectada a una fuente eléctrica de 1500 voltios. Al que parece que haya poseído el demonio y esté en proceso de exorcismo. Empieza a dar vueltas y vueltas y vueltas encima de tu clítoris hasta irritarlo por completo. Un poco no está mal, pero cuando lleva media hora con el mismo movimiento, presión y velocidad, empiezas a pensar en todas las cosas que tienes que hacer al día siguiente y en cómo estás perdiendo el tiempo con este tipo.
El que te clava los ojos hasta el infinito
Un poco es genial, te excita. Pero cuando está todo el rato mirándote con esos ojitos de sapo que se ponen hasta bizcos, tenemos un problema, Houston. Puede mover la lengua, la cabeza y hasta el cuerpo entero, pero los ojos siguen ahí, tan clavados que empiezas a notar como te atraviesan y salen por tu nuca. Ni se te ocurra cerrar los tuyos, porque automáticamente te pide que le mires. Abres tus párpados paulatinamente y… ahí siguen. Dos ojos a punto de salirse de su órbita, tan saltones que piensas que en cualquier momento les salen muelles y se caen, como las gafas de broma de Halloween.
El que te santigua la vulva con la lengua
Estoy a punto de pecar. No me esperaba un encuentro tan espiritual, pero ahí está él, haciendo la cruz con la lengua repetidas veces, con toda su devoción. Arriba, abajo, izquierda, derecha, viva el ímpetu. Y por si no lo has adivinado, no me pone nada, así que creo que mi pecado será matar a este hombre por el bien de la humanidad. Amén.
El que parece un perro bebiendo agua
Con este no te corres ni aunque te paguen. No hay forma. Su técnica es tan unilateral que te aburre al segundo. Empezar así el cunnilingus no está mal, porque tu clítoris todavía está dormido y es genial para ir despertándolo. Pero es que el tío lleva una hora barnizándote arriba y abajo con una lentitud que parece que se haya parado el tiempo – o tu corazón. Y ojo con comentarle que vaya un poco más rápido, porque se convierte en un perro bebiendo agua tras desesperadamente. Y así no se puede, querido.
El escrupuloso al que le da asco tu vagina
Lo hay, sí. Existe ese hombre en el universo. Y lo reconoces porque ves que te lo va a comer a distancia, sacando la lengua al máximo, y te toca única y exclusivamente con la puntita. Siento decirte que así no, que para hacerlo bien tienes que mancharte hasta las cejas y mezclar todas las técnicas y velocidades que existen en el catálogo. Si veo que te da asco, que ni te ofreces a hacerme sexo oral y cuando lo haces es con miedo de que te engulla cual Alien, vamos mal. Lo único sorprendente que puede pasar en mi vulva es que tenga un orgasmo, y tranquilo que tú estás a años luz de conseguirlo.
Hombres del mundo, por favor, no copiéis todo lo que veis en el porno. Es un rotundo NO. La progresión, el cambio de velocidad y la variación de técnicas son claves para que una mujer disfrute durante el sexo oral, y no olvidéis que cada una tendrá sus preferencias. Y a vosotras, chicas, si no os gusta lo que os están haciendo, ¡no os calléis!
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