EL PUEBLO CUBANO LES PAGA LOS ESTUDIOS Y ELLOS HUYEN PARA GANAR GUITA
Casi cuatro meses pasó Yohan Batista Martí escondido para evadir la persecución de las autoridades de la Misión Médica Cubana en Brasil. Como él, miles de galenos cubanos han huido hacia Estados Unidos antes de la fecha de su regreso a la isla. Escapar o casarse con un residente local son las opciones más socorridas por estos profesionales de la salud.
“Tuve que esconderme. Le comenté a la encargada brasileña de la misión que iría a Cuba de vacaciones y esa fue la manera en que escapé de la región de Piauí en el norte del país, pero cuando se dieron cuenta de que había desertado comenzaron a buscarme”, explica Batista a el Nuevo Herald.
El programa de cooperación con Brasil fue anunciado hace tres años como una “misión de estímulo” para los mejores profesionales cubanos. La iniciativa se presentó oficialmente como un apoyo al Partido de los Trabajadores (PT) y a la entonces presidenta Dilma Rousseff, considerada una “amiga de Cuba”.
Durante su trabajo en el programa cada doctor recibía un salario equivalente a $1,000: $600 en Brasil y otros $400 depositados en un banco de Cuba. Lo que representa una tercera parte de los $3,300 que el gobierno brasileño entrega a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para que pague a la estatal Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos.
Muchos galenos, sin embargo, renuncian al dinero acumulado en Cuba y eligen huir. A lo largo de este año 1,439 médicos escaparon hacia Estados Unidos a través de la Cuban Medical Professional Parole, un programa de visas instaurado bajo el gobierno de George W. Bush y que ha facilitado la residencia a más de 8,000 de estos profesionales en la última década.
Otros doctores han recurrido a la opción de casarse con ciudadanos brasileños para evitar el retorno forzoso.
“El gobierno cubano se benefició del dinero que nos correspondía y ahora quieren que vengan otros para hacer lo mismo”, comenta a el Nuevo Herald un doctor que trabaja en la región de Minas Gerais y que prefirió el anonimato. El profesional de la salud se dice “alarmado” por el aumento de los casamientos entre cubanos y brasileños para obtener la residencia.
Los matrimonios con extranjeros y las relaciones amorosas son un tema tabú en las misiones. El reglamento disciplinario de los trabajadores civiles en el extranjero regula que “de existir alguna relación amorosa con nativos debe informarse inmediatamente y estar acorde con el pensamiento revolucionario de nuestra estancia y en ninguna medida ser desmedida”. (sic)
En junio de 2015 un caso saltó a la palestra pública y dejó en evidencia las limitaciones que vivían los médicos cubanos. Tras nueve meses de batalla legal el médico Adrián Estrada Barber logró contraer matrimonio con la farmacéutica brasileña Letícia Santos Pedroso. “Conocí a la mujer de mi vida”, declaró el orgulloso marido nada más conocer el fallo del tribunal.
Estrada Barber es solo un caso entre cientos. Durante los primeros diez meses de este año más de 1,600 médicos cubanos presentaron el examen para revalidar sus títulos en Brasil y lograr contratos por su cuenta. Conforman el grupo más numeroso de extranjeros que ha solicitado el reconocimiento de su diploma universitario en el gigante sudamericano.
Tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, el gobierno cubano presionó a las autoridades brasileñas para renegociar el contrato de sus médicos y obtuvo un aumento del 9% en el pago. La Plaza de la Revolución también logró un incremento del 10% para la alimentación de los médicos en áreas indígenas.
Hacia el interior de la misión el gobierno de Raúl Castro ha exigido a los galenos que se les vence el contrato que regresen a la isla. Después de mucho insistir, las autoridades brasileñas lograron que Cuba autorizara a regañadientes que los médicos casados renovaran el contrato por otros tres años.
El ministro de Salud brasileño Ricardo Barros declaró a mediados de este año que había pedido al gobierno cubano y a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que flexibilizaran las condicionesque obligan a retornar a la Isla a los médicos, porque “Más de 1,000 se han casado con brasileños y algunos tienen hijos”, precisó el funcionario.
Después de esconderse como un fugitivo, Batista reside actualmente en Miami. Desde esa ciudad cuenta cómo intentó fugarse primero a Argentina pero luego viajó hacia Brasilia para pedir refugio en la embajada estadounidense. “Todo tiene que hacerse en secreto. A un colega en Venezuela que comentó que se quería ir de la misión lo acusaron de un robo que nunca ocurrió y lo devolvieron a Cuba”, recuerda.
Aunque es Médico General Integral y tiene además una especialidad en fisiatría ha tenido que guardar sus títulos para comenzar de cero en Miami. “Entrego resultados de exámenes de laboratorio y estudio para revalidar el título”, explica con orgullo, mientras ayuda a otros a través de las redes sociales a “recuperar la dignidad de la medicina cubana”
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