último Premio Nobel de Medicina
La
existencia de un reloj biológico, que vincula el bienestar del
organismo humano con las horas del día, revela el peligro detrás del
estilo de vida de millones de personas que descartaron un régimen del
día normal a favor de uno inestable, subraya el periódico sueco Svenska
Dagbladet.
Los autores de los estudios de los ritmos circadianos, Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, galardonados con el Nobel de Medicina
de este año, describieron el proceso de adaptación evolucionaria de los
seres vivos —humanos incluidos— para el ciclo de día y de noche,
explica el autor del artículo, Henrik Ennart.
"La vida se regía por este cambio de días.
Nuestros antecesores se acostaban cuando se iba el sol y se despertaban
al amanecer. Hasta hoy en día. Ahora, nos trasnochamos en las redes
sociales, trabajando y comiendo a cualquier hora", sostiene el autor.
Actualmente, se conocen las consecuencias del sueño irregular
de los trabajadores de turnos nocturnos: este horario puede causar
cáncer, diabetes, hipertensión y hasta trastornos mentales, entre otros
efectos.
Pero es difícil dar un paso atrás: "apenas se puede encontrar a
alguien que quiera acostarse a las siete de la tarde". La sociedad, el
mercado laboral y el modo de vida contemporáneo no se corresponden con
el reloj biológico.Para contrarrestar los efectos negativos, es importante tratar de vivir al mismo ritmo que su cuerpo, señala Ennart, en particular, "en harmonía con la luz del día".
"Es probable que regular su vida con estos
principios vaya en contra de la época que se vive en el 2017. Es una
lástima, al menos para la salud", concluye el autor.
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