Quiste pancreático: un trastorno cuya detección aumentó con los estudios por imágenes
El páncreas es una glándula ubicada en la parte superior del abdomen y por detrás del estómago. Es la encargada de producir enzimas y hormonas (entre ellas, la insulina) para digerir los alimentos y procesar la glucosa. En el consultorio de los cirujanos de páncreas, los quistes son una afección que se presenta con asiduidad.
"Aunque son más infrecuentes que en otros órganos, como el hígado o el riñón -explica el doctor Julio Bai, jefe del Departamento de Medicina Interna del hospital Udaondo-, uno puede encontrar quistes en el páncreas. Hay de dos tipos: serosos y mucinosos. Con los primeros, que son los más comunes, lo único que hay que hacer es controlarlos a lo largo del tiempo. Los segundos son los que tienen riesgo de evolucionar hacia malignidades".
En la mayoría de los casos, los quistes pancreáticos no dan síntomas y se descubren durante un examen por imágenes, como puede ser una ecografía, realizado por algún otro motivo. Algunas características, como su ubicación y su tamaño pueden orientar el diagnóstico y ayudan a valorar si se requieren estudios más especializados, como la ecografía endoscópica o incluso la toma de una muestra de líquido intraquístico.
"La ecoendoscopía otorga el beneficio de que permite acercarse por el duodeno o el estómago y hacer una observación cercana del quiste, con una sonda muy finita que tiene en el extremo un transductor ecográfico -detalla Bai-. Esto permite hacer un diagnóstico muy preciso. En última instancia, la punción del quiste puede ser un método de muchísimo valor".
Según el especialista, aunque en Buenos Aires son pocos los ecoendoscopios disponibles, en otros lugares del mundo se los emplea de forma rutinaria. La valoración del tamaño, forma, estructura y ubicación del quiste orienta la evaluación.
"La mayor parte de estos quistes son benignos -coincide el doctor Luis Soifer, gastroenterólogo del Cemic-. Los mucinosos tienen más riesgo de transformarse en malignos; sin embargo, el médico puede detectar signos que indican la tendencia a la malignización: si el quiste está cerca del conducto pancreático, el tipo de tejido que lo compone y el tamaño, tal vez el elemento más importante en la toma de decisión para avanzar con estudios más invasivos. Si los resultados son favorables, no se hace nada y se lo controla periódicamente mediante la ecografía".
Según destaca Bai, la causa de los quistes de páncreas hay que buscarla en el desarrollo embrionario. "En general -explica-, se forman por una incomunicación entre los "asinos" o islotes pancreáticos y el canal por el que liberan su contenido, el conducto de Wirsung. En los primeros tres meses de vida, si no se unen, se va llenando de liquido el asino, donde se encuentran las células que producen las secreciones pancreáticas. Hay que prestarles atención a estos quistes porque, eventualmente, se pueden hacer un tratamiento quirúrgico preventivo".
Por: Nora Bär
No hay comentarios:
Publicar un comentario