CIUDAD DE MÉXICO — El voto es en Argentina, pero la atención que ha atraído es global. Este miércoles, el Senado argentino votará un proyecto para despenalizar y legalizar la interrupción voluntaria de un embarazo que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputadosy que el presidente Mauricio Macri ha dicho que firmará si resulta aprobado.
Si el proyecto se convierte en ley, será un hito para toda América Latina, ya que Argentina se convertiría en el tercer país de la región —después de Cuba y Uruguay— en tener una ley que permite abortar a las mujeres en las primeras catorce semanas, sin restricciones específicas y a nivel nacional. Y justamente lo haría en un momento en que los debates sobre la prohibición se han multiplicado en los países de América Latina.
En El Salvador, que tiene una de las leyes más restrictivas del mundo sobre el aborto, la legislación estuvo cerca de ser votada en el Congreso, pero fue retirado de la agenda por aparente falta de tiempo antes del receso legislativo. Chile despenalizó este mismo año la interrupción de un embarazo, aunque solo en casos específicos. Brasil inició el fin de semana pasado un debate público en el poder judicial que podría abrir la puerta a una futura despenalización.
Por estos motivos, el voto argentino ha generado mucha expectativa a nivel regional y global.
Organizaciones de defensa de los derechos de la mujer han organizado jornadas para monitorear el resultado en las principales capitales latinoamericanas, pero también habrá los llamados “pañuelazos” —en honor al pañuelo verde que se ha vuelto símbolo de quienes promueven el aborto legal— en ciudades españolas, así como Londres, Berlín, Sídney, París y Nueva York. También ha habido pronunciamientos públicos y exhortaciones de legisladores de países como Irlanda, que recientemente votó en un referendo para levantar una de las prohibiciones más estrictas del mundo contra este procedimiento.
“Es un reclamo que acompaña porque, más allá del resultado, se ha cambiado la discusión pública de manera irreversible y eso probablemente empezará a repercutir en países como Brasil o Chile y otros”, dijo Mercedes D’Alessandro, economista y cofundadora de Economía Femini(s)ta, organización que ha seguido de cerca la discusión. “Creo que esto va animar a muchísimos movimientos de distintas naciones, sin importar el resultado”.
Según las estimaciones de Economía Femini(s)ta, que ha llevado conteos de intenciones de voto, y de algunos medios argentinos, lo más probable es que en el Senado la medida sea rechazada por aproximadamente cinco votos de diferencia.
D’Alessandro atribuye esto a factores como la edad —los diputados que avalaron la medida son, en promedio, más jóvenes que los senadores—, el contacto con la sociedad —”los diputados necesitan más el aval del público y de las calles”, dijo— y a un mayor involucramiento de la Iglesia católica en el debate en la cámara alta. Esto, dice la economista, ha desplazado la discusión hacia aspectos más relacionados con lo ideológico antes que como un problema de salud pública.
“Cuando se logró la media sanción [en la Cámara de Diputados], la Iglesia empezó a jugar un rol más importante y a tener una campaña mas fuerte y agresiva para plantear su posición ideológica a niveles de provincias”, indicó. “Y con ello también cambió la discusión; expusieron menos expertos que ante los diputados, se llegó incluso a hacer mención de control poblacional u otros temas extraños y muchos senadores ni siquiera fueron a las exposiciones” de académicos y expertos convocados.
La votación ha desatado también una movilización de última hora de varias organizaciones mundiales. Amnistía Internacional, por ejemplo, publicó el martes un anuncio en la contraportada de la versión internacional impresa de The New York Times, que se lee en más de 130 países, en el que recuerda a los senadores argentinos que “el mundo está mirando”. En redes sociales se han compartido llamados de artistas internacionales, como la actriz Susan Sarandon, y de figuras argentinas destacadas, entre ellos el productor/cantautor Gustavo Santaolalla, el cantante Fito Páez y el actor Ricardo Darín.
Una de las voces internacionales que más se ha involucrado es la escritora Margaret Atwood, reconocida por libros distópicos como El cuento de la criada, que retrata un futuro en el que las mujeres son forzadas a procrear y despojadas de autonomía alguna. Atwood envió una carta a un medio argentino en el que preguntó: “¿En qué clase de país quieren vivir? ¿En uno en el que cada individuo es libre de tomar decisiones concernientes a la salud y el cuerpo de ella o de él, o en uno en el que la mitad de la población es libre y la otra mitad es esclavizada?”.
Aún hay algunos senadores que se han declarado indecisos respecto del proyecto, aunque D’Alessandro destacó que lo más relevante no será solo el resultado de este miércoles, sino cómo se procede en el país después de un debate que ha sido tan público. “Ha tomado un rol central en todos los medios, se debate en las mesas familiares, en colegios, universidades, calles, medios de transporte”, indicó. “Es algo que ha calado muy hondo en la sociedad y la mayor parte de las personas que hacen política ha tenido que salir a manifestarse”.
Eso será particularmente relevante el próximo año, cuando Argentina celebra elecciones generales y se renovará parte del Congreso. Además, si el proyecto de despenalización no avanza en el Senado, existe una nueva oportunidad de presentar la propuesta en la próxima legislatura.
“Creo que el año siguiente va a ser definitorio, sobre todo si esto no sale ahora”, aseguró D’Alessandro. “El tema será una pregunta obligatoria para quienes se postulen, porque la gente ya está más enfocada en lo que dicen todos los legisladores y no solo los más conocidos. Está siendo una experiencia de debate de la cual todos hemos aprendido mucho”.
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