viernes, 30 de noviembre de 2018

¿y si hay muchas cunas?


Mohamed Sahnouni, responsable del proyecto, durante los trabajos en Ain Hanech
Mohamed Sahnouni, responsable del proyecto, durante los trabajos en Ain Hanech - M. Sahnouni

Descubren en Argelia una nueva cuna de la humanidad

El hallazgo de herramientas de 2,4 millones de años sugiere la presencia de homínidos en el norte de África mucho antes de lo que se creía y reescribe los orígenes de nuestra historia





Hace 2,6 millones de años, un primate excepcional marcó nuestro destino mientras deambulaba por la orilla de un río en el Gran Valle del Rift en África. Al homínido primitivo se le ocurrió recoger un canto rodado y tallarlo a golpes hasta obtener un filo cortante con el que despedazar la carne de los animales. Esa primera tecnología, llamada olduvayense o modo I, tan rudimentaria y sencilla que sus creadores la abandonaban despreocupadamente tras usarla, fue un salto en la conciencia humana. Ya no estábamos ligados al yugo de la selección natural, a diferencia del resto de criaturas del planeta. Nuestra fuerza ya no dependía solo de que las manos apretaran y los dientes mordieran. Teníamos cuchillos para cortar y rebanar.

El mapa muestra Ain Boucherit y otros yacimientos de industria olduvayense
El mapa muestra Ain Boucherit y otros yacimientos de industria olduvayenseM.S.

Hasta ahora, se creía que tuvo que transcurrir mucho tiempo hasta que, a través de migraciones, la misma escena se reprodujera en el resto del continente madre. Sin embargo, un nuevo estudio,publicado en la revista «Science» y dirigido por un equipo del Centro Nacional de Investigación para la Evolución Humana (CENIEH), sugiere que esa revolución no ocurrió solo una vez en un único lugar. Los científicos han descubierto por primera vez en Argelia, a miles de kilómetros de las fosas tectónicas del este del continente madre, utensilios de piedra y carnicería de hace 2,4 millones de años, casi contemporáneos a los de Gona en Etiopía. El hallazgo indica que ya entonces había homínidos en la región, lo que reescribe un importante capítulo de la prehistoria y respalda la idea, como ya venían sospechando muchos investigadores, de que pudo existir más de una cuna de la humanidad.
Tras más de diez años de duras excavaciones en el yacimiento argelino de Ain Hanech en Sétif, los científicos desenterraron 22 metros de sedimentos en un área llamada Ain Boucherit hasta dar con una veintena de artefactos tallados y múltiples huesos con marcas de corte en dos niveles, uno de 2,4 millones de años y otro de 1,8 millones. Los científicos dataron el lugar con modernas técnicas de paleomagnetismo y resonancia paramagnética electrónica, una antigüedad que corroboraron con la de los animales encontrados en las inmediaciones. «Fue una auténtica sorpresa que fueran tan antiguos como los de Etiopía», asegura por teléfono desde Argelia Mohamed Sahnouni, coordinador del programa de arqueología del CENIEH y líder del proyecto.


Hasta la médula ósea


Una herramienta de Ain Boucherit
Una herramienta de Ain BoucheritS.M.

Sahnouni explica que los artefactos de Ain Boucherit son, con sutiles variaciones, «prácticamente iguales» a la industria lítica olduvayense de África Oriental. Están fabricados con piedra caliza y sílex de rocas locales e incluyen cantos tallados y herramientas de corte de bordes afilados utilizadas para el procesamiento de cadáveres de animales. Los homínidos recogían las rocas de los antiguos cauces de arroyos cercanos, a los que todavía se puede acceder. Entonces, «realizaban impactos a fin de obtener aristas cortantes. Eran fáciles de coger con una mano y las utilizaban para cortar huesos y separar la carne», apunta a ABC Josep Parés, geocronólogo del CENIEH y coautor del estudio. «Algunos creen que las lajas que se desprendían también pudieron servir para cortar elementos más débiles, como pieles», añade.
Junto a los materiales arqueológicos, en el yacimiento también aparecieron fósiles de mastodontes, elefantes, caballos, rinocerontes, hipopótamos, antílopes, cerdos, hienas y cocodrilos. Muchos de estos huesos, especialmente los de las extremidades, las costillas y los restos craneales, tienen marcas producidas por los homínidos, lo que sugiere que fueron despellejados y descarnados. Igualmente, se aprecian extracciones de médula ósea. En lo que es todo un regalo arqueológico, los hallazgos demuestran que estos ancestros primitivos no eran meros carroñeros. No está claro si cazaban, pero sí que aprovechaban la carne y la médula de los animales de todos los tamaños y que competían de forma exitosa con el resto de carnívoros.

El primer homo


Hueso de un bóvido con marcas de una herramienta de piedra excavada en Ain Boucherit. La imagen inferior muestra en primer plano las marcas de corte
Hueso de un bóvido con marcas de una herramienta de piedra excavada en Ain Boucherit. La imagen inferior muestra en primer plano las marcas de corteI. Cáceres

Quiénes fueron los fabricantes de esas herramientas es una pregunta que los investigadores aún no pueden responder. «Sencillamente, no lo sabemos», reconoce Sahnouni. Actualmente, no se han encontrado restos de homínidos en África del Norte que sean contemporáneos de los primeros artefactos líticos. De hecho, ocurre lo mismo en África del Este. Sin embargo, el descubrimiento reciente en Etiopía de una mandíbula parcial ha mostrado la presencia del primer Homo hace aproximadamente 2,8 millones de años, con mucha probabilidad el mejor candidato también para ser el creador de los materiales hallados en el este y el norte de África.
Como explica Sileshi Semaw, científico del CENIEH y coautor del estudio, pudieron ser «los descendientes de los homínidos contemporáneos de Lucy -la famosa Australopithecus afarensis, de aproximadamente 3,2 millones de años-, que probablemente deambulaban por el Sahara». Como recuerda Sahnouni, «los primeros homos tenían una anatomía más adaptada a un régimen alimenticio basado en la carne, de ahí la industria lítica. Pero no se puede determinar la especie».

La aparición de estos artefactos en Ain Boucherit puede explicarse de dos maneras: o se produjo una rápida expansión de esa tecnología desde el este de África o se desarrolló en dos lugares diferentes casi al mismo tiempo. El responsable del estudio es partidario de la segunda hipótesis. «La humanidad surgió en distintos puntos más o menos al mismo tiempo. Hay más de una cuna de la humanidad. En realidad, toda África lo es», subraya. Por ese motivo, el investigador cree que pueden producirse nuevos descubrimientos similares en el norte del continente. Y no solo eso. Las próximas investigaciones se centrarán en la búsqueda de los fósiles de los creadores de esas herramientas en yacimientos cercanos a Ain Boucherit, lo que podría desvelar el misterio de quiénes fueron en realidad.

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