“Si tienes dinero, tienes una muerte digna”
Tal Granit y Sharon Maymon proponen un debate muy serio sobre la eutanasia desde la tragicomedia 'La fiesta de despedida'. Ganadora del Premio del Público en Venecia, sorprendió en la Seminci, donde se alzó con la Espiga de Oro y el Premio a la Mejor Actriz.
BEGOÑA PIÑA
MADRID.- “La vida es una coña y la
muerte es un chiste, es cierto / Verás que es todo un show, / mantenlos
riendo cuando te vayas… / Recuerda que la última risa es tuya!” La
pareja de cineastas israelíes Tal Granit y Sharon Maymon tararea la
famosa canción de los Monty Python Always Look on the Bright Side of Life
(Mira siempre el lado bueno de la vida) y se ríe. Como ellos mismos
dicen, “no te puedes escapar de la risa”, y por ello, la han convertido
en su mejor herramienta. Ahora, con La fiesta de despedida vuelven a
emplearla en un ejercicio casi temerario, el de hacer una reflexión
‘seria’ sobre la necesidad una muerte digna. El esfuerzo les ha valido,
justamente, el Premio Brian (por La vida de Brian) en Venecia.
Premio del Público también en el Festival de Venecia, Espiga de Oro a la Mejor Película y Premio a la Mejor Actriz (ex aequo para Levana Finkelshtein y Aliza Rozen) en la Seminci, la película busca provocar el debate sobre esa liberta de elección y ese derecho a la ‘muerte buena’. Objetivo que persiguen con esta tragicomedia protagonizada por algunos de los comediantes veteranos más prestigiosos de su país.
Premio del Público también en el Festival de Venecia, Espiga de Oro a la Mejor Película y Premio a la Mejor Actriz (ex aequo para Levana Finkelshtein y Aliza Rozen) en la Seminci, la película busca provocar el debate sobre esa liberta de elección y ese derecho a la ‘muerte buena’. Objetivo que persiguen con esta tragicomedia protagonizada por algunos de los comediantes veteranos más prestigiosos de su país.
Un refinado sentido del humor abre esta
historia, la de un grupo de ancianos que ayuda a morir a los demás con
una máquina de ‘autoeutanasia’, que se hace muy popular en la residencia
donde viven. El tono va cambiando a medida que avanza la película, que
se cierra con una atmósfera realista. “Es el único final posible, pero
nosotros queremos que la gente se sienta cómoda con la historia, de ahí
la comedia, es la forma de invitar al público a que se quite la
protección que lleva puesta”.
La película, al parecer, nació de una situación real.
Sí. La idea vino de la abuela de mi ex novio (dice Sharon Maymon). Era una mujer de ochenta años, que tenía cáncer y murió con dolor y sufrimiento. ¡Es tan absurda la situación! Hay que luchar por una muerte libre de dolor y de sufrimiento.
Sus películas tratan temas sociales siempre con un punto de humor, ¿por qué?
Sí. Todas nuestras películas son dramas sociales y en ellos empleamos el humor para explorar el lado oscuro, para hablar de temas difíciles y controvertidos. Es nuestro camino. Nos parecía natural enfrentarnos a este tema de La fiesta de despedida con humor, porque éste es la mejor manera de explorar los abismos. Es más fácil abrirse mediante la risa.
¿Y el humor como herramienta de resistencia?
Sí, creo que así también es como nosotros lo usamos. En Venecia, además del Premio del Público, nos dieron el Premio Brian, que se llama así por La vida de Brian, la película de los Monty Python. En ella cantaban: ‘Always Look on the Bright Side of Life’ (‘Mira siempre el lado bueno de la vida’), ‘Así que mira siempre el lado bueno de la muerte. Justo antes de exhalar tu último aliento, la la la’... El humor es una herramienta buenísima para llegar a la gente, porque no se puede escapar de la risa. Y, frente a la muerte, no se puede hacer nada más que reír, no queda nada más que la risa.
¿Y al público de Israel, un país muy religioso, le ha hecho gracia que se rían de la muerte?
Bueno, la película en Israel ha sido un enorme éxito, como un blockbuster. La gente ríe y llora con ella, todo al mismo tiempo. Les ha parecido bueno el tratamiento y no han encontrado ningún problema moral. Por supuesto, de momento no va a haber eutanasia en Israel, pero hemos recibido muchos mensajes de gente que ha vivido situaciones parecidas. Y la gente muy religiosa de la que tú hablas es que no va al cine.
¿Si ustedes insisten en llevar temas sociales al cine es porque creen que a través de él se puede, al menos, crear debate?
Sí. Es un pequeño escenario incluso para este tipo de problemas. Desde el cine se pueden decir muchas cosas. Puedes decir que si tienes dinero, tienes una muerte digna y encuentras soluciones, te vas a Suiza. Nosotros queríamos abrir un debate sobre esto.
¿No hay también cierta intención de provocación?
Es nuestro estilo. Provocamos, pero las películas no las hacemos solo para provocar, ni usamos la comedia por la comedia. Los asuntos sociales, cuando se cuentan con humor, llegan con mucha más carga. Nosotros no sabemos si el cine puede cambiar la realidad, pero sí tenemos esperanza en ello y lo hacemos de esta forma. La realidad sobre la eutanasia es esta, es una situación muy dramática, y hay que cambiarla. Todos deberíamos plantearnos cómo será el final de nuestras vidas, lo mismo que tenemos la libertad para elegir cómo deseamos vivir.
¿Qué indicaciones dieron a los actores para conseguir esa mezcla de comedia y tragedia que tiene la película?
Los actores son todos comediantes. Ze'ev Revach, por ejemplo, es uno de los cómicos más grandes de Israel. La gente cuando le ve, ya piensa inmediatamente que lo que ha hecho es una comedia. Pero aquí les pusimos en una situación muy seria, así que, en realidad, fue mucho más duro para ellos que para nosotros. No les dejamos improvisar, todo lo que hay es lo que está escrito en el guion. Necesitábamos el equilibrio perfecto. Aunque había momentos en que el rodaje parecía una guardería y nosotros, los maestros, nos aprovechamos mucho de la gran experiencia de los actores.
¿Con la victoria de Netanyahu se verá afectada la situación del cine en Israel?
Esperamos que no. Hasta ahora en el cine ha habido libertad de expresión y esperamos que esto siga así. Sería un error cambiar eso, entre otras cosas porque el cine, en todos los países, funciona como un buen embajador, permite mostrar muchas facetas…
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La película, al parecer, nació de una situación real.
Sí. La idea vino de la abuela de mi ex novio (dice Sharon Maymon). Era una mujer de ochenta años, que tenía cáncer y murió con dolor y sufrimiento. ¡Es tan absurda la situación! Hay que luchar por una muerte libre de dolor y de sufrimiento.
Sus películas tratan temas sociales siempre con un punto de humor, ¿por qué?
Sí. Todas nuestras películas son dramas sociales y en ellos empleamos el humor para explorar el lado oscuro, para hablar de temas difíciles y controvertidos. Es nuestro camino. Nos parecía natural enfrentarnos a este tema de La fiesta de despedida con humor, porque éste es la mejor manera de explorar los abismos. Es más fácil abrirse mediante la risa.
¿Y el humor como herramienta de resistencia?
Sí, creo que así también es como nosotros lo usamos. En Venecia, además del Premio del Público, nos dieron el Premio Brian, que se llama así por La vida de Brian, la película de los Monty Python. En ella cantaban: ‘Always Look on the Bright Side of Life’ (‘Mira siempre el lado bueno de la vida’), ‘Así que mira siempre el lado bueno de la muerte. Justo antes de exhalar tu último aliento, la la la’... El humor es una herramienta buenísima para llegar a la gente, porque no se puede escapar de la risa. Y, frente a la muerte, no se puede hacer nada más que reír, no queda nada más que la risa.
¿Y al público de Israel, un país muy religioso, le ha hecho gracia que se rían de la muerte?
Bueno, la película en Israel ha sido un enorme éxito, como un blockbuster. La gente ríe y llora con ella, todo al mismo tiempo. Les ha parecido bueno el tratamiento y no han encontrado ningún problema moral. Por supuesto, de momento no va a haber eutanasia en Israel, pero hemos recibido muchos mensajes de gente que ha vivido situaciones parecidas. Y la gente muy religiosa de la que tú hablas es que no va al cine.
¿Si ustedes insisten en llevar temas sociales al cine es porque creen que a través de él se puede, al menos, crear debate?
Sí. Es un pequeño escenario incluso para este tipo de problemas. Desde el cine se pueden decir muchas cosas. Puedes decir que si tienes dinero, tienes una muerte digna y encuentras soluciones, te vas a Suiza. Nosotros queríamos abrir un debate sobre esto.
¿No hay también cierta intención de provocación?
Es nuestro estilo. Provocamos, pero las películas no las hacemos solo para provocar, ni usamos la comedia por la comedia. Los asuntos sociales, cuando se cuentan con humor, llegan con mucha más carga. Nosotros no sabemos si el cine puede cambiar la realidad, pero sí tenemos esperanza en ello y lo hacemos de esta forma. La realidad sobre la eutanasia es esta, es una situación muy dramática, y hay que cambiarla. Todos deberíamos plantearnos cómo será el final de nuestras vidas, lo mismo que tenemos la libertad para elegir cómo deseamos vivir.
¿Qué indicaciones dieron a los actores para conseguir esa mezcla de comedia y tragedia que tiene la película?
Los actores son todos comediantes. Ze'ev Revach, por ejemplo, es uno de los cómicos más grandes de Israel. La gente cuando le ve, ya piensa inmediatamente que lo que ha hecho es una comedia. Pero aquí les pusimos en una situación muy seria, así que, en realidad, fue mucho más duro para ellos que para nosotros. No les dejamos improvisar, todo lo que hay es lo que está escrito en el guion. Necesitábamos el equilibrio perfecto. Aunque había momentos en que el rodaje parecía una guardería y nosotros, los maestros, nos aprovechamos mucho de la gran experiencia de los actores.
¿Con la victoria de Netanyahu se verá afectada la situación del cine en Israel?
Esperamos que no. Hasta ahora en el cine ha habido libertad de expresión y esperamos que esto siga así. Sería un error cambiar eso, entre otras cosas porque el cine, en todos los países, funciona como un buen embajador, permite mostrar muchas facetas…
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