El desarrollo de un medicamento 2200 veces más potente en el tratamiento contra el cáncer hace que esta enfermedad sea más curable que nunca.
Los investigadores rusos han desarrollado un nuevo medicamento, basado en radiación ionizante y toxina bacteriana, que es 2200 veces más potente que la radiación y la toxina por separado. El nuevo fármaco no solo trata, sino que también facilita la visualización de los tumores, lo que lo convierte en una “importante” herramienta de diagnóstico.
El medicamento consiste en unas nanopartículas, que actúan como núcleo, con un agente radiofarmacéutico incorporado (una fuente de radiación beta ionizante) y cuenta con una toxina altamente tóxica derivada de la bacteria ‘Pseudomonasaeruginosa’, según publicó el martes el diario español de información sanitaria El Médico Interactivo.
El núcleo del fármaco en tamaño nanométrico cuenta con un polímero para hacer que el agua del nanocomplejo sea miscible y biológicamente amigable y se pueda acoplar a moléculas biológicas, que representan la toxina fusionada con una biomolécula dirigida por métodos de ingeniería genética.
La biomolécula dirigida se une a las células cancerosas y las acumula en los tumores primarios y metastásicos. De esta forma, el agente radiofarmacéutico es capaz de afectar a las células tanto en la proximidad inmediata de las nanopartículas como a una distancia de hasta un centímetro de ellas, lo que proporciona una terapia eficaz.
La toxina, a su vez, bloquea la síntesis de proteínas en las células evitando su restauración y diseminación.
“Al igual que los ejércitos modernos despliegan tanques, tropas y artillería, nosotros también combatimos los tumores utilizando varios mecanismos a la vez: radiación ionizante y una fuerte toxina de origen bacteriano”, según explican los científicos.
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