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Arqueología
Detectan Huellas de Enfermedad Cardiaca en Momias Egipcias
Un estudio ha desvelado el endurecimiento de las arterias en momias egipcias, algunas con hasta 3.500 años de antigüedad, lo cual sugiere que los factores que causan los ataques al corazón y los derrames cerebrales no son modernos; también afectaron a los pueblos antiguos.
La aterosclerosis es omnipresente entre las personas de la actualidad y, a pesar de diferencias en los estilos de vida antiguo y moderno, el equipo del cardiólogo Gregory Thomas de la Universidad de California en Irvine ha comprobado que era bastante común en los antiguos egipcios con un estatus socioeconómico alto que vivieron tres milenios atrás.
Lo descubierto sugiere que quizás tengamos que mirar más allá de los factores de riesgo modernos para entender completamente esta enfermedad.
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MADRID.- Ocho instituciones de seis países europeos –el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) español entre ellos– trabajan para poner a punto pronto una nueva técnica de imagen que revolucionará la medicina. El proyecto Hyperimage, financiado en buena parte por la Unión Europea, unirá en una sola máquina dos prometedoras tecnologías de imagen que no han logrado juntarse todavía.
Se trata del PET y la RM. La primera, la Tomografía por Emisión de Positrones, visualiza mediante isótopos el metabolismo de las células y se ha convertido en una pieza clave para diagnosticar el cáncer, muchas lesiones funcionales del cerebro, el riesgo de algunas lesiones de aterosclerosis de las paredes de los vasos sanguíneos y, en general, cualquier proceso inflamatorio serio.
La segunda, la Resonancia Magnética, ha demostrado su capacidad no sólo de afinar en la definición anatómica sino también de definir la estructura de los tejidos de forma superior a la que logra la Tomografía Axial Computarizada (el TAC). Además, la RM no emite radiaciones como hacen los aparatos que usan rayos X. Es lógico, por tanto, que el matrimonio de ambos métodos acabe dando muy buenos resultados.
Sin embargo, hasta este momento existían inconvenientes técnicos que imposibilitaban un enlace de estas características. Pero se han solventado ya. El primero de ellos ha sido conseguir que muchos de los componentes del PET funcionen en el entorno de un campo magnético tan elevado como el que se genera con la RM. El segundo consiste en mejorar la pérdida de calidad de las imágenes que obtiene la resonancia cuando en la misma máquina hay que acoplar un PET. El tercero es un complejo algoritmo que debe ser resuelto afinando el software que permita la compatibilidad simultánea de las dos tecnologías.
Si la unión de PET y TAC en un solo aparato es ya una realidad presente en muchos hospitales punteros en el mundo –y la oncología moderna no puede hoy en día prescindir de esta técnica– las ventajas para la medicina de la conjunción del PET y la RM van a ser mucho más importantes.
El diagnóstico y el pronóstico de la aterosclerosis, y el resultado que sobre esta patología se consiga con determinados tratamientos, se van a ver con una fiabilidad sin precedentes gracias precisamente a esta unión. «El PET capta la inflamación de una manera muy precisa y la RM, además de definición anatómica, logra muy buena resolución tisular», ha reconocido a ELMUNDO.es el doctor Valentín Fuster, director del CNIC en Madrid y del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí en Nueva York y uno de los mayores impulsores del proyecto.
De hecho, todos los estudios cardiovasculares relacionados con el proyecto Hyperimage europeo se llevarán a cabo en el CNIC. En sus laboratorios de aterotrombosis e imagen cardiovascular se investigará –en un primer momento en modelos animales– el papel del PET/RM en el diagnóstico de la aterosclerosis y el infarto de miocardio. Madrid y Nueva York serán las sedes de los primeros aparatos de esta clase que se utilizarán en seres humanos.
De todos los resúmenes sobre cómo ha transcurrido la Cumbre del Clima de Copenhagen y qué conclusiones pueden obtenerse creo que uno de los más claros y concretos es el que reproduce Internautas TV escrito por el ex europarlamentario de Los Verdes, David Hammerstein, que les muestro a continuación. El actual modelo económico es un fracaso. No sólo no hace felices a la mayoría de las personas que viven bajo su órbita, casi todos los habitantes del planeta, sino que aumenta las desigualdades, promueve la guerra como manera de abrir nuevos mercados, condena a la explotación laboral a la mayor parte de las personas y depreda la naturaleza sin contemplaciones. El acuerdo de mínimos de la ciudad danesa es lo más parecido a un suicidio programado al que sólo le veo como positivo que es la viva demostración de que buena parte del mundo ha asimilado el fracaso del capitalismo. El desacuerdo generalizado cuando era tan necesario un acuerdo ambicioso así lo demuestra. Creo que lo responsable es ejercer la desobediencia civil hacia un modelo ruinoso, no participar en la medida de lo posible en su alimento. Pero no debemos olvidar que son necesarias las alternativas aquí y ahora, participemos también en la medida de nuestras posibilidades en la construcción de alternativas, las hay y pueden resumirse en una palabra: Ecología.
El actual modelo ha de dar paso a una economía limpia, equitativa, en la que productores cuenten a la hora de producir, enfocada a las necesidades y no a la pulsión del consumo por el consumo. El modelo político que sostenga esa economía ha de ser democrático, participativo por democrático, llevada la capacidad de decisión de las personas a todos los ámbitos: familia, empresa, comunidades e instituciones de todo tipo y a la administraciones públicas.
Es el propio modelo económico global el que está en crisis. Seguramente habrá quien piense que la crisis es el propio sistema. A decir verdad, la crisis es el estado normal de funcionamiento del modelo. Así ha sido desde el principio. No puede ser de otro modo cuando dicho «proyecto económico», por llamarlo de algún modo, se cimenta en el crecimiento infinito en un espacio finito como es el planeta Tierra, la casa común que nos acoge. Y ahora vemos y sufrimos sus consecuencias.
Alguien dirá que no hay más que ver el estilo de vida occidental o los progresos de la civilización occidental para ver que “nunca hemos vivido mejor”. Precisamente observando dicho “estilo de vida” entendemos que vivimos en una burbuja, un modelo de alienación psíquica, insostenibilidad ecológica, injusticia social -sólo una minoría puede vivir en el despilfarro-. Urge revisar qué consideramos progreso, bienestar, calidad de vida, porque me temo que estos sólo podemos hacer que perduren en el tiempo, que sean sostenibles -que se sostengan por sí mismos hacia el infinito- dando un giro a nuestro sistema de vida y apostando por valores como la austeridad, el reducir la velocidad de nuestro ritmo de vida y de la economía, el ahorro y la eficiencia energética, el consumo en función de necesidades. Podría seguir y seguiré en otras ocasiones pero creo que este último concepto puede bien servirnos de villancico navideño, no se me ha ocurrido nada mejor, no tengo ánimo para ello. Sean felices estos días navideños, intenten practicar la esperanza del cambio.
No siempre una cirugía estética consigue un cuerpo diez. La noticia de la muerte de la ex Miss Argentina Solange Magnazo ha reactivado las voces de alarma que recuerdan que pasar por una operación de cirugía estética no es como ir a la peluquería. “Una vez que la persona se ha sometido a la intervención no se puede arrepentir”. Ezequiel Rodríguez, presidente de
Magnazo había sido Miss Argentina en 1994 y, con 38 años, lucía por las pasarelas un auténtico cuerpazo. Pero la modelo seguía sin estar conforme con su físico y la semana pasada se sometió a un tratamiento estético en los glúteos. Algo se complicó, porque sufrió una embolia pulmonar que le desembocó en la muerte. Los medios argentinos echan la culpa a unas inyecciones de polimetilmetacrilato (PMMA) de más.
Para Rodríguez, es imposible “equivocarse en una operación en la que hay que inyectar de
Entre las contraindicaciones más comunes resaltan “las infecciones, los hematomas -que se curan con drenajes-, las embolias pulmonares -ante los que se inyectan anticoagulantes- y problemas de cicatrización”. Virginia es una alicantina que hoy tiene 40 años y que conoce muy de cerca la cirugía y sus complicaciones. Cuando tenía 36 y después de haber tenido a su hijo, se sometió a una mamoplastia para sentirse mejor. Una operación que, según cuenta, le ha cambiado la vida: “A mí, además de operarme el pecho, me quitaron el alma”, asegura.
Para Virginia, como para otra mucha gente, la cirugía plástica va mucho más allá de los límites determinados por los cánones estéticos del momento. Era la solución a un problema que supera los límites de lo físico y quería despojarse de un complejo que tenía solución. "Y, por lo que me vendieron, demasiado fácil". Al problema económico, los 6.500 euros que pagó a tocateja por la operación al Instituto Pérez de
El coste de este tipo de intervenciones es uno de los handicaps que durante mucho tiempo los alejaron de los ciudadanos de a pie. Sabedores de la pasta gansa que ganaban, algunos centros de estética pusieron a disposición del consumidor sistema de financiación para avalar el ‘arreglo’. Así se acercaron muchos al sueño de un cuerpo corregido y mejorado. “A mí me intentaron colar una hipoteca con el BBVA, pero como soy extranjera necesitaba un aval bancario y yo quería costearlo sin que nadie tuviera nada que ver. Así que lo rechacé”, cuenta Virginia.
Al tercer día de la operación, la herida no cicatrizaba al ritmo que le habían asegurado. “Llamé al centro y me atendió Elena, la chica encargada del teléfono de urgencias que ni siquiera era enfermera. Me dijo que no me preocupara, que en tres días estaría cerrada”. La infección siguió revelándose hasta que todo terminó en una visita diaria durante seis meses a la clínica para curarse la cicatriz. “Ahí descubrí que el príncipe que me habían vendido en la primera consulta era una rana. Siempre me cogían la última del día, aunque me citaran a las 6 de la tarde, y cuando decidí curarme yo en mi propia casa, ni siquiera recibí en tres meses una llamada del doctor Federico Pérez de
Su abogado, Raúl Díez, ha visto cómo en los últimos años se han multiplicado los casos denunciados por supuestas negligencias médicas tras una cirugía estética. “Mis clientes llegan a mí totalmente abatidos porque se sienten engañados, estafados”. Nadie les explicó detalladamente los riesgos a los que se sometían en la operación. “Y cuando ésta fallaba, se intentaban lavar las manos”. El médico de Virginia alegó en el juicio que acaba de ganar la paciente que la infección la cogió en el quirófano; que la sala era alquilada y que, por tanto, las quejas debían ir para el hospital, no para él. Por eso Díez reclama a las clínicas homologadas más sinceridad, “que cuenten con pelos y señales los riesgos que corre el paciente, uno a uno, detalladamente”. Y, sobre todo, “que se le someta un test psicológico para ver si la persona está preparada para cambiar su físico ya que, muchas veces, no queda como le han vendido o como desearía”.
Las últimas cifras facilitadas por
Rodríguez recuerda que mucha gente llega a la intervención con una patología previa de base: se miran al espejo y no se aceptan a sí mismos. El doctor considera que hay casos en los que se puede arreglar un problema psíquico a través de la eliminación del defecto físico: “Una parte importante de nuestras vidas es nuestro aspecto exterior y eso es incuestionable. De manera que si hay un elemento de nuestra anatomía que consideramos, y que es objetivamente, deficitario, arreglándolo podemos solucionarlo. Lo que es un 'complejo' de toda la vida que puede eliminarse tal cual”, asegura. Como aquél que tenía las orejas despegadas y se las puso en su sitio. El problema está cuando uno se somete a todas las operaciones de cirugía estética que se le antoja sólo por sentirse mejor. “Hay otro grupo de gente que quiere vivir en una eterna juventud. El especialista debe activar el radar ante estos consumidores de cirugía estética compulsivos, hacerles ver que tienen un problema y enviarlos al especialista adecuado: el psicólogo”.
Sus recomendaciones para todos los usuarios son concisas: “Todo el mundo tiene que asegurarse de que quien le atiende es un profesional cuya titulación responde al tratamiento que le está aplicando”, recomienda. "Existe el riesgo. Mínimo, pero existe. Si no se lo cuentan, no se fíe”, recomienda. Otro de los problemas es que casi nadie habla del tema y se intenta negar la evidencia por todos los medios. El cirujano plástico reconoce que “sólo entre amigas muy íntimas se confiesan este tipo de arreglitos. Poca gente reconoce que se ha sometido a una intervención de este tipo, ni cuando es demasiado obvio".
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El individuo se siente indefenso y dominado ante el soldado que le apunta con un arma, el juez que puede sentenciar su destino y el médico a quien encomienda su cuerpo. Lo curioso es que solamente a éste último se le busca voluntariamente.
En nuestras sociedades –supuestamente democráticas- nos posicionamos y participamos en el debate referente a cuestiones como el gasto público, el código penal o la política de vivienda. En cambio, no nos vemos capacitados a intervenir en la decisión de optar entre si lo acertado para nuestra salud es una intervención quirúrgica, una medicación o un cambio en la dieta. El modelo sanitario está diseñado para que el ciudadano no comprenda, no analice, no opine y no decida. Incluso cuando abren la puerta a la decisión ciudadana crean una angustia en la medida en que anteriormente no ofrecieron los elementos necesarios para poder elegir. Hace varios años, ante un brote de meningitis infantil, las autoridades de la Comunidad de Madrid propusieron a los padres que ellos eligieran si vacunar a sus hijos o no. El resultado fue que las familias se encontraron ante un dilema frente al que no poseían la información ni conocimientos necesarios, debido a que el sistema de salud está planteado para que el usuario no conozca, no sepa y nunca pueda decidir, aunque se le ofrezca la posibilidad.
Jesús García también nos explica en este libro, cómo en el origen y diseño actual del sistema sanitario estadounidense se encuentra el control militar. Baste como ejemplo que el denominado Servicio de Inteligencia de Epidemias de Estados Unidos, que tiene ámbito de intervención mundial, posee un “ejército” de 2.700 agentes militares “incrustados” en instituciones, fundaciones, compañías farmacéuticas y de seguros, medios de comunicación y universidades. Al final el “gran hermano” se ha adueñado de la sanidad mundial. Un ejemplo claro de esa coordinación fue la presencia del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, como importante accionista en la empresa propietaria de la patente del medicamento para tratar la gripe aviar1, antes de que apareciese esa epidemia.
También se ha podido saber que la institución internacional de salud, la OMS, ha creado un departamento (Internacional Medical Products Anti Counterfeiting Taskforce) en el que participan la INTERPOL, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y las Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y la Federación Internacional de Asociaciones de Compañías Farmacéuticas2, que, bajo la excusa de la detección de medicamentos falsificados, tiene como objeto la persecución de la fabricación de genéricos al margen de la industria farmacéutica. No debemos olvidar, como nos recuerda el autor, que “el mercado controla la investigación, las publicaciones especializadas, la difusión masiva de noticias relacionadas con la salud y a una enorme cantidad de ONGs que trabajan en este campo, y que ello repercute sobre los discursos, los conceptos de salud y los modelos sanitarios más allá de cómo se administren”. El sistema además sacraliza las publicaciones científicas. Como señala García, estas publicaciones están sometidas a los mismos condicionamientos económicos y empresariales que el resto de medios de comunicación, no pueden arrogarse, como lo hacen, el valor de la infalibilidad científica. Las publicaciones médicas disfrutan de una patente de imparcialidad por la que están siendo reconocidas como la fuente más neutral hasta para determinar el número de muertos en la invasión de Iraq, ofrecido sin cuestionamiento por la revista The Lancet.El caso de estas publicaciones es sólo un elemento colateral del modelo cientifista que nos domina, según el cual, las aseveraciones que logran presentarse como científicas se convierten en incuestionables e infalibles. Se trata de algo que explotan muy bien en el ámbito de la economía, donde se permiten presentar sus recetas neoliberales como ciencia ajena al debate y la crítica política. Hasta el término “receta” es tomado del vocabulario médico, tan científico él, para aplicarlo en la economía. Y es que con la sanidad consiguen algo similar, mediante la presentación de cualquier iniciativa médica bajo la patina de ciencia neutral logran erradicar cualquier atisbo de crítica o debate.
Por ello, es necesario recordar e insistir en el fracaso del modelo capitalista global que nos gobierna y que ha instalado en los ciudadanos de los países ricos la enfermedad de la frustración. Pasamos nuestra vida persiguiendo la comida más sofisticada, el arte más excéntrico, el sexo más impulsivo, el mobiliario más chic. Quienes viven en zonas rurales, en cuanto pueden buscan las aglomeraciones de las grandes ciudades, los urbanos del interior se escapan a la costa y los habitantes de las regiones con temperaturas cálidas sueñan con una chimenea. A nuestros jóvenes les resulta insoportablemente aburrido un sol de primavera, el canto de un pájaro o una charla en un café. Internet ha supuesto la huida absoluta del mundo hacia lo irreal que no es nada. Vivir instalados en la frustración conlleva esa huida –que no búsqueda- hacia no se sabe dónde.
Nuestro sistema sanitario es el vivo ejemplo del surrealismo y la paradoja. Un indigente podrá recibir en los servicios de urgencia, de forma gratuita o subvencionada, un medicamento contra la sarna que debe disolver en el agua de una bañera, pero no tiene bañera, ni agua corriente, ni vivienda. A quien duerme en un frío invierno en la antesala de un cajero automático porque no tiene otro lugar, el sistema lo ingresa en un hospital cuando se enferma de pulmonía pero antes no le pudo ofrecer una manta para evitarla. Y además le dará el alta para que se dirija de nuevo a pasar la noche donde de nuevo enfermará.
En la versión global se mantienen también esas insultantes paradojas. Si, por ejemplo, naciesen en una inmunda barriada de Filipinas en el seno de una familia sin recursos para alimentarlas, dos gemelas adheridas por la espalda, los mejores hospitales del mundo competirían por realizar la intervención quirúrgica que las separe. Ya ha sucedido en alguna ocasión. Si, por el contrario, las niñas hubiesen nacido normales, ninguna institución se hubiera preocupado de que pudiesen ser alimentadas o de que recibieran asistencia médica ante una diarrea.
El mercado infesta todos los intersticios de nuestro sistema sanitario. Desde la ilegalidad se crean mercados de órganos o úteros de alquiler, y con la legalidad los jóvenes venden su semen y los equipos médicos de trasplantes cobran incentivos por cada donante que consiguen. Un hospital privado de los que ahora se conciertan por el Estado tendrá un gran negocio si hay una epidemia en su área de asistencia porque se multiplicarán las atenciones sanitarias y la facturación. Conforme a nuestro cálculo del Producto Interior Bruto, éste aumentará y, por tanto, el “crecimiento económico”, si surge un brote de Alzheimer que disparará la construcción de centros de asistencia, puestos de trabajo y la comercialización de material relacionado con la atención de esos pacientes. La película futurista La Isla (Michael Bay, 2005) ilustra bien algo que no podría resultar tan incongruente con el sistema que estamos creando. En ella una empresa “produce” clones de ciudadanos acaudalados con el único objetivo de disponer de órganos de repuesto para ellos. Por supuesto, ni los “originales” ni los clones conocen el planteamiento, los primeros sólo saben que pagan a una empresa que les encuentra donante, los segundos viven artificialmente en una comunidad cerrada y secreta creyendo que son la únicos supervivientes de un desastre nuclear, periódicamente se celebra un sorteo y uno de ellos es elegido para viajar a “la isla”, un lugar paradisíaco no contaminado. Nunca lo vuelven a ver sus compañeros. Se me ocurren dos preguntas: ¿Acaso tendrían prejuicios muchos de los ciudadanos de los países ricos en recibir un órgano de otro humano si lo necesitan para seguir vivos, aunque fuera a costa de la vida del donante? ¿Acaso no estarían en condiciones de pagar lo suficiente como para que sea rentable para una empresa dedicarse a ello? Al fin y al cabo ya estamos consumiendo su alimento en forma de combustible para nuestros vehículos.
Las empresas farmacéuticas merecen capítulo aparte, pero basta con señalar que el propio premio Nobel de Medicina Richard Roberts reconocía que “no les interesa buscar la curación"3. Ni las empresas de armamento desean acabar con las guerras ni las de medicamentos con la enfermedad. La razón es que nuestro sistema de mercado se fundamenta en crear empresas a las que paga por atender los problemas, de forma tal que éstas serán las primeras interesadas en que no se solucionen definitivamente esos problemas.García también afronta en su libro serias discrepancias científicas en lo referente al origen infeccioso de las enfermedades, el SIDA y otros paradigmas médicos. No estoy en condiciones de darle la razón o no, pero hemos de reconocer el valor de que su trabajo tenga el mérito de que, como afirmaba Einstein, “lo importante es no dejar nunca de cuestionar”. Llevar este cuestionamiento hasta el altar de la sacrosanta ciencia de la salud es de gran valor para ir creando un ciudadano crítico e independiente ante el poder, no sólo el político y el económico, sino también el científico que, como bien nos demuestra en su libro, no es ajeno a los dos primeros.
Por último, como ya viene siendo obligado en toda obra que quiera dejar en evidencia la indignación hacia el modelo dominante, Jesús García Blanca aporta propuestas de insurgencia y rebelión. Y, como para que el levantamiento sea eficaz necesita cimentarse en el conocimiento y la información, ni una de estas propuestas debo adelantar en este prólogo para que sólo se conozcan una vez leído este libro.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
“El rapto de Higea, en referencia a la diosa griega de la salud, desmonta, con ese necesario espíritu crítico tan poco frecuente en nuestras sociedades, el tabú de infalibilidad que posee el modelo sanitario moderno y que sirve al poder como herramienta eficacísima de control y dominación social".
“4.6. Embarazo y lactancia. Actualmente no hay datos disponibles relativos al uso de Panenza durante el embarazo. Los datos obtenidos en mujeres embarazadas que han sido vacunadas con diferentes vacunas estacionales inactivadas no adjuradas no sugieren malformaciones o toxicidad fetal o neonatal”. Es decir, no sabemos nada, salvo vagas deducciones.
NUEVA YORK.- Nieva fuerte, pero todos están en el jardín en malla: mamá, papá, el director de la escuela e incluso esa ex novia. ¿Y es aquel Elvis, detrás de la piñata?
Los sueños son tan ricos y parecen tan reales que los científicos suponen que deben tener un propósito psicológico. Para Freud, soñar ofrecía un patio de juegos para el inconsciente; para Jung, era un escenario en el que los arquetipos de la psiquis encarnaban nuestros conflictos primarios. Pero? ¿y si el propósito primario de los sueños no fuera psicológico?
En un trabajo publicado en la revista Nature Reviews Neuroscience , el doctor J. Allan Hobson, psiquiatra e investigador de la Universidad de Harvard, argumenta que el propósito del sueño es fisiológico: el cerebro está calentando sus circuitos, anticipando las escenas de la vida consciente.
"Esto ayuda a explicar un montón de cosas, por ejemplo, por qué tanta gente se olvida de lo que sueña -dijo el doctor Hobson-. Es como hacer jogging; el cuerpo no recuerda cada paso, pero sabe que hizo ejercicio. Esto es parecido: los sueños están afinando la mente para la vida consciente."
Hobson postula que dormir es un estado de consciencia paralelo que está continuamente en marcha, pero que normalmente está suprimido cuando estamos despiertos. El trabajo ya ha estimulado la controversia y la discusión entre los psicólogos freudianos, los terapeutas y otros investigadores, incluyendo a los neurocientíficos.
El doctor Rodolfo Llinás, neurólogo de la Universidad de Nueva York, calificó las ideas del doctor Hobson de "impresionantes", pero dijo que no era la única interpretación fisiológica de los sueños. "Yo digo que los sueños no son un estado paralelo de conciencia, sino que es la conciencia en sí misma, la ausencia de estímulos de los sentidos", dijo Llinás.
Una vez despiertas las personas, argumentó, sus cerebros revisan las imágenes de sueños para hacer coincidir lo que ve, oye y siente: los sueños son "corregidos" por los sentidos.
Estas nuevas concepciones están basadas en parte en descubrimientos básicos acerca del sueño REM. Diversos estudios sugieren que los sueños REM aparecen pronto en la vida, en el tercer trimestre de la gestación.
Los científicos han hallado evidencia de que la actividad REM ayuda al cerebro a construir conexiones nerviosas, particularmente en sus áreas visuales. El feto en desarrollo puede estar "viendo" algo, en lo que hace a su actividad cerebral, mucho antes de que se abran sus ojos, mientras su cerebro se basa en modelos de espacio y de tiempo innatos, como una máquina de realidad virtual interna. Los sueños completos, en el sentido usual de la palabra, llegan mucho después. Su contenido, según este punto de vista, es un tipo de prueba o ensayo de lo que puede deparar el día que se acerca.
Todo esto no significa que los sueños estén desprovistos de significado. Cualquiera que pueda recordar un sueño vívido sabe que en ocasiones esas extrañas escenas nocturnas reflejan esperanzas reales y ansiedades. Pero la gente puede leer casi cualquier cosa en un sueño, y lo hace. En un reciente estudio de más de mil personas, investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon y Harvard encontraron sesgos muy fuertes en la interpretación de los sueños.
De hecho, las investigaciones sugieren que alrededor del 20% de los sueños contienen personas o lugares que el soñador ha encontrado. La mayoría de las imágenes parecen ser exclusivas de un sueño.
La Justicia designó como asistente en la causa al Ministerio de Salud de la Nación. Dos personas murieron y otras dieciséis se intoxicaron en una clínica para adultos mayores. El juez halló “comida en mal estado y medicamentos vencidos”.
La Justicia desplazó ayer a las autoridades porteñas como auxiliares de la investigación en la clínica de rehabilitación Santa María de los Buenos Ayres, donde el martes pasado murieron dos personas por una supuesta intoxicación en la comida. El juez en lo Criminal de Instrucción Juan María Ramos Padilla –a cargo de la causa– solicitó, entonces, que el Ministerio de Salud de la Nación designe a un funcionario de esa cartera para garantizar la preservación de los elementos de prueba. Durante la tarde de ayer, Ramos Padilla ordenó “medidas procesales” en algunas dependencias del Gobierno de la Ciudad y recorrió la clínica del barrio de Almagro. Un vocero judicial relató que el martes el juez halló en la clínica “comida en mal estado, medicamentos vencidos, un irregular funcionamiento de heladeras y del grupo electrógeno, deficiencias en el suministro del agua y otras falencias en materia de seguridad”. Según el vocero, “cuando el juez recorría el lugar, un camión de basura de la ciudad de Buenos Aires retiraba objetos que podrían ser elementos probatorios”. En el marco de la investigación, a cargo de la fiscal de instrucción Betina Bota, se “secuestraron historias clínicas, libros de las inspecciones y clausuraron dos oficinas y la cocina”, detalló.
Según explicó a Página/12 un vocero de la Agencia Gubernamental de Control porteña, “no realizaron un allanamiento, sino que el magistrado solicitó el expediente de habilitación del lugar para constatar que se habían hecho todas las verificaciones pertinentes”.
La clínica Santa María de los Buenos Ayres, del barrio porteño de Almagro, está habilitada desde 1983 como establecimiento privado de asistencia médica, con poco más de dos mil metros cuadrados y capacidad para 68 internados en habitaciones comunes y 28 en terapia intensiva. No es un geriátrico, sino una clínica especializada en tercera edad. El martes a la madrugada, cuando un hombre de 60 años y una mujer de 86 fallecieron, la capacidad del establecimiento estaba al tope: en el lugar había casi 60 pacientes internados.
Según fuentes de la Agencia Gubernamental de Control porteña, en el último año la clínica fue inspeccionada dos veces. “En abril de 2009 fueron inspectores de la Dirección General de Fiscalización y Control, para verificar las medidas de seguridad del establecimiento (salidas de emergencia, instalaciones eléctricas, matafuegos). Y en diciembre de 2008 personal de Bromatología realizó controles en la comida, en los certificados de los cursos de manipulación de alimentos, de fumigación y limpieza de los tanques de agua”, confirmó a este medio un vocero del gobierno PRO. Además, según justificó la fuente, “nunca hemos recibido ninguna denuncia específica sobre el funcionamiento de la clínica que habilite otro tipo de fiscalización y, además, el controlar la comida es algo muy complicado ya que debería hacerse todos los días”.
De todas maneras, la Justicia desplazó ayer a las autoridades porteñas como auxiliares de la investigación por las muertes y los dieciséis intoxicados en la clínica. Una fuente de la causa relató que el juez Ramos Padilla “dispuso que la División de Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal allane las oficinas de Habilitaciones, Higiene y Seguridad y el Ministerio de Salud” porteños por lo ocurrido en el sanatorio Santa María de los Buenos Ayres.
Además, el magistrado “pidió al Ministerio de Salud de la Nación que designe a un funcionario de esa cartera para garantizar la preservación de los elementos de prueba”, indicó el vocero judicial. Desde la cartera sanitaria nacional se confirmó la medida. De hecho, la designación recayó en el director de Emergencias Sanitarias, Gabriel Ive, “quien procura determinar en qué estado se encuentra cada uno de los pacientes internados en la clínica y los que fueron derivados a otros centros sanitarios”, admitió la misma fuente.
MADRID.- Las mujeres con la libido baja están de enhorabuena. Un fármaco -pensado originalmente como antidepresivo- es eficaz para despertarles otra vez los instintos sexuales.
Los estudios que ha realizado la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y la Universidad de Ottawa en Canadá, respaldan la utilidad de este medicamento, flibanserina, para devolver el deseo a las mujeres, según han indicado durante el Congreso de la Sociedad Europea de Medicina Sexual que se celebra en Lyon (Francia).
Según explica John M. Thorp Jr., responsable norteamericano de estos estudios, ellos fueron los primeros en evaluar una terapia que funcionara a nivel cerebral para aumentar la libido en mujeres con bajo deseo sexual. "La flibanserina era un mal antidepresivo, sin embargo, se observó que aumentaba la libido en animales de laboratorio y seres humanos. Por ello realizamos múltiples ensayos clínicos y las mujeres de nuestros estudios que lo tomaron por un deseo sexual bajo decían sentir mejoras y experiencias sexuales satisfactorias", añade.
El producto, indican los investigadores, es esencialmente un fármaco similar a la viagra para las mujeres en las que el principal problema sexual es la disminución del deseo, como lo es la disfunción eréctil en los hombres.
Los datos muestran que la prevalencia de este trastorno -conocido médicamente como deseo sexual hipoactivo- afecta a entre el 9% y el 26% de las mujeres sólo en EEUU. La flibanserina en la actualidad se utiliza como un fármaco en el ámbito de la investigación y sólo lo toman mujeres que participan en ensayos clínicos.
Los investigadores reunieron los datos de cuatro ensayos clínicos con flibanserina realizados en Estados Unidos, Canadá y Europa. En ellos participaron un total de 1.946 mujeres premenopáusicas mayores de 18 años que recibieron de forma aleatoria flibanserina o un placebo durante 24 semanas. Las participantes fueron analizadas durante cuatro semanas antes de comenzar el tratamiento y en las cuatro semanas siguientes.
De forma inicial, se utilizaron cuatro dosis diferentes en los ensayos: 25 miligramos dos veces al día, 50 miligramos una vez al día al acostarse, 50 miligramos dos veces al día y 100 miligramos una vez al día al acostarse. Las dosis de 50 miligramos diarios no fueron eficaces pero sí las de 100 miligramos. Por este motivo, los resultados proceden sólo de tres de los cuatro ensayos y están basadas en los 100 miligramos diarios.
Los ensayos midieron los cambios en seis variables sobre las que informaban las mujeres una vez por semana. Incluían el número de encuentros sexuales satisfactorios, una puntuación diaria del deseo, aspectos del funcionamiento sexual femenino, funcionamiento sexual global, alteraciones sexuales y, en concreto, alteraciones de la libido y el deseo.
Los investigadores concluyeron que el tratamiento con 100 miligramos de flibanserina una vez al día se asociaba con mejoras significativas frente al placebo en el número de encuentro sexuales, el deseo sexual, una reducción en el malestar asociado con la disfunción sexual y el funcionamiento sexual global.
"Estos resultados apuntan a una nueva estrategia farmacológica del problema sexual que asola a las mujeres en edad reproductiva y podría ser con el paso del tiempo un tratamiento eficaz sin los efectos secundarios de la terapia de reemplazo de andrógenos, que es el único tratamiento existente en la actualidad", concluye Thorp.
BBC Ciencia
La hipnosis tiene un efecto "muy real" en el cerebro, que puede ser detectado con escáneres, afirman científicos de la Universidad de Hull, en Inglaterra.
Hasta ahora ha habido mucho escepticismo sobre si realmente existe el estado hipnótico.
Un estudio con voluntarios hipnotizados mostró en imágenes computarizadas cambios en las partes del cerebro relacionadas con el fantaseo y la imaginación.
Estos patrones cerebrales -afirman los investigadores- no estaban presentes en los participantes que tomaron parte en las pruebas pero no fueron susceptibles a la hipnosis.
Tal como señalan los expertos, el estudio publicado en la revista Consciousness and Cognition (Conciencia y Cognición) apoya la teoría de que la hipnosis "prepara" al cerebro para quedar dispuesto a la sugestión.
La hipnosis es una técnica cada vez más utilizada para ayudar a las personas a dejar de fumar o perder peso, y en el Reino Unido algunos expertos recientemente recomendaron su uso en el Servicio Nacional de Salud para tratar a pacientes con síndrome de intestino irritable.
Sin embargo, tal como afirman los investigadores, todavía hay mucho escepticismo sobre si realmente existe el llamado "estado hipnótico".
No es la primera vez que los científicos intentan usar técnicas de imágenes de resonancia magnética funcional para monitorear la actividad cerebral en personas que han sido hipnotizadas.
Pero el equipo de Hull afirma que, en el pasado, los estudios se llevaron a cabo mientras las personas hipnotizadas realizaban determinadas tareas, de modo que no estaba claro si los cambios en el cerebro se debían al acto de efectuar una labor o al efecto de la hipnosis.
Esto demuestra que los cambios en el cerebro se deben a la hipnosis y no a la simple relajación. Nuestro trabajo muestra que la hipnosis es real
Dr. Michael McGeown
En la investigación reciente, el equipo primero analizó la forma en que los participantes respondían a la hipnosis y seleccionó a diez individuos que eran "altamente susceptibles" y a siete que no habían respondido a la técnica, aparte de quedar más relajados.
Posteriormente se pidió a los participantes que llevaran a cabo una tarea mientras estaban bajo hipnosis -como escuchar música no existente- y no sabían que se estaba monitoreando su actividad cerebral incluso en los períodos de descanso entre ocupaciones.
Los investigadores también llevaron a cabo escáneres cerebrales de los participantes sin inducción hipnótica para poder comparar los estados de descanso dentro y fuera de la hipnosis.
Los resultados mostraron que en el grupo "altamente susceptible" hubo una actividad reducida en la región cerebral involucrada en el fantaseo y en dejar correr la imaginación, lo que se conoce como la red de "modo por omisión" (DMN, por sus siglas en inglés) que se activa cuando el individuo no está enfocado en el mundo exterior y el cerebro está en reposo, aunque despierto.
Se cree que la hipnosis funciona "clausurando" el DMN, lo que deja al cerebro libre para concentrarse en otras tareas.
Se cree que la hipnosis funciona clausurando la "red de modo por omisión".
Tal como afirma el doctor William McGeown, profesor del departamento de psicología de la Universidad de Hull y quien dirigió el estudio, los resultados son "inequívocos" porque sólo se vieron en los individuos altamente susceptibles a la hipnosis.
"Esto demuestra que los cambios en el cerebro se deben a la hipnosis y no a la simple relajación. Nuestro trabajo muestra que la hipnosis es real", asegura el investigador.
Por su parte, el doctor Michael Heap, psicólogo clínico y forense basado en Sheffield, Inglaterra, comenta que este experimento es el primero que muestra los patrones cerebrales que apoyan la teoría de que la hipnosis funciona al "preparar" al sujeto para que responda de manera más efectiva a las sugerencias.
"Aún más importante es que los datos confirman que la relajación no es un factor crítico", agrega.
"La información limitada de este estudio sugiere que este patrón de actividad posteriormente se disipa (por lo menos hasta cierto punto) una vez que los individuos comienzan a comprometerse con las sugerencias que se les dan".
Sin embargo, el psicólogo dice que este estudio pequeño, que necesita confirmarse con otros poblaciones, no prueba que las personas que están siendo hipnotizadas esté en una verdadero "trance".
Del celular a un microscopio.
La Universidad de California ha convertido un teléfono celular en una herramienta para análisis de sangre.
Por 10 dolares se le puede agregar un software a los teléfonos inteligentes tipo IPhone que permite poner un dedo con una pequeña gota de sangre sobre el sensor de fotos de un celular y enviarlo. El sensor detecta el contenido y envía la información a un hospital o centro de salud. El teléfono puede detectar las figuras de una célula enferma o anormal o puede determinar el nivel de células blancas ,que es un signo de infección; dijo Aydogan Ozcan un profesor asistente de ingeniería eléctrica y miembro de Instituto de nanosistema de la Universidad de California.
Dijo que es una forma beatísima de eliminar microscopios y ejemplares de imagenes biologicas con una simple cámara del teléfono celular. La idea es comercializar esta aplicación de bajo costo y aplicarla a diferentes productos dijo el Dr. Karlovac Director ejecutivo de Microskia en Los Angeles.
“los hologramas creados por emisión de luz son ricos en información, puede ser procesados matematicamente y reconstruir las imagenes del microscopio, es potencialmente mas rápido que el microscopio."
Estar de mal humor y ser un gruñón hacen pensar con más claridad, según un estudio australiano publicado en la revista Science que investiga las emociones. Así, indica que en contraste con las personas que parecen siempre felices, las de ánimo miserable son mejores a la hora de tomar decisiones ya que son menos crédulas. El estudio justifica las críticas que tan a menudo sufren los jefes, generalmente más respetados en el entorno laboral cuanto más agrio tienen el carácter.
"Mientras la jovialidad fomenta la creatividad, la melancolía facilita la atención y el pensamiento reflexivo", asegura el investigador y psicólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur, que ha dirigido el estudio, Joe Forgas. El experto afirma que una persona irritable y desconfiada puede lidiar con situaciones más exigentes que un individuo feliz, por la forma en la que el cerebro "promueve estrategias de procesamiento de la información".
Estudio en la práctica
Para llegar a estas conclusiones, el científico le pidió a un grupo de voluntarios que mirasen diferentes películas y pensasen en situaciones positivas o negativas de sus vidas, con el fin de ponerlos de buen o mal humor. Posteriormente, les pidió una serie de ejercicios, como juzgar la veracidad de los mitos urbanos y dar detalles como testigos oculares de un hecho.
Los malhumorados superaron a los joviales, ya que cometieron menos errores y fueron mejores comunicadores. "Mientras que el humor positivo parece promover la creatividad, la flexibilidad y la cooperación, el malhumor activa una forma de pensar más atenta y cuidadosa, haciendo que la persona preste más atención al mundo externo", añadió Forgas.
La tristeza del mensaje escrito
El estudio también concluye que los individuos tristes son mejores exponiendo sus ideas a través de argumentos escritos. A juicio del psicólogo, esta situación muestra que "un humor moderadamente negativo puede en realidad promover un estilo de comunicación más concreto, más armonioso y, en definitiva, más exitoso". Finalmente, el anterior trabajo de Forgas apuntaba a que el clima tiene un efecto similar sobre el ser humano: un día húmedo y gris agudiza la memoria, mientras que uno soleado vuelve a las personas más olvidadizas.