lunes, 31 de diciembre de 2018

FELIZ HOMO NUEVO....SIN .AMERICANOS

El hallazgo que revoluciona el origen del hombre

Historias


Reproducción de un cráneo del yacimiento de Jebel Irhoud N. H. M.


De esta forma se abría el camino para que diferentes especies de animales se dispersasen por todo el continente, incluidos los primeros homínidos. A medida que el clima modificaba los ecosistemas, diferentes grupos de Homo sapiens pudieron tomar nuevas rutas, algunas veces entrando en contacto entre sí, otras quedando aislados durante milenios.Hace cientos de miles de años cruzar el Sáhara a pie no hubiese sido tan difícil. Lo que hoy es un mar de arena era en aquel entonces una sabana llena de vida. En diferentes momentos a lo largo de la Prehistoria el clima del norte de África permitió la aparición de redes de ríos y lagos que acogían abundante vegetación y vida salvaje, dando lugar a episodios que los científicos llaman Sáhara verde.
De acuerdo con la teoría más aceptada, nuestra especie habría evolucionado hasta su forma actual partiendo de una única población en África. Así, diferentes regiones en Etiopía y Sudáfrica se han venido disputando el título de cuna de la humanidad. De acuerdo con esta versión -a la que se suele llamar Out of Africa- hace al menos 500.000 años un grupo de homínidos sufrió una serie de cambios genéticos y culturales que les lanzaron a una carrera evolutiva que culminó en el ser humano moderno. Desde esa primera cuna, se diseminaron por todo el continente y, de ahí, al resto del mundo. Sin embargo, algunos investigadores están reescribiendo esa narrativa tradicional, apoyados en nuevas pruebas materiales y genéticas. Son partidarios de una hipótesis alternativa: el multirregionalismo africano.
La cuna de la humanidad, según ellos, no estuvo en África sino que fue África. Las características distintivas que presentan hoy los sapiens emergieron como un mosaico en diferentes poblaciones diseminadas por todo el continente. Separados entre sí por esas barreras geográficas, nuestros antecesores evolucionaron durante mucho tiempo de manera aislada y cada grupo desarrolló algunos de los rasgos que han llegado a la actualidad, que fueron aportando al conjunto de la especie. Porque esa separación no era una constante: a medida que los cambios en el clima reverdecían desiertos o secaban bosques, esos primeros seres humanos entraban en contacto o quedaban aislados de otras comunidades.
Y cada vez que los caminos se abrían para esos grupos se producía el mestizaje, intercambiando material genético y conocimiento tecnológicos en un crisol continental que culminó en lo que hoy es el Homo sapiens. «En la formulación tradicional del Out of Africa se sostiene que el sapiens habría reemplazado, sin mezclarse, a cualquier otra población de homínidos que hubiera fuera de África, pero hoy sabemos que sí que existió una hibridación con neandertales y denisovanos», explica María Martinón Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). «No creo que esos cruces hubieran sido la norma, ni que el hombre moderno sea una fusión de estas especies, pero esto sí contradice una de las premisas originales del Out of Africa y, en ese sentido, le da un poco la razón al multirregionalismo».


A unos 100 km. al oeste de lo que hoy es Marrakech, un grupo de personas utilizó como refugio una cueva al pie del macizo del Atlas, en un lugar llamado Jebel Irhoud. Allí descansaron, encendieron fuegos, afilaron sus armas de caza y llevaron sus presas. Y allí murieron algunos de ellos, dejando sus huesos en la tierra, hace aproximadamente 300.000 años. Una fecha que para algunos investigadores -no todos- supone retrasar el punto de partida evolutivo de la especie al menos 100.000 años. Ese nuevo comienzo implica que nuestra especie es más antigua y compleja de lo que se pensaba y que ya se había extendido por toda África en ese punto.
El de Jebel Irhoud es uno de los hallazgos que los partidarios del multirregionalismo señalan para defender su hipótesis. «Mucho antes de la dispersión del Homo sapiens fuera de África, hubo dispersión dentro de África», dice Jean-Jacques Hublin, director del Departamento de Evolución Humana del Instituto Max Planck de Leipzig. «Asumíamos que hubo cuna de la humanidad hace 200.000 años en el este de África, pero los nuevos datos demuestran que el sapiens se extendió por todo el continente africano hace unos 300.000».
Los misteriosos antepasados hallados en la gruta marroquí tenían una extraña combinación de características, en los que se mezclaban las caras planas de los humanos modernos con los cráneos alargados de especies antiguas como el Homo erectus. A pesar de ser más robustos y musculosos que nosotros, sus rasgos los vinculan con nuestra especie más que con cualquier otro miembro del género Homo. La mandíbula inferior también era similar a la del sapiens moderno, aunque mucho más grande, pero existe una diferencia llamativa en la forma del cráneo, mucho más alargada.
Nuestros cráneos tienen una forma redondeada, pero los suyos eran más bajos en la parte superior y más largos en la posterior. «La cara del espécimen que encontramos es la de alguien que se podría encontrar en el metro», asegura Hublin. Pero de perfil, no tanto; aunque sus cerebros ya eran tan grandes como los nuestros, debían tener una forma diferente. Eso implica que su estructura cerebral -y tal vez sus capacidades-estarían en proceso de desarrollarse durante los siguientes milenios de evolución.
El problema es que no todos los expertos coinciden en catalogar como sapiens a los antiguos habitantes de Jebel Irhoud. «Personalmente creo que no pueden clasificarse dentro de nuestro mismo taxón porque le faltan rasgos de Homo sapiens como la barbilla, la frente vertical o el cráneo alto y abombado», declara Martinón Torres. Unas dudas que la directora del CENIEH comparte con colegas como Juan Luis Arsuaga o José María Bermúdez de Castro, aunque matiza que «podrían representar a los antecesores directos de nuestra especie, lo que es también muy interesante».
La combinación de rasgos modernos y vasos cerebrales primitivos hallados en Marruecos son uno de los elementos que han llevado a algunos autores a sugerir queel físico y el comportamiento asociados con los humanos modernos no evolucionaron en un único árbol genealógico. En cambio, las características que asociamos con el ser humano probablemente aparecieron más bien como como un mosaico. Este verano, 22 antropólogos, arqueólogos, genetistas y climatólogos se reunieron en Londres para revisar las pruebas a favor del multirregionalismo africano, y plasmaron sus conclusiones en un texto publicado en Trends in Ecology & Evolution.


En los últimos años esas características -la forma del cráneo, el mentón, la frente más delicada y la cara pequeña- han ido apareciendo en diferentes lugares, en periodos distintos. Los partidarios de la idea de un sólo linaje sapiens tienden a desechar esos fósiles como ramas laterales en el árbol de los homínidos. «A día de hoy no podemos afirmar si algunos de ellos se mezclaron con otros homínidos de gran cerebro que pueden haber vivido en África al mismo tiempo que el Homo sapiens, pero sigue siendo una posibilidad», declara Eleanor Scerri, investigadora del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana y de la Universidad de Oxford, y autora principal del artículo. «Es posible que en aquel momento compartiéramos África con al menos otras dos especies: el Homo naledi y Homo heidelbergensis».
Además, la cronología de Jebel Irhoud coincidiría con las fechas recientemente atribuidas al naledi, una especie de homínidos extinta descubierta en 2013 en Sudáfrica. Eso prueba que, al menos, dos especies de homínidos dramáticamente diferentes habitaban distintos puntos de África al mismo tiempo. El problema es que a día de hoy los científicos disponen de muy pocos fósiles para poder demostrar si había o no otros miembros del taxón sapiens alrededor de ese periodo. En otras partes del continente se han hallado fósiles que combinan rasgos modernos y antiguos en diferentes grados: el cráneo de Florisbad, hallado en Sudáfrica de hace 260.000 años;los restos de Omo Kibish, de 195.000 años o el llamado cráneo de Herto, 160.000, ambos encontrados en Etiopía.
Esta nueva visión hace que fósiles hallados en otras partes de África sean observados de manera distinta, ya que ahora pueden ser considerados como una pieza más de ese mosaico que acabó por dar forma a los sapiens. «La idea de que nuestros orígenes se encuentran en una sola población ha hecho que el registro fósil se haya interpretado de una manera bastante selectiva; hay fósiles que han sido excluidos de ciertos estudios porque no se reconoció la variabilidad de los primeros miembros de nuestra especie», señala Scerri. «Pero al incorporar todo el continente africano en esa Prehistoria temprana, muchos fósiles vuelven a estar sobre mesa y algunos encajan mejor con otras líneas de investigación».
Los arqueólogos recuperaron en Marruecos herramientas de piedra especializadas y sofisticadas, como punzones y puntas de lanza. La existencia de estos objetos en la llamada Edad Media de Piedra reflejaría una evolución paralela -y más temprana de lo que se creía- del cuerpo y la mente humanos. Y sugerirían que esta transición ocurrió a escala continental, ya que tales herramientas se han encontrado además de en Marruecos, en la citada Florisbad y Olorgesaillie (Kenia), si bien con algunas diferencias regionales. «La evolución de la forma del cerebro humano moderno parece ser paralela a la aparición gradual de la modernidad conductual vista desde el registro arqueológico», asegura Hublin.
Durante cientos de miles de años los homínidos hicieron el mismo tipo de grandes hachas de piedra. Pero ese estancamiento tecnológico terminó hace unos 300.000 años, en el mismo punto en el que aparecen esos primeros fósiles de Homo sapiens. «Las herramientas de piedra y otros artefactos que se han encontrado están muy agrupados tanto el espacio y a través del tiempo", explica Scerri, "pero también hay una tendencia continental hacia una cultura material más sofisticada, una 'modernización' de la cultura material que claramente no se origina en una región ni ocurre en un periodo de tiempo».
Bajo el prisma del multirregionalismo la Historia de la humanidad viene marcada por una combinación entre evolución y grandes migraciones. «Las barreras naturales crearon oportunidades de migración y contacto para grupos que antes podían haber estado separados, y la fluctuación posterior significaría que las poblaciones que se mezclaban durante breves periodos antes de volver a quedar aisladas", explica Scerri. Durante los momentos de aislamiento los grupos vivieron un proceso de adaptación local y de desarrollo de una cultura material y una composición biológica propias, que pondrían en común con otros cuando el clima templaba. Los milenios de separación dieron lugar a una asombrosa diversidad de formas, cuya riqueza jugó en beneficio de toda la especie.
«Posiblemente el debate se ha polarizado demasiado entre el Out of Africa extremo y el multirregionalismo extremo, y no todo es ni tan blanco ni tan negro», opina Martinón Torres. Esta última década dos teorías que estaban en polos opuestos están acercando posiciones. «Sigue preponderando la idea del origen africano de nuestra especie, pero se comienza a aceptar un patrón más reticulado y menos lineal, más parecido al que proponía el multirregionalismo. El Homo sapiens es en realidad una mezcla, un crisol de poblaciones diversas».

domingo, 30 de diciembre de 2018

PRIMERO LOS INSECTOS Y LUEGO LOS HUMANOS


Un reportaje del New York Times del pasado noviembre titulaba: "El apocalipsis de los insectos está aquí". Este es un recorrido por diversos puntos del planeta, desde México hasta Alemania o España, donde constatamos el declive generalizado de estos pequeños seres tan importantes para la vida en el planeta. 
En 2014, Mario García, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN/CSIC), regresó con una buena noticia de sus trabajos de prospección sobre la presencia de un género de escarabajos ( Eupompha) en los estados mexicanos de Baja California y Sonora. Junto a otra investigadora predoctoral mexicana de esta misma organización, Karen López, confirmaron la presencia de tres poblaciones de Eupompha imperialis en las proximidades de la frontera con Estados Unidos. Se convirtieron en los primeros registros de la especie en México. ¿Primeros y últimos? López viajó hasta en tres ocasiones al mismo lugar apenas dos años después, para completar el trabajo iniciado. "No encontré ni uno solo, ni de esa especie, ni de su género ni tan siquiera de su tribu, Eupomphini". Las tribus son grupos taxonómicos que abarcan varios géneros. "Es cierto que pertenecen a una familia cuyas especies son muy difíciles de ver porque tienen ciclos de vida muy complejos, con una fase larvaria muy desarrollada que se escapa a la observación sobre el terreno, pero las visitas fueron suficientes para haber detectado al menos su presencia".
La investigadora mexicana teme lo peor, y es que el cambio climático y de los usos del suelo hayan provocado la posible desaparición de estos insectos coleópteros en las zonas septentrionales prospectadas de Baja California y Sonora. "Los habitantes de estos lugares me relataban que cada vez llueve menos y que incluso hay largas temporadas en las que no cae ni una gota de agua, lo que impide que culmine la metamorfosis de larva a adulto de cualquier especie de Eupomphini". Similares conclusiones son a las que han llegado algunas investigadoras del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México (Inecol) con otros coleópteros, los escarabajos estercoleros o peloteros, localmente llamados rodacacas. Estos insectos, como muchos otros, realizan una función trascendental en los numerosos ecosistemas donde viven. Descomponen y digieren o entierran la materia orgánica de las heces de muchos vertebrados, retirando del medio posibles infecciones (destruyen huevos y larvas de moscas y otros parásitos y bacterias nocivas para el ganado y el hombre) y una fuente de emisión de metano que, de liberarse, aumentaría aún más los efectos negativos que provocan los gases de efecto invernadero.
Imelda Martínez y Magdalena Cruz, de Inecol, llevan varios años publicando estudios y libros sobre la función de los escarabajos estercoleros en los pastizales ganaderos. Ya en 2012, detectaron que durante las cada vez más recurrentes temporadas de sequías la degradación del estiércol vacuno fue más lenta que en épocas de lluvias, y la abundancia de los escarabajos estercoleros también fue menor. Martínez, que advierte además sobre el impacto negativo de plaguicidas y medicamentos veterinarios, tiene algo claro: "Hay que cuidar y conservar a los escarabajos estercoleros por su importancia biológica, ecológica y sobre todo económica para los productores ganaderos y el país". De ahí la colaboración estrecha que se ha establecido entre estos y el Inecol. Antes de volar hacia Alemania, Karen López no quiere que salgamos de México, en concreto de la sierra norte de Oaxaca, sin al menos apuntar que otro orden de insectos, los lepidópteros, sufre el cóctel mortal de la transformación del hábitat, el uso de agroquímicos, el cambio climático y el coleccionismo. "La mariposa tigre oxaqueña ( Pterourus esperanza) es endémica y tiene un hábitat restringido al bosque de montaña y pino-encino entre los 1.600 y 2.500 metros de altitud y cada vez se nota menos su presencia, casi no se la ve; excepto en Internet, donde se subastan algunos ejemplares por más de 2.500 dólares", denuncia la investigadora.
Las mariposas son precisamente unas de las protagonistas de un estudio que ha disparado la alarma por la progresiva desaparición de los insectos. Investigadores de la Universidad de Radboud, de los Países Bajos, y de la Sociedad Entomológica de Krefeld, de Alemania, desplegaron trampas para capturar insectos voladores en 63 espacios protegidos de este último país durante 27 años. Las conclusiones, publicadas en 2017 en la revista Plos One, son demoledoras: "Nuestro análisis estima una disminución de la biomasa de insectos voladores del 76%, que llega al 82% a mediados del verano". "La disminución generalizada es alarmante, en especial porque todas las trampas se colocaron en áreas protegidas, que están destinadas a preservar las funciones de los ecosistemas y la biodiversidad", resaltan desde el equipo liderado por Caspar Hallmann, del Instituto de Investigación del Agua y los Humedales de la Universidad de Radboud.
Del estudio no dejan de brotar conclusiones preocupantes: "Esto excede considerablemente el descenso estimado del 58% en la abundancia global de vertebrados salvajes en un período de 42 años reflejado en anteriores investigaciones; constatamos que las disminuciones documentadas recientemente para varios taxones, como las mariposas diurnas, polillas y abejas silvestres, van en paralelo con una pérdida severa de la biomasa total de insectos, corroborando que no solo las especies vulnerables, sino la comunidad de insectos voladores en general, han sido diezmadas en las últimas décadas".
Hallmann conoce además de primera mano la alteración que provoca la disminución de los insectos en las redes tróficas que sustentan diversos ecosistemas. Fue también el investigador principal de  un artículo publicado en la revista Nature en el que constató que los neonicotinoides, potentes insecticidas que afectan y matan a diversas especies de abejas, lo hacen también con 15 especies de aves depredadoras de estas, entre las que se encuentran estorninos, alondras y golondrinas. Precisamente, aunque del estudio de Plos One se colige que es necesario ampliar las investigaciones para acotar mejor la responsabilidad en el desplome de las poblaciones de insectos (entre ellas el cambio climático y la transformación del hábitat), la intensificación agrícola gana terreno. "Las reservas en las que se colocaron las trampas son de tamaño limitado dentro del típico paisaje fragmentado de Europa occidental, y casi todas las ubicaciones (94%) están rodeadas por campos agrícolas", advierten. Y señalan: "Parte de la explicación podría ser que las áreas protegidas (que sirven como fuentes de insectos) son afectadas y drenadas desde campos agrícolas". Para concluir: "El aumento de la intensificación agrícola puede haber agravado esta reducción en la abundancia de insectos".
Estamos ya en Madrid, en otro espacio protegido, concretamente el parque regional en torno a los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, más conocido como Parque Regional del Sureste. Es el área de acción principal de José Ignacio López-Colón, entomólogo con mucho campo en sus piernas que ha descubierto varias especies para la ciencia y nuevas áreas de distribución de otras, como hizo no hace mucho con una variedad de libélula.
López-Colón corrobora con su propia experiencia: "El descenso de insectos es bestial". Y se apunta a la teoría de la multicausa y de la necesidad de investigar y precisar más el origen de los males. "Son varias causas –resume– que posiblemente se suman para producir el descenso en especies y de contingentes de cada una de ellas: contaminación de los suelos y del aire, urbanización y fragmentación del territorio, deforestación y transformación de los usos agrarios, desaparición del pastoreo tradicional, empleo indiscriminado de pesticidas, medicamentos que se aportan al ganado..., y a todas ellas hay que añadir las gravísimas consecuencias de los desarreglos termopluviométricos producidos por el cambio climático". Y nos pone sobre las pistas de los mismos insectos que investiga Karen López, los coleópteros. No son pecata minuta, ya que forman el orden con mayor número de especies del planeta, con 375.000, casi 70 veces el número de especies de mamíferos. Entre ellos están también algunas familias a las que cada vez se echa más en falta en nuestros campos, como las mariquitas y las luciérnagas. Pero a López-Colón le preocupan sobremanera los escarabajos.
Repite lo de "bestial, brutal", al referirse a la disminución de coprófagos –ya vimos en México: esenciales para la salud del suelo, el aire y las personas– "tanto cuantitativa como cualitativa en las últimas cuatro décadas". "Ocurre en toda España, pero en concreto en la zona periurbana al este de Madrid capital, en los términos de Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz, San Fernando de Henares, Coslada, Mejorada del Campo, Velilla de San Antonio, Arganda del Rey y Rivas-Vaciamadrid, que son los que prospecto y observo regularmente desde hace ya casi 30 años".
Recorriendo algunos de los lugares mencionados, comienza a dar nombres propios: "Hay especies como Scarabaeus pius de la que ya no queda ni rastro, nunca la vi en estas últimas décadas, pero tengo registros de los años 60 y 70; otra especie emblemática es un endemismo del centro peninsular, Jekelius castillanus, ya no hay quien lo vea; y a Onthophagus latigena, muy abundante en excrementos de conejos en los años 80 en montes de Loeches y en zonas próximas, hoy día es difícil de localizar".
Sobre la marcha, este entomólogo, que reparte su preocupación naturalista entre la militancia en Ecologistas en Acción e investigaciones que le han llevado a realizar el volumen de la familia Scarabaeidae de la magna obra del CSIC Fauna Ibérica, recuerda otros impactos: "Dentro de los insectos florícolas he observado un descenso brutal –le pueden las sensaciones vividas a pie de campo– entre especies cuyas larvas viven en la madera muerta de árboles de bosques y sotos fluviales. La culpa la tienen ciertas prácticas, nefastas, de la silvicultura, que abogan por retirar la madera muerta de estos ecosistemas, con lo cual eliminan o reducen drásticamente las poblaciones de infinidad de especies que viven ahí y son parte fundamental del proceso de reciclado de los árboles".
Intento sacarle de su 'zona de confort', la familia Scarabaeidae, para llevarle al terreno de las libélulas, que tampoco se le dan muy mal, ya que descubrió dos poblaciones de Coenagrion mercuriale, considerada de interés comunitario por la Unión Europea, en sendos manantiales del Parque Regional del Sureste. Ejemplo positivo que no oculta la tendencia general: "La contaminación de las aguas y la desecación de humedales restringe la distribución de muchas especies autóctonas delicadas, pero otras más ubicuas se están expandiendo, como el caso deCrocothemis erytraea".
"El problema de las libélulas –toma carrerilla– es que con los efectos del cambio climático, algunas especies están expandiéndose a un ritmo vertiginoso de sur a norte". Y cita otro caso, el de Trithemis kirbyi ardens, libélula afrotropical que se empezó a citar en Europa en 2003. "Su área de distribución natural comprende todo el continente africano, la península arábiga y el subcontinente indio, pero en 14 años se ha extendido de manera extraordinaria gracias al cambio del clima; los especialistas españoles que nos hemos ocupado de esta especie coincidimos en la constante expansión durante la última década".
Todos estos fenómenos se aprecian también desde la ciencia ciudadana, que además es citada en muchos estudios científicos como importante referente a la hora de aportar datos continuos en el tiempo y el espacio sobre la presencia o ausencia de determinadas especies. En España, esa labor se lleva a cabo principalmente a través de la plataforma biodiversidad virtual, gestionada por la asociación Fotografía y Biodiversidad. Con Antonio Ordóñez, su director, recorremos los últimos kilómetros de este viaje por el declive de los insectos que comenzamos en México.
"Es una locura, un caos, cuando analizas qué está pasando con sus nichos, cuando ves que todas las tablas fenológicas sufren alteraciones", afirma Ordóñez. Algunos ejemplos con mariposas: "Hay especies con dos fases de reproducción que pasan a tres o una; otras aparecen en su hábitat antes de que aparezca su alimento, por lo tanto, mueren; hay algunas que te las encuentras volando en octubre o enero, cuando nunca lo han hecho en estos meses; y otras que detectamos por primera vez a determinada altura o al sur del Duero".
"Los datos son para que nos tomemos más en serio los estragos que está haciendo el cambio climático y que las autoridades y la comunidad científica actúen con mayor celeridad", advierte Ordóñez. En Biodiversidad Virtual les gustaría que su trabajo se tuviera más en cuenta y incluso contara más a la hora de aplicar políticas de conservación, en especial sobre insectos.
Considerando los servicios que aportan (polinizan, dispersan semillas, mantienen la estructura y fertilidad del suelo, realizan controles biológicos de plantas y otros animales, sirven de alimento a muchas especies…), deberían preocupar mucho más las alteraciones que provocan su pérdida o disfunción fenológica. Sin embargo, el ritmo de protección es infinitamente más lento que el de declive. En España, el catálogo nacional de especies amenazadas solo incluye 35 especies de insectos y únicamente 17 tienen una categoría de amenaza (ocho vulnerables y nueve en peligro de extinción) que permite activar planes de recuperación. La Comunidad Virtual de Entomología estima en 38.311 el número de especies de insectos en la Península ibérica. Karen López dice, con razón, que aquí tenemos mucha suerte. "La norma oficial mexicana (equivalente a nuestro catálogo) solo incluye a ocho especies de insectos, incluida la mariposa endémica de Oaxaca y la monarca".

FELIZ AÑO 2019


¿Hay pseudociencia dentro de la ciencia? ¿Es la medicina una ciencia?
Es pseudociencia toda forma de "falsa precisión", negar la incertidumbre nada tiene que ver con la ciencia. Una reflexión acerca de las fronteras del conocimiento y de las "patrullas" que las custodian
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Autor: Dr. Daniel Flichtentrei Fuente: IntraMed 
“Si levantas un muro, piensa en lo que queda fuera”
Italo Calvino, "El barón rampante"
Qué lugar ocupa la medicina dentro del conocimiento: ¿es una ciencia o una práctica con fundamento científico? De qué modo la falsa sensación de certeza convierte a la clínica en un ejercicio estandarizado y burocrático ajeno al padecimiento humano. Cada vez con mayor frecuencia tomamos mediadores por causas y causas inmediatas por causas distales (las "causas de las causas"). La práctica médica no se ejerce en inmaculados laboratorios de investigación científica, su escenario natural es el complejo, sucio y ambiguo mundo real. La Medicina Basada en Evidencias es absolutamente imprescindible y, al mismo tiempo, completamente insuficiente para cuidar a los pacientes.
Conferencia dictada en el encuentro "Pseudociencia dentro de la ciencia", organizada por CONICET / PENCO / IntraMed en el Centro Cultural de la Ciencia en diciembre de 2018.

sábado, 29 de diciembre de 2018

LOS ESPAÑOLES SOMOS BUENAS PERSONAS,LA MIERDA SON LOS POLÍTICOS,DESDE VOX A PODEMOS


Veintiún momentazos de la ciencia española en 2018


Este año nos ha dejado un sinfín de descubrimientos con sabor español, que van desde el hallazgo del arte más antiguo a la lucha contra las metástasis. Además, tenemos un ministro astronauta y se han colocado los cimientos de una oficina que asesorará a los políticos en materia científica. Como buenos propósitos para 2019: lograr una mayor presencia de expertas en prensa.

<p>Participantes en las primeras jornadas de Ciencia en el Parlamento en el Congreso de los Diputados, con la presidenta Ana Pastor. /  Congreso</p>
Participantes en las primeras jornadas de Ciencia en el Parlamento en el Congreso de los Diputados, con la presidenta Ana Pastor. /  Congreso
Doce meses dan para mucha ciencia. Como cada año, Sinc recopila los hallazgos y avances más importantes en los que han participado investigadores y centros españoles.

Nuestro viaje comenzó antes de lo esperado

El Homo sapiens salió de su África natal para comenzar su conquista del mundo mucho antes de lo previsto. Un fragmento de mandíbula encontrado en una cueva en Israel permitió adelantar esta fecha en 50.000 años. El estudio, en el que participaron investigadores españoles del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y del Centro UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humano, dató los restos con una antigüedad de entre 200 000 y 175 000 años.

Avances en fibrosis pulmonar

Un grupo de investigadores del CNIO logró detener en ratones el avance de la fibrosis pulmonar idiopática, una enfermedad sin tratamiento y potencialmente letal. La patología está relacionada con unos telómeros (los herretes de los cromosomas) demasiado cortos, pero un nuevo tipo de terapia génica logró alargarlos. Se lograba así rejuvenecer los tejidos afectados.

Los primeros artistas, neandertales

artistas
Dos investigadores toman muestras de una costra de calcita en la cueva cántabra de La Pasiega / J. Zilhão
Hasta este año se pensaba que los humanos modernos fuimos los primeros en mostrar inquietudes artísticas. Pero a principios de 2018, dos estudios de autoría española publicados en las revistas Science Science Advances contradijeron esta idea. La datación de pinturas rupestres y conchas decoradas encontradas en varias cuevas españolas señaló a los neandertales como autores sospechosos.
El trabajo, que dató las pinturas en más de 64.000 años, despertó un gran debate dentro de la comunidad científica. Tanto que un artículo de opinión publicado en Science incluso llegó a mostrar dudas sobre la metodología empleada; unas críticas a las que los autores respondieron en la misma revista y también en Sinc.

Avances en VIH

Menos del 1 % de las personas infectadas con el virus del sida jamás desarrolla la enfermedad. Hasta este año la causa era un misterio, pero científicos del Instituto de Salud Carlos III, la Universidad de La Laguna de Tenerife y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Barcelona señalaron por primera vez al responsable: proteínas defectuosas en la envoltura del microorganismo.
Este no ha sido el único avance en el estudio del VIH que nos ha dejado 2018. Un estudio de la Universidad Rockefeller (Nueva York, EE UU), cuya primera autora fue la española Pilar Mendoza, propuso un tratamiento alternativo a los retrovirales actuales. Este, con menos efectos secundarios, beneficiará a casi la mitad de los pacientes.

Medicina personalizada contra la trombosis

Los accidentes cardiovasculares son la segunda causa de mortalidad en pacientes de cáncer, y el tratamiento con anticoagulantes no está exento de peligros. Una prueba genética publicada este año por investigadores españoles permite saber qué personas son más propensas a sufrir estos trombos, para así saber si vale la pena correr el riesgo de aplicar el remedio.

La oficina de asesoría científica

1280px-El_ministro_de_Ciencia,_Innovación_y_Universidades,_Pedro_Duque,_en_la_Moncloa_(2018)
Duque, ministro.
España contará con una estructura destinada a facilitar información con evidencia científica a los políticos. La idea, que ya funciona con gran éxito en otros países como Reino Unido, ha sido impulsada en nuestro país por la iniciativa ciudadana Ciencia en el Parlamento.
Tras unas jornadas que sirvieron a modo de prueba piloto en noviembre, la presidenta del Congreso Ana Pastor se comprometió a crear la oficina, que nacerá en 2019 con un presupuesto de 200.000 euros.

Ministerio con astronauta

El primer astronauta de nacimiento y nacionalidad española, Pedro Duque, se convirtió este año en ministro de Ciencia, Innovación y Universidades.
El nombramiento fue apreciado en los círculos científicos, no solo por los reconocimientos y galardones con los que cuenta Duque, sino porque supuso la recuperación de un ministerio propio para la investigación española, después de que esta fuera absorbida por la cartera de Economía en 2011.

Un puñado de nuevas ‘Tierras’

Este año, un equipo internacional de científicos, liderado por astrónomos españoles, encontró el segundo exoplaneta conocido más cercano a la Tierra. Se trata de una supertierra helada, tres veces más masiva que nuestro planeta y con una temperatura de equilibrio de -170°C, que orbita alrededor de la estrella Barnard, a 6 años luz de distancia.
No fue el único hallazgo por el único vecino que nos regaló 2018. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias y de la Universidad de Oviedo también encontraron dos nuevos sistemas planetarios, uno de los cuales alberga tres planetas con un tamaño similar al de la Tierra.

A la caza del blazar

Durante décadas, los investigadores han buscado el origen de los neutrinos cósmicos, partículas fantasmales de alta energía, sin carga y apenas masa, que viajan en línea recta a través de miles de millones de años luz. En su camino atraviesan galaxias, estrellas y cualquier otro obstáculo que encuentren.
Uno de estos neutrinos fue detectado en 2017 por los sensores de un observatorio subterráneo de la Antártida. Gracias a la colaboración del telescopio MAGIC de Canarias, este año por fin se encontraba al culpable: un blazar, una galaxia gigantesca que emite un chorro de partículas hacia nuestro planeta. El descubrimiento fue seleccionado por la revista Science como uno de los diez avances científicos del año.

La ‘tumba’ de los dinosaurios renació

Hace 66 millones de años, una gigantesca roca extraterrestre impactó en México, provocó una extinción masiva que acabó con los dinosaurios y dejó un agujero de 180 kilómetros de diámetro de recuerdo. Un estudio publicado en la revista ‘Nature’, en el que participó la Universidad de Granada, demostró este año que la vida se recuperó con gran rapidez.
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Cráter de Chicxulub / Agencia Espacial Mexicana

La metástasis cerebral da un respiro

La alta mortalidad del cáncer se explica por la metástasis, un proceso por el que las células tumorales se extienden por el organismo. Entre el 10 y el 40 % de los tumores primarios genera metástasis en el cerebro, pero un estudio publicado en Nature Medicine y liderado por investigadores del CNIO mostró que la administración de un compuesto de origen natural reduce las lesiones sin efectos secundarios. Un avance que podría servir para alargar la vida de los pacientes.

Migas de pan milenarias

El ser humano aprendió a preparar pan antes de que existiera el trigo cultivado. Es algo que hoy sabemos gracias a investigadoras españolas que encontraron ‘migas’ de pan de hace 14.400 años en el hogar de una pequeña aldea de Jordania. El estudio, publicado en la revista PNAS, lo describía como un pan sin levadura, ácimo, hecho de harina y agua. Es decir, similar al pan de pita actual. Los panaderos fueron los natufienses, los últimos cazadores recolectores de Oriente Próximo.

El genoma de la leucemia

Un estudio publicado en Nature por investigadores de varios centros catalanes identificó cómo funciona el genoma de la leucemia. Existen más de 500 variaciones genéticas específicas de esta enfermedad, pero solo tres familias de proteínas son las responsables. Los científicos confían en que este mapa sirva para mejorar los tratamientos y la calidad de vida de los pacientes.

Lluvia en el desierto de Atacama

atacama
Arcoiris fotografiado por primera vez en el corazón del desierto de Atacama. / Carlos González Silva
El cambio climático ha hecho que, en los últimos tres años, haya llovido en el corazón del desierto de Atacama en Chile por primera vez en cinco siglos. Un estudio publicado en la revista Scientific Reports y dirigido por investigadores del Centro de Astrobiología analizó el suceso para ver si algo parecido pudo suceder en Marte. En nuestro planeta, el agua diezmó las poblaciones bacterianas, acostumbradas al ambiente hiperárido de la zona.

Un mapa genético para entender el TDAH

El análisis del genoma de más de 50.000 personas permitió identificar doce fragmentos de ADN relacionados con la probabilidad de padecer trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). El estudio fue publicado en la revista ‘Nature Genetics’ con la participación de varios investigadores de instituciones catalanas. Los resultados mostraron, además, que existe un solapamiento entre este trastorno y otros problemas como la depresión, la anorexia, la obesidad y el insomnio.

El caldero de Astérix

Como en el cómic de René Goscinny, Astérix y el caldero, alguien escondió una olla repleta de monedas romanas de plata y cobre. Lo hizo cerca de Palencia, donde dos hermanos lo descubrieron en 1937 de forma casual durante una tormenta de verano. Es un tesoro de 45 kilogramos que todavía conserva en su interior 8.000 de las 15.000 monedas que un día contuvo. Gracias al trabajo de restauración llevado a cabo por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, estos ahorros perdidos se podrán contemplar en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid hasta el 13 de enero.

El ADN del solitario George

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George / Arturo de Frias Marques
El solitario George, último ejemplar de tortuga gigante de Pinta (islas Galápagos, Ecuador), falleció en 2012 con más de 100 años y 75 kilogramos de peso. Con ella, la especie desaparecía para siempre.
Investigadores de la Universidad de Oviedo, coliderados por Carlos López-Otín, revelaron este año las claves del genoma de este animal y, con ellas, las de su longevidad. Su ADN contenía variantes genéticas relacionadas con la reparación del ADN, la respuesta inmune y la supresión de tumores.

Más ondas gravitacionales para la colección

Un descubrimiento científico aislado no sirve de nada si no es seguido por una ristra que lo repliquen y confirmen. Desde que en 2016 escuchamos las ondas gravitacionales por primera vez no hemos dejado de oírlas. Este año se han detectado cuatro más, hasta alcanzar un total de once, con la colaboración de la Universitat de les Illes Balears. Y tomen nota, porque en primavera de 2019 comenzará un nuevo período de observación.

Faltan investigadoras en la prensa española

El 40 % de los científicos españoles son mujeres, según datos de la UNESCO. Sin embargo, este porcentaje no se traslada a las noticias científicas que publican los medios en nuestro país, donde menos del 24 % de las fuentes son femeninas. Es una de las conclusiones de un estudio que publicó la Universidad Rey Juan Carlos este año, en los que se analizó el sexo de más de 2.000 expertos consultados para artículos de índole científica en dos diarios españoles. Una asignatura pendiente para 2019.