domingo, 8 de octubre de 2017

UN MEDICO DE VERDAD


Comandante Ernesto Che Guevara, revolucionario cubano (archivo)

Che, medio siglo de clara presencia


Diego Manuel Vidal

Los cuerpos fueron arrojados a sus pies con lúgubre desprecio. Estaban sucios de tierra y sangre. Con disparos de gracia tras la ejecución cobarde. Los cubanos Orlando Pantoja Tamayo, 'Olo' o 'Antonio', Alberto Fernández Montes de Oca, 'Pacho' o 'Pachungo', y Simeón Cuba Saravia, el combatiente boliviano 'Willy', habían cumplido con creces los vaticinios de Guevara. 
Unos fieles a sus historias revolucionarias en las montañas de Cuba, el otro que despuntaba como guerrillero y jugó su vida al interponerse entre su jefe y el soldado captor que intentó fusilarlo al momento. Pantoja y René Martínez Tamayo, 'Arturo', dejaron sus vidas resistiendo en la Quebrada del Yuro mientras sus compañeros intentaban la retirada y cubrían al Comandante herido.
Cuentan que los ojos del Che brillaron con lágrimas por sus hombres. Todos cayeron en cumplimiento de aquella afirmación que él mismo estampara en la carta de despedida a Fidel, "en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera". Aquellos que no cayeron en combate, fueron asesinados a sangre fría después de apresados. El Che Guevara sabía que también sería su destino y unas horas después se lo hizo saber a los militares bolivianos Bernardino Huanca, Mario Terán y Carlos Pérez Panoso, quiénes serían sus ejecutores.
Portada del libro 'El viaje definitivo' de Diego M. Vidal
© Foto: Diego M. Vidal
Portada del libro 'El viaje definitivo' de Diego M. Vidal
"Apunten bien, porque van a matar a un hombre", les dijo mirándolos de frente y de pie.
A las 13 y 10 horas del 9 de octubre de 1967, Mario Terán dispara una ráfaga, el resto de los presentes también lo hacen, incluso el agente de la CIA, de origen cubano, Félix Rodríguez. Guevara cae herido y se desangra ante el regocijo de los asesinos que no tuvieron la dignidad de dispararle un tiro en la sien para cortar su agonía.
Hace unos meses (albergado en su casa), Sareska, la mayor de las hijas de Orlando Pantoja, me cuenta que cuando treinta años después encuentran los restos en la fosa común de Vallegrande, los huesos de Olo cubrían a los del Che y entonces su abuela sentenció: "fue fiel al Che y hasta en la muerte lo protegió". Durante las últimas cinco décadas, la influencia del Che ha sido cada vez más clara y permanente. Desde las revueltas francesas de mayo de 1968, atravesando las protestas y luchas callejeras y clandestinas contra las dictaduras que azotaron Latinoamérica durante la década de los 70, hasta los reclamos contra las guerras imperiales en lo que va de este Siglo XXI.

Cincuenta años pasaron desde aquel cobarde asesinato que lo inmortalizó y aún se mantienen vigentes los motivos de su lucha contra el imperialismo: la construcción de una sociedad distinta conformada por relaciones sociales y económicas más justas crearía un Hombre Nuevo que vería la luz en un futuro no muy lejano. Incluso la Cuba que vio su esplendor revolucionario, ya no es la misma.
Pero esta isla y su pueblo, por el que entregó horas sin descanso, familia y sangre de las heridas que acumuló en la Sierra Maestra en pos del triunfo contra la dictadura de Fulgencio Batista o después, en las obligaciones que asumió como estadista al frente de los cargos que la Revolución le requirió, tiene en el Che el ejemplo incuestionable del inconformista, la crítica sincera de los problemas a solucionar, el ideal de esa comunidad organizada y solidaria que el mundo necesita con urgencia.

CONFUNDIR GORDURA CON HINCHAZON


Verdes, azules o amarillas: un solo gen colorea las plumas de los periquitos


Las aves presentan los colores más llamativos del mundo animal. Muchos pájaros los obtienen a través de los alimentos, pero no es el caso de los loros. Un equipo de científicos se ha centrado en los periquitos, protagonistas de #Cienciaalobestia, para demostrar que la mutación de un solo gen es responsable de que unos ejemplares tengan plumas amarillas, verdes o azules.

<p>Periquitos verdes, azules y amarillos. / Thomas Cooke</p>
Periquitos verdes, azules y amarillos. / Thomas Cooke
Aunque el color predominante de los loros es el verde, sus plumas contienen pigmentos rojos, naranjas y amarillos. De ahí que se puedan encontrar ejemplares de otros colores en función de la especie. Esto les permite camuflarse en entornos salvajes o distinguirse de otros individuos, sobre todo a la hora de encontrar pareja. Pero la manera en la que sus plumas producen estas tonalidades a través de pigmentos lleva mucho tiempo fascinando a los científicos.
Hasta ahora se sabía que los loros producen psittacofulvinas, un tipo de pigmento que va del rojo al amarillo y que no se encuentra en ningún otro vertebrado. Algunas de estas aves además son incapaces de generar pigmentos amarillos, lo que hace que en lugar de ser azules o amarillos se vuelvan verdes. Sin embargo, no quedaba claro aún qué genes y vías bioquímicas estaban involucradas en este proceso.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Cell, aporta nuevos datos sobre la evolución de los loros basándose en los periquitos, criados desde hace décadas para su venta como animales domésticos.
“Los periquitos son un gran modelo para estudiar los colores de los loros debido a la selección artificial de la que han sido objeto en 150 años”, señala el autor
“Los periquitos son un gran modelo para estudiar los colores de los loros debido a la selección artificial de la que han sido objeto en los últimos 150 años y que ha dado como resultado un gran número de rasgos genéticos que afectan el color”, apunta Thomas Cooke, primer autor del trabajo e investigador en la Universidad de Stanford (EE UU).
Un gen que lo cambia todo
Gracias a su análisis, los científicos han podido identificar un gen que no estaba caracterizado en los periquitos, que está altamente expresado en el crecimiento de plumas y que es capaz de sintetizar los pigmentos amarillos.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación –liderado por Carlos Bustamante de la universidad estadounidense– usó primero un mapa de asociación genética para identificar una región que contenía la mutación del color azul. Los resultados revelan que esta área contiene varios genes, por lo que los científicos aún no sabían cuál de ellos era el responsable.
A continuación, el grupo de investigación secuenció el ADN de 234 periquitos –de los cuales 105 eran azules– y de 15 especímenes de museo en Australia. El análisis determinó que un solo gen mutado –denominado MuPKS– codifica una enzima poco conocida llamada policétido sintasa en las aves azules.
En otro experimento, los investigadores compararon la expresión génica de plumas verdes y amarillas de los periquitos con las azules. Aquí el equipo observó que MuPKS estaba altamente expresado en pájaros en las variedades de verde y amarillo, pero que en el caso de los periquitos azules solo había una sustitución de aminoácidos en un residuo conservado. Al clonar el gen e insertarlo en levadura, los autores comprobaron que esta comenzaba a producir pigmentos amarillos.
Quedaba entonces claro para los científicos que la mutación del gen MuPKS causa el cambio de color. El resto de aves, como lo pollos o los cuervos, no expresa la enzima en sus plumas, por lo que no se pueden volver amarillas. El trabajo confirma así que es el patrón de expresión génica la clave en el cambio evolutivo del color de las aves.
El siguiente paso ahora es averiguar las modificaciones que se producen en el ADN de las diferentes especies de loros que producen coloraciones tan dispares.