La casa del farmacéutico jubilado
Ramon Viader Guixà, en
Sant Sadurní d’Anoia, esconde un
tesoro médico. Se trata de
más de mil piezas
–frascos, fármacos, máquinas, libros…– que testimonian los tres siglos a
lo largo de los cuales las 10 generaciones anteriores a la de
Viader Guixà se dedicaron a la medicina y la farmacia.
El último de la estirpe trabaja a toda velocidad y con dinero exclusivamente de su bolsillo para preservar el
legado. Su último esfuerzo es el
libro '
Viader. Nissaga de metges i apotecaris' (Rubes Editorial, 2017).
“No tengo
nadie atrás:
tengo un hijo ingeniero agrónomo y otro piloto de aviones”, se
sincera Viader Guixà. Esas piezas forman parte de su vida. “Mis padres
las tenían en casa. Yo nací prácticamente en la farmacia, que era parte
de la vivienda. Cuando se vendió, me quedé yo con todo”, afirma.
PIEZAS VALIOSAS
Una de las piezas más valiosas es un
frasco florentino, un concentrador de esencias de vidrio, de principios del
siglo XVIII. “El vidrio es raro, porque se rompe mucho”, explica Viader Guixà. La colección contiene también un estuche de bolsillo de
1840, con una veintena de
fármacos homeopáticos.

Otra pieza curiosa es un pote de
aspirina en polvo de
1898: por aquel entonces, Bayer aún no dominaba la técnica del comprimido. La
biblioteca Viader guarda joyas como una impresión de
1663 de un libro del médico griego '
Dioscórides' y una copia de la primera farmacopea oficial en España, la
Valentina.
Un posible museo de la salud en L'Hospitalet aspira a hacerse con parte de la colección
La
colección Viader se expuso en el 2015 en en la Facultat de Farmàcia de
la Universitat de Barcelona y ahora se prepara una vitrina definitiva en
su sede. “Recientemente, he tenido contactos con el Ayuntamiento de
L'Hospitalet, que quiere tirar adelante el Museu de Cièncias de la Salut de Catalunya,
con la aspiración de que sea un referente en Europa”, afirma Viader
Guixà. L'Hospitalet aspira también a hospedar un instituto de medicina
tradicional China. “Desconozco el proyecto del museo. Me parece muy
bien, pero no se pueden hacer cosas ignorando lo que se lleva luchando
desde hace años desde instituciones como el Museu d'Història de la Medicina o
la comisión de trabajo sobre el Patrimonio Sanitario Histórico de
Catalunya, para comunicar la ciencia y si historia”, comenta Zarzoso.
“Tengo
toda la colección en mi casa, en cajas. Me ayudan una restauradora, una
fotógrafa y una bibliotecaria”, explica Viader Guixà. “Me parece
impresionante
lo que ha hecho el señor Viader: tiene mucho mérito y pone de
manifiesto las faltas de la sociedad catalana y española en general en
cuanto a
patrimonio científico”, comenta
Alfons Zarzoso, conservador del
Museu d’Història de la Medicina de Catalunya, no implicado en el trabajo de Viader.
DIEZ GENERACIONES
La historia de la estirpe empieza con
Josep Viader Fàbregas,
un médico nacido en Santa Coloma de Farnés en 1680. La suya fue la
primera de cinco generaciones de médicos, seguidas por cinco más de
farmacéuticos.
“Las
estirpes en oficios
relacionados con la salud y el derecho son frecuentes en Catalunya”,
comenta Zarzoso. Según el historiador, son el resultado de estrategias
matrimoniales y patrimoniales que consolidaron las redes de poder en las
ciudades. “Sin embargo, el caso de los Viader es singular”, añade.
El ancestro más ilustre es
Josep Anton Viader Payrachs (1756-1816). Estaba al frente del
Hospital de Santa Caterina
en Girona cuando la ciudad fue sitiada por Napoleón en 1808. Viader
Payrachs se dio cuenta de la importancia de la higiene cuando aún se
desconocían los microbios. También creó una red de hospitales de campo,
para evitar que los soldados murieran en el trayecto al hospital.
Un
hijo de Viader Payrachs llevó a la familia de la medicina a la farmacia
y de Girona a Sant Sadurní. Las vidas de los sucesores encarnan las
vicisitudes de España: uno fue alcalde durante la
primera república; otro apoyó a los arrendadores en el conflicto de los
'rabassaires'; otro fue movilizado en el ejército franquista en Aragón.

Viader
Guixà vio el final de la época de las fórmulas magistrales. “No me
gustaba vender potitos y pañales, así monté con mi padre un laboratorio
de análisis”, explica. Los dos ofrecían un servicio codiciado en la
Anoia: el análisis de calidad y seguridad de los
vinos.
Llama la atención la falta de
mujeres
en la historia. “De una acta notarial se desprende que una hija de
Viader Payrachs, un hombre que dominaba cuatro idiomas, era analfabeta”,
comenta Viader. “El modelo androcéntrico era absoluto: en general los
hombres hacían estirpes, las mujeres jugaban un papel auxiliar en las
estrategias matrimoniales y patrimoniales”, explica Zarzoso.