domingo, 25 de marzo de 2018




«Los sentimientos son la motivación de la mente»

El famoso neurocientífico explica en su nuevo libro la importancia de los afectos en el desarrollo de la vida humana y cómo estos se relacionan con el cuerpo



Antonio R. Damasio | USC
NEUROLOGO PORTUGUES ANTONIO DAMASIO

-Usted distingue entre emociones y sentimientos. ¿Cómo es eso?
Todos los impresionantes artefactos de la cultura humana, desde un poema o una vacuna al más alto de los rascacielos o uno de los robots que ruedan por Marte, son para el neurocientífico portugués Antonio Damasio, director del Instituto del Cerebro y la Creatividad en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, el producto final de los sentimientos. Sin ellos, dice el premio Príncipe de Asturias de Ciencia y Tecnología en 2005, la humanidad no habría sido capaz de crear la civilización en la que vive. Esos afectos se relacionan además de una forma muy íntima con nuestro cuerpo. Por todo eso, «la inteligencia artificial jamás será capaz de imitarnos», asegura en su último libro, «El extraño orden de las cosas» (Destino).
-Si tú tienes una emoción, por ejemplo de miedo, sufrirás un conjunto de cambios faciales, en tu piel, corazón, intestinos... Se trata de acciones que les ocurren hasta a las bacterias. Pero el sentimiento es la experiencia mental de todos esos cambios que suceden corporalmente. Es una distinción muy importante.
-¿En qué sentido?
-Porque muchos seres vivos pueden tener acciones, pero solo las criaturas como nosotros, con sistemas nerviosos, tienen sentimientos, experiencias mentales de lo que está sucediendo. Las bacterias empezaron a existir en los inicios de la historia de la vida, que se remonta a miles de millones de años, mientras que las criaturas con sistemas nerviosos son muy recientes. Tan solo tienen 500 millones de años y en nuestro caso, muchos menos.


-¿Cómo han influido los sentimientos en la evolución humana?
-Tenemos una inteligencia muy desarrollada, una gran memoria y nos comunicamos a través del lenguaje. Todo eso es impresionante, pero son los sentimientos los que nos dan la motivación para inventar soluciones a nuestros problemas.
-Entonces, ¿actúan sobre la cultura?
-Sí, nos dan razones para desarrollar las artes, la gobernanza, los sistemas morales y por supuesto también para desarrollar las tecnologías, la medicina o la arquitectura porque necesitamos tener abrigo y protección contra las enfermedades, el frío o el calor.
-Sin embargo, no parece que los valoremos mucho en las sociedades actuales.
-Creo que la novedad de este libro es que reconoce su importancia. Muchas veces las personas observan las culturas y dicen: «¡Oh, somos muy inteligentes, tenemos tantas capacidades!». Sin embargo, a mí me gusta dirigir la atención hacia el hecho de que las culturas solo pueden darse cuando tienes una motivación que surge de los sentimientos. Además, nos ofrecen la posibilidad de negociar soluciones para cualquier conflicto o problema. Y esto también me permite conectar los sentimientos como una regulación homeostática.
-¿Qué significa?
-Es la regulación vital que ya teníamos presente en las bacterias. La regulación de la vida o homeostasis es un proceso químico, es una forma en que ciertas moléculas crean la posibilidad de generar energía dentro de un organismo para que este pueda funcionar y continuar vivo. Las bacterias son seres unicelulares, mientras que nosotros tenemos miles de millones de células que trabajan conjuntamente en distintos órganos y sistemas. Los sentimientos son la forma en que nosotros, dentro de nuestras mentes, tenemos para descubrir cómo opera la homeostasis.
-¿Y cómo lo hacemos?
-Por ejemplo, si te despiertas y te sientes bien, con mucha energía y bienestar, significa que tus sentimientos te están diciendo que las cosas están funcionando bien a nivel homeostático. Pero si no te sientes bien, te avisan de lo contrario y tienes que hacer algo para corregirlo. Esa es una idea clave, los sentimientos son informadores.
-¿Nos dan información sobre el cuerpo?
-Te dan información de manera natural sobre si las cosas están funcionando bien o no. Si te encuentras en una situación en la que tu vida está en peligro o alguien te ha traicionado o dañado, esto también va a hacer temblar tu homeostasis y tendrá un impacto en tu vida y en tu salud.
-A veces son destructivos.
-Sí, pero es muy importante tener conciencia de ellos para intentar eliminarlos. Por ejemplo, si tienes emociones que producen ira, miedo o desprecio y generan violencia, no es bueno para tu salud ni van funcionar para solucionar conflictos en un contexto social. Por otro lado, también tenemos muchas emociones positivas, como la compasión, el amor, la admiración, la capacidad de cuidar de los demás... Y todo esto lo tenemos que nutrir. Aquí juega un papel muy importante la educación.
-¿Podemos cambiar nuestra respuesta emocional?
-Requiere mucho entrenamiento y una alta conciencia de las reacciones que tenemos, pero sí, se puede hacer.
-¿Pueden modificar los sentimientos el cerebro?
-Sí, sabemos que es posible, pero lo más importante como seres humanos es que tengamos conciencia de qué es lo que causa los sentimientos, estar en situaciones que puedan producir mejores afectos y educarnos a nosotros mismos para reaccionar de la forma más inteligente. Por lo tanto, es algo que nosotros tenemos que hacer como un esfuerzo de educación y madurez.
-¿Cuándo empezamos a sentirlos?
-Un bebé muy pequeño, de tan solo unas horas o días, ya tiene sentimientos.
-¿Los tienen los animales?
-No hay ninguna razón para pensar que los que están a nuestro alrededor, como los perros, los pájaros o los gatos, carecen de ellos, porque tienen las mismas estructuras cerebrales que nosotros. Reaccionan de la misma forma y tenemos la obligación de creer que los tienen, aunque no podamos demostrarlo ni, por supuesto, se lo podemos preguntar. La verdad, sería muy sorprendente descubrir que no es así.
-La inteligencia artificial está cada vez más desarrollada. ¿Podrá imitar la mente humana?

-Cuando dicen que la inteligencia artificial podrá imitar a un ser humano, recrear su mente, se equivocan. En esos procesos computacionales altamente complejos, basados en la codificación y en el silicio, no hay vida ni riesgos ni vulnerabilidad, y por lo tanto no hay forma de lograr que tengan sentimientos. Crearán sistemas cada vez más inteligentes pero nunca tendrán las características de la humanidad.

LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION SE HACEN REALIDAD EN EL 2018,Y SON PATOLOGIA MENTAL


Facebook: tocado y ¿hundido?


Estos dias se ha conocido la noticia de que los datos de 50 millones de usuarios de Facebook han ido usados sin su conocimiento. Y esta vez no han sido hackers rusos sino la consultora británica Cambridge Analytica, que ha actuado con total falta de ética. En la era del big data nada está a salvo si ha aparecido en algún momento en internet.

Marga Cabrera y Miguel Rebollo | 
<p>Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, presidente y consejero delegado. / Facebook</p>
Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, presidente y consejero delegado. / Facebook
La filtración de datos de más 50 millones de cuentas de Facebook en EE UU ha sido el último revés que ha sufrido la firma fundada por Mark Zuckerberg. Ahora bien, ¿nos extraña que la compañía diga ahora que no se trató de una filtración porque fueron los propios usuarios los que entregaron esa información?
Vivimos en el mundo de lo gratis, en el que no pagamos por el uso de plataformas como Facebook. Entonces, ¿de dónde creemos que sale el dinero? Si no pagas por el producto, el producto eres tú. Con tus gustos, tus costumbres, tus creencias, tus amigos… Nuestros datos son la mina de oro y los contenidos que generamos, cuándo, cómo, qué y con quién los compartimos es lo que da valor a la herramienta. Así que no, no nos debe extrañar.

Las aplicaciones también acceden a nuestra información
Al entrar por primera vez a una red social y darnos de alta, aceptamos todo lo que nos proponen en el aviso legal. Y la mayoría de veces nuestros datos y costumbres están incluidos. Algunos nos planteamos si es correcto o no, si es un abuso, si la legislación internacional debería tomar cartas en el asunto… pero la mayoría de usuarios aceptan sin más, incluso hartos de tener que darle a aceptar en tanta pantalla de aviso legal –si todos lo hacen, será que es correcto–.
Cuando cedemos nuestros datos para un sorteo, o damos acceso a una aplicación de terceros, como ocurre en la mayoría de los juegos, o usamos nuestra cuenta de Facebook para identificarnos en otros servicios –como Netflix– lo que estamos haciendo es permitir a todas esas aplicaciones acceder también a nuestra información, con lo que resulta casi imposible rastrear dónde están nuestros datos y qué se hace con ellos.
Lo confesamos: nosotros usamos los datos que obtenemos de las redes sociales en nuestra investigación. Especialmente de Twitter, pero también de Facebook. Es sorprendente lo que se puede sacar de la información pública de los usuarios.
El problema de Facebook es que, por defecto, es prácticamente visible todo el perfil y configurar los permisos de acceso no es algo intuitivo para la mayoría –aparte de la pereza que da–.
Así que ahora es un buen momento para hacer limpieza, eliminar todo aquello que no queramos que sea visible, replantearnos qué compartimos y con quién, sin olvidar que por muy cerrados que tengamos los datos, Facebook siempre los tendrá y, además, con nuestro permiso. Pero, ¿acaso no lo sabíamos? ¿Cuánto conocemos de la legislación sobre nuestros datos si apenas leemos la primera línea del aviso legal?

Además, hay que tener en cuenta que nos ‘espían’ desde muchos otros sitios ¿qué piensas que hacen las
 cookies? ¿Por qué Google nos da una cuenta de correo gratuita y un buscador para cualquier contenido en internet? ¿O de dónde viene ese anuncio que pinchamos en Instagram y nos sale en todas las redes?En los últimos días, han aparecido iniciativas para abandonar esta red o boicotearla. Nosotros elegimos quedarnos. Facebook no tiene nada que no le hayamos dado voluntariamente y somos conscientes de que nuestros datos son el precio que pagamos por estar ahí. Somos cuidadosos a la hora de compartir nuestra vida, costumbres o gustos.
Pensemos en toda la información que tiene un banco sobre nosotros solo con el uso que hacemos de la tarjeta de crédito, o las compañías telefónicas, saben dónde estamos, en qué momento, con quién hablamos,... o empresas de las apps a las que les decimos qué música escuchamos, por dónde corremos, qué lugares frecuentamos... continuamente estamos compartiendo datos personales, no solo en Facebook.
Falta de ética de Cambridge Analytica
En nuestra opinión, es la consultora británica Cambridge Analytica la que ha mostrado una falta de ética total. El origen de este problema ha sido los perfiles de votantes psicográficos que han construido a partir de los datos de esos 50 millones de usuarios sin su consentimiento. Y que se haya usado para manipular unas elecciones es algo con lo que últimamente estamos particularmente sensibilizados.

Mark Zuckerberg 
ha explicado lo que ha ocurrido en su perfil de Facebook, cargando toda la responsabilidad en Cambridge Analytica y Aleksandr Kogan, el catedrático que desarrolló la aplicación que usó la consultora. Zuckerberg ha defendido que ya en 2014 se habían puesto en contacto con ellos para asegurarse de que se habían eliminado los datos recuperados siguiendo las nuevas políticas de privacidad aprobadas entonces.Expertos valoran en un 2% el impacto que el uso de estos datos tuvieron en la elección de Donald Trump a través de campañas en medios digitales y televisivas.
Además, propone medidas adicionales para implementar en los próximos meses. Una de ellas sería controlar las aplicaciones que descargaron grandes volúmenes de información antes de 2014. También reducir la información disponible para las apps a algunos datos básicos y bloquear las que no se usen en tres meses. Y por último, proporcionar una forma más sencilla para que los usuarios sepamos con qué aplicaciones estamos compartiendo nuestros datos ¿Será suficiente?
Nosotros consideramos que es necesaria una regulación de Facebook por parte de los gobiernos, o que los datos sean privados y haya que pagar por estar en la red como alternativas posibles.

Los jóvenes huyen a Instagram

El escándalo con los datos usados por Cambridge Analytica se suma a los problemas que lleva arrastrando Facebook desde hace tiempo. Con el objetivo de dar un nuevo aire a la red social, su fundador y consejero delegado, Mark Zuckerberg, anunció en enero un cambio en su algoritmo para seleccionar qué información aparece en el muro.
Lo cambios pretenden que los usuarios “pasen más tiempo en la red y lo empleen mejor”. En su opinión, eso significa que conecten con las personas que más les interesan (familia y amigos) y menos con páginas o medios de comunicación. Esto afecta al alcance orgánico de las publicaciones de las páginas, ya no nos aparecerá tanta información de páginas, medios de comunicación o marcas, si estas no han pagado por ello.
Todo ello conlleva una parte negativa, si las redes sociales, Facebook en particular, nos muestran solo lo que considera que queremos ver o leer, si siempre nos muestra nuestro círculo más íntimo de amistades, si lo único que nos llega es contenido de los que piensan como nosotros porque son más cercanos, nos está encerrando en una burbuja de información en la que solo vemos a nuestros iguales.
Esto al final va a provocar que seamos mucho menos abiertos de mente. Conviviremos en un mundo virtual con mentalidades muy similares a las nuestra, lo cual nos cierra la posibilidad de ampliar con otras opiniones, visiones o perspectiva.
Otro problema es el descenso en los usuarios jóvenes. A ellos no les gusta estar donde están sus padres e incluso abuelos, necesitan sus espacios y códigos. Si suben una foto, y los primeros tres 'me gusta' serán de su padre. Con el cambio de algoritmo, esto será aún más evidente y sus familiares no se perderán nada de su historia. Parece que la tendencia es que estén más a gusto en Instagram, eso sí, hasta que lleguen los mayores.
Después de batir un récord sin precedentes con 2.000 millones de usuarios, parece que Facebook ha tocado techo: el segmento más joven se marcha, quizá abrumados por una red en la que les persiguen los anuncios y en la que se sienten vigilados; los medios y las empresas se ven expulsados por un algoritmo que los castiga y ahora muchos usuarios, preocupados por su privacidad, abandonarán también la red.
Facebook está tocado y es necesario un nuevo modelo que nos devuelva la confianza y el control de nuestros datos.
Marga Cabrera es directora del Máster Universitario en Contenidos y Aspectos Legales en la Sociedad de la Información (CALSI) en Comunicación Digital de la Universidad Politécnica de Valencia.
Miguel Rebollo es profesor del Grupo de Investigación de Tecnología Informática e Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Valencia.