sábado, 11 de septiembre de 2010

EXPERIMENTAR CON NIÑOS COMO LOS NAZIS


REPORTAJE: UN ENSAYO CON ARROZ TRANSGÉNICO EN BEBÉS REVELA LA FALTA DE SEGURIDAD SANITARIA DE ALGUNAS INVESTIGACIONES

El ‘jardinero fiel’ viaja a Perú, un nuevo paraíso para la experimentación médica

Perú constituye un vergel legal para la investigación científica debido a su laxa regulación sobre ensayos clínicos. Dos madres piden justicia porque experimentaron con sus hijos enfermos sin su consentimiento.

Almudena Toral / Lima (Perú)
Jueves 9 de septiembre de 2010.
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Los experimentos, fuera de casa. Los laboratorios de los países ricos acuden a América Latina, Europa Oriental, Asia y África para realizar sus ensayos. Foto: J. Díaz Global Humanitaria.

Diana Canessa recuerda al milímetro aquel viaje a uno de los mejores pediátricos de Lima. Una mañana de febrero de 2005. Su bebé de ocho meses enfermísimo de diarrea. Doctores y enfermeras amables. Sin saberlo, su hijo formó parte de un proyecto de investigación llevado a cabo por una entidad privada peruana sin ánimo de lucro llamada Instituto de Investigación Nutricional (IIN) junto al laboratorio estadounidense Ventria Bioscience y la Universidad de California Davis. El ensayo se llevó a cabo en 140 niños del Instituto Especializado de Salud del Niño de Lima y el Hospital de Belén de Trujillo. Para tratar la diarrea usaron en un tercio de los niños una solución de rehidratación oral que contenía genes de proteínas humanas introducidos en arroz.

“Si en el documento que firmé en el hospital hubiera estado la palabra experimento yo no hubiera aceptado, aunque en ese momento no tuviera plata. Se aprovecharon de mi necesidad, de la situación, de mi hijo, de que no teníamos dinero”, se lamenta Canessa, madre de 28 años que vive en Carabayllo, uno de los distritos marginales al norte de Lima.

Secuelas tras el ensayo

Canessa incide en que nunca dio el consentimiento para que su hijo fuera uno de los 140 bebés usados como conejillos de indias en este ensayo clínico con arroz transgénico. Cinco años después, el niño sufre alergias quizá provocadas por el experimento y la doctora de la Asociación Médica de Perú que denunció el caso, Flora Luna, afirma que está en juego la posibilidad de que en el futuro pueda sufrir alzheimer, cáncer o artritis.

“Tienes que firmar, apúrate mamita porque ¡mira cómo está tu bebé!”, recuerda Canessa que le dijo la enfermera. La practicante rellenó el formulario por ella, le dijo que era un nuevo programa y que su niño iba a mejorar rápido. Nadie le explicó que era un experimento o de qué se trataba el mismo. Tampoco tuvo oportunidad de leer el protocolo en sí, que de todas formas estaba escrito en un lenguaje técnico y evasivo.

El experimento se prohibió en monos en EE UU antes de que se realizara con recién nacidos en Perú

Debido a la extremadamente laxa legislación peruana para regular los ensayos clínicos, el país se ha convertido en una suerte de paraíso para investigadores y laboratorios del hemisferio norte. “Los que quieren aprovecharse de la gente pobre, indigente, aquí tienen todas las oportunidades”, dice Alexandro Saco, analista independiente que trabaja sobre cuestiones de sanidad pública. La doctora Luna, ex presidenta de la Asociación Médica de Perú, indica que la agencia gubernamental estadounidense FDA, Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Fármacos), había prohibido tres veces este experimento médico en monos en EE UU antes de que se realizara con recién nacidos en Perú.

Contra el Estado

Diana Canessa y Johana Sánchez están detrás de la denuncia que, en enero de 2010, interpuso contra el Estado peruano el Instituto de Defensa Legal (IDL), una organización de derechos humanos que hace seguimiento de políticas públicas. La Asociación de Médicos de Perú había presentado ya en 2006 una denuncia que fue desestimada. Sánchez, quien llevó a su hijo al hospital dos días después que Canessa y recibió una información similar, apunta que le pareció raro que el Estado fuera tan generoso: pañales, medicamentos, almuerzos, balones y camisetas de regalo. La diarrea de ambos niños mejoró a corto plazo, pero a los pocos días ambas tuvieron que volver a llevar a los niños al hospital. Desde entonces, según relatan las madres, sus hijos son enfermizos y han desarrollado diferentes cuadros alérgicos.

Si bien no se conocen con certeza los efectos del biofármaco que utilizaron con sus hijos en fase experimental, la polémica está servida. “Las variaciones en las proteínas de la solución usada generan una alteración en el sistema inmune. A corto plazo provocan reacciones alérgicas. A largo plazo se describen enfermedades como artritis, alzheimer e incluso cáncer”, advierte la doctora Luna.

Otros médicos discrepan y consideran esta hipótesis alarmista. Al ser el alzheimer y el cáncer enfermedades que se desarrollan a largo plazo, es difícil demostrar su relación con transgénicos. El doctor Ricardo Fujita, de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Martín de Porres de Lima, es un ferviente defensor de los mismos: “Este ensayo fue positivo porque vi los resultados científicos. No tiene nada de criminal porque va a ayudar a gente pobre”.


CAMBIAR LA LEY PARA RETROCEDER EN DERECHOS

A.T. / Lima

Diana Canessa y Johana Sánchez piden justicia y un seguro de salud de por vida para sus hijos. “También luchamos por los derechos de los demás”, expresa Sánchez. En la actualidad, Perú no cuenta con una legislación apropiada sobre ensayos clínicos, pero no siempre ha sido así. La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, promulgó una ley en 2006 acorde a las normas internacionales. Ofrecía a los peruanos que se sometieran a ensayos clínicos información adecuada en su idioma nativo y un seguro de salud completo.

El posterior ministro de salud, Carlos Vallejos, modificó la ley en enero de 2007 con la eliminación de la condición del seguro médico y muchos otros artículos, convirtiendo a Perú en un destino muy atractivo para la experimentación científica. “Vallejos era uno de los médicos que hacían ensayos clínicos y uno de los principales investigadores en temas de cáncer, por lo que había intereses obvios”, señala el investigador en políticas de salud pública Alexandro Saco.

El cambio legislativo dejó desprotegidos nuevamente a los pobres, a las minorías y las poblaciones más vulnerables. Saco subraya que además de que es más barato realizar esta clase de investigaciones en países empobrecidos como Perú, al haber un marco legal más distendido los laboratorios encuentran más facilidad para el abuso impune.

Las madres denunciantes señalan que no desconfiaron porque se trataba del Hospital del Niño, uno de los pediátricos con más reputación del país. Sánchez denuncia: “No porque tengamos pocos recursos se pueden aprovechar. Ahora vivo con miedo, con la incertidumbre del no saber qué le pasará a mi hijo más adelante”.