lunes, 6 de julio de 2015

La educación es salud

Un estudio sobre Salud Pública indica que el patrón geográfico de las tasas de mortalidad en España varía según el nivel educativo.
RAMIRO NAVARRO , SALÚD PÚBLICA | ACTUALIZADO 06.07.2015 - 10:07
El patrón geográfico de las tasas de mortalidad en España varía según el nivel educativo. Mientras que en los sujetos con menor nivel de estudios la tasa más baja se observa en las provincias de la meseta y la más alta en las provincias del sureste, el patrón geográfico de la tasa de mortalidad en los sujetos con mayor nivel de estudios es heterogéneo. 

La razón de tasas de mortalidad entre los sujetos con menor y mayor nivel educativo también muestra la magnitud más baja en las provincias del centro de la península. Así lo describen las conclusiones de un estudio sobre los Patrones geográficos de la mortalidad y de las desigualdades socioeconómicas en mortalidad en España. 

Este trabajo se ha llevado a cabo con la implicación de profesionales de varias instituciones: la Escuela Nacional de Sanidad de Instituto de Salud Carlos III de Madrid, el Departamento de Sociología de la Universidad Pública de Navarra, el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud pública (Ciberesp). 

Hasta ahora, en la bibliografía científica las estimaciones sobre desigualdades socioeconómicas en mortalidad a partir de registros individuales de defunciones y población son escasas y proceden únicamente de la ciudad de Barcelona, la Comunidad de Madrid y el País Vasco. El objetivo del presente estudio fue mostrar el patrón geográfico de mortalidad en diferentes grupos socioeconómicos, así como el de las desigualdades en mortalidad en el conjunto del territorio español. Los autores realizaron el seguimiento de todos los individuos mayores de 25 años del censo de población 2001 durante siete años y dos meses para conocer su estado vital (196.470.401 personas al año a riesgo y 2.379.558 defunciones). 

Así, lograron calcular la tasa de mortalidad ajustada por edad en hombres y mujeres por provincia y nivel de estudios. Las desigualdades en mortalidad provinciales se estimaron mediante la razón de tasas de mortalidad en los sujetos con nivel de estudios primarios o inferiores respecto a los sujetos con estudios universitarios. 

En su trabajo abordan la distribución geográfica de la tasa de mortalidad en los sujetos con menor y mayor nivel de estudios. En los que tenían menor nivel de estudios la magnitud más alta de la tasa de mortalidad se observó en las provincias del sur y del sureste y, en el caso de los hombres, también se observó en algunas provincias del norte. Por su parte, la magnitud más baja de la tasa de mortalidad se dio en las provincias de la meseta, sobre todo en las de la submeseta norte. En cambio, en los sujetos con mayor nivel de estudios la tasa de mortalidad no mostró un patrón geográfico claro. 

Uno de los principales hallazgos es el hecho de que las tasas de mortalidad en los sujetos con menor nivel de estudios muestran la menor magnitud en la región central de la península, en especial en la submeseta norte. Una característica propia de las provincias de la región central de la península es que presentan un mayor porcentaje de población residente en el medio rural. 

El uso del nivel educativo como indicador de nivel socioeconómico presenta una buena comparabilidad y es capaz de clasificar a toda la población y no solo a la activa laboralmente. Sin embargo, no se ha considerado utilizar otros indicadores de posición socioeconómica, tales como nivel de ingresos, porque no estaba recogido en el censo o la ocupación dado que solo se disponía de información de los sujetos con un empleo en la semana anterior a la fecha de la realización del censo. 

En hombres con estudios primarios o inferiores, las tasas de mortalidad por 1.000 personas-año oscilaron entre 12,8 en Soria y 20,9 en Ceuta. En mujeres con estudios primarios o inferiores, las tasas de mortalidad por 1.000 personas-año oscilaron entre 7,3 en Soria y 12,3 en Ceuta.