jueves, 23 de mayo de 2013

LA CIENCIA ARGENTINA AVANZA,A LA ESPAÑOLA LA DESTRUYEN LOS FACHAS

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Inhibe la angiogenesis y potencia las defensas mediante el bloqueo de la proteina que los tumores producen en grandes cantidades para formar nuevos vasos sanguineos, crecer y propagarse
BLOQUEO A UNA MOLÉCULA CLAVE QUE HACE CRECER EL CÁNCER
 
Un equipo de investigaciones de IBYME, CONICET-FIBYME desarrolló una alternativa terapéutica que inhibe la angiogénesis y potencia las defensas mediante el bloqueo de la proteína que los tumores producen en grandes cantidades para formar nuevos vasos sanguíneos, crecer y propagarse.
 
En un gran número de cánceres se encontró que las células tumorales producen cerca de diez veces los niveles normales de Galectina-1 (Gal-1) y usan esta proteína para desarrollarse, hacer metástasis y evitar que el organismo las elimine.
 
“Durante los últimos diez años encontramos que, a grandes rasgos, Gal-1 favorece todos los mecanismos que tienen que ver con el crecimiento tumoral: les permite escapar del sistema inmune, crear vasos nuevos –angiogénesis– y migrar para formar metástasis”, explica Gabriel Rabinovich, investigador principal en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, CONICET-FIBYME), y director del equipo de investigaciones.
 
Los resultados obtenidos en sus trabajos permitieron al grupo encarar el desarrollo de anticuerpos que ‘neutralicen’ a Gal-1 y, de esta forma, frenar el avance del tumor. Para actuar, la proteína se une a las moléculas de azúcares que recubren las células blanco y, a través de esta interacción, activa diferentes respuestas dentro y fuera de las células. “Gal-1 actúa sólo como una suerte de mensajero: cuando se une a los azúcares de ciertas células las ‘duerme’ mientras que a otras las ‘activa’. Pero no es quien decide el efecto que causa, sino que esa información está codificada en los azúcares de membrana”, grafica Rabinovich.
 
J. Silvio Gutkind, jefe del departamento Cáncer Oral y Faríngeo del Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos, explica que los estudios muestran que “estos azucares no ‘decoran’ la superficie celular, sino que funcionan como un código que usan las células para comunicarse y que es leído y descifrado por diferentes moléculas, como las galectinas”. Por ello, conocer que proteínas como Gal-1 van a tener diferentes efectos según con qué azúcar de membrana interactúe permite diseñar diferentes propuestas de tratamiento.
 
En todo el mundo, la glicobiología –el estudio de la estructura y función de los azúcares y sus proteínas de unión– está adquiriendo cada vez mayor relevancia.  Los resultados de más de 10 años de investigación en Gal-1 y cáncer del laboratorio de Rabinovich permiten orientar la búsqueda y desarrollar nuevos fármacos o mecanismos que bloqueen a la proteína. Los datos preliminares muestran que, cuando se inhibe su síntesis o se remueve del sistema, los tumores frenan su crecimiento y dejan de hacer metástasis.
 

Salud mental, lucha de clases




La mejora de la medicina alargará la vida humana, pero la mejora de las condiciones sociales permitirá lograr ese fin más rápidamente y con mayor éxito… La receta se puede resumir así: democracia plena y sin restricciones”,
RUDOLF VIRCHOW

Virchow, el autor de esa cita, no fue ningún militante de la izquierda revolucionaria, sino un científico, responsable entre otras cosas del concepto de proceso patológico que se emplea hoy en día. En su práctica profesional defendió firmemente la existencia de una estrecha relación entre el proceso salud-enfermedad y las condiciones económicas y sociales, afirmando que “la política es medicina a gran escala”.
No se puede negar la brutal ofensiva del capitalismo sobre el derecho a la salud, especialmente en estos tiempos. El proceso de degeneración y privatización de la sanidad pública es parte de un proceso más amplio de deterioro de las condiciones de salud y vida, como consecuencia del paro y miseria masivos, que son resultado del monstruoso saqueo de la oligarquía (especialmente financiera) sobre el pueblo trabajador. Es cierto que el gobierno del PP representa ahora el papel de verdugo de todos nuestros derechos sociales, pero es imprescindible tener en cuenta que el proceso de desintegración de la sanidad pública comienza más atrás: de la mano del PP, pero también del PSOE y de las derechas nacionalistas, con la aprobación de la Ley 15/97, la bisagra legal que permite la oleada de privatizaciones que sacude nuestros derechos fundamentales. Por un lado, se pasa a manos privadas todo lo que sea rentable y, por otro, se deteriora lo más posible la sanidad pública, sobre todo tras la Reforma Constitucional promovida por el PSOE y apoyada por el PP y las derechas nacionalistas, por la cual se establece la “prioridad absoluta del pago de la deuda” por encima de cualquier otra necesidad. Esto revela que la cuestión fundamental no es el partido que gobierne, sino si el Estado sirve a la minoría que tiene el poder económico o a la amplia mayoría popular y, sobre todo, si el sistema socioeconómico está construido para beneficio de unos pocos o planificado para cubrir todas las necesidades sociales.
El proyecto para una nueva ley del aborto, que pretende volver a una fórmula de “supuestos”, sólo es otra faceta del mismo proceso de destrucción de los derechos sociales conquistados por las luchas de aquellos y aquellas que nos precedieron. Con este proyecto de ley se pretende volver al pasado, un pasado más oscuro en el que el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos se “clinicaliza”, arrastrando su dignidad y la dignidad profesional de las trabajadoras y trabajadores de la salud mental que son obligados a adoptar un papel de “juez” que no les corresponde. Como bien refleja el último número de la revista de la Asociación Madrileña de Salud Mental, esta dignidad profesional queda aún más vulnerada, dado que este personal sanitario avalará la posibilidad de una práctica que sólo podrá ser realizada en la sanidad privada.
El proyecto de ley de aborto y el intento por parte del Estado de recuperar el concepto de “peligrosidad social”, aunque son temas de vibrante actualidad, no son nada nuevo en el panorama de la lucha de clases. El intento por parte del poder establecido de controlar reivindicaciones sociales y políticas haciéndolas pasar por el aro de la salud mental es un viejo truco que ya pudimos ver en los años de posguerra de la mano del psiquiatra fascista Vallejo Nágera. Este personaje, buen ejemplo de que el campo de la salud -al igual que cualquier otra disciplina- está atravesado por cuestiones políticas y al servicio del Estado, teorizaba sobre la posibilidad de que las convicciones de izquierdas estuviesen causadas por una malformación orgánica o disfunción constitucional, además de considerar que las mujeres políticamente comprometidas o simplemente insumisas sufrían un tipo de retraso mental.
Este mismo tipo de control a través de la salud mental, aunque más sutil e incluso invisible para la gran mayoría de pacientes y profesionales, podemos observarlo en la práctica clínica diaria. Cualquier estadística de estos últimos tiempos o de otra de las crisis cíclicas del capitalismo, muestra que a medida que empeoran las condiciones de vida de la amplia mayoría trabajadora (cuatro millones de parados sin ningún tipo de subsidio, desempleo juvenil por las nubes, hipotecas imposibles de pagar que llevan al drama del desahucio), aumenta el número de trastornos mentales registrados. Entre estos trastornos, los casos de depresión y suicidio son los más llamativos: su origen es claramente social, pero su “solución” es de tipo individual. Los elementos que son la base del trastorno (los problemas sociales y económicos) son considerados como inmutables y el tratamiento pasa, cada vez más, por la administración de psicofármacos. ¿Qué ocurriría si la “solución” para este tipo de problemas en lugar de centrarse en tratamientos individuales y medicalizados, fuese una solución de tipo colectivo que pasase por la lucha social?
Desde siempre nos han estado bombardeando con su ideología, desde sus medios de comunicación, sus institutos, sus universidades… Una ideología que nos intenta convencer de lo absurdo: de que las cosas no se pueden cambiar, de que nuestras luchas (y por tanto nosotros y nosotras) no tienen conexión entre sí, y de que todo proceso sigue un desarrollo progresivo y lineal.
Todo es FALSO.
Nada es estático o inmutable. Todo lo contrario: las cosas de nuestro alrededor son dinámicas y están en continuo desarrollo, algo especialmente importante en el caso de los problemas sociales y que lleva a la conclusión de que es posible forjar alternativas, construir una voluntad colectiva que cambie el curso de los acontecimientos (aunque lo intenten impedir por todos sus medios).
Todo está interrelacionado. Las luchas están actualmente aisladas o, en el mejor de los casos, débilmente conectadas. Las Mareas (mareadas) Verde y Blanca no hacen mucho más aparte de gastar sus recursos humanos sin mucha eficacia, y en el centro de este problema está el hecho de que ambas luchas se siguen viendo como dos elementos separados, en lugar de verse como partes que componen algo más grande. La lucha contra la privatización de los servicios públicos y contra los recortes en derechos sociales tampoco es diferente de la lucha contra los desahucios, un problema terrible que está causando y causará cada vez más muertes, siendo el Estado español (y el sistema capitalista al que sirve) culpable de asesinato social. Todas las luchas sectoriales o locales (contra la LOMCE, contra la privatización de la Sanidad y la ley 15/97, contra Eurovegas…) son facetas de la misma gran batalla: la que el pueblo trabajador libra contra el sistema que nos explota y el Estado que nos oprime. La creación de una asamblea en un centro de estudios o centro sanitario, aunque sea modesta en cuanto a número, es más positiva que un millar de asistentes adicionales a la próxima convocatoria-procesión de las Mareas. Si somos capaces de conseguir que las diferentes formas de auto-organización de trabajadores y trabajadoras, estudiantes, o personas afectadas (pacientes, familiares), se coordinen de forma efectiva para la lucha, habremos conseguido más de lo que ninguna Marea logrará nunca.
Más allá de las fronteras legales del Estado español, la lucha sigue siendo una misma, dado que la crisis estructural del capitalismo (y por tanto la ofensiva que lanza contra los y las trabajadoras) es de escala mundial: a finales de Abril, la Policía entraba en las Facultades del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense para reprimir a estudiantes que ejercían su legítimo derecho a huelga; paralelamente, en Buenos Aires, los antidisturbios cargaban para disolver la protesta de profesionales, pacientes y familiares en el hospital psiquiátrico Borda con el saldo de diecisiete heridos.
Incluso el proyecto de la ley del aborto y la Reforma Laboral (y sus predecesoras) obedecen al mismo objetivo: afianzar ante la crisis los pilares de opresión de clase y opresión patriarcal que sustentan el sistema capitalista.
Todo desarrollo nace del conflicto. La falsedad del “progreso” y del desarrollo lineal de la Historia (según el cual cuanto más reciente, mejor) es evidente cuando abrimos los ojos y vemos la que se nos viene encima: una norma que legaliza de nuevo la total tutela estatal sobre los cuerpos de las mujeres y que nos traslada treinta años atrás, el concepto de peligrosidad social de la dictadura franquista, condiciones laborales cada vez más parecidas a las que había a principios del siglo XX… El progreso no existe, todo es un tira y afloja: la lucha de clases. Las luchas del pasado conquistaron nuestros derechos, y la lucha (o ausencia de lucha) del presente decidirá nuestro destino.
El capitalismo es una patología socioeconómica que chorrea hacia abajo y nos destruye, por lo tanto, la cura estará en una vuelta en orden: en cambiar de sistema.
Todas las luchas son la misma lucha.
Y la lucha es el único camino.
Miguel Huertas. Militante de Red Roja.

Investigadores hallan relación entre la apnea del sueño y el Alzheimer

La Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, ha sido la encargada de llevar a cabo el estudio

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Investigadores hallan relación entre la apnea del sueño y el Alzheimer
La enfermedad del Alzheimer podría estar conectada a otras patologías LV / Emilia Gutie
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Madrid. (EP).- Un nuevo estudio que analiza el riesgo de los trastornos respiratorios del sueño (TRS) y los marcadores de la enfermedad de Alzheimer (AD, en sus siglas en inglés) en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y por neuroimagen se suma al creciente cuerpo de investigaciones que vinculan a los dos.
Este estudio, que se presentará en la Conferencia Internacional de la Sociedad Americana del Tórax de 2013, también plantea la pregunta de si la enfermedad de Alzheimer en sus "fases preclínicas" también podría conducir a TRS y explicar el aumento de la prevalencia de los trastornos del sueño en el anciano.
"Es realmente una historia del huevo y la gallina", dijo Ricardo S. Osorio, profesor asistente de investigación en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, que dirigió el estudio. "Nuestro estudio no determinó la dirección de la causalidad, y, de hecho, no descubrió una asociación significativa entre los dos, hasta que se separaron los datos de los pacientes delgados y obesos".
Cuando los investigadores tuvieron en cuenta la masa corporal, encontraron que los pacientes delgados (con un índice de masa corporal <25 ad="" an="" atrofia="" aumento="" biomarcadores="" con="" de="" del="" e="" el="" en="" espec="" estructural="" fdg-pet="" ficos="" glucosa="" hipocampo="" hipometabolismo="" lcr="" magn="" mediante="" no="" p-tau="" p="" pose="" regiones="" resonancia="" riesgo="" t-tau="" tica="" trs="" varias="" varios="" vulnerables="" y=""> Entre los pacientes obesos (IMC> 25), también se encontró hipometabolismo de glucosa en el lóbulo temporal medial, pero no fue significativo en otras regiones AD vulnerables. Según el doctor Osorio, los precursores bioquímicos de AD están presentes de 15 a 20 años antes de que cualquiera de sus síntomas reconocidos actualmente se hagan evidentes.
En su estudio, se analizó a 68 pacientes ancianos cognitivamente normales (una media de edad de 64 a 87 años) que se sometieron a dos noches de vigilancia de trastornos del sueño y se les analizó para determinar al menos un indicador de diagnóstico de la Alzheimer.
Los investigadores observaron P-Tau, T-tau y Abeta42 en el LCR, la FDG-PET (para medir el metabolismo de la glucosa), compuesto de PET Pittsburgh B (PiB) para medir la carga de amiloide y/o MRI estructurales para medir el volumen del hipocampo.
La disminución del metabolismo de la glucosa en las regiones AD vulnerables, la disminución del volumen del hipocampo, cambios en la P-Tau, T-tau y Abeta42 y el aumento de la unión del PIB-PET son reconocidos como marcadores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer y se ha visto que son anormales en sujetos sanos antes de la aparición de la enfermedad.
Biomarcadores para el riesgo de AD se encontraron sólo entre los participantes del estudio con TRS, que mostraron una asociación lineal entre la severidad de los niveles de los biomarcadores TRS y LCR P-Tau y entre TRS e hipometabolismo de glucosa utilizando la PET-FDG, en el lóbulo temporal medial, la corteza cingulada posterior / precuneus y una puntuación compuesta de todas las regiones AD vulnerables.
Pacientes TRS también mostraron menor hipocampo en comparación con los controles, pero no se encontraron diferencias en las medidas de la carga de amiloide tales como disminución de Abeta42 en LCR o exploraciones positivas PiB.
Estos investigadores planean probar su hipótesis de que la fase preclínica de lesión cerebral de AD muy temprana que se asocia con estos biomarcadores pueden dar lugar a TRS. El objetivo del nuevo estudio es determinar la "dirección" de la causalidad entre TRS y la AD preclínica en pacientes de edad avanzada, puesto que cree que la relación entre ambas merece mayor estudio.
"La apnea del sueño se dispara en los ancianos y no se le ha prestado la atención que merece por el mundo del sueño o el mundo del Alzheimer", lamentó el doctor Osorio.

joyas excelsas de la medicina privada

Un hospital gestionado por Capio, obligado a pagar 100.000 euros por no diagnosticar un cáncer a tiempo

Pilar Lucas acudió tres veces a las Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz, donde le diagnosticaron una infección de orina. Los médicos se negaron a hacerle la ecografía que pedía y meses después, falleció víctima de un cáncer de riñón.

ANNA FLOTATS Madrid.Fachada de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid. EP

Fachada de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid. EP

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Pilar Lucas Vaquero, de 50 años, acudió tres veces a las Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid aquejada de dolores renales después de que su médico de familia le diagnosticara una infección de orina. Cuatro meses después, en octubre de 2012, la señora Lucas era operada de un cáncer de riñón. Murió en marzo de 2013.
Por ese caso, el Servicio Madrileño de Salud ha sido condenado a pagar 100.000 euros de indemnización a su viudo, Olegario Ramiro, que califica de "inhumano" el trato que recibió su mujer en el hospital. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) considera que la Fundación Jiménez Díaz, uno de los cuatro hospitales públicos de Madrid gestionados por Capio, prestó una asistencia sanitaria "deficiente" con un "claro retraso en el diagnóstico de la enfermedad" de la paciente "con evidente pérdida de oportunidad en su tratamiento".
Pilar acudió a su centro de salud en junio de 2007 aquejada de "dolor en la parte baja de la espalda y emisión de sangre con la orina". Se le diagnosticó una infección de orina y fue tratada con antibióticos. La paciente mejoró durante los primeros días, pero los dolores volvieron a aparecer y el 29 de junio acudió a las Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz. Aun así, el diagnóstico y el tratamiento no cambiaron. La misma situación se repitió dos veces más. La primera, el 30 de agosto, tras "sufrir hematuria [sangre en la orina] y molestias en la región lumbar izquierda", según señala el informe médico-legal aportado a la causa. Los facultativos repitieron "el mismo diagnóstico con las mismas pruebas exploratorias y parecido tratamiento".
El viudo de Pilar Lucas califica de "inhumano" el trato que recibió su mujer
La segunda visita a Urgencias fue el 7 de septiembre. Ese día, los médicos le hicieron una radiografía en el abdomen pero no encontraron nada extraño, por lo que repitieron el mismo tratamiento. Al día siguiente (festivo) Pilar acudió a las Urgencias de su centro de salud, donde le informaron de que era intolerante al medicamento que estaba tomando y que debía hacerse una ecografía. Luego, volvió a las Urgencias del centro gestionado por Capio. "La paciente insiste ante los médicos que el cuadro clínico de cistitis no parece normal en su evolución, solicita pruebas complementarias como una ecografía, a lo que se niegan los facultativos del hospital por no indicarlo los protocolos del centro", señala el informe médico-legal.
"Advertí al jefe de las Urgencias de que si le daba el alta a mi mujer, le denunciaría a los juzgados. Él me miró, firmó el alta, sonrió y me dijo: 'Ahora váyase usted adonde quiera'", rememora el viudo de la paciente por teléfono. Ante esa negativa, Pilar acudió a su seguro de asistencia médica privada y, tras ser vista por el urólogo de guardia, éste le prescribió con carácter de urgencia una ecografía y un TAC. Estas pruebas, realizadas el 10 y 11 de septiembre, pusieron de manifiesto "la existencia de una masa renal derecha como probable hipernefroma [el tumor renal más frecuente]". Cuando la Fundación conoció ese diagnóstico, llamó a la paciente. "Le dijeron que estaban a su disposición y que acudiera urgentemente al centro hospitalario", recuerda Olegario.

"Todavía tengo secuelas"

Con ese diagnóstico de la clínica privada, Pilar regresó a la Fundación Jiménez Díaz, donde tras estudiar las pruebas, le diagnosticaron Neoplastia Maligna de Riñón. El tumor se estaba extendiendo al hígado. El 8 de octubre fue operada de cáncer.
El tratamiento post-operatorio, implantado hacía seis meses en España y un año en Estados Unidos, no estaba disponible en la farmacia y, con receta, le dijeron a Olegario que tardaría unos 20 días en llegar a la botica. "Pagué la medicación con un cheque de 6.000 euros y al día siguiente, mi mujer se tomó la primera pastilla", cuenta Olegario, a quien después le reembolsaron esa cantidad. 
Tras varias recaídas, Pilar falleció el 11 de marzo de 2008. "Fue una odisea terrible", relata Olegario, "estuve desesperado, y todavía tengo secuelas de todo aquello", cuenta.  
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PERO NO LA ESTUPIDEZ DE LAS RELIGIONES

“La mentalidad mágica humana es genética, producto de la evolución”

Los científicos intentan determinar características que son únicamente humanas, como el blanco de los ojos, que indica adónde o a quién miramos, y la capacidad de ponernos colorados.


Juan Luis Arsuaga, en la Universidad Complutense de Madrid. / carlos rosillo
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A Juan Luis Arsuaga, como paleontólogo que es, le interesan todas las especies y su evolución, aunque por la especie humana siempre ha tenido una fascinación especial. Sobre los yacimientos de Atapuerca y los enormes descubrimientos que ha realizado allí con su equipo y sus colegas gira su carrera científica y gran parte de su labor de divulgación. Pero el hombre le da mucho más de sí. Su nuevo libro, en colaboración con Manuel Martín Loeches, no se refiere a los remotos individuos de la sierra burgalesa. “Es que El sello indeleblees un libro más sobre el presente y futuro de la especie humana que sobre su pasado”, dice este catedrático de la Universidad Complutense.
Pregunta. ¿La especie humana es especial?
Respuesta. Sí, francamente. Es un acontecimiento único en la evolución. Como si fuera la tercera forma de materia: hay materia inanimada, materia viva y materia consciente, nosotros, aunque todas hechas de los mismos átomos, por supuesto. El hombre es consciente de sí mismo, se pregunta, razona, tiene yo, es un organismo hecho de carbono, hidrógeno... pero capaz de reflexionar. Es tan fantástico que se han buscado explicaciones no naturales.
P. ¿Cuánta diferencia determinan las razas?
R. Esto es muy sorprendente porque todo el mundo pensaba que éramos la especie más variada de la Tierra. Las diferencias aparentes son tan evidentes que incluso parecía que éramos una especie ya casi dividida en subespecies. Sin embargo, al secuenciarse el genoma se ha visto que no es así: somos de las especies menos variadas genéticamente. Ahora tenemos un nuevo problema: por qué, siendo todos tan iguales de piel para dentro, somos tan distintos epidérmicamente.
P. ¿Alguna idea de por qué?
R. No hay una explicación. Se han buscado argumentos adaptativos, pero no se ve una relación directa. Ahora se ha recuperado una explicación olvidada: las razas se han hecho distintas por la otra fuerza que Darwin argumentó en su libro El origen del hombre y es que las razas son diferentes por selección sexual, es decir, por cuestión de gustos. Sería algo parecido a los vestidos: el hecho de que los chinos fueran con quimono y nosotros de otra manera no tiene que ver con el ambiente o la temperatura, es una selección del gusto. Eso sí, la ciencia ha demostrado que no hay diferencia intelectual ni nada parecido entre las razas humanas.
P. ¿Acabarán separándose en especies los humanos?
R. Es curioso que, repasando novelas de ciencia ficción, no he encontrado ninguna que lo plantee. Para que una especie se divida, tiene que haber aislamiento y nadie contempla la posibilidad de que evolucione una población humana en aislamiento absoluto. Me refiero a especiación, no por ingeniería genética, sino por evolución natural… por ejemplo que unos tíos se vayan a otro planeta y, después de mucho tiempo de aislamiento, sean otra especie.
P. ¿Cómo nos llevaríamos con una especie inteligente como nosotros?
R. Fatal. A la vista de cómo tratamos a otras especies animales, como el chimpancé o el gorila…
P. Los genomas indican que tenemos muy poca diferencia de genes con los chimpancés, un 2%.
R. Esta ha sido otra sorpresa. No queda más explicación que los genes reguladores, que deben hacer maravillas. Deben ser genes muy mandones, con una jerarquía muy alta, con mucha capacidad de influir en los demás. Pero no sabemos todavía cómo.
P. Los humanos, ¿somos hostiles o sociales?
R. Tenemos una inteligencia social. El científico Richard Alexander dice que en nuestra evolución hay un momento en que las fuerzas selectivas dejan de ser las fuerzas hostiles de la naturaleza porque alcanzamos el dominio ecológico: los glaciares o el clima adverso, los depredadores o la hambruna... dejan de ser un obstáculo, porque nos protegemos con la tecnología. Pero seguimos evolucionando porque hay una competencia dentro del grupo, nuestro medio social, en el que competimos por descendencia y recursos. Para eso necesitamos un órgano que permita procesar información social. Así, el éxito depende de hacer muchos amigos y tener pocos enemigos.
P. ¿Y en eso somos únicos?
R.
No. Edward Wilson dice que hay dos tipos de organismos supersociales y que los dos son dominantes en la biosfera: los insectos sociales y nosotros entre los vertebrados. Se pueden plantear cosas divertidas: ¿Si desapareciésemos los humanos, desarrollarían los chimpancés una inteligencia como la nuestra? Algunos dicen que ya lo han hecho, que gran parte de la información que procesa su cerebro es social.

P. ¿Cómo aborda la ciencia una especie como la humana?
R. Todavía no está claro siquiera en qué somos únicos. Hay una asociación internacional de científicos en la que intentamos elaborar una definición de ser humano. Y queda mucho por hacer, pero algunas características son chocantes. Por ejemplo, unos rasgos que no desearíamos, porque nos delatan ante los demás, pero no podemos evitar: el blanco de los ojos, que indica adónde o a quién miramos, y la capacidad de ponernos colorados. Otro rasgo, al parecer, es la buena puntería, tenemos mucha coordinación.
P. Y el cerebro.
R. La consciencia es algo obvio, pero otras cosas no lo son tanto, como la mentalidad mágica, no racional. Gran parte de nuestro pensamiento es mágico, no en el sentido religioso, sino que no tiene que ver son la razón. Mucha gente cree que es cultural, que viene de nuestro pasado ignorante y que lo estamos superando... Pues no, está en los genes, es un producto de la evolución y no nos lo vamos a quitar de encima.