lunes, 28 de noviembre de 2011

PORQUE TE PONÉS EN PEDO...

El relato científico del día después

Resaca: causas, mitos y verdades

¿Por qué me duele tanto la cabeza? El autor, periodista científico, desgrana los procesos bioquímicos de la resaca y los mitos que la rodean.

- 5.000 años de celebraciones etílicas


Pere Estupinyá
.
JPG - 78.2 KB
Foto: David Fernández

Ingerir alcohol a un ritmo más rápido del que tu cuerpo puede metabolizar provoca a las pocas horas dolor de cabeza, malestar, deshidratación... es decir, una resaca. Pero a igual cantidad de alcohol bebido ¿de dónde sale que algunos licores den más resaca que otros? ¿o que mezclar es malo? La clave está en entender que la resaca no la genera sólo el alcohol (etanol).

Empecemos con una breve descripción de por qué el alcohol genera dolor de cabeza, justo cuando ya no queda ni una gota en sangre. Cuando bebes etanol, tu cuerpo se encarga de metabolizarlo. Para ello utiliza unas enzimas presentes en el estómago y sobre todo en el hígado: la ADH o alcohol deshidrogenasa, y la ALDH o aldehído deshidrogenada. La ADH actúa primero transformando el alcohol en acetaldehído, y después la ALDH convierte el acetaldehído en un inofensivo acetato que ya puede ser incorporado en rutas metabólicas no específicas.

El quid de la cuestión es que el acetaldehído es tóxico y si bebes muy rápido, o en mucha cantidad, o por genética tienes una combinación de ADH y ALDH menos efectiva, el acetaldehído se te acumulará en la sangre y provocará varios efectos tóxicos, como náuseas, aceleración del pulso, y malestar. También por eso, si comes retienes más tiempo el alcohol en el estómago, y das tiempo a las enzimas a actuar.

Pero atención, en la botella hay algo más: pequeñas trazas de metanol, una molécula muy parecida al etanol, que se metaboliza con los mismos ADH y ALDH, pero cuyas sustancias intermedias (formaldehído y ácido fórmico) son mucho más tóxicas. El tema es que las enzimas tienen más afinidad por el etanol; empiezan metabolizándolo a él, y luego continúan por el metanol. Y entonces es cuando viene la peor resaca, cuando se terminó el etanol y el cuerpo empieza por el metanol. Y por eso se dice que beber un poquito en plena resaca disminuye los síntomas, porque las enzimas se vuel- ven a encargar del etanol y dejan de generar formaldehído. Pero no lo tomes como una cura, sino como un simple y poco eficiente retraso de los efectos.

Lo otro es que no todas las bebidas alcohólicas tienen el mismo grado de metanol, ni de otras sustancias tóxicas llamadas congéneres, que son las que contribuyen a esta diversidad en la resaca. Por eso en principio las bebidas destiladas generan menos resaca, y un vino malo tiene más congéneres y causa más dolor de cabeza que uno bueno.

Claro que no son los únicos factores: la susceptibilidad individual varía muchísimo. También beber agua para evitar la deshidratación y vasodilatación del cerebro es fundamental (el alcohol es diurético; es decir, si tomas 50 gramos de alcohol diluidos en un volumen total de 250 mililitros, acabarás perdiendo entre 600 y mil mili- litros de agua). Cuidado con el café, que te sentará bien pero también es diurético. Comer antes y después ayuda, y las aspirinas o ibuprofeno te harán más soportable el dolor de cabeza. Y otros re- medios caseros funcionan, sea por magia, placebo o conocimiento acumulado a base de prueba y error.

Y sobre el bajón de estado de ánimo, una teoría curiosa: hay científicos investigando cómo estos congéneres y sustancias tóxicas derivadas de la ingesta y metabolismo de bebidas alcohólicas generan una activación del sistema inmunológico que puede ser parecida a respuestas ante otras infecciones. Una respuesta del sistema inmunológico es segregar citoquinas y otras sustancias para hacerte sentir mal, débil y aplatanado para forzar a que te quedes en casa descansando, y además no vayas infectando a otros por ahí. Quién sabe; también podría ocurrirte esto durante el fatídico día después...

Freud, Jung y Cronenberg

Con la psicóloga en el cine

[foto de la noticia]

"El problema es que la película es demasiado ambiciosa. Trata demasiados temas importantes". ¿Y no profundiza en ninguno...? "No, al contrario, lo que ocurre es que al que no esté un poco ducho se le van a escapar cosas. En cada diálogo, y hay mucho diálogo, mucha palabra, se pone la mirada en un detalle importante. Es de nota".

La película es 'Un método peligroso', de David Cronenberg, y la espectadora un poco abrumada es Ana Fernández, psicóloga y coordinadora de un grupo de su Colegio profesional (el de Madrid) que debate y trabaja a partir del cine. De modo que su opinión es pertinente en el caso de la historia de Freud, Jung y Sabina Spielrein.

Y su impresión es muy buena: "El tema es interesante para un psicólogo, claro: están los marcos de la profesión, ves como surgieron cosas que ahora se dan por hechas. Por ejemplo, cómo limitar la relación con el paciente, que surge a raíz de que Jung se liara con Sabina". Los personajes están a la altura, "tienen todos sus partes oscuras y sus partes claras, sin estereotipos. Y está muy bien el retrato de Sabina, que, como tantas mujeres, fue un poco olvidada por la Historia, cuando fue una psicóloga muy influyente que trató a pacientes importantísimos...", explica Ana Fernández. "¡Fue una máquina! Condujo a Jung al concepto de los arquetipos y a Freud en los de transferencia y contratransferencia y en la idea de la pulsión de muerte".

Eso, al margen de los secretos para el '¡Hola!': "Jung le quiso restar peso a la sexualidad en la teoría del psicoanálisis porque, a partir del momento en el que tuvo un lío con Sabina, su vida sexual fue un poco caótica. Freud se lo dijo y así aparece en la película". Fin de la digresión.

¿Y el propio Jung? Porque cualquiera tiene una idea más o menos rudimentaria de lo que escribió Freud, pero, después, intenta entender a su ángel caído y... "Sí, Jung es más difícil de sintetizar. El valor de Jung es que añade a Freud, que sólo atiende al pasado de las personas, la idea de las aspiraciones. Además, como viaja mucho, intuye la idea del inconsciente colectivo, los arquetipos heredados culturalmente y mete elementos místicos".

Parientes lejanos

Llegados a este punto, la película es una excusa para hablar del psicoanálisis, disciplina que, a los que les gusta, les gusta muchísimo, y a los que no, no les gusta nada: "Yo no empleo los términos freudianos en mi manera de trabajar. Soy una psicóloga cognitivo conductual, que diría que es la corriente con más valor científico en este momento. Pero en Freud, Jung y compañía reconozco a unos antepasados de los que venimos todos", explica Ana Fernández.

Y esto de que a un psicólogo conductista le pregunten por Freud y su mundo austro-húngaro... ¿no es como si a un oncólogo de 2011 le hablan de Galeno de Pérgamo? "Hombre; son tipos de otra época, de un tiempo en el que la represión sexual era un problema grave. Las mujeres llegaban con un diagnóstico de histeria cuando, en realidad, estaban reprimidas sexualmente. Esto, ahora, no lo encuentras así".

"A muchos de nosotros, Jung y Freud nos parecen muy oscuros. Pero está claro que abrieron el campo a la psicología y aún hay muchos psicólogos que trabajan con su método". Método que, además, tiene mucho prestigio 'narrativo', novelesco, 'pop'. ¿Le gusta el psicoanálisis al público de las novelas más que a los psicólogos? "Bueno... Digamos que a mí me encantaría encontrar más películas que abordaran la psicología desde un enfoque cognitivo", concluye Ana Fernández.