lunes, 27 de diciembre de 2010

Las píldoras placebo "sí funcionan"


Medicina

Los pacientes que tomaron placebo mostraron una mejoría en su enfermedad.

Durante años se ha pensado que los placebos -las medicinas que no tienen ingrediente activo y se utilizan en los ensayos clínicos para comprobar los efectos de nuevos medicamentos- sólo funcionaban con el "pensamiento positivo" del paciente.

Es decir, la persona comienza a sentirse mejor porque piensa que está tomando un fármaco real.

Pero ahora una nueva investigación realizada en Estados Unidos parece poner en duda esta afirmación.

Los científicos de la Escuela Médica de Harvard y el Centro Médico Diaconsa Beth Israel les dieron píldoras placebo a pacientes con síndrome del intestino irritable y les dijeron lo que estaban tomando.

La mayoría de las personas evaluadas -dice el estudio publicado en Public Library of Science - PLoS One (Biblioteca Pública de Ciencia)- comenzaron a sentirse mejor, a pesar que sabían que sus tabletas no contenían ingredientes activos.

Más que la mente

Los resultados, afirman los científicos, sugieren que el "efecto placebo" parece involucrar mucho más que el pensamiento positivo del paciente y podría ser mucho más importante de lo que se pensaba hasta ahora.

En el estudio participaron 80 pacientes con síndrome del intestino irritable, cuyos síntomas incluyen inflamación y dolor abdominal, diarrea y estreñimiento.

estos resultados muestran que, más que el simple pensamiento positivo, podría haber un beneficio importante en la sola relación entre médico y paciente

Prof. Ted Kaptchuk

La mitad de los individuos recibieron un placebo dos veces a la semana durante 21 días y los médicos les advirtieron que los fármacos eran falsos.

La otra mitad no recibió ningún tratamiento.

Al final de la investigación, 59% de los pacientes que tomaron placebo dijeron que sus síntomas habían mejorado. Sólo 35% del otro grupo notó mejorías.

El profesor Ted Kaptchuk, quien dirigió el estudio, afirma: "No sólo establecimos con absoluta claridad que estas píldoras no tenían ingrediente activo y que estaban hechas de sustancias inertes, sino que también colocamos una etiqueta con la palabra 'placebo' en las botellas del fámaco".

"Les dijimos a los pacientes que no tenían que creer en el efecto placebo. Sólo debían tomar las píldoras", añade.

En el pasado, experimentos han mostrado que los placebos pueden tener efectos sorprendentes en el paciente debido al impacto del "pensamiento positivo" y a la creencia de que se trata de un medicamento real.

El poder del ritual médico

De hecho, la forma en la que los pacientes responden a los placebos ha llevado a que algunos médicos los receten sin que sus pacientes sospechen de qué se trata.

Un estudio efectuado en Estados Unidos calcula que hasta 50% de los facultativos de ese país han llegado a recetar a placebos alguna vez.

En la nueva investigación, los voluntarios aceptaron participar en lo que los científicos llamaron "un estudio novedoso de control de la mente y el cuerpo".

Médico y paciente

La relación del paciente con su médico parece ser muy importante.

Aunque este nombre pudo haber sugestionado a los participantes a mostrarse más "abiertos" a los tratamientos, los científicos creen que los resultados muestran la importancia del "ritual médico".

"Nos quedamos sorprendidos por los resultados", explica a la BBC el profesor Kaptchuk.

"No sabíamos lo que iba a ocurrir, pero al parecer basta con llevar a cabo el ritual médico -especialmente en el contexto de una relación compasiva de médico y paciente- para poder lograr una mejoría", dice el científico.

"Aun cuando el paciente no es engañado y se le hace saber que está tomando un fármaco falso".

Los científicos subrayan que el estudio fue muy pequeño y que los resultados deben confirmarse con investigaciones más amplias.

"Pero aún así -dice el doctor Kaptchuik- estos resultados muestran que, más que el simple pensamiento positivo, podría haber un beneficio importante en la sola relación entre médico y paciente".

"Quizás el hecho de que el paciente se sienta apoyado, de que su médico lo escuche, de que sienta que cuenta con un testigo compasivo, son factores poderosos en la forma como nos recuperamos de una enfermedad".

"Ésta es sólo la prueba de principio y ahora tendremos que estudiarlo más a fondo. Pero estamos planteando una pregunta importante: ¿además de los fármacos, la cirugía y de otros procedimientos, podemos utilizar sólo el ritual médico para ayudar a las personas a mejorarse?", concluye el investigador.

C A N C E R

Publicado por Miguel Jara el 27 de diciembre de 2010

Un grupo de prestigiosos oncólogos publica una “Carta abierta a Mariano Barbacid en la que cuestionan tanto lo que oficialmente se afirma del cáncer como los tratamientos que se utilizan. A buen seguro que sembrará la polémica. Los firmantes -miembros de la International Society for Proton Dynamics of Cancer (ISPDC) o Sociedad Internacional de la Dinámica de Protones en el Tratamiento del Cáncer (www.ispdc.net)-, son el Dr. Salvador Harguindey –del Instituto de Biología Clínica y Metabolismo (IBCM) de Vitoria y vicepresidente de la mencionada sociedad-, el Dr. Stefano Fais -Director de la Sección de Medicamentos Antitumorales del Departamento de Investigación Terapéutica y Evaluación de Medicinas del Instituto Nacional de la Salud de Roma (Italia) y presidente del ISPDC-, la Dra. Miriam L. Wahl –ex Directora del Laboratorio de pH Tumoral de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EEUU) y miembro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Baltimore (EEUU)- y e l Dr. Stephan J. Reshkin -profesor del Departamento de Fisiología General y Ambiental de la Universidad de Bari (Italia)-.

La carta abierta al Dr. Mariano Barbacid -Director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)- está publicada en la revista Discovery DSalud del mes de enero, que ha salido hace unos días-. En ella le solicitan que responda públicamente a una serie de cuestiones de vital importancia en el momento actual de la investigación del cáncer y diga si está de acuerdo en que ha llegado la hora de hacerse un replanteamiento global sobre esta patología, muy especialmente en lo que a la manera de afrontarla se refiere dado el “fracaso de los actuales tratamientos médicos en la mayoría de los tumores malignos”.

En la misiva se denuncia que la afirmación de que la palabra “cáncer” engloba en realidad “a más de 200 enfermedades distintas” es una aseveración que “corresponde a una visión obsoleta del cáncer que se opone frontalmente al moderno paradigma surgido en la Oncología hace escasos años”.

“(…) Cabe preguntar tanto al Dr. Barbacid como a quienes con él comparten aún la misma reduccionista y disgregadora cosmovisión oncológica –agrega la carta- qué es lo que en verdad sabe la mayoría de los investigadores en la actualidad sobre la naturaleza íntima y esencial de las enfermedades neoplásicas para sostener que el cáncer son ‘200 enfermedades diferentes’. Es regla de oro de la Medicina que sólo llegando a la raíz, a lo que subyace en cualquier problema de salud, se puede acceder a una comprensión racional e interpretación correcta de una patología, paso previo imprescindible para aspirar tanto a prevenirla como a tratarla adecuadamente una vez se haya manifestado. Sin conocer la causa o causas primarias (etiología), los mecanismos intermediarios (etiopatogenia) y la esencia íntima de una enfermedad (su naturaleza) no se puede siquiera pensar en superarla. Y eso es así muy especialmente en este caso porque como ya dijo el padre de la bioquímica del cáncer, Otto Warburg, sólo podremos curar lo que primero podamos entender”.

El escrito es radical y supone una especie de enfrentamiento entre dos modos de conocer y tratar el cáncer:

“El enfoque y paradigma conceptual asumido hasta hoy está muerto –se afirma en la carta-. Ha sido necesario replantearse todo lo que se cree saber sobre esta patología desde la raíz antes de haber conseguido poder integrar sus muchas caras y ramas dentro del árbol de la ciencia de una unidad superior, el llamado ‘paradigma emergente’”.

Y se añade:

“¿No se puede -o no se quiere- entender aún que ha llegado ya la hora de que los profesionales de la investigación oncológica de todo el mundo se conciencien de esta realidad y de que deben familiarizarse cuanto antes con las claves de los principales sistemas energéticos del funcionamiento anormal y específico de todas las células y tumores malignos?”.

Más adelante se afirma:

“Tal vez haya llegado la hora -o esté cada vez más cerca- de que los oncólogos básicos y clínicos consigan despertar y decidirse a plantear otras alternativas y, al mismo tiempo, hagan acopio de la necesaria inspiración, generosidad y valor para dejar de vivir esclavizados y embobados por ese Gran Hermano de la Oncología que constituyen las grandes multinacionales farmacéuticas, entidades de dudosa ética a las que sólo les importan sus intereses económicos y cuyas dinámicas y motivaciones -muchas veces pseudocientíficas- llevan a tratar por todos los medios de comercializar medicaciones cada día más tóxicas, menos efectivas y más caras”.

La carta, que como explico puede leerse íntegra en el número de Discovery DSALUD que se encuentra a la venta en los kioscos, termina diciendo:

“En suma, los abajo firmantes postulamos un nuevo paradigma integral, unitario y radical de las enfermedades neoplásicas por entender que todos los tumores malignos tienen más factores en común que diferencias entre ellos, tal como ha sido consensuado en el reciente I Congreso Internacional de la Sociedad para el Estudio de las Dinámicas de Protones en el Cáncer celebrado a principios de septiembre pasado en Roma. Ello exige abandonar, también radicalmente, el actual modelo analítico-reduccionista y desintegrado que insiste en que la palabra cáncer designa a más de 200 enfermedades distintas que han de ser tratadas con infinidad de combinaciones farmacológicas diferentes a pesar de que a día de hoy los quimioterápicos han demostrado ser más tóxicos que eficaces, exceptuando los tumores germinales y algunas leucemias y linfomas, neoplasias que conforman una muy reducida minoría dentro del conjunto de todos los tumores malignos. Y eso significa que persistir en el camino trillado sólo puede ahondar aún más en el mayoritario fracaso terapéutico de la Oncología Médica actual al mismo tiempo que impedir y detener todo posible avance y verdadero progreso”.