martes, 30 de septiembre de 2014

El maquillaje y el marisco, claves en la evolución del cerebro humano

El uso del ocre rojo y la ingesta de moluscos durante 250.000 años habrían aportado nutrientes esenciales para el desarrollo de la mente

El maquillaje y el marisco fueron claves en la evolución del cerebro humano
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María Antonieta Fernanda luce su maquillaje en un cuadro
Desde María Antonieta hasta Luis XVI. A lo largo de los años, elmaquillaje ha sido un elemento básico entre la aristocracia para demostrar elegancia y distinción. Lo mismo ha sucedido con elmarisco, un alimento considerado hoy de lujo por muchas personas pero muy consumido en la antigüedad. Sin embargo, parece que estos dos elementos han tenido una importancia determinante en eldesarrollo del cerebro humano ya que –como señalan varias líneas de investigación- su uso combinado tuvo una importancia directa en laevolución humana.
Al menos, así lo ha afirmado un artículo del investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Carlos Duarte. Éste experto, concretamente, ha determinado que la ingesta accidental del pigmento ocre utilizado y las conchas utilziadas en el maquillaje -además de una alimentación basada en moluscos durante más de 250.000 años- habría aportado los nutrientes necesarios para el desarrollo temprano del cerebro y habría mejorado la adecuación biológica del ser humano.

Moluscos y polvo ocre

Según explica Duarte, los pigmentos ocres ingeridos accidentalmente podrían haber suministrado al ser humano hierro, esencial para lasalud reproductiva y el desarrollo cerebral. Lo mismo habría sucedido con el marisco, rico en ácido docosahexaenoico (DHA por sus siglas en inglés). Éste ácido graso esencial poliinsaturado de la serie omega-3 tien un papel básico en el desarrollo del sistema nervioso, el cerebro y la visión.
El maquillaje y el marisco fueron claves en la evolución del cerebro humano
Izquierda: esqueleto de una mujer que data de hace unos 23.000 años que muestra un tocado hecho de conchas. Centro: retrato de Maria Antonieta. Derecha: una mujer joven, con pigmentos ocres rojos en los labios
APL, CARLOS DUARTE
«Por un lado, el marisco permitió hace unos 200.000 años que los humanos hicieran frente a un periodo climático adverso y, por otro, supuso disponer de una fuente de alimentación fiable en un momento que coincidió con la dispersión de nuestra especie por la costa. La manipulación de estos materiales habría supuesto un aporte extra de hierro, fundamental para el cerebro en situaciones donde escasea este nutriente, como por ejemplo, en el caso de mujeres embarazadas con una dieta basada en marisco», ha explicado el investigador.

Los materiales, combinados

A su vez, Duarte ha determinado que la combinación de ambos elementos habría sido de gran importancia para la evolución del ser humano. En este sentido, el experto ha señalado la importancia que han tenido las culturas en las que estos elementos han tenido un papel clave para la evolución de la especie. «El uso de ocre rojo y las conchas no se restringe a culturas indígenas, sino que las mujeres occidentales siguen usando ocre rojo y conchas, pues el pigmento es la base de este color en los cosméticos actuales y portan frecuentemente ornamentos producidos con conchas».
«Una alimentación rica en productos de origen marino y una dieta adecuada en hierro siguen jugando un papel clave en la salud mental y reproductiva de nuestra especie, que se ha de cuidar particularmente durante el embarazo. Este papel es tan importante o más aún que el que jugó hace 200.000 años pues estamos en un momento en el que el deterioro de nuestra dieta está llevando a la proliferación de problemas de salud mental y reproductiva también en la sociedad occidental», completa Duarte.

lunes, 29 de septiembre de 2014

ENTREVISTA | ALLEN FRANCES

“Convertimos problemas cotidianos en trastornos mentales”

Catedrático emérito de la Universidad de Duke, dirigió la considerada 'biblia' de los psiquiatras


Allen Frances, el pasado septiembre en Barcelona. / JUAN BARBOSA
Allen Frances (Nueva York, 1942) dirigió durante años el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM), en el que se definen y describen las diferentes patologías mentales. Este manual, considerado la biblia de los psiquiatras, es revisado periódicamente para adaptarlo a los avances del conocimiento científico. El doctor Frances dirigió el equipo que redactó elDSM IV, a la que siguió una quinta revisión que amplió considerablemente el número de entidades patológicas. En su libro¿Somos todos enfermos mentales? (Ariel, 2014) hace autocrítica y cuestiona que el considerado como principal referente académico de la psiquiatría colabore en la creciente medicalización de la vida.
Pregunta. En el libro entona un mea culpa, pero aún es más duro con el trabajo de sus colegas en el DSM V. ¿Por qué?
Respuesta. Nosotros fuimos muy conservadores y solo introdujimos dos de los 94 nuevos trastornos mentales que se habían sugerido. Al acabar, nos felicitamos, convencidos de que habíamos hecho un buen trabajo. Pero el DSM IV resultó ser un dique demasiado endeble para frenar el empuje agresivo y diabólicamente astuto de las empresas farmacéuticas para introducir nuevas entidades patológicas. No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas para hacer creer a médicos, padres y pacientes que el trastorno psiquiátrico es algo muy común y de fácil solución. El resultado ha sido una inflación diagnóstica que produce mucho daño, especialmente en psiquiatría infantil. Ahora, la ampliación de síndromes y patologías en el DSM V va a convertir la actual inflación diagnóstica en hiperinflación.
P. ¿Todos vamos a ser considerados enfermos mentales?
R. Algo así. Hace seis años coincidí con amigos y colegas que habían participado en la última revisión y les vi tan entusiasmados que no pude por menos que recurrir a la ironía: habéis ampliado tanto la lista de patologías, les dije, que yo mismo me reconozco en muchos de esos trastornos. Con frecuencia me olvido de las cosas, de modo que seguramente tengo una predemencia; de cuando en cuando como mucho, así que probablemente tengo el síndrome del comedor compulsivo, y puesto que al morir mi mujer, la tristeza me duró más de una semana y aún me duele, debo haber caído en una depresión. Es absurdo. Hemos creado un sistema diagnóstico que convierte problemas cotidianos y normales de la vida en trastornos mentales.
P. Con la colaboración de la industria farmacéutica...

No supimos anticiparnos al poder de las farmacéuticas para crear nuevas enfermedades
R. Por supuesto. Gracias a que se les permitió hacer publicidad de sus productos, las farmacéuticas están engañando al público haciendo creer que los problemas se resuelven con píldoras. Pero no es así. Los fármacos son necesarios y muy útiles en trastornos mentales severos y persistentes, que provocan una gran discapacidad. Pero no ayudan en los problemas cotidianos, más bien al contrario: el exceso de medicación causa más daños que beneficios. No existe el tratamiento mágico contra el malestar.
P. ¿Qué propone para frenar esta tendencia?
R. Controlar mejor a la industria y educar de nuevo a los médicos y a la sociedad, que acepta de forma muy acrítica las facilidades que se le ofrecen para medicarse, lo que está provocando además la aparición de un mercado clandestino de fármacos psiquiátricos muy peligroso. En mi país, el 30% de los estudiantes universitarios y el 10% de los de secundaria compran fármacos en el mercado ilegal. Hay un tipo de narcóticos que crean mucha adicción y pueden dar lugar a casos de sobredosis y muerte. En estos momentos hay ya más muertes por abuso de medicamentos que por consumo de drogas.
P. En 2009, un estudio realizado en Holanda encontró que el 34% de los niños de entre 5 y 15 años eran tratados de hiperactividad y déficit de atención. ¿Es creíble que uno de cada tres niños sea hiperactivo?
R. Claro que no. La incidencia real está en torno al 2%-3% de la población infantil y sin embargo, en EE UU están diagnosticados como tal el 11% de los niños y en el caso de los adolescentes varones, el 20%, y la mitad son tratados con fármacos. Otro dato sorprendente: entre los niños en tratamiento, hay más de 10.000 que tienen ¡menos de tres años! Eso es algo salvaje, despiadado. Los mejores expertos, aquellos que honestamente han ayudado a definir la patología, están horrorizados. Se ha perdido el control.
P. ¿Y hay tanto síndrome de Asperger como indican las estadísticas sobre tratamientos psiquiátricos?
R. Ese fue uno de los dos nuevos trastornos que incorporamos en elDSM IV y al poco tiempo el diagnóstico de autismo se triplicó. Lo mismo ocurrió con la hiperactividad. Nosotros calculamos que con los nuevos criterios, los diagnósticos aumentarían en un 15%, pero se produjo un cambio brusco a partir de 1997, cuando las farmacéuticas lanzaron al mercado fármacos nuevos y muy caros y además pudieron hacer publicidad. El diagnóstico se multiplicó por 40.
P. La influencia de las farmacéuticas es evidente, pero un psiquiatra difícilmente prescribirá psicoestimulantes a un niño sin unos padres angustiados que corren a su consulta porque el profesor les ha dicho que el niño no progresa adecuadamente, y temen que pierda oportunidades de competir en la vida. ¿Hasta qué punto influyen estos factores culturales?

Los seres humanos hemos sobrevivido millones de años gracias a la capacidad de afrontar la adversidad
R. Sobre esto he de decir tres cosas. Primero, no hay evidencia a largo plazo de que la medicación contribuya a mejorar los resultados escolares. A corto plazo, puede calmar al niño, incluso ayudar a que se centre mejor en sus tareas. Pero a largo plazo no ha demostrado esos beneficios. Segundo: estamos haciendo un experimento a gran escala con estos niños, porque no sabemos qué efectos adversos pueden tener con el tiempo esos fármacos. Igual que no se nos ocurre recetar testosterona a un niño para que rinda más en el fútbol, tampoco tiene sentido tratar de mejorar el rendimiento escolar con fármacos. Tercero: tenemos que aceptar que hay diferencias entre los niños y que no todos caben en un molde denormalidad que cada vez hacemos más estrecho. Es muy importante que los padres protejan a sus hijos, pero del exceso de medicación.
P. ¿En la medicalización de la vida, no influye también la cultura hedonista que busca el bienestar a cualquier precio?
R. Los seres humanos somos criaturas muy resilientes. Hemos sobrevivido millones de años gracias a esta capacidad para afrontar la adversidad y sobreponernos a ella. Ahora mismo, en Irak o en Siria, la vida puede ser un infierno. Y sin embargo, la gente lucha por sobrevivir. Si vivimos inmersos en una cultura que echa mano de las pastillas ante cualquier problema, se reducirá nuestra capacidad de afrontar el estrés y también la seguridad en nosotros mismos. Si este comportamiento se generaliza, la sociedad entera se debilitará frente a la adversidad. Además, cuando tratamos un proceso banal como si fuera una enfermedad, disminuimos la dignidad de quienes verdaderamente la sufren.
P. Y ser etiquetado como alguien que sufre un trastorno mental, ¿no tiene también consecuencias?
R. Muchas, y de hecho cada semana recibo correos de padres cuyos hijos han sido diagnosticados de un trastorno mental y están desesperados por el perjuicio que les causa la etiqueta. Es muy fácil hacer un diagnóstico erróneo, pero muy difícil revertir los daños que ello conlleva. Tanto en lo social como por los efectos adversos que puede tener el tratamiento. Afortunadamente, está creciendo una corriente crítica con estas prácticas. El próximo paso es concienciar a la gente de que demasiada medicina es mala para la salud.
P. No va a ser fácil…
R. Cierto, pero el cambio cultural es posible. Tenemos un magnífico ejemplo: hace 25 años, en EE UU el 65% de la población fumaba. Ahora, lo hace menos del 20%. Es uno de los mayores avances en salud de la historia reciente, y se ha conseguido por un cambio cultural. Las tabacaleras gastaban enormes sumas de dinero en desinformar. Lo mismo que ocurre ahora con ciertos medicamentos psiquiátricos. Costó mucho hacer prosperar la evidencia científica sobre el tabaco, pero cuando se consiguió, el cambio fue muy rápido.
P. En los últimos años las autoridades sanitarias han tomado medidas para reducir la presión de los laboratorios sobre los médicos. Pero ahora se han dado cuenta de que pueden influir sobre el médico generando demanda en el paciente.
R. Hay estudios que demuestran que cuando un paciente pide un medicamento, hay 20 veces más posibilidades de que se lo prescriban que si se deja simplemente a decisión del médico. En Australia, algunos laboratorios requerían para el puesto de visitador médico a personas muy agraciadas, porque habían comprobado que los guapos entraban con más facilidad en las consultas. Hasta ese punto hemos llegado. Ahora hemos de trabajar para lograr un cambio de actitud en la gente.
P. ¿En qué sentido?
R. Que en vez de ir al médico en busca de la píldora mágica para cualquier cosa, tengamos una actitud más precavida. Que lo normal sea que el paciente interrogue al médico cada vez que le receta algo. Preguntar por qué se lo prescribe, qué beneficios aporta, qué efectos adversos tendrá, si hay otras alternativas. Si el paciente muestra una actitud resistente, es más probable que los fármacos que le receten estén justificados.
P. Y también tendrán que cambiar hábitos.
R. Sí, y déjeme decirle un problema que he observado. ¡Tienen que cambiar los hábitos de sueño! Sufren ustedes una falta grave de sueño y eso provoca ansiedad e irritabilidad. Cenar a las 10 de la noche e ir a dormir a las 12 o la una tenía sentido cuando hacían la siesta. El cerebro elimina toxinas por la noche. La gente que duerme poco tiene problemas, tanto físicos como psíquicos. 

Células de pacientes infartados pueden regenerar su propio tejido cardiaco dañado

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Científicos españoles transforman células destinadas a convertirse en vasos sanguíneos en músculo cardiaco y comprueban su efecto reparador comparable a las de cordón umbilical

Células de pacientes infartados pueden regenerar su propio tejido cardiaco dañado

Las células sanguíneas del paciente que ha sufrido puede servir para su tratamiento
Las propias células de la sangre de pacientes que han sufrido un infarto de miocardio son capaces de restaurar el tejido dañado del corazón. Así lo ha demostrado un equipo de investigadores de las Universidades de Granada, Jaén, Málaga, Miami y del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga que han logrado que las denominadas células progenitoras endoteliales (EPC), aquellas que están destinadas a convertirse en vasos sanguíneos, se diferencien hacia células de músculo cardiaco (cardiomiocitos).
Esta posibilidad de cambiar su función se debe a que se encuentran en una fase inicial en la que las células aún no están maduras y, por tanto, tienen plasticidad, es decir, se pueden reconducir para que se conviertan en tejido cardiaco. «Hasta ahora se sabía el papel beneficioso de estas EPC en patologías donde se reduce el diámetro de los vasos sanguíneos, como la cardiopatía isquémica y la enfermedad arterial periférica. Sin embargo, poco se sabía sobre su potencial para restaurar el tejido dañado del corazón», explica el responsable del proyecto en la Universidad de Granada, Juan Antonio Marchal.
Para esclarecer su papel, los científicos analizaron in vitro la capacidad de convertirse en células cardiacas de muestras de EPCs aisladas a partir de sangre de pacientes con infarto agudo de miocardio y las compararon con EPCs obtenidas a partir de sangre de cordón umbilical, una fuente donde ya se conoce que existen células madre capaces de regenerar tejido cardiaco.

Terapia celular

«Es la primera vez que se desarrolla esta comparación. Nuestros datos indican que células progenitoras endoteliales (EPCs) obtenidas a partir de ambos orígenes, sangre de pacientes y cordón umbilical, tienen plasticidad y funciones similares y sugieren una eficacia terapéutica potencial en la terapia celular cardiaca», asevera el investigador cuyo trabajo se publica en la revista «Cytotherapy».
Esta terapia pasaría por inyectar estas células en la zona de la lesión. «Tras un infarto, se produce un efecto llamada de estas EPC desde la médula ósea, donde se encuentran normalmente, hasta el corazón, para reparar la lesión. Es el efecto 'Homing'. Sin embargo, este mecanismo no logra trasladar suficientes células como para regenerar por completo el tejido dañado», explica.
Por eso, la futura terapia que proponen los expertos ayudaría a los pacientes con ese proceso de regeneración. Además, al tratarse de células propias se evitan posibles rechazos. «La inyección de células ya se hace, pero nosotros hemos demostrado la capacidad de estas células propias del paciente infartado, de ahí que no se produzcan efectos secundarios», aclara. «No obstante, es necesario desarrollar protocolos de expansión en el laboratorio de estas células del propio paciente para que podamos obtener un número adecuado que tuviera el efecto beneficioso una vez introducidas en los pacientes», precisa.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Las frases de Sigmund Freud que usamos sin darnos cuenta

Hace 75 años murió Sigmund Freud, pero los términos y frases que popularizó están profundamente arraigados en la cultura popular y el lenguaje cotidiano. ¿Cómo se extendió tanto la jerga freudiana?
Está el Freud de los libros de texto; el gran pensador barbudo vienés, pionero del psicoanálisis; el Freud sobre el que los académicos nunca se cansan de discutir.
Y está el otro Freud: el del bar; el Freud al que uno podría recurrir cuando menciona los sueños, actos fallidos, o alguien a quien le guste su mamá. Su relación con el primer Freud es tangencial, en el mejor de los casos.
Escuche furtivamente una conversación y es probable que, tarde o temprano, aparezca un concepto inventado o popularizado por el artífice de la asociación libre.
Complejo de Edipo. Negación. Ello, yo y superyó. Libido. Deseos de muerte. Fijación retentiva anal. Mecanismos de defensa. Desplazamiento. Símbolos fálicos. Proyección. Transferencia. Y, por supuesto, los deslices freudianos.
No es solamente la terminología freudiana que forma parte de todo el léxico popular. Es un adjetivo por derecho propio.

Sin competencia

"¿Qué pensaría Freud?" y "Eso es algo freudiano" son básicamente expresiones usadas por personas interesadas en hacer saber que fueron a la universidad.
Otros intelectuales del Siglo XX no pueden competir: ni Sartre ni Chomsky ni Einstein. Las reseñas cinematográficas de los tabloides rara vez citan a Foucault o De Beauvoir.
Pero todos saben de qué se habla cuando se menciona a Freud. O al menos creen que saben: el inconsciente, represión sexual, sueños, cuestiones de papá y mamá.
"No tienes que leer a Freud para vivir en un mundo donde Freud es importante o para pensar de manera freudiana", dice Stefan Marianski, de la Casa Museo Freud, en Londres. "Todo lo que necesitas es consumir cultura popular masiva producida desde mediados del Siglo XX en adelante.
Freud tuvo la ventaja de ser un escritor extremadamente bueno, que ilustraba el psicoanálisis con referencia a la obra de grandes artistas, como Shakespeare, Dostoyevski y Leonardo da Vinci.

Presencia cinematográfica

Para el psicólogo Oliver James, "la razón por la cual Freud se convirtió en semejante fuerza cultural es que llegó a la cultura popular a través del cine".
Comenzando con "Cuéntame tu vida", la película de suspenso psicológico de 1945 de Alfred Hitchcock, las referencias explícitas a Freud abundan en el cine.
La película de 1945 de Alfred Hitchcock "Spellbound" ("Cuéntame tu vida" en América Latina o "Recuerda" en España) se centra en el psicoanálisis.
Es notable el caso de prácticamente la obra entera de Woody Allen: como dice al inicio de "Annie Hall": "Nunca tuve un período de latencia".
Luego está la dinámica de padre e hijo en "El imperio contraataca" y, por cierto, "Volver al futuro".
"Es básicamente el complejo de Edipo", indica Marianski. "La lógica de 'Volver al futuro' es la misma de 'Psicosis' (otra de Hitchcock), realmente".
También están las novelas de monólogo interior de Virginia Woolf y James Joyce; Salvador Dalí y los surrealistas; "Los Soprano" y "Frasier"; la película de 2011 "Un método peligroso", con Viggo Mortensen como Freud, o cualquier cosa que incluya un recuerdo reprimido, una secuencia onírica o un personaje con impulsos incestuosos.
No es que mucho de esto sea estrictamente freudiano, en el sentido que le dan los académicos al término. La brecha entre el Freud de bar y lo que Freud realmente escribió suele ser enorme.
Aunque muchas de sus ideas -sobre todo en torno a "la sexualidad infantil"- eran consideradas peligrosamente radicales durante su vida, los aspectos más desafiantes de su obra fueron poco tratados por los medios masivos.
El "teléfono langosta" de Salvador Dalí: el arte surrealista fue muy influenciado por los escritos de Freud.
"Creo que mayormente tenemos sólo una idea vaga -quizás defensivamente vaga- de lo que Freud está diciendo, especialmente porque en el campo de la cultura popular su trabajo ha sido procesado para suavizarlo, hacerlo más aceptable, reducir su perspicacia, su complejidad -y, supongo, su dificultad- y convertirlo en una fantasía acogedora y tranquilizadora", afirma el doctor Nicholas Ray, catedrático de la Universidad de Leeds.
Típicamente, al final de la película, se recupera la memoria reprimida, se concede autoconocimiento a la heroína y se da a la audiencia una conclusión narrativa satisfactoria.
Pero incluso si Freud es ampliamente incomprendido y tergiversado, y el complejo de Edipo en los dramas televisivos resulta muy distinto del expuesto en "La interpretación de los sueños", nadie duda que sus conceptos siguen fascinando al público.
La obra de Freud "hoy en día es leída mayormente en departamentos de humanidades", según Stefan Marianski, de la Casa Museo Freud, en Londres.

Vigencia de Freud

Es aún más notable, dado que mucho de lo que escribió Freud fue superado por investigaciones posteriores y que en algunos círculos académicos sus teorías han sido ferozmente atacadas, particularmente por feministas, que consideran misóginos conceptos como envidia del pene, y lo acusan de ignorar pruebas de que algunos de sus pacientes fueron víctimas de abuso infantil.
Freud aún tiene seguidores, incluido Oliver James, quien sostiene la validez de sus escritos sobre los sueños, el inconsciente y el papel de la primera infancia. Pero Marianski admite que Freud es "mayormente leído en departmentos de humanidades", no por científicos.
Sin embargo, mucho de esto no interesa al profano. Quizás lo más significativo, indica Marianski, es que el lenguaje freudiano fue popularizado durante una era particularlmente egocéntrica.
"Desde una perspectiva histórica, es parte de un movimiento general donde la gente empezó a mirarse más hacia adentro", afirma Marianski. "Hubo una amplia transformación cultural: ¿cómo se conceptualiza el ego?".
Pero hay mucho en la obra de Freud que hace que la continua prominencia de sus términos parezca incongruente. Especialmente, sus teorías sobre la represión pertenecen a un mundo anterior a la revolución sexual.
"Ahora que los jóvenes parecen ser libres para hacer lo que quieran y hablar de lo que quieran, resulta interesante que Freud les siga interesando", comenta James.
Sin duda, esto no hará que la gente deje de usar terminología freudiana como le parezca, al servicio de una gran actividad del Siglo XXI: colocarse a ellos mismos y a otros en el proverbial diván.
Como escribió el poeta W.H. Auden tras la muerte de Freud, "Para nosotros ya no es una persona, sino todo un clima de opinión".
Es más elegante que "Freud de bar".

sábado, 27 de septiembre de 2014

El gobierno inaugura su industria farmacéutica con apoyo de cuba

A fin de año, Bolivia comenzará a fabricar sus medicamentos

Según dijeron las autoridades bolivianas, el país delaltiplano está en condiciones de elaborar 600 tipos de remedios, antibióticos y vacunas .

A fin de año, Bolivia comenzará a fabricar sus medicamentos
Revolucionario - El plan del presidente Evo Morales representa un cambio inédito en la historia boliviana y regional.
Bolivia inaugurará a fin de año una industria farmacéutica estatal que producirá 600 tipos de medicamentos, además de antibióticos y vacunas, con el apoyo de Cuba. Así lo confirmó ayer el ministro de Salud, Juan Carlos Calvimontes, quien precisó que las obras de la moderna fábrica están avanzadas en un 80 por ciento.
"Solamente faltan pequeños detalles", dijo el funcionario, después de contar que el predio estará en Cochabamba gracias al aval que dieron los alcaldes del distrito. Los profesionales bolivianos que trabajarán en el lugar están siendo formados en La Habana, que cuenta desde hace años con una industria farmacéutica estatal de primera línea.
Calvimontes también informó que ya fue cerrado un convenio con la Universidad del Siglo XXI, ubicada en el municipio de Llallagua, en Potosí, para construir una fábrica de medicamentos que comercializará inicialmente 15 productos un 50% más baratos que en el mercado.
"El 90% de los medicamentos que se utilizan en el país son importados. Eso cambiará porque produciremos en nuestra fábrica", explicó el ministro Calvimontes. También precisó que las compras para hospitales estatales alcanzan 70 millones de dólares cada año. Por último, el funcionario confirmó la compra de 70 máquinas de hemodiálisis para enfermos renales y agregó que cada equipo tiene un costo de 20 mil dólares.
Desde la llegada de Morales al poder, en Bolivia funciona el programa Mi Salud, que garantiza atención gratuita con brigadas médicas que recorren los barrios de las principales ciudades. Además, el seguro gratuito de salud es uno de los pilares del programa de gobierno del mandatario, quien aspira a ser reelegido el próximo 12 de octubre para el período 2015-2020.
En 2010, el gobierno de Bolivia expresó interés por adquirir vacunas y medicamentos producidos por la industria biotecnológica cubana para combatir enfermedades como la hepatitis B, la llamada gripe aviar, la leptospirosis y el dengue. Es así que el presidente Morales y su par cubano, Raúl Castro, acordaron a mediados de este año llevar adelante el proyecto de construir instalaciones para la fabricación de medicamentos y de esa manera dejar de depender de los monopolios farmacéuticos.
Según el comunicado que difundieron entonces ambos países, el proyecto apunta a la implementación de un "programa de integración bilateral de carácter comercial e industrial" que también contemple la exportación de remedios a otras naciones de la región. "No podemos seguir importando medicamentos, no podemos seguir sometidos a los monopolios internacionales que industrializan medicamentos. Y hemos acordado juntos, Bolivia y Cuba, vamos a industrializar medicamentos en Bolivia, vamos a fabricar nuestros medicamentos", dijo en aquel momento Evo.
El objetivo del gobierno boliviano es que, una vez que la farmacéutica estatal se ponga en funcionamiento, los medicamentos no sólo sean utilizados para consumo interno sino también para exportación. "Al 2025, vamos a estar exportando medicamentos, hemos aprendido y quiero agradecer la orientación, el asesoramiento, la cooperación del pueblo cubano, para que esto esté muy avanzado", afirmó Evo.  «

viernes, 26 de septiembre de 2014

NEGACION Y OTROS MECANISMOS BAJO LA DICTADURA MILITAR

“Nadie sabía lo que todos sabían”

Con el trasfondo de las investigaciones sobre el exterminio bajo la Alemania nazi, la autora examina los mecanismos psíquicos que, en la Argentina, operaron en los represores, en la sociedad y en las víctimas, durante la última dictadura militar.

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Campo clandestino de detención Monte Peloni, en Olavarría: el juicio por los hechos allí cometidos empezó hace pocos días.


Por Ana María Careaga *
Primo Levi, en su examen de la Alemania nazi frente al exterminio, explora los mecanismos de negación que muestran lo que esa sociedad no quería y no podía ver. “En un Estado autoritario se considera lícito alterar la verdad, reescribir la historia, distorsionar las noticias, suprimir las verdades, agregar falsedades: la propaganda sustituye a la información” (Entrevista a sí mismo). Pero “no obstante –agrega–, esconder al pueblo alemán la existencia del enorme aparato de los campos de concentración no era posible.” Se trataba de crear y mantener una atmósfera de terror. Al analizar las contradicciones vinculadas con un saber no sabido, concluye que “la mayor parte de los alemanes no sabían porque no querían saber, más aún, porque querían no saber. Quien sabía no hablaba, quien no sabía no hacía preguntas, a quien hacía preguntas no se le respondía”. Esos mecanismos también encontraron su expresión en distintas etapas de nuestra historia. Durante la última dictadura fue “por algo será”, “algo habrán hecho” “de eso no se habla”, proposiciones que, funcionando como velo del hecho traumático, después darían lugar a “yo no sabía nada”, “qué terrible, qué horror”. Y, más tarde, “ahora hay que olvidar, mirar para el futuro” (Careaga, A. M., “Consecuencias subjetivas del terrorismo de Estado”, en revista Espacios Nº4, Buenos Aires: Instituto Espacio para la Memoria, 2012).
Así se iba legitimando, en el plano social y cultural, un accionar ilegal, un genocidio que apuntaba al control social colocando la figura de la desaparición como estrategia por excelencia para lograr ese objetivo. Nadie sabía lo que todos sabían. El secreto a voces, a la manera del secreto de familia, se extendía, y marcó a fuego la conciencia de los argentinos a la hora de develarse la metodología de la represión.
En una Argentina subterránea, negada y desconocida, se multiplicaban prácticas que implicaban un padecimiento indecible. Eran sostenidas desde ese goce oscuro de los dueños de la vida y de la muerte, erigidos ellos mismos en dioses, y se expresaba en sus propios dichos a los torturados inermes: “Nosotros somos dueños de la vida y de la muerte”, “nadie sabe dónde están”, “no los vamos a dejar morir”, “tenemos el tiempo del mundo para seguir torturándolos”. Oscar Masotta (El modelo pulsional, 1980) exploró ese componente constitutivo del sujeto y señaló que estas pulsiones destructivas llegan a adquirir “virtud ecuménica” para extenderse “por el orbe entero”. El ensañamiento y obsesión con las víctimas, las burlas, la satisfacción, la continuidad y repetición en el tiempo, el erigirse en amos de ese sujeto convertido en despojo ponen en relieve “los más arcaicos deseos de omnipotencia”, tal como señaló Freud en El malestar en la cultura. En esa obra Freud plantea su propia “actitud defensiva” ante la idea de la pulsión de destrucción para finalmente colegir que “la inclinación agresiva es una disposición pulsional autónoma, originaria, del ser humano” en la que la cultura encuentra su obstáculo más poderoso. En un gran número de personas esas tendencias destructivas, antisociales y anticulturales tienen suficiente fuerza para determinar su conducta en la sociedad.
Hoy, en una suerte de escucha de su propio discurso en forma invertida, los reos en el banquillo de los acusados asisten a los relatos de sus víctimas, que describen cómo “todo en el campo de concentración era una tortura”. La tortura trascendía la búsqueda de información. “No se podía llorar, no se podía reír, no se podía ir al baño, no se podía hablar”, todo era castigado mediante la tortura, que, apuntando a la deshumanización, la despersonalización y la pérdida de la identidad, respondía a cualquier manifestación de emoción, afecto o necesidad que expresara rasgos de humanidad. Numerosos testimonios dan cuenta de gente que, en los centros clandestinos de detención, leía su muerte “en enfrentamiento” publicada en los diarios. Otros cuentan que la relación entre el adentro y el afuera implicaba “la muerte en vida”, “transitar la muerte”.
El terrorismo de Estado instituyó como metodología por excelencia la desaparición. Wolfgang Sofsky, citado por Giorgio Agamben (Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo sacer III), dice: “En el acto de matar, el poder se suprime a sí mismo. Por el contrario, al someter a sus víctimas al hambre y la degradación, gana tiempo, lo que le permite fundar un tercer reino entre la vida y la muerte”. De eso se trata la desaparición.
El desaparecido, inerme, ese del que nadie tenía información, que nadie sabía dónde estaba, ese que no tenía identidad, que no estaba “ni vivo ni muerto” –al decir de Jorge Rafael Videla–, convertido en un código, despojado de su nombre en vida, él como un espectro delineó la “muerte argentina”, al decir de Osvaldo Bayer (en Página/12, el 24 de marzo de 2012). La específica muerte constituida por la figura de la desaparición forzada de personas.
Esa muerte argentina se expresó en la incertidumbre que rodeaba a las familias afectadas y a la sociedad en su conjunto. A cualquiera le podía pasar, la gente desaparecía, se los tragaba la tierra. Con la desaparición, la eficacia en el efecto buscado, el terror, era doble: terror frente a la desaparición misma y frente a la potencial desaparición.
Las madres, los familiares, salieron a hacer frente a la desaparición de sus hijos, construyendo las respuestas que –como a sus hijos– no encontraban en ninguna parte. Y dieron cuenta de la desaparición como la presencia permanente de una ausencia. Construyeron diversos recursos simbólicos frente a lo real de la desaparición. Y esa búsqueda fue tomando diferentes formas a lo largo de las etapas de la dictadura. La desaparición se prolongaba en el tiempo, imprescriptible. Sin vencimiento, como el duelo imposible frente a una muerte negada, sin inscripción simbólica, perdurando el hecho traumático del malentendido. Los familiares refieren ese malentendido al relatar las contradicciones que les generaba dar a su ser querido por muerto sin tener la información oficial al respecto: “¿Y si vuelve?”, “¿y si perdió la memoria?”, “¿y si le lavaron el cerebro?” ¿Cómo llevar a cabo el trabajo del duelo si la realidad trasciende las categorías culturales y por ende los recursos psíquicos para colegirla? ¿Cómo desasir la ligazón con el objeto cuando se espera, con la habitación intacta y el lugar en la mesa, su retorno? El duelo queda así suspendido, se torna latente, a la espera de un cuerpo, un rito, una piedra, una placa, un acta que lo inscriba en la cultura.
Muchos familiares relatan distintas circunstancias en las que, en algún lugar, en la calle, creyeron ver con vida a sus hijos, algunos cuentan que se acercaron a esa persona para ver si era su familiar desaparecido, otros no pudieron mirar. En todo caso sus vivencias remiten a un no lugar, a la incertidumbre que la desaparición genera. Luis Gusmán (Epitafios. El derecho a la muerte escrita) sitúa el nombre como algo no externo al hombre, como una parte de él que refleja a su portador y que perpetúa su vida después de muerto, “porque el nombre excede la existencia vital de un sujeto y hace de un esqueleto un cadáver que necesita una tumba”. Y escribe: “Que el epitafio exista es insoslayable para la identidad. Saber quién es el muerto y dónde está su tumba es un derecho. La apelación a ese derecho en la antigua Grecia se conocía como el ‘derecho a la muerte escrita’, como si el acto de morir reivindicara póstumamente un ejercicio absoluto del derecho”. De otro modo, “nos introducimos ya no en la cuestión de la identidad perdida, sino abolida”.
De allí, agrega Gusmán, la importancia de que el nombre fuese “pronunciado en voz alta como parte del rito funerario que arrancaba al muerto por un instante del más allá para traerlo al mundo de los vivos”. El nombre era el dato central para crear “el vínculo del muerto con la vida”. No se trata solamente del “derecho a la muerte escrita” sino del derecho de los sobrevivientes a recuperar el nombre borrado e inscribirlo en la piedra que funciona así como soporte material de la letra. Osvaldo Delgado (“La dictadura como perversión y goce oscuro”, en El libro de los Juicios, Buenos Aires, Instituto Espacio para la Memoria, 2011) señala: “La sepultura es un tratamiento humano de ese real imposible de simbolizar que es la muerte, no hay inscripción en el aparato psíquico de la muerte y el velatorio cumple una función importante. El cuerpo sin vida de un ser humano es un cadáver. El cuerpo sin vida de un animal es un desecho. La tumba donde está el nombre propio de alguien es su representación simbólica, más allá del cuerpo”.
Slavoj Zizek (El más sublime de los histéricos), citando a Lacan, toma el ejemplo de la tragedia de Antígona, con el concepto de “entre dos muertes”. Aquí la muerte simbólica, en tanto exclusión de la comunidad, precede a la muerte real. Sin embargo, con la desaparición, a pesar de que el familiar racionalmente piensa que su ser querido puede estar muerto, esta representación no puede –literalmente– tomar cuerpo. Así, “el proceso de historización implica la existencia de un lugar vacío, un núcleo ahistórico alrededor del cual se articula la red simbólica”. Lacan (Seminario 7: La ética del psicoanálisis) entiende el propósito de Antígona de dar sepultura a su hermano planteando que “no se puede terminar con sus restos olvidando que el registro del ser de aquel que pudo ser ubicado mediante un nombre debe ser preservado por el acto de los funerales”. Se trata de mantener el valor único de su ser y ese valor “es esencialmente de lenguaje. Fuera del lenguaje ni siquiera podría ser concebido”. Con el castigo a Antígona, “su suplicio consistirá en estar encerrada, suspendida, en la zona entre la vida y la muerte. Sin estar aún muerta, ya está tachada del mundo de los vivos”. Antígona, que intenta evitar una desaparición, es desaparecida.
Diferentes actos simbólicos se han ido construyendo para restituir ese nombre a los desaparecidos. Uno de ellos es, al finalizar los actos de homenaje, nombrar a la persona recordada seguido del grito de “¡presente!” Diversas formas de escritura e inscripción del nombre de los desaparecidos en escuelas, calles, plazas, árboles, baldosas, restituyen ese nombre ausente. Se reescribe así la identidad arrebatada, como reescriben los familiares en su progenie sus vínculos parentales. Se trata de una búsqueda incesante: abuelas que buscan rostros parecidos a los que podrían ser sus nietos, hijos que, en otros padres de la generación de los suyos, buscan identidades que, arrancadas, se escriben y reescriben incesantemente.
* Integrante de la cátedra Psicoanálisis Freud I, a cargo de Osvaldo Delgado, en la Facultad de Psicología de la UBA. Texto extractado del libro en preparación Consecuencias subjetivas del terrorismo de Estado (ed. Grama).

jueves, 25 de septiembre de 2014

EL GRAN NEGOCIO DEL EBOLA

¿Los humanos portamos el virus del ébola? El miedo al mismo seguro

La Liga para la Libertad de Vacunación ha difundido un informe con el que pretende “reorientar” el debate sobre los efectos del virus del ébola. Para esta entidad el ébola es tan común que los humanos lo portamos y sólo las malas condiciones de vida lo hacen “maligno”. ¿Existe una campaña de marketing del miedo al ébola? Para ellos sí… y para mí también.
Desde la Liga dicen que
ni ha habido epidemia, ni el reservorio está en el murciélago, ni existen fármacos adecuados y menos vacunas que disminuyan esta situación infecciosa. Este virus y sus modificaciones está presente en las personas, animales, vegetales y seres minerales de manera natural, simbiótica, saprófita y como todas las moléculas ADN/ARN ejerce una función básica necesaria para el desarrollo de la vida biológica de los minerales, vegetales y animales”.
Es un virus ARN que pertenece a la familia Filoviridae, la misma que el virus Marburgo descrito en 1967 y que se observó a partir del primer brote referido en 1976 entre los ribereños del río Ébola (antiguo Congo). Su letalidad depende entre otras cosas del estado general de la población.
Si la alimentación es suficiente, si el desarrollo económico es progresivo y sostenible, si la estabilidad sociopolítica impera, si no existen procesos bélicos en el territorio y si no se producen desigualdades, la infección es benigna y se presenta como unproceso viral idéntico a la varicela, resfriado, malaria, gripe y dengue benigno.
Las manifestaciones más frecuentes pueden ser fiebre, cefalea, erupción maculopapulosa, diarrea, tos, artralgia y cansancio generalizado”, argumentan los cinco médicos que han realizado el informe.
Añaden que como toda viriasis, si las condiciones de vida son de hambre, pobreza, desigualdad, enfrentamiento bélicos y gran precariedad sociopolítica, la posible evolución benigna inicial deriva hacia una malignización al igual que la viruela terminal, el sarampión negro, el dengue grave y la malaria letal. En esta situación es frecuente la aparición de alteraciones graves de la coagulación, siendo la hemorragia generalizada interna (respiratoria, digestiva o de cualquier órgano) la que causará la muerte rápida de la persona afectada.
Sobre porqué atravesamos por una racha “informativa” sobre el ébola destacan motivos geoestratégicos y político-económicos:
En el territorio geográfico de África en el que se ha descrito esta infección aparecen datos de gran interés para entender lo que sucede. Las situaciones difundidas sobre la infección Ébola por los medios de comunicación en fecha 2 de septiembre se han producido mayoritariamente en Liberia, Guinea Conakry, Costa de Marfil y Sierra Leona ( África Occidental). Estos territorios se caracterizan por tener en sus suelos una gran riqueza de hierro, diamantes, azúcar, caucho, coca, bauxita, aluminio, oro, uranio, algodón café, cacao, marfil, rutilo y cacahuete”.
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Distribución geográfica del ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona. Gráfico: OMS.
Son todas ellas materias que manufacturadas son de gran utilización y por lo tanto muy buscadas por la industria del consumo. Esa zona del mundo lleva decenios envuelta en conflictos bélicosinternacionales debido a la extracción masiva de sus materiales por las potencias industriales y de luchas civiles desde su independencia en 1960 y sobre todo desde 1980.
La población existente supera un desempleo del 80% y malvive con una pobreza superior al 68%. Su alta natalidad actual y el desempleo enorme hacen que las migraciones internas hacia las ciudades populosas y externas hacia otros países sean frecuentes y elevadas. Todas estas circunstancias hacen que una infección viral pueda convertirse en una situación mortal.
Cualquier infección viral o no del tipo viruela, dengue, malaria, sarampión y ébola, en estas condiciones de vida puede presentar una Tasa de Letalidad (muertes en relación a las personas afectadas) que oscila entre un mínimo del 25% y un máximo del 90%. En agosto de 2014 la letalidad ha rondado el 60%. Sin embargo, continúan desde la Liga
es bueno recordar que no se trata de una epidemia, como han dado a entender los medios de comunicación, sino de una endemia. Estamos hablando de 3.000 personas afectadas de un total de 42.000.000 de habitantes entre los cuatro países susodichos. Si hacemos el cálculo vemos que la Tasa de Morbilidad ha sido del 7/100.000 habitantes siempre inferior a la tasa morbilidad 10/100.000 habitantes considerada internacionalmente como mínima para clasificarla como epidemia“.
La Liga considera que la información vertida por los medios de comunicación y con el respaldo de las autoridades sanitariasinternacionales ha estado, por general, manipulada.
La industria farmacológica ha creado un terreno propio para dar a conocer sus productos estrella vendibles a muy corto plazo como son los medicamentos antivirales(monoclonales como el ZMapp) y las próximas vacunas(combinación del virus del resfriado común o gripe y virus ébola desactivado). Todo este proceso de producción ha desencadenado intensos movimientos bursátiles en el mes de agosto de 2014 que indican desplazamientos de capital de unas inversiones a otras. Es el mismo cuento explicado en el verano del 2009 para acelerar la producción de productos de consumo farmacéutico sin ninguna eficacia ni utilidad“.
Me ha llamado la atención que todas las personas portemos el virus de ébola, no lo sabía. Sobre las riquezas de los países afectados por la endemia, concepto que me parece razonable (no sería una epidemia, no) comentar que no le veo mucha relación y que eso va a ocurrir casi siempre que se desate un problema de salud pública similar en cualquier otro sitio. Es decir, cada espacio geográfico del planeta tiene sus riquezas particulares. No le veo relación a lo uno con lo otro.
Comentarios similares surgieron el domingo por la noche en el espacio televisivo Cuarto milenio, presentado por Iker Jiménez en la cadena Cuatro, al que me invitaron para hablar del ébola (min. 20).
Sí estoy de acuerdo y es lo que fui a explicar al programa, que hay unos claros intereses financieros en acelerar la producción y venta de remedios de patente para combatir el ébola y las farmacéuticas, como ocurrió con la falsa pandemia de gripe A de 2009, se ven favorecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) al declarar el estado de emergencia. Asistimos pues a una campaña de marketing del miedo al ébola que favorece los intereses financieros de las industrias sanitarias.