martes, 1 de mayo de 2012

PARA MATAR ESTOS NO NECESITAN DROGAS...

Relacionan una droga contra la malaria con crímenes de guerra

.Es la mefloquina, que habría llevado a soldados a matar civiles y a suicidarse.
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El sargento Robert Bales llevaba cumplidos 1.192 días de combate cuando salió la noche del 11 de marzo de su base de Panjwai, cerca de Kandahar, en Afganistán, se metió sigilosamente en dos de las casas y comenzó a disparar su M-16 contra los que estaban durmiendo. Antes de retirarse apiló unos cuantos cadáveres y les prendió fuego.
Había dejado 17 muertos , entre ellos nueve niños. Cuando aún no había amanecido, regresó a su base, entregó el arma y confesó su crimen. Desde entonces, sobrevuela sobre el caso la reiterada pregunta: ¿qué llevó a Bales a realizar esta matanza? La respuesta comenzó a aparecer en los últimos días a pesar del hermetismo del Pentágono. El sargento Bales padecía de estrés post traumático tras cuatro rondas de servicio en Irak y Afganistán, había sufrido una herida grave en su cabeza y estaba tomando una medicina contra la malaria que provoca alucinaciones y que aparentemente llevó a decenas de soldados a matar y quitarse la vida . Lo del efecto de la droga mefloquina, suministrada como prevención para contraer el paludismo, lo sabemos gracias a la lucha planteada por un argentino, Juan Torres, que intentaba determinar las causas de la muerte de su hijo (también argentino) en la base afgana de Bagram (ver El que derrotó...). Y de acuerdo a los documentos que van apareciendo en los procedimiento preliminares del juicio contra Bales, la medicina contra la malaria sería la principal causa del desorden siquiátrico que lo llevó a asesinar civiles. Algo que apenas explica el porqué de lo sucedido pero nunca justifica la matanza .
El Pentágono se niega a informar si el día de la matanza Bales había tomado esta medicina que se conoce en el mercado como Lariam, aunque se sabe que la unidad a la que pertenecía el sargento había consumido una píldora por semana entre los meses de enero y diciembre. E inmediatamente después de la masacre, el subsecretario de Defensa para asuntos de salud, Jonathan Woodson, ordenó que no se suministrara Mefloquina a las tropas tal como lo había ya decidido el ejército en febrero del 2009 que la había declarado como “medicina no preferente”.
La revista Time, el sitio Huffington Post y New York Times recordaron en sus notas sobre el caso Bales que hay una larga lista de evidencias que conectan esta medicina para prevenir la enfermedad transmitida por el mosquito anofeles con graves secuelas como el comportamiento sicótico, la paranoia y las alucinaciones. La mefloquina fue desarrollada por el ejército estadounidense pero la fabrica el laboratorio suizo Roche. Los primeros casos de efectos secundarios graves con el consumo de la medicina fueron registrados en 1998 por la FDA, la agencia que autoriza las drogas y alimentos en Estados Unidos. Pocos después aparecieron casos de suicidios de comandos especiales que estaban en una misión en Ecuador, algo muy inusual entre militares entrenados para soportar las peores condiciones de vida. Y desde el 2001, hay centenares de ejemplos entre el millón de veteranos que cumplieron al menos una ronda de servicios en Afganistán e Irak. Un informe del 2004 del Pentágono ya mostraba la relación de la mefloquina como uno de los factores en la mitad de los suicidios ocurridos entre la tropa. Y los veteranos se están suicidando a razón de uno por cada 80 minutos . Ya suman 6.500, una tercera parte más de los muertos en los campos de batalla.

ya se sabe por quien mueren las abejas,por Monsanto

http://naturalsociety.com/monsanto-bee-collapse-buys-bee-research-firm/
Anthony Gucciardi
NaturalSociety
Abril 19, 2012
Monsanto, la masiva corporación biotecnológica que está siendo culpada de contribuir al declive en la población de abejas, ha comprado una de las organizaciones líderes en investigación de colapso del insecto. Recientemente vetado en Polonia por la principal razón que el maíz genéticamente modificado de la corporación puede estar devastando a la población de abejas, es evidente que Monsanto está bajo seria amenaza por su rol en el decrecimiento de este vital insecto. Es, por lo tanto, evidente también el por qué Monsanto compró una de las corporaciones de investigación de abejas más grandes del planeta.
Puede ser encontrado en reportes públicos de corporaciones o en los medios que Monsanto compró la corporación Beeologics en septiembre del 2011. Durante este tiempo, la correlación entre las cosechas GM de Monsanto y el declive de las abejas no ha sido explorada en el establishment, y de hecho casi ni fue tocada hasta que oficiales polacos pusieron en la palestra el serio cuestionamiento, lo que llevó a la monumental prohibición.  El que sea dueño de una organización mayor que se concentra en el colapso de las abejas y es reconocida por la USDA por su misión establecida: “restaurar la salud de las abejas y proteger el futuro de la polinización de los insectos” podría ser muy ventajoso para Monsanto.
De hecho, la información de la corporación Beeologics indica que la meta principal es estudiar cada desorden de colapso que se crea es resultado- al menos en parte- de las creaciones de Monsanto. Su sitio web declara:
Mientras que su objetivo principal es controlar las crisis del Desorden de Colapso de Colonias (Colony Collapse Disorder, CCD) y la infección por el Virus Israeli de Parálisis Aguda (Israeli Acute Paralysis Virus IAPV), la misión de Beeologics es convertirse en el guardián de la salud apícola alrededor del mundo.
Lo que es más, Beelogics es reconocida por la USDA, la USDA-ARS, los medios, y “entomólogos líderes” del mundo entero. La USDA, por supuesto, tiene una cercana relación con Monsanto. La agencia gubernamental ha ido muy lejos para asegurar que las ganancias de Monsanto sigan al alza, yendo incluso a entregar a la compañía aprobación acelerada de sus nuevas semillas GE. Resulta que Monsanto consideraba que las aprobaciones para sus cosechas se estaban demorando más de la cuenta, las cuales han estado asociadas a daño severo de órganos y otros serios cuestionamientos a la salud.
Steve Censky, CEO de la American Soybean Association, lo declara en términos simples. Fue una movida para ayudar a Monsanto y a otros gigantes biotecnológicos a aplastar a la competencia y ganar dinero. Después de todo, a quién le importa la salud pública?
“Es una preocupación desde el punto de vista de competencia,” dijo  Censky en una entrevista telefónica.
Parece ser que cuando Monsanto no puede responder por su devastación ambiental, compran una compañía que potencialmente puede hacer que “expertos” nieguen cualquier vínculo entre sus cosechas y el decilve de las abejas.