martes, 17 de mayo de 2011

Para Ocaña, hay que “cerrar la caja de las obras sociales”

La ex ministra de Salud consideró que es necesario tomar “la decisión política” de quitarle a los gremios el poder de compra de medicamentos a fin de que sea el Estado quien se encargue de esa tarea. Las declaraciones apuntaron contra la postura del Gobierno que ayer salió a defender el rol de las obras sociales, cuya atención sumada a las prepagas abarca al 60 por ciento de la población con cobertura médica.


"Hay que cerrar la caja de las obras sociales" para que "sea el propio Estado el que compre los medicamentos y que las obras sociales hagan solamente la entrega en farmacias para evitar fraudes", afirmó la ex funcionaria que renunció a su cargo en la gestión anterior luego de denunciar presiones de los sindicatos y que hoy forma parte de las filas de Proyecto Sur.

Además, Ocaña opinó que la presidenta Cristina Kirchner "todavía no puede terminar de enfrentar el poder" del titular de la CGT, Hugo Moyano, que su mismo gobierno "creó". Para ella, "Moyano es un hombre poderoso y quien lo empoderó ha sido este gobierno". "En las peleas contra otras corporaciones el Estado ha tomado un rol muy activo y en éste, no", criticó, además.

“La Presidenta habló ayer del fabuloso poder de compra del Estado y nosotros habíamos propuesto que esa fabulosa capacidad del Estado sea ejercida en el caso de APE (la Administración de Programas Especiales)" dependiente del Gobierno, argumentó.

"Por supuesto que esto sería cerrar la caja de las obras sociales, sería muy bueno, pero la Presidenta todavía no tiene la posibilidad de enfrentar los intereses de los socios políticos del Gobierno."

Por otra parte, Ocaña opinó que Cristina Fernández de Kirchner "no puede terminar de enfrentar ese poder, son socios políticos y es difícil enfrentar a ese señor (por Moyano). Hay que terminar de tomar la decisión política".

"Esto del toma y daca: 'yo te apoyo a cambio de' se está viendo en esto de tratar de generar más poder, en este caso poder político, para también seguir negociando de esta manera para conseguir más privilegios", denunció en clara dirección al titular de la CGT.

NO TE PRIVES DE NADA

ARQUEOLOGÍA | Enfermedades coronarias

Una princesa, la momia más antigua con aterosclerosis

Momia de la princesa Ahmose-Meryet-Amon. | Michael Miyamoto

Momia de la princesa Ahmose-Meryet-Amon. | Michael Miyamoto

  • Con 3.500 años, es el caso más antiguo de enfermedad coronaria
  • La dieta y los genes, posibles causas de su enfermedad

No fumaba, su posición social le permitía tener una dieta rica y sana, muy lejos de los fast-food que conllevan los apretados horarios de trabajo y, además, dada su condición, tampoco parece que fuera una mujer estresada.

Ahmose-Meryet-Amon tenía la vida resuelta y saludable que le daba su condición de princesa egipcia. Era hija del Seqenenre Tao II, el último faraón de la 17ª dinastía, una de las más prósperas del país del Nilo.Alejada de la dieta normal de un egipcio medio, su estilo de vida no parecía propiciar una enfermedad arterial coronaria. Sin embargo, un grupo de investigadores de EEUU ha encontrado en los restos de este miembro de la realeza de hace 3.500 años lo que podría ser el primer caso conocido de aterosclerosis en la Historia.

"Comúnmente pensamos que las enfermedades de las arterias coronarias y del corazón son consecuencia del modo de vida moderno, fundamentalmente porque han aumentado en los países en desarrollo a medida que se occidentalizan, pero nuestros resultados dejan en entredicho la percepción de la aterosclerosis como una enfermedad de la vida moderna", comenta el doctor Gregory S. Thomas, director de Cardiología de la Universidad de California, Irvine (EEUU).

Las arterias de la antigüedad

Bautizando el estudio con el nombre del dios egipcio Horus, 'el elevado', un grupo de investigadores se adentró en el estudio de los vasos sanguíneos de 52 momias del antiguo Egipto. Tal y como publicaba 'The Journal of the American Association' (JAMA), de ellas, sólo en 44 pudieron realizar un estudio de sus arterias y corazón, ya que en el resto habían desaparecido, y la sorpresa la encontraron cuando vieron que 20 de esos restos presentaban acumulaciones de calcio en las paredes de sus vasos sanguíneos.

Los más antiguos de ellos eran los de la princesa Ahmose, que probablemente vivió entre los años 1580 a 1550 antes de Cristo y que se supone, murió con poco más de 40 años. Gracias a las pruebas de escáner se comprobó que "esta momia presentaba síntomas de aterosclerosis en dos de sus tres arterias coronarias principales", explica el doctor Thomas, "por lo que a día de hoy habría necesitado una cirugía de by-pass sin dudarlo".

A partir de estas pruebas se abre el debate. ¿Son las enfermedades coronarias el resultado de los malos hábitos de la vida moderna? Hace 3.500 años no se conocía el tabaco ni las grasas 'trans', la dieta era rica en verduras, fruta y con una cantidad limitada de carne.

Como miembro de una familia noble, es posible que Ahmose hubiese comido más carne, mantequilla y queso que el resto de los mortales egipcios y, la única pega importante, es que "los alimentos se conservaban en sal, algo que ha podido tener un efecto adverso en su salud", según comenta a ELMUNDO.es el doctor Thomas desde Amsterdam, donde se encuentra presentando los últimos resultadosde este estudio en la Conferencia Internacional de Imagen Cardiovascular no Invasiva.

Pero todos los expertos se ponen de acuerdo en que, aunque importante, la dieta no es el único factor para desarrollar una enfermedad coronaria. "Son un cúmulo de varias cosas, por ejemplo, en España, el 50% de las personas que sufre actualmente aterosclerosis tienen un colesterol normal", comenta por su parte Jesús Egido, Jefe de servicio de nefrología e Hipertensión de la Fundación Jiménez Díaz e investigador de la Red de Investigación Cardiovascular (RECAVA). "Efectivamente, la dieta es una parte importante para desarrollar esta patología, pero en este caso la dieta se basaba en cereales, vegetales y fruta, mientras que el consumo de grasas era más escaso que el nuestro, incluso en las altas esferas sociales", confirma el doctor Thomas. "Como no es la única causa también estamos investigando factores como una posible respuesta inflamatoria a las frecuentes infecciones parasitarias o la genética, ya que hemos descubierto que otros miembros de su familia también tenían síntomas de esta enfermedad", añade.

"Esta investigación es importante porque se está viendo que los humanos están predispuestos a la aterosclerosis, lo que nos obliga a tomar las medidas necesarias para demorarla lo más que podamos", aseguran los autores de la investigación.

Además, a estas posibles causas habría que añadir que la princesa también era diabética y, para Jesús Egido, "seguramente también sufría alguna enfermedad renal. Todo ello son causas que juntas hacen que se den este tipo de calcificación a pesar de tener sólo 40 años". Ahora, tal y como señala el doctor Thomas, sólo queda preguntarse ¿Qué factores son los más peligrosos?

“Pronóstico reservado”


El diagnóstico para los pueblos fumigados

Convocados por la universidad pública argentina, médicos de pueblos fumigados advierten sobre las consecuencias en la salud del creciente uso de pesticidas. Piden un cambio de metodología en la clasificación de los agrotóxicos y la aplicación del Principio Precautorio.
Por Fernando Glenza |


En medicina, el pronóstico es la predicción de sucesos que ocurrirán en el desarrollo de una enfermedad. Éste se realiza en términos estadísticos, a través de un conjunto de datos que se obtienen de estudios de casos. A partir de estos datos se llega a un pronóstico, que el médico relaciona en vista a la sintomatología que padece una persona en particular. Teniendo en cuenta este pronóstico, establece un tipo de tratamiento.

Un pronóstico se puede expresar de forma cuantitativa o cualitativa. Con respecto a la primera, se utilizan porcentajes y tasas de supervivencia o mortalidad. Con respecto a la segunda, son comunes los términos "buen, mal pronóstico o intermedio", o "leve, moderado o grave". El término "pronóstico reservado" es un "pronóstico incierto" o desconocido, que puede hacer sospechar lo peor.

En ese sentido, médicos preocupados por la salud de “pueblos fumigados” en la Argentina, junto a otros científicos, investigadores y académicos reunidos en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), diagnosticaron con “pronóstico reservado” un caso que va más allá más allá del padecimiento de una persona en particular: “Es muy importante la agresión a la salud en las poblaciones de localidades sometidas a fumigaciones constantes en la Argentina, situación que se agrava día a día, detectándose con mucha mayor frecuencia, enfermedades severas como cánceres, abortos espontáneos, trastornos de la fertilidad y nacimientos con malformaciones congénitas”.

El pronóstico fue divulgado durante el Iº Congreso Latinoamericano de Salud Socio Ambiental y IIº Encuentro Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados, realizado el 30 de abril de 2011. Los profesionales de la salud revelaron que la situación en el país “se agrava día a día”.

En distintos paneles y talleres se analizaron los impactos en la salud que generan las prácticas productivas desarrolladas en nuestros países que afectan seriamente el ambiente y consecuentemente la salud y la vida de las personas que viven en estas regiones.

Los efectos de los agrotóxicos usados en la producción agroindustrial en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia fue el tema de principal preocupación del evento. Este reunió a más de 350 profesionales, académicos, estudiantes y ciudadanos de diez provincias argentinas, cuatro universidades públicas nacionales y de países como Uruguay, Paraguay, Ecuador y Colombia.

Nuevamente, una facultad de medicina de una universidad pública argentina analiza el daño a la salud que generan los plaguicidas usados en las zonas rurales. El antecedente es el primer encuentro, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) realizado en agosto de 2010.

En esta nueva oportunidad, los médicos sumaron más datos de nuevos casos de malformaciones congénitas y cáncer en pueblos y regiones de las provincias de Chaco, Santa Fe, Tucumán, Córdoba, Misiones y Buenos Aires; y manifestaron suma preocupación por la irresponsabilidad del uso continuo de herbicidas en base a glifosato para fumigar vías férreas en lugares densamente poblados del Gran Buenos Aires.

Se presentaron evidencias y nuevos descubrimientos acerca de cómo estos venenos generan enfermedades en los humanos, y se volvió a reclamar por la implementación de resguardos públicos para evitar o disminuir esta contaminación. Las medidas reclamadas son la prohibición de fumigaciones aéreas, el alejamiento de las terrestres respecto de los pueblos y la reclasificación de los agrotóxicos con criterios sanitarios.

Los aportes más destacados fueron realizados por el Dr. Oscar Scremin, profesor de la Universidad de California (UCLA, Los Ángeles), quien desarrolló los mecanismos de acción tóxica del endosulfán –recientemente prohibido por el Convenio de Estocolmo- y el glifosato. Respecto a este último, destacó los recientes trabajos que se pudieron comprobar, en suicidas asiáticos, en los que 200 mililitros (un vaso) de “Roundup” –marca con la que comercializa el glifosato la empresa Monsanto- es más que suficiente para matar a una persona.

El coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados de la UNC, Dr. Medardo Ávila Vázquez, subrayó las revisiones sistemáticas de los datos científicos que confirman, sin lugar a dudas, los efectos mortíferos de la exposición a pesticidas.

Por su parte, el Dr. Alejandro Oliva, quien investigó en el sur de la provincia de Santa Fe el impacto de los agrotóxicos en la salud, mostró cómo esta exposición disminuye las capacidades sexuales y reproductivas en las personas de sexo masculino en edad fértil, datos que fueron publicados en revistas científicas internacionales.

Desde su primer encuentro en la Facultad de Medicina de la UNR, y en razón del actual proceso electoral en Argentina, los médicos reclaman a los candidatos a presidentes y a gobernadores de las provincias sojeras que expresen públicamente qué medidas van a tomar para defender el derecho a la salud de los pueblos fumigados, o si va a seguir prevaleciendo los intereses de los pooles de siembra y grandes empresas de biotecnología y comercio exterior.

La declaración del IIº Encuentro de Pueblos Fumigados expresa que distintos trastornos, como respiratorios, endócrinos, neurológicos, hematológicos y psíquicos, son mucho más frecuentes en las poblaciones sistemáticamente fumigadas como consecuencia del actual modelo de producción agroindustrial. Afirma también que la utilización de plaguicidas no deja de aumentar año a año -con un crecimiento del 74 por ciento durante la última temporada-, que 340 millones de litros de venenos se fumigaron sobre un área habitada por algo más de 12 millones de personas.

Los médicos señalan que se valen para su diagnóstico de un conjunto suficiente de datos que no pueden ser negados al analizar con objetividad la situación sanitaria de la población; y que la investigación científica con que cuentan explica la causalidad de las manifestaciones clínicas que observan en sus pacientes: “no creemos, sino que estamos seguros de que los crecientes padecimientos en la salud de los habitantes de los pueblos fumigados, son generados por las fumigaciones. Esta seguridad nos la da el conocer cómo evoluciona la salud de nuestras comunidades mediante cotejos con la creciente información científica y sólo interesándonos en la salud y calidad de vida de nuestros pueblos”.

Los especialistas exhortan a las más altas autoridades nacionales a que apliquen el “Principio Precautorio” -suscrito por Argentina a través de diversos tratados y convenciones internacionales- cuyo objetivo principal es evitar daños al ambiente y la salud.

Los profesionales reunidos en este congreso cuentan con una Red Universitaria de Ambiente y Salud, cuya página web es http://www.reduas.fcm.unc.edu.ar en donde vuelcan sus datos y advertencias. Lo increíble es que pareciera haber un doble estándar en el diagnóstico de la situación dentro de la comunidad científica.

En ese sentido, y atendiendo a las innumerables denuncias de intoxicación con agroquímicos por fumigación de campos linderos al Barrio Ituzaingó en la provincia de Córdoba -en donde se constataron enfermedades oncológicas y diversas patologías en vecinos de la zona-, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, dictó en enero de 2009 un decreto por el cual se creó la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos (CNIA) en el ámbito del Ministerio de Salud, con el objetivo de investigar, prevenir, y brindar asistencia y tratamiento a las personas expuestas al uso de productos químicos y sustancias agroquímicas. También con el propósito de promover la salud pública y la integridad del ambiente en todo el territorio nacional.

Además de un estudio prioritario sobre el glifosato, el endosulfán y sus formulados, se seleccionó un listado de diez sustancias que serían objeto de revisión por parte de la CNIA.

En julio de 2009 la CNIA se expidió a través de un informe titulado “Evaluación de la información científica vinculada al glifosato en su incidencia sobre la salud humana y el ambiente” realizado por un consejo científico interdisciplinario de expertos creado en el ámbito del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Luego de ese informe, las acciones de la CNIA parecen haberse detenido.

El informe concluye que “se requiere la ejecución sostenida en el tiempo de estudios exhaustivos de laboratorio y de campo, que involucren tanto a los formulados conteniendo glifosato, como así también su(s) interacción(es) con otros agroquímicos, bajo las condiciones actuales de uso de nuestro país, para alcanzar una conclusión definitiva sobre la toxicidad para la salud humana”.

Sin embargo, el informe agrega con ambigüedad que es improbable que el glifosato posea riesgo de ser carcinógeno para el ser humano y que los estudios epidemiológicos encontrados no demuestran correlación entre exposición de glifosato e incidencia de cáncer, efectos en la reproducción, déficit de atención o hiperactividad en niños.

Salvo que se considere a los médicos que realizan las denuncias como “curanderos”, ¿puede haber semejante discrepancia en la comunidad científica?

Según un análisis del informe solicitado por APM a la titular de la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, Dra. Leda Giannuzzi, “la bibliografía científica presentada es equiparada con estudios de Monsanto y cita referencias bibliográficas patrocinadas por la empresa mencionada”. Además, agrega que el informe invalida datos científicos publicados sobre el daño genético y embrionario producido por el glifosato.

“Desde el punto de vista toxicológico el informe relativiza la absorción dérmica del glifosato, la toxicidad aguda, los posibles efectos cancerígenos. Las conclusiones son ambiguas y confusas, no define si es inocuo o perjudicial. Afirma que el uso del glifosato no implica riesgos para la salud humana si es utilizado de manera responsable”, añade Giannuzzi. Indica que “es una revisión bibliográfica, con muy poco análisis crítico, reflexivo y comparativo de sus resultados”, y señala que “el principal cuestionamiento que puede hacerse al informe es su desconocimiento del Principio Precautorio, que promueve la cautela en el uso de medios técnicos ante la incertidumbre científica. Este es un principio preventivo que recomienda prevenir el daño antes que repararlo”.

Justamente, lo que piden los médicos de pueblos fumigados es la aplicación del Principio Precautorio. Según el profesor Peter Montague, director de la “Environmental Research Fundation”, creada en 1980 en la ciudad estadounidense de Maryland para brindar información científica comprensible sobre la influencia de las sustancias tóxicas en la salud humana y el medio ambiente, “el Principio Precautorio representa una nueva manera de tomar decisiones acerca del ambiente y la salud. El propósito del enfoque preventivo es tomar decisiones hoy en día de las cuales no nos arrepentiremos en 50 años”.

Según Montague, deberíamos distinguir el enfoque preventivo de la “vieja manera” de tomar decisiones -la llama "vieja manera" porque está siendo sustituida por el nuevo enfoque preventivo en muchas partes del mundo, salvo en la mayor parte de los Estados Unidos-. La “vieja manera” de tomar decisiones suponía que podíamos hacer una "evaluación de los riesgos" de cualquier actividad. La evaluación de los riesgos nos diría la probabilidad y cantidad de daños por la actividad, y entonces tendríamos que hacer cumplir los límites a la actividad para prevenir que los daños sobrepasen los niveles "aceptables". En el caso de daños que son raros o desconocidos, la “vieja manera” supone que nos enteraremos de estos daños ocultos de maneras que pueden ser desagradables y traumáticas, pero que no serán inaceptablemente costosas o dolorosas.

Siguiendo con el razonamiento de Montague, la “vieja manera” suponía que las personas y corporaciones tienen el derecho a hacer cualquier cosa que quieran -mientras sea legal- hasta que un tercero pueda probar que ha ocurrido un daño, momento en el cual puede comenzarse un proceso de resolución de disputa, que frecuentemente requiere décadas de esfuerzos y millones de dólares. Este sistema requiere que suceda un daño y debe probarse que ocurrió antes de que se consideren las medidas alternativas.

Recreando la lógica propuesta por el profesor a nuestro escenario: alguien desarrolla un nuevo insecticida de uso agrícola, por ejemplo el endosulfán. El fabricante lleva a cabo una "evaluación de los riesgos" de ese químico y determina que sólo causará daños "aceptables" a los seres humanos y al ambiente. El fabricante comercializa el químico, crea una "necesidad" mediante “publicidad engañosa” y embolsa el dinero.

El fabricante tiene fuertes incentivos para no estudiar los efectos de su químico o realiza “fraude científico” en los estudios del mismo -como ocurrió con Monsanto en dos ocasiones, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) en sus estudios sobre el glifosato-, así que los primeros indicios de problemas son reportados por los ciudadanos afectados, y esos primeros reportes son ridiculizados, negados y etiquetados como "ciencia barata".

Al cabo de un par de décadas, el fabricante del químico -sin nunca admitir que los ciudadanos tenían la razón- introduce un nuevo químico que según dice está mejorado y sólo causará daños "aceptables". Su “evaluación de los riesgos” lo demuestra. Y el “círculo vicioso” continúa.

El Principio Precautorio, según Montague, comenzaría preguntando: “¿Cuál es el objetivo?”, y la respuesta podría ser “eliminar plagas agrícolas”. Luego preguntaría: “¿Cuál es la manera menos perjudicial de lograr el objetivo?”, y esto conllevaría a un estudio de maneras alternativas de eliminar plagas agrícolas y a la búsqueda de la manera menos perjudicial –que incluya, probablemente, prácticas agroecológicas, control biológico o quizás simplemente jabón y agua). “El objetivo general no es causar daños ‘aceptables’ a los seres humanos y el ambiente; el objetivo principal es evitar los daños hasta donde podamos”, escribe el profesor.

Justamente lo que piden los pueblos fumigados, los médicos y algunos científicos al reclamar que se reclasifiquen los agrotóxicos según los efectos agudos, de mediano y largo plazo en ensayos de laboratorio y en estudio en humanos. Exigiendo que una dependencia de Salud y Ambiente sean la encargada de autorizar o rechazar el uso de cada pesticida en particular, y no un ente en donde sólo participan el área de agricultura del Estado, los productores y las Cámaras productoras de plaguicidas, prevaleciendo las necesidades productivas y los intereses comerciales de grandes grupos, empresas y pooles de siembra.

¿HABLAMOS DEL ABORTO ,Cris?

La dictadura de los sexos

Por Laura Caniggia

Del discurso de base determinista a las luchas por la igualdad de género. Los logros alcanzados y las conquistas que faltan

Las chicas vestidas con los pantalones pata de elefante salían a las calles, las pintaban, y exigían su derecho a ir a trabajar en pantalones. Esa imagen del Mayo francés llegaba a los televisores argentinos y retumbaba en las cabezas femeninas. La batalla se había desatado: París, New York y Roma le habían dado sus primeros cachetazos; pero los grandes difusores de ideas seguían tercos insistiendo en las buenas costumbres.

La construcción del orden de la moral y la familia entraba en crisis en aquellos años 60, las nuevas generaciones no sólo ponían en disputa el orden político en el terreno de lo público, también rechazaban las relaciones filiales en la esfera privada y comenzaban a cuestionar los roles sociales preestablecidos.

Bajo la explicación biológica o genética de las denominadas diferencias de sexo, se logró que un gran número de personas atribuyan diferentes roles o expectativas al comportamiento de los sujetos de acuerdo a la idea que se hacen de su sexo. Este discurso de base determinista avala la separación de conductas consideradas masculinas o femeninas, de ahí que se espera que una persona se comporte “como un hombre” o “como una mujer”.

Ese ideal doméstico como horizonte homogéneo y excluyente se diagrama en los años 30. La moralidad familiar, como sostiene la historiadora Isabella Cosse, se constituyó en uno de los escenarios de las diputas políticas, una identidad clasista en la que se defienden los intereses de clase a través de la naturalización de las relaciones de poder y el ordenamiento social. El casamiento heterosexual para toda la vida, basado en la jerarquía y diferenciación de roles se erigió como único camino para la consagración individual, para la esperanzadora e ilusoria movilidad social.

Es en la familia donde se impone esa experiencia precoz de la división sexual del trabajo y de la representación legitimadora de esa división, garantizada por el derecho e inscrita en el lenguaje y se traslada al ámbito escolar como vehículo formador. En este sentido, la televisión se torna fundamental en la tarea de marcar, definir, un ideal de feminidad que resulta opresivo..

La construcción del matrimonio era omnipresente en los discursos públicos, sobre todo en los entes estatales y las instituciones socialmente reconocidas y jerarquizadas. La iglesia católica, la corporación médica y los medios de comunicación unían lo doméstico con la construcción de la nación.

Debate público

Esa posición que nada tiene de natural, que está construida social y culturalmente también se buscó revolucionar en el proceso de masas de los 70. Lo doméstico se convertirá, junto al análisis del cuerpo, en un terreno cargado de significación en el que se iba a dirimir la lucha en torno a los roles predominantes. Ese nuevo escenario combativo se empezó a vislumbrar en las discusiones sobre los hijos legítimos, el divorcio, la reglamentación de la prostitución y las condiciones internacionales de esos mismos debates: El 22 de enero de 1973 por la sentencia Roe v. Wade, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos definió el aborto como derecho constitucional

Los medios jugaban un rol decisivo: las revistas del nuevo periodismo montaban columnas centrales dedicadas a los consejos familiares. La proyección de la imagen femenina no sólo excluía los distintos tipos de familia posible, le asignaba roles insustituibles a la mujer en el cuidado de los hijos. El debate sobre la natalidad y la anticoncepción de 1974 llevó al gobierno de Juan Domingo Perón a limitar la anticoncepción condicionando el derecho más básico de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo

El compromiso juvenil en el marco de las organizaciones revolucionarias amenazaba los patrones de la sexualidad y la moralidad y la familia se convertía en el único reaseguro. Así, las primeras tiras de ficción van a entrar a disputar en el terreno de lo simbólico sosteniendo la construcción de la familia como la única organización política posible para mantener las relaciones de poder. La familia Falcón y el Doctor Cándido Pérez eran los esquemas mediáticos –entre algunos otros- mediante los que se pretendían universalizar el modo de familias.

La figura maternal se vuelve tan potente que incluso las organizaciones de la izquierda revolucionaria –peronistas y no peronistas- lejos de negar el mandato maternal lo politizaron. Los hijos eran el futuro de la revolución, para el ERP, y las mujeres tomaban el rol de las vitnamitas tomando las armas al igual que los hombres, aunque con menos lugar de asenso para jerarquías de mando. Montoneros tenía una doctrina más similar a la cubana, donde se formaban grandes guarderías que quedaban siempre bajo la responsabilidad de militantes mujeres.

“La pareja revolucionaria es una relación integral entre dos personas que tiene un eje, una base material: su actividad revolucionaria”, en el documento Moral y proletarización el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). La unión adquiría características especiales. La participación femenina en la militancia y la lucha armada era vivida como una evidencia de las nuevas condiciones de igualdad de las mujeres y representaba una subversión indudable de los mandatos. Sin embargo, fueron pocas las mujeres que accedieron a responsabilidades de dirección y frecuentemente se asignaban tareas propias a la condición femenina.

La lucha por la igualdad estaba en clave de parecerse cada vez más a los hombres, imitando sus conductas. Todo acto naturalizado como femenino –pintarse, vestirse bien, tener conductas delicadas- era considerado una desviación pequeñoburguesa, lo cual parece interesante desde el sentido de revertir la noción de que los intereses y distinciones no deben tener una sexualidad impresa, pero también muestra el rechazo ante aquellas actitudes que conforman su propia condición.

Golpe

Perseguidas, torturadas, violadas y desaparecidas fueron igualadas a los hombres. Simbólicamente, el Proceso de Reorganización Nacional buscó, en el plano de las reivindicaciones de género, restituir el antiguo régimen que pretendía la circularidad funcional entre lo social y lo político. Sin embargo, las victorias que no revirtieron la condición de desigualdad pero avanzaron en la consagración de derechos políticos y sociales, no se pudieron destruir. Queda mucho por revertir, más aún en los hacedores de palabras y estereotipos: los grandes difusores de ideas seguían tercos insistiendo en las buenas costumbres.

La batalla ya se ha desatado, ya dimos varios cachetazos; pero todavía falta poder decidir sobre nuestros propios cuerpos y decirle nunca más a esas muertes encapuchadas y silenciosas. Nunca más a la ilegalidad del aborto.