lunes, 6 de octubre de 2014

“Los gatos son los únicos animales domésticos que se han domesticado a sí mismos”

En Lo que aprendemos de los gatos, la escritora española Paloma Díaz-Mas usa diversos registros (desde la crónica a la etnografía) para entender cómo ese animal es capaz de dominar su fiereza, negociar un pacto de convivencia con los humanos y no perder nada de su independencia.
El libro, publicado por la editorial Anagrama, pasa del ensayo a la ficción y al revés, siempre con el objetivo de saber algo más sobre un bicho que supo introducirse en la civilización por su belleza (y por su interés).

Díaz-Mas nació en Madrid en 1954. Licenciada en Filosofía y Letras y Ciencias de la Comunicación, también es doctora en Filología Románica, por la Universidad Complutense.

Este es el diálogo que sostuvo con Télam desde la capital española.

T : En principio, ¿qué podemos aprender de los gatos? Nombrás su paciencia, su despreocupación por la falta de reconocimiento: quizá sean virtudes.
DM : Un tema recurrente en el libro es que de los gatos podemos aprender a vivir el momento presente, disfrutando plenamente del hecho de existir. Los seres humanos tendemos a proyectarnos hacia el pasado (con nuestros recuerdos) y hacia el futuro (haciendo planes y proyectos que seguramente nunca se cumplirán, pero también temiendo cosas que es posible que jamás sucedan). Los animales, en cambio, viven cada instante sin atormentarse por lo que pasó ni por lo que vendrá. Deberíamos ser capaces de concentrarnos en lo que hacemos en cada momento, como hacen los gatos; y deberíamos aprender también a relajarnos y estar sin hacer nada, aunque sólo sea de vez en cuando y para variar.

T : ¿Por qué escribir un libro sobre gatos, acaso el animal más literario que existe?
DM : He escrito un libro sobre gatos porque llevo muchos años conviviendo con gatos (tanto los míos propios como los de mis familiares: tengo una familia muy gatuna). Es cierto que sobre los gatos hay mucha literatura y que ha habido muchos escritores amantes de los gatos. Pero la fuente de inspiración del libro no es la literatura, sino la experiencia... aunque el resultado creo que es completamente literario.

T : Hablás también de su elegancia, simetría, perfección muscular. El gato ¿es un animal doméstico, o es un egoísta que cautiva hasta al indiferente?
DM : El gato puede ser muy cariñoso, pero también es siempre muy independiente. No en vano los gatos son los únicos animales domésticos que se han domesticado a sí mismos: no fueron los humanos los que los cautivaron y los amaestraron, sino los gatos los que, hace miles de años, se introdujeron en el hábitat humano porque en los graneros y las despensas había ratas y ratones, algo muy interesante para un animal cazador como es el gato. En consecuencia, la convivencia con un gato es siempre producto de un pacto entre el ser humano y esa pequeña fiera que está dispuesta a convivir con nosotros sin atacarnos... e incluso, cuando le apetece, nos pide mimos.

T : ¿La razón le quita al hombre agilidad y prestancia? Sin embargo, difícil encontrar un bicho más sagaz que el gato.
DM : Lo que aprendemos de los gatos es un libro muy irónico, en el que se mezclan varias voces: un yo (o un nosotros) narrador en primera persona, un relato en tercera persona, y un gato filósofo que piensa. Y una de las cosas que piensa ese gato es que los seres humanos tenemos una enfermedad congénita degenerativa llamada Razón, que hace que segreguemos continuamente unos productos tóxicos llamados ideas. Para el gato, los seres humanos, intoxicados con sus propias ideas, tienen una mente confusa y azacanada, que les hace cometer muchas tonterías. Naturalmente (y siempre desde el punto de vista del gato) la actitud razonable es la felina: tener pocas ideas y dejarse llevar por el instinto, que es muy sabio.

T : El perro es untuoso, mueve la cola, es caprichoso, es una especie de bonsái en movimiento. ¿Cómo se deviene gato y cómo perro?
DM : Los perros son animales de manada y como tales, necesitan vivir en grupo y tener un jefe; por eso nos parecen tan dóciles... si es que logramos que nos acepten como jefes de la manada. Los gatos no tienen amo, aunque están dispuestos a compartir territorio con otros congéneres. Así que cuando traemos un gato a casa estamos convirtiéndonos en socios del gato, que generosamente está dispuesto a dejarnos vivir en el que desde ese momento se convierte en SU territorio.

T : El gato ¿es ese animal que puede irse?
DM : En España, cuando se le quiere indicar a alguien que cierre una puerta, se le advierte que se escapa el gato. Pero el gato no se escapa, en realidad: sólo quiere explorar nuevos territorios, llevado por su incansable curiosidad. Siempre desea volver a casa, a su propio territorio.
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