lunes, 19 de noviembre de 2012


Científicos descubren un gen que predice la hora de la muerte

Científicos descubren un gen que predice la hora de la muerte
Un equipo de investigadores descubrió una variación genética que afecta en gran medida el funcionamiento del reloj biológico siendo incluso capaz de determinar  en qué momento del día morirá su portador, según un estudio publicado en la revista Annals of Neurology.
“El reloj biológico interior regula muchos de los aspectos de la biología y conducta humana. También incluye en la hora de estados clínicos agudos, como el derrame cerebral y el infarto”, explicó Andrew Lim, del centro médico Beth Israel (Boston, EEUU) y jefe responsable del equipo.
El objetivo inicial de Lim y sus compañeros era hallar indicios genéticos de un riesgo elevado de padecer las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. En el estudio participaron unas 1.200 personas mayores de 65 años que durante muchos años tuvieron que llevar una pulsera especial que controlaba el ciclo sueño-vigilia.
La investigación tomó un giro inesperado, cuando los científicos descifraron los genomas de los participantes. Según se reveló, las personas que suelen madrugar y acostarse temprano presentan diferencias genéticas con respecto a los que prefieren levantarse tarde y no se van a la cama hasta altas horas de la noche.
Los investigadores descubrieron un nucleótido junto con el gen Period 1 que era diferente en “madrugadores” y “trasnochadores”, ya que los primeros (60%) tenían adenina (A) y los segundos (40%) guanina (G).
Puesto que el ser humano posee pares de cromosomas, el adenina y el guanina también están presentes por partida doble (A-A, G-G o A-G). El estudio reveló que los portadores del par A-A se despertaban aproximadamente una hora antes que los portadores del G-G, mientras que los del A-G dormían media hora menos que estos últimos.
Al analizar las muertes entre los participantes de la prueba, muchos de los cuales se unieron a ella hacía 15 años, a los 65 años de edad, los científicos descubrieron que las tres variaciones genéticas también pueden determinar la hora de la muerte.
Así, las personas con el A-A y A-G en el genotipo murieron poco antes de las 11 de la mañana, mientras que la mayoría de los portadores del G-G fallecieron hacia las 6 de la tarde.
Sin embargo, Lim y compañeros advierten de que se requieren nuevos estudios para esclarecer los mecanismos que vinculan características genéticas específicas con peculiaridades concretas del funcionamiento del reloj biológico.

Revelan que Einstein tenía un cerebro “único”

No era mayor al de un hombre adulto normal, pero sí estaba estructurado de manera diferente. Analizaron 14 fotos del órgano del físico tras su muerte.
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El genio intelectual único de Albert Einstein, considerado como uno de los científicos más importantes de la humanidad, podría deberse a que su cerebro era “único”. Así lo reveló una investigación en la que se analizaron unas 14 fotos del órgano, tomadas tras la muerte del físico alemán.

Según un artículo del periódico español La Vanguardia firmado por Josep Corbella, con una masa de 1.230 gramos, el cerebro de Einstein no era mayor que el de un hombre adulto normal, pero sí estaba estructurado de manera diferente.

Los resultados del análisis fueron publicados en la revista Brain, en donde sus autores indicaron que “el cerebro de Einstein tenía un córtex prefrontal extraordinario, lo que pudo contribuir a sus excepcionales capacidades cognitivas”.

En esa parte del cerebro, situada sobre los ojos en la parte anterior del cerebro, residen aptitudes como la capacidad de concentración, la planificación o la perseverancia ante los retos. En el caso de Einstein, lo tenía excepcionalmente desarrollado.

Según indicaron, los investigadores también descubrieron anomalías en otras partes del cerebro estudiado. La investigación develó que otras dos regiones cerebrales que Einstein tenía anormalmente desarrolladas son el córtex somatosensorial primario (que procesa la información sensorial del tacto) y el córtex motor (que controla los movimientos voluntarios).

El estudio sobre el popular científico se inició tras su muerte en 1955 cuando el patólogo Thomas Harvey fotografió el cerebro desde distintos ángulos antes de cortarlo en 240 trozos para poderlo estudiar.

Otras investigaciones realizadas sobre el cerebro del físico, demostraron que tenía una densidad anormalmente alta de neuronas en algunas regiones y una mayor densidad de células gliales -que dan soporte a las neuronas-, que otras personas.