domingo, 20 de agosto de 2017

ESTE ES TU TATARABUELO AUNQUE SEAS RUBIO DE OJOS CELESTES

La primera 'familia' del Homo sapiens

Así fueron los 'homo sapiens', según la reconstrucción de los gemelos Kennis. A la derecha, la mandíbula y el cráneo hallados.
Según los expertos, los restos óseos encontrados en el desierto marroquí obligarán a reescribir la historia de nuestra especie
El primer homo sapiens es 100.000 años anterior a lo que hasta ahora se creía y vivía en esta región
Un reportero de Crónica ha conseguido entrar en el recinto 'sagrado' de los huesos; el jardín del Edén que habitó el primer hombre
Una pequeña tormenta de arena acompaña el viaje hasta el origen de nuestra especie. La señal del GPS desaparece. En la única emisora marroquí que se sintoniza suena en bucle el Me Enamoré de Shakira. Para no perderse hay que seguir al carro empujado por tres burros del señor que lleva las bombonas de butano hasta Jebel Irhoud, un pequeño pueblo rodeado de dunas de tierra a dos horas y media al este de la ciudad roja de Marrakech. Al final de la calle principal llena de baches, pasando un colegio de Primaria y unas minas de grafito, se llega al desértico lugar donde yacen los restos más antiguos del homo sapiens. Cientos de banderas del reino alauita escoltan el camino arenoso reivindicando con orgullo un valioso trofeo que reconstruye el mapa evolutivo partiendo del norte de África. A un salto de 600 kilómetros de Tarifa y muchos milenios antes que nuestros antepasados encontrados en Atapuerca.
Hay que retroceder 300.000 años e imaginarse estar en ese infinito jardín del Edén que era Marruecos en aquél entonces. Los científicos bautizaron como el "Sáhara verde" lo que hoy es un paraje árido con una brisa de pleno agosto que quema la cara y seca el sudor. Allí un grupo de robustos humanos con el cráneo más alargado que el nuestro vivieron dentro de una gran cueva y crearon fuego miles de años antes que la fecha que han apuntado los libros de Historia.
Gracias al método de datación por termoluminiscencia -que examina los fragmentos de sílex calentados al fuego- se debe retrasar el reloj antropológico 100.000 años. El homo sapiens andaría sobre la Tierra mucho antes de lo que se creía. Hasta ahora los fósiles más antiguos del Homo sapiens estaban ubicados en el sitio arqueológico de Omo Kibish (Etiopía, 195.000 años). El 7 de junio, un equipo dirigido por los paleontropólogos Jean-Jacques Hublin y Abdelouahed Ben-Ncer presentaron en la revista Nature un nuevo hallazgo que ha cambiado de lugar y fecha los orígenes del hombre. Los cinco fósiles de Homo sapiens (tres adultos, un adolescente y un niño de aproximadamente ocho años) con las estructuras de los huesos y dientes similares a los humanos modernos que fueron encontrados en Marruecos tienen una antigüedad de entre 300.000 y 350.000 años.
"Esto sugiere que los primeros miembros de la especie evolucionaron en todo el continente, pero no significa que se originaran en el norte de África", matizan los investigadores. Si echamos un vistazo a las reconstrucciones faciales que han realizado los artistas Künstlern Adrie y Alfons Kennis partiendo de los fósiles, es asombroso el parecido entre la anatomía de aquel Homo sapiens con lo que somos hoy en día. Crónica se adentra en exclusiva en este ya histórico yacimiento que algunos científicos consideran como la nueva "cuna de la humanidad".
El guardián hoy de estos primeros hombres se llama Abdeselam. Este menudo marroquí de 64 años custodia los 365 días del año los restos que todavía quedan incrustados entre las rocas del yacimiento de Jebel Irhoud. Los fósiles que sacaron en las primeras excavaciones durante los años 60 y que se han catalogado correctamente este 2017 están repartidos entre el Museo de Historia de Rabat, la Facultad de Ciencias y el Instituto Nacional de Arqueología de la capital marroquí. Al igual que las herramientas de piedras y restos de animales también hallados.
Abdeselam vive en una casa de barro de 40 metros cuadrados justo encima del yacimiento. Este padre de cuatro hijos lleva 13 años como guardián y se saca un sobresueldo vendiendo los minerales que encuentra en las montañas. Ameniza el paso de las horas y de la soledad escuchando una radio vieja y hace el mejor té de la zona con pastillas de azúcar del tamaño de una mano. "Ayer estuvo aquí el ministro del Interior marroquí", confiesa mientras señala con el dedo la zona bajo un terraplén donde se han encontrado los restos. Está todo levantado después de más de medio siglo de prospecciones. "Aún quedan algunos huesos por sacar", cuenta Abdeselam.
El yacimiento está totalmente cubierto por una lona de plástico (de la textura de las bolsas duras que te dan cuando haces la compra) y en la entrada hay una deteriorada red atada a dos piedras que impide el paso. "Quién diría que aquí debajo se han encontrado los fósiles de los primeros Homo sapiens. Es como si no supieran lo que tienen delante", exclama sorprendido el fotógrafo acerca del precario sistema que han utilizado para cubrir uno de los descubrimientos más importantes de los últimos años. Abdeselam hace de improvisado guía y revela lo que hay debajo de las lonas. Enseña con precisión el punto exacto donde se vislumbra lo que asegura que es un pequeño hueso blanco de un brazo entre la tierra.

Padres del descubrimiento

Para entender mejor las dimensiones del hallazgo en el desierto marroquí hay que hablar con los padres del descubrimiento. Abdelouahed Ben-Ncer es profesor del Instituto Nacional Marroquí de Ciencias de la Arqueología y del Patrimonio (INSAP) y co-director del programa de investigación en Jebel Irhoud. El francés Jean-Jacques Hublin es el director del Departamento de Evolución Humana en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania). Ambos recibieron a finales de julio de manos del rey Mohamed VI el Wissam al Kafaa al Fikria, el premio más importante en la investigación de la cultura y ciencias marroquíes. "Este hallazgo se produce en un momento en el que todavía se pensaba que la humanidad moderna es el resultado de lo que se llamó el jardín del Edén africano y que data de hace 200.000 años en Etiopía, quedando el norte de África excluido. Sin embargo, tras los nuevos datos de Irhoud, se modifica el curso de la Historia del Homo sapiens y se reabre el debate del verdadero origen de nuestra especie", cuenta Ben-Ncer.
"El estudio de la microfauna llevado a cabo como parte de nuestro programa de investigación ha demostrado la membresía del sitio superior al Pleistoceno medio. Las dataciones radiométricas han confirmado estos resultados. Desde que retomamos las investigaciones en 2004, hemos descubierto 16 muestras nuevas. En total ya tenemos 22".

Homínidos de Atapuerca

En España, el yacimiento paleontológico más importante lo encontramos en Atapuerca (Burgos), la cuna de los europeos más antiguos gracias al descubrimiento del Homo antecessor, que estuvo en la Península hace 900.000 años. En Atapuerca han llegado a vivir hasta cuatro especies distintas de homínidos. En 1895, una compañía británica inició la construcción de una línea ferroviaria para transportar hierro y carbón desde las minas del norte de Burgos hasta las fábricas de Vizcaya. Durante las obras se dejaron al descubierto un conjunto de yacimientos con restos óseos humanos y animales.
En la mayoría de los casos de grandes descubrimientos el azar y la suerte han jugado un rol crucial. Al igual que pasó en Jebel Irhoud en 1961, cuando unos mineros encontraron por casualidad un cráneo casi completo y diversas herramientas afiladas de sílex. Un médico los colocó en una caja con paja y los llevó a la Universidad de Rabat, pero fueron mal catalogados como neandertales y se les estimó una antigüedad de 40.000 años.
Los Homo sapiens hallados en Atapuerca son mucho más recientes que los de Marruecos. Datan de hace 4.500 años y los recientes análisis han descubierto que estos tenían afinidades genéticas con Oriente Próximo y Alemania, según ha informado el Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES). El nuevo reto de los investigadores es localizar en el lugar restos de Homo sapiens de hace más de 40.000 años. Como ocurrió en 2011, cuando se publicó que se habían encontrado en Italia y en el sur de Inglaterra restos fosilizados de esta especie de hace entre 40.000 y 45.000 años, cuando se calcula que migraron desde Asia Central al Viejo continente. Las hipótesis científicas que más coinciden hablan de que el Homo sapiens viajó a Oriente a través de la Península del Sinaí hace 100.000 años.
Juan Luis Arsuaga es uno de los paleoantropólogos más prestigiosos en España y a nivel mundial. Ha ganado el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997. Dos años después creó la Fundación Atapuerca. Arsuaga tiene otro criterio distinto sobre los restos catalogados en Marruecos. "Yo soy más contenido que los descubridores. Para mí estos humanos con 300.000 años no son de nuestra especie, yo los llamaría Pre sapiens", asegura. "Los Homo sapiens no son posteriores a 200.000 años, los de Jebel Irhoud yo los considero un escalón anterior, un antepasado de esta especie, le falta un poco para alcanzar la categoría".
"Lo que nosotros consideremos como Homo sapiens es hasta cierto punto arbitrario y siempre habrá, por la propia naturaleza del mundo académico, gente que discrepe", añade Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona del CSIC. "Lo que si creo que demuestra el hallazgo de Irhoud es que el surgimiento de nuestra especie en África debió de ser un fenómeno evolutivo más complejo de lo que pensábamos, y que el norte del continente es un candidato tan bueno como Sudáfrica para ser el origen de la morfología que conocemos como el ser humano moderno. Futuros genomas de restos antiguos africanos podrían ayudar a clarificar el escenario evolutivo de este momento crucial para nuestra historia como especie".
Jebel Irhoud cayó en el olvido hasta que Jean-Jacques Hublin, en compañía de su colega marroquí Abdelouahed Ben-Ncer, reiniciaron en 2004 los trabajos de investigación convenciendo a las autoridades marroquíes. El equipo alquiló un tractor y un Buldócer -topadora que se utiliza para el movimiento de tierras- para eliminar unos 200 metros cúbicos de roca que bloqueaban el acceso. Ya en la década de los 80, Hublin fue asignado por el paleontólogo francés Jean Piveteau para estudiar la mandíbula inferior de un niño encontrada en Irhoud.
Hublin reconoce que se empezó a "obsesionar" con este yacimiento, convencido de que la fecha real de estos huesos era mucho más antigua de lo que estaba datada. "Nunca creí en la idea de que fueran neandertales", dice el investigador.
En los estudios publicados en Nature se explica que objetivo del nuevo trabajo al principio fue datar unas capas intactas de sedimento cercanas al emplazamiento inicial del cráneo. Quedaban por estudiar tres metros de profundidad. Y fue así como aparecieron nuevos restos óseos en la base de una vieja cueva de piedra caliza. Piezas craneales, una mandíbula de cinco centímetros, dientes y huesos de cinco personas diferentes. Así como herramientas de piedra y trozos de carbón que probaban que aquél hombre usó el fuego y que sirvieron para que en un nuevo estudio de 2007 se aumentara la edad a 160.000 años.
Las últimas dataciones mediante la termoluminiscencia y SRE (resonancia electrónica de spin), comparando la dosis anual de radiación con la carga eléctrica actual de las herramientas, establecieron que las fogatas del sitio quemaron las herramientas hace aproximadamente 315.000 años. "Sabíamos que los restos eran viejos, pero no tanto. Quedamos atónitos cuando las pruebas revelaron que un diente y las herramientas de piedra tenían esa edad", confesó Jean-Jacques Hublin.
"No hay diferencia entre el primer cráneo descubierto por casualidad en el sitio (el cráneo Irhoud 1) y otros restos resultantes de la obra que se produjo después, incluyendo el cráneo Irhoud 2 y el 10. Estos fósiles muestran las mismas características anatómicas que los unen al Homo sapiens, explica Ben-Ncer.
Los científicos compararon los fósiles excavados con los de los humanos modernos, los neandertales y los humanoides más antiguos que vivieron hace 1,8 millones de años. Los hombres de Irhoud, más robustos y musculosos, tenían la cara y los dientes idénticos a los nuestros. La mandíbula inferior era similar, pero mucho más grande.
La gran diferencia está en la cavidad craneal, que mediante una reconstrucción en 3D de la anatomía facial, se ha comprobado que era más alargada y arcaica. "Nuestros hallazgos sugieren que la morfología moderna de la cara humana se estableció temprano en la historia de nuestra especie, y que la forma del cerebro, y posiblemente la función cerebral, evolucionó dentro del linaje de Homo sapiens", explicó en la publicación inglesa Philipp Gunz, paleoantropólogo del Instituto Max Planck.
Los investigadores sugieren que los humanos de Jebel Irhoud sobrevivieron en el norte de África hasta que Homo sapiens del sur del Sahara los reemplazó. Ben-Ncer cuenta que tienen la intención de llevar a cabo dos excavaciones más en Marruecos. "Ahora que tenemos estos restos, el objetivo es encontrar otros más antiguos sabiendo que el Homo sapiens podría tener como mínimo 500.000 años".
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