lunes, 21 de noviembre de 2016

AHORA SI QUE LO MATAN...,

El Papa autoriza la absolución indefinida del aborto por parte de sacerdotes

El papa Francisco anunció este lunes que los sacerdotes podrán absolver del pecado del aborto de manera indefinida, una disposición que había autorizado solo durante el Año Santo de la Misericordia que concluyó el domingo.


El papa Francisco dispuso que los sacerdotes tendrán la "facultad de absolver" a quien haya cometido el "pecado grave" del aborto, decisión dada a conocer este luines en un documento dedicado a trazar un balance del Jubileo Extraordinario de la Misericordia que terminó el domingo.

"Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto", dispuso el Obispo de Roma en la carta apostólica "Misericordia et Misera", divulgada este lunes por la Santa Sede.



"Cuanto había concedido de modo limitado para el período jubilar, lo extiendo ahora en el tiempo, no obstante cualquier cosa en contrario. Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente", agregó el Pontífice, en referencia a una normativa similar que había establecido para el Año Santo iniciado el 8 de diciembre y culminado ayer con una multitudinaria ceremonia en Plaza San Pedro.

"Con la misma fuerza, sin embargo, puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre", reforzó el Pontífice.

"Por tanto, que cada sacerdote sea guía, apoyo y alivio a la hora de acompañar a los penitentes en este camino de reconciliación especial", agregó en referencia a lo que en una entrevista divulgada ayer por el canal católico Tv2000 había definido como "horrendo crimen" que es el "grave pecado" del aborto.

"Termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par", agregó el sucesor de Pedro en la carta apostólica en la que sentencia que "la misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio".

En total, según anunció este lunes el responsable del Jubileo Rino Fisichella en conferencia de prensa al presentar "Misericordia et Misera", participaron del Año Santo en Roma 21.292.926 personas de 156 países y "entre 900 y 950 millones de fieles en todo el mundo".

Hasta ahora la facultad del perdón al pecado del aborto, que incluye a todos los involucrados, incluidos médicos, que lo practican, estaba reservado sólo a los Obispos.

En el documento firmado el domingo, el Papa dispuso además que "como otro signo concreto de este Año Santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada Mundial de los Pobres".

Esta jornada, basada en el Jubileo de las personas socialmente excluidas que encabezó en el Vaticano a mediados de noviembre, explicó Francisco, "constituirá también una genuina forma de nueva evangelización, con la que se renueve el rostro de la iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia".



Más allá de la nueva normativa sobre el pecado del aborto, Francisco aprovechó para destacar el "carácter social" de la misericordia y criticar el contexto mundial en el que "todavía hay poblaciones enteras que sufren hoy el hambre y la sed, y despiertan una gran preocupación las imágenes de niños que no tienen nada para comer".

"Grandes masas de personas siguen emigrando de un país a otro en busca de alimento, trabajo, casa y paz. La enfermedad, en sus múltiples formas, es una causa permanente de sufrimiento que reclama socorro, ayuda y consuelo. Las cárceles son lugares en los que, con frecuencia, las condiciones de vida inhumana causan sufrimientos, en ocasiones graves, que se añaden a las penas restrictivas", agregó.

"El analfabetismo está todavía muy extendido, impidiendo que niños y niñas se formen, exponiéndolos a nuevas formas de esclavitud. La cultura del individualismo exasperado, sobre todo en Occidente, hace que se pierda el sentido de la solidaridad y la responsabilidad hacia los demás. Dios mismo sigue siendo hoy un desconocido para muchos; esto representa la más grande de las pobrezas y el mayor obstáculo para el reconocimiento de la dignidad inviolable de la vida humana", sentenció.

En esa línea, denunció que "no tener trabajo y no recibir un salario justo; no tener una casa o una tierra donde habitar; ser discriminados por la fe, la raza, la condición social...: estas, y muchas otras, son situaciones que atentan contra la dignidad de la persona, frente a las cuales la acción misericordiosa de los cristianos responde ante todo con la vigilancia y la solidaridad".

La Carta Apostólica toma su nombre de las dos palabras que san Agustín usa para comentar el encuentro entre Jesús y la adúltera, según recordó el papa Francisco en la introducción.

"No podía encontrar una expresión más bella y coherente que esta para hacer comprender el misterio del amor de Dios cuando viene al encuentro del pecador: 'Quedaron sólo ellos dos: la miserable miseria y la misericordia'", explicó el Pontífice.



(ADJUNTAMOS CARTA APOSTÓLICA COMPLETA)

MAS ARGENTINOS INVASORES...PERO SON HORMIGAS


Cooperación, eficiencia y guerra: así ha llegado la hormiga argentina a tu terraza

Todo comenzó a finales del siglo XIX, en el delta del río Parana


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Matthew Townsend / <a href="https://www.flickr.com/photos/matthewtownsend/3055479103/">Flickr</a>
Matthew Townsend / Flickr


“La guerra más grande en la historia animal -de hecho, la guerra más grande de la historia- está pasando ahora mismo”. Así comenzaba el texto que la zoóloga Suzanne Sadedin publicaba en la red social de preguntas y respuestas Quora, en respuesta al tema: “¿Los animales luchan en guerras y, en tal caso, cuál ha sido la guerra más grande?”.
La respuesta de Sadedin tiene como protagonista a un animal pequeñajo y al que no solemos dar importancia: la hormiga, en concreto la Linepithema humile,conocida como hormiga argentina.
Según narra Sadedin en un texto que se ha leído más de 270.000 veces, esta hormiga es originaria del río Paraná, en el norte de Argentina, pero a finales del siglo XIX llegó a Nueva Orleans, probablemente en la bodega de algún barco. Y una vez allí, "comenzó la guerra”.
En el delta del Paraná, está hormiga “se defiende ferozmente de otros hormigueros, tanto de su especie como de otras clases de hormigas. Era una vida de conflictos territoriales sin fin, en los que nadie podía realmente avanzar. Cuando dos L. humile coinciden, golpean sus antenas contra el cuerpo de la otra, probando la combinación de hidrocarbonos de su cuerpo. Si tiene un sabor familiar, la reconoce como una hermana”, le “ofrece comida y le da la bienvenida a su hormiguero”. En caso contrario, “las hormigas intentarán matarse la una a la otra”.
La expansión en América del Norte fue rapídisima: “En lugar de formar colonias independientes y competidoras, se comportaron como un ejército unido. Atacaron brutalmente a otras especies de hormigas, pero acogieron a las demás L. humile como viejas hermanas de batallas”.
Esta cooperación les dio ventaja frente a otras hormigas, ya que no perdían tiempo y energía compitiendo entre ellas. “Aunque son individualmente pequeñas, pueden rodear en masa a otras hormigas nativas varias veces más grandes”.
La supercolonia cubrió todo Estados Unidos, para después llegar a Europa, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Esta hormiga “abunda en todos los continentes excepto en la Antártida, y vaya donde vaya, masacra a las nativas”.
Pero no todo ha sido perfecto. Cerca de San Diego, se ha formado una supercolonia independiente: “El campo de batalla se extiende a lo largo de millas; unas 30 millones de hormigas mueren allí cada año”. A pesar de estos contratiempos, "de Europa a Estados Unidos y hasta Nueva Zelanda, sigue existiendo una megacolonia global, formada por 1.000 billones de individuos: una humilde hormiga marrón unida en una guerra contra todas las demás hormigas vivas”.
¿Pero realmente podemos hablar de "guerra"?
La historia es apasionante y, desde luego, Sadedin sabe cómo contarla. Pero no es cierto que se pueda hablar de guerra, más allá de su uso metafórico. Xavier Espadaler, entomólogo del instituto de investigación medioambiental CREAF, de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera que usar este término es “francamente exagerado”, entre otras cosas porque “no hay coordinación entre las supercolonias”.
¿Qué significa que haya supercolonias? Hay supercolonias en América del Norte, Europa, Asia, Hawaii, Nueva Zelanda y Australia. La más grande tiene 6.000 kilómetros, desde Italia a la costa Atlántica española, “formando la unidad cooperativa más grande jamás registrada”. Estas hormigas se reconocen y aceptan las unas a las otras como miembros de una única supercolonia global, si bien se muestran agresivas con otros grupos, como la supercolonia de Cataluña o las cuatro colonias que hay en California. Esta capacidad de formar este tipo de sociedades es única de algunas especies de hormigas y de los humanos.


Distribución de la hormiga argentina en España y Portugal, tanto la de la colonia principal europea (en azul) como de la catalana (en rojo). Mapa facilitado por Xavier Espadaler
A Europa llegaron probablemente a través de Oporto, cuenta Espadaler, que añade que somos nosotros quienes transportamos a estas hormigas “en barco y otros medios de transporte de mercancías, en los cepellones de los árboles… Son pequeños polizones que pasan desapercibidos”. Se han registrado al menos 28 introducciones de la hormiga argentina en todo el mundo.
Pero esto no quiere decir que todos los hormigueros de las supercolonias estén conectados entre sí, sino que tienen un mismo perfil genético y se reconocen las unas a las otras como miembros de la misma especie. “No es continuo, hay hiatos bastante grandes sin argentinas. Se concentran sobre todo donde hay humedad y en las zonas urbanas”.
Por cierto, en su región de origen, las colonias son muchas, pero pequeñas, según escribe Mark W. Moffet en Adventures Among Ants. Esta zona es origen de otras especies invasoras, por lo que hay mucha competencia: “Cualquier colonia de hormigas de esta región es como un equipo de fútbol ganador del mundial que se va a jugar en la liga universitaria de un barrio de Ohio”. Hay 12.400 especies diferentes de hormigas y solo una minoría son invasoras, según recuerda Scientific American.
¿Son agresivas? Cuando se encuentran dos hormigas de colonias diferentes, como la catalana y la europea, en una placa de petri, “se pelean a muerte”. Pero solo “porque no pueden huir de la placa. Si están en campo abierto, tienen espacio para escapar y lo normal es que no se materialice esta lucha, aunque la otra hormiga se identifique como enemiga”. Aquí tenemos un ejemplo grabado por el propio Espadaler.
De hecho, en las calles de Barcelona “hay hormigas de las dos supercolonias. Ambas coexisten”. Incluso el mencionado “frente de batalla de San Diego” es muy relativo. “Hay competencia por fuentes de agua o recursos de comida con la hormiga de fuego de California, pero esto no se traduce necesariamente en luchas físicas”.Entonces, ¿cómo ha invadido esta hormiga el mundo? Estas hormigas han desplazado a las demás porque, al no enfrentarse entre ellas, pueden colaborar en mayor número para hacerse con los recursos alimenticios. Las demás especies, menos numerosas, acaban teniendo que mudarse o simplemente mueren. Pueden darse encuentros agresivos “si ha lugar” (y ocurre), pero no es lo más habitual.
¿Suponen algún riesgo para nosotros? No, afirma Espadaler. “No pican ni muerden, aunque entiendo que a muchos no les guste tenerlas en la cocina”. Tampoco transmiten enfermedades ni causan desperfectos. Siempre y cuando no seamos agricultores, claro, sobre todo de cítricos. También hay que tener cuidado en los quirófanos. Pero aparte de esas contadas excepciones, las hormigas argentinas “no suponen un problema sanitario”, por lo que no hay ninguna necesidad de exterminarlas.
¿Cuántas hay en todo el mundo? “Los americanos tienen la costumbre de cuantificarlo todo”, explica Espadaler, pero no hay un sistema de muestreo estadístico fiable. “Pueden ser cien mil millones o un billón… Miles de millones, seguro. No son centenares de millones”.
Es decir, aunque la historia es apasionante, en opinión de Espadaler no hace falta usar “términos cargados de significado. Afortunadamente, todo es mucho más complejo de lo que parece”.