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sábado, 4 de enero de 2014
Por qué sufrir de gota no es nada gracioso
Richard Warry
BBC
Tradicionalmente la gota se ha
asociado a la realeza y a las personas ricas y bebedoras que llevan una
vida de excesos. Pero para aquellos cuya vida no se parece en lo más
mínimo a la de los caballeros victorianos, tener esta forma de artritis
no es ningún motivo de risa.
"Sí", dijo el médico. "Lo más probable es que sea gota". Casi estallo en risa.
.
¿Gota? ¿No es eso algo que afecta a los
glotones envejecidos de cara enrojecida que pagan el precio de años de
inflexibles excesos?
Aparentemente no. Al menos, no siempre. Si bien
algunas veces puedo tener la cara roja -y nunca pude entrar en unos
pantalones a lo Mick Jagger- también salgo a trotar con regularidad,
llevo una dieta bastante balanceada, no fumo y me sumerjo en alcohol
mucho menos que la media de tipos que ya tienen su sexta década.
De hecho, acudí al médico pensando que la causa
de mi malestar era algo mucho más glamoroso: una fractura de fatiga en
el metatarso causada por jugar demasiado a tenis.
"Algunas veces no tiene nada que ver con el
estilo de vida", continuó explicando el médico. "Puede deberse a un
metabolismo pobre o sólo mala suerte".
Como no me convenció su explicación, logré que
me mandara a hacerme unos rayos-X, que revelaron que estaba equivocado
con mi teoría de fractura de fatiga.
Mala suerte
Definitivamente era mala suerte, una mala suerte
extremadamente dolorosa. La gota ha sido descrita -al menos de forma
anecdótica- como el "parto masculino".
La gota afecta las articulaciones por la acumulación de cristales de ácido úrico.
En efecto, la noche antes de acudir al médico
fue una muy larga. Incluso la presión de poner mi pie bajo las sábanas
para descansar en la cama fue demasiado.
Probé todas las posiciones que se me ocurrieron
para dormir y al final pude conciliar el sueño cuando me acomodé a media
altura de la cama, de manera tal que mi pie quedara colgando en el
aire.
Ser diagnosticado con gota es -a juzgar por las
respuestas de aquellos que no la tienen- una de las pocas enfermedades
que admiten bromas sin mala intención que los humanos todavía pueden
desarrollar.
La mayoría de la gente no bromea sobre el cáncer
ni tiene en la punta de la lengua un repertorio de chistes de
enfermedades cardíacas. Sin embargo, la gota es un asunto distinto.
Después de explicarle el motivo de mi ausencia
en el trabajo, recibí de mi jefe un texto bastante comedido: "siento tu
problema médico".
Entonces, unas punzadas más tarde, me llegó la continuación: "¿Implica alguna amputación?"
De vuelta en el trabajo, otro colega expresó
asombro al enterarse de mi enfermedad. "¿No es algo que sólo afecta a
los tipos viejos y miserables?"
La cuestión es que, no es nada gracioso. Además
del malestar obvio, existen estudios médicos que sugieren que la gota es
un factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes.
El dedo gordo, gordo
El síntoma clásico de gota es dolor e
inflamación en la articulación. Con frecuencia afecta al dedo gordo,
pero también puede perjudicar otras zonas -como las rodillas- y se
origina por la creación de cristales de ácido úrico en las
articulaciones.
El ácido úrico es un desecho que se forma cuando
el cuerpo descompone sustancias químicas en sus células conocidas como
purinas. Normalmente sale del sistema a través de los riñones, pero la
gente con gota no lo puede hacer de forma eficiente y es entonces cuando
se empiezan a formar los cristales.
A pesar de estar relacionada con el siglo XIX,
la gota está en aumento. Un estudio descubrió que la cantidad de
admisiones en hospitales por esta enfermedad ha aumentado un 7,2% al año
en la última década. clic
Lea también: Regresa la gota, la "enfermedad de los reyes"
Se puede controlar con fármacos y ayuda tomar
mucha agua, pero aparentemente la depresión puede ser un riesgo para las
personas con gota, esto se debe a la poca movilidad durante un ataque.
Sin embargo, lo más deprimente para mí fue la
lista de golosinas que debo evitar, además de las carnes rojas,
espárragos, espinacas y setas.
Ahogar mis penas tampoco es una opción. La cerveza y el whisky estaban en lo más alto de la lista de las prohibiciones.
También está el creciente aumento del riesgo de
tener cálculo en los riñones, que -por lo que me han explicado- también
puede ser tan doloroso como un parto, con lo cual pareciera que aquí se
está desarrollando una melodía repetitiva.
Para aquellos que todavía están tentados de
desestimar la gota a fin de tener un momento de risa, dejo la última
frase de un contribuyente que publicó un comentario al final de un
artículo de prensa sobre el aumento de los casos:
"La gota es la última advertencia metabólica de que el hombre encapuchado con la guadaña viene a buscarte".
Aparentemente no. Al menos, no siempre. Si bien algunas veces puedo tener la cara roja -y nunca pude entrar en unos pantalones a lo Mick Jagger- también salgo a trotar con regularidad, llevo una dieta bastante balanceada, no fumo y me sumerjo en alcohol mucho menos que la media de tipos que ya tienen su sexta década.
De hecho, acudí al médico pensando que la causa de mi malestar era algo mucho más glamoroso: una fractura de fatiga en el metatarso causada por jugar demasiado a tenis.
"Algunas veces no tiene nada que ver con el estilo de vida", continuó explicando el médico. "Puede deberse a un metabolismo pobre o sólo mala suerte".
Como no me convenció su explicación, logré que me mandara a hacerme unos rayos-X, que revelaron que estaba equivocado con mi teoría de fractura de fatiga.
Mala suerte
Definitivamente era mala suerte, una mala suerte extremadamente dolorosa. La gota ha sido descrita -al menos de forma anecdótica- como el "parto masculino".Probé todas las posiciones que se me ocurrieron para dormir y al final pude conciliar el sueño cuando me acomodé a media altura de la cama, de manera tal que mi pie quedara colgando en el aire.
Ser diagnosticado con gota es -a juzgar por las respuestas de aquellos que no la tienen- una de las pocas enfermedades que admiten bromas sin mala intención que los humanos todavía pueden desarrollar.
La mayoría de la gente no bromea sobre el cáncer ni tiene en la punta de la lengua un repertorio de chistes de enfermedades cardíacas. Sin embargo, la gota es un asunto distinto.
Después de explicarle el motivo de mi ausencia en el trabajo, recibí de mi jefe un texto bastante comedido: "siento tu problema médico".
Entonces, unas punzadas más tarde, me llegó la continuación: "¿Implica alguna amputación?"
De vuelta en el trabajo, otro colega expresó asombro al enterarse de mi enfermedad. "¿No es algo que sólo afecta a los tipos viejos y miserables?"
La cuestión es que, no es nada gracioso. Además del malestar obvio, existen estudios médicos que sugieren que la gota es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes.
El dedo gordo, gordo
El ácido úrico es un desecho que se forma cuando el cuerpo descompone sustancias químicas en sus células conocidas como purinas. Normalmente sale del sistema a través de los riñones, pero la gente con gota no lo puede hacer de forma eficiente y es entonces cuando se empiezan a formar los cristales.
A pesar de estar relacionada con el siglo XIX, la gota está en aumento. Un estudio descubrió que la cantidad de admisiones en hospitales por esta enfermedad ha aumentado un 7,2% al año en la última década.
clic Lea también: Regresa la gota, la "enfermedad de los reyes"
Se puede controlar con fármacos y ayuda tomar mucha agua, pero aparentemente la depresión puede ser un riesgo para las personas con gota, esto se debe a la poca movilidad durante un ataque.
Sin embargo, lo más deprimente para mí fue la lista de golosinas que debo evitar, además de las carnes rojas, espárragos, espinacas y setas.
Ahogar mis penas tampoco es una opción. La cerveza y el whisky estaban en lo más alto de la lista de las prohibiciones.
También está el creciente aumento del riesgo de tener cálculo en los riñones, que -por lo que me han explicado- también puede ser tan doloroso como un parto, con lo cual pareciera que aquí se está desarrollando una melodía repetitiva.
Para aquellos que todavía están tentados de desestimar la gota a fin de tener un momento de risa, dejo la última frase de un contribuyente que publicó un comentario al final de un artículo de prensa sobre el aumento de los casos:
"La gota es la última advertencia metabólica de que el hombre encapuchado con la guadaña viene a buscarte".