Se acaba de cumplir el primer mes de Carmen Montón al frente del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Con motivo del nuevo Gobierno y del nuevo Consejo de Ministras, en el que se encuentra Carmen Montón como nueva ministra de Sanidad, me he tomado la licencia de escribir una carta de peticiones, sugerencias y buenos deseos.
La nueva ministra de Sanidad ha asegurado que su compromiso gira en torno a devolver todos los derechos arrebatados, que no son pocos, dicho sea de paso. Una de las prioridades es terminar con la gestión privada de los hospitales públicos.  Además, tal y como declaró a este mismo diario, “no sale más barata al contribuyente ni aporta más calidad asistencial”. Ya siendo consellera también recuperó  el hospital de Alzira para el sector público, privatizado previamente por Eduardo Zaplana.
Carmen Montón aseguró que este es el momento del diálogo con las comunidades autónomas, que son las que realmente se encargan de la gestión cotidiana”. Por ello, ha garantizado que serán “facilitadores de su gestión” y les ayudarán a “planificar mejor y a establecer las reglas del juego para que haya equidad”.
Eliminar el copago farmacéutico parece que se encuentra dentro de los objetivos a cumplir. Otra cosa es el cómo. Para ello parece necesaria la comunicación con el resto de Comunidades, como para el resto de prioridades en materia sanitaria, por lo que la ministra ha pedido diálogo desde el comienzo.
Bien es cierto que cuando apenas llevaba 15 días al frente de la consellería de la Generalitat recuperó la sanidad universal y estableció ayudas frente al copago impuesto por el Gobierno de Mariano Rajoy.  Sin embargo, al tratarse de nivel estatal, la ministra ya ha asegurado que los plazos podrían ser de varios meses para conseguir el objetivo.
Otro de los ejes del nuevo Ejecutivo parece ser “poner en vigor” la  Ley de Dependencia que aprobó el anterior Gobierno socialista de Zapatero en 2006. Es necesario y urgente terminar con el “limbo de la dependencia” en la que se encuentran actualmente 300.000 personas (casi un tercio de los beneficiarios), a las que se les ha sido reconocida la prestación pero que no reciben de forma efectiva la misma. Y es que en los últimos cinco años se estima que 150.000 dependientes -una media de 90 por día- han muerto mientras esperaban que se les aplicara la ley.
Por su parte, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) ha solicitado a la nueva ministra la consolidación del sistema de atención a la dependencia ya que corre, en palabras textuales, un grave peligro.
La ministra parece haberse comprometido a pactar también con el tercer sector y con las comunidades autónomas esa puesta en marcha que ahora ha quedado “rezagada” desde hace más de diez años. Esperemos que el diálogo entre comunidades autónomas y el Gobierno lleve a buen puerto.
Montón ha apostado también por avanzar tanto en la legislación de los cuidados paliativos como en la futura ley de eutanasia, ambos necesarios y urgentes para evitar sufrimiento a los pacientes. Cómo se gestionará el tema y si los demás grupos parlamentarios lo apoyarán es aún un pronto para saber, pero se agradece que se introduzca el debate más que necesario y por desgracia tabú, debido entre otras cosas a la moral ultracatólica de este país liderada por la Iglesia.
También en este sentido, como en tantos otros relacionados con la sanidad, es fundamental homogeneizar la legislación para toda España, algo que la ministra parece estar también dispuesta a cambiar. La vida con sufrimiento no es una obligación y hay que aprender a abandonarla cuando sea preciso con dignidad y sin dolor. En cuanto a salud mental, la ministra también se ha mostrado favorable a actuar en prevención de suicidios. Esperemos entonces un gran avance en salud mental y el cese de vulneración de derechos humanos en las plantas de psiquiatría del Estado español.
En cuanto a las listas de espera interminables y las consecuentes saturaciones en urgencias, es necesario que se pongan en práctica nuevos modelos. Y no precisamente el de la Comunidad Autónoma Andaluza, donde se penaliza a médicos de atención primaria por derivar a especialistas.
Respecto a la movilidad reducida en personas con discapacidad, es necesaria la figura del asistente personal universal, algo que lleva reclamando desde hace tiempo el Foro Vida Independiente. Necesitamos tener dignidad más allá de nuestros recursos e ingresos. En esta línea, debemos seguir trabajando por una accesibilidad que permita a las personas poder ser ciudadanas de primera y no de segunda dependiendo de si van en silla o no, o si tienen limitaciones o no. Es importante también tener en cuenta las pensiones para las personas con incapacidad, así como revisar en qué casos otorgarlas y que sean suficientes.
Y, como por pedir que no quede y entendiendo que la nueva ministra es feminista, es necesario tener una perspectiva de género a la hora de tomar medidas y gestionar la sanidad. En esta línea, veo necesaria una formación al personal en materia de género, pero no sólo eso, que se investigue además en enfermedades que sólo afectan a mujeres, como es el caso de la endometriosis. Necesitamos no sentirnos ciudadanas de segunda cada vez que acudimos a las consultas médicas y se nos trata como histéricas; nos recetan ansiolíticos para calmar dolencias en lugar de hacer pruebas diagnósticas; tratan por igual síntomas como los producidos por infarto (cuando en mujeres son completamente diferentes). Y un suma y sigue.
Hemos comenzado con buenas noticias y buena prueba de ello es que Montón se estrenó en el cargo devolviendo el acceso sanitario a los inmigrantes sin papeles. Las personas “en situación irregular” podrán acceder a la atención sanitaria en igualdad de condiciones que los españoles siempre que lleven empadronados en España un mínimo de 90 días.
En ese sentido, el objetivo es “devolver la salud a todas las personas en España” y para ello van a trabajar para eliminar el Real Decreto 16/2012 que impulsó el Partido Popular y que “dejó sin asistencia integral a personas en situación administrativa irregular”.
Otro de los grandes logros en este mes de legislatura ha sido el de devolver los tratamientos de reproducción asistida a mujeres sin pareja y lesbianas a partir de 2019. Ana Mato los había restringido a “parejas integradas por un hombre y una mujer”, como dios manda. Por suerte, parece que recobramos algo de sentido y de siglo XXI dicho sea de paso.
Perdone, ministra, si mi carta a la reina maga es extensa  –y me quedo corta-, pero como bien sabe hay mucho trabajo por hacer, mucho por reconstruir y mucho por avanzar. Confiemos, esperemos en que se haga una gestión adecuada. Y, si no, siempre nos quedarán las calles.

QUE ERA SEMEJANTE A LA DE CUBA