jueves, 26 de noviembre de 2015

El ADN retrata la prehistoria de Europa

8.000 años de evolución escritos en el genoma de los europeos

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El análisis de 230 muestras de genoma antiguo, entre ellas quince de Atapuerca, ha permitido identificar los genes humanos que cambiaron durante la revolución del Neolítico, con la transición de la caza a la agricultura. Se han detectado variaciones en 12 genes relacionadas con rasgos como el color de la piel y los ojos, la tolerancia a la lactosa, e incluso la menor estatura de los habitantes del sur.
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Un equipo de científicos ha analizado 230 muestras de material genético antiguo para analizar el impacto de la introducción de la agricultura en Europa hace unos 8.000 años./ Fotolia
La introducción de la agricultura en Europa hace unos 8.000 años cambió la forma de vida de los habitantes del continente y tuvo como consecuencia una serie de adaptaciones que quedaron reflejadas en nuestro ADN.
Un estudio, publicado en la revista Nature y liderado por la Harvard Medical School (EE UU) entre 28 centros de investigación, ha permitido el análisis de 230 muestras de material genético antiguo –15 de ellas de la cueva de El Mirador en Atapuerca (Burgos)– con el que se ha creado un retrato de la evolución de los pobladores del continente europeo. Los científicos revelan así las adaptaciones genéticas que se produjeron en la transición de la caza a la agricultura.
Se han identificado genes asociados con la altura, la capacidad de digerir la lactosa, los niveles de vitamina D y el color azul de los ojos
“Se han recopilado muestras de los últimos 8.000 años de la prehistoria europea (incluyendo algunas de Asia central) de diferentes periodos y regiones, para tener una visión general de los desafíos adaptativos que han tenido lugar en este continente a lo largo del tiempo”, explica a Sinc Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra) y coautor del trabajo.
Las variantes encontradas se corresponden con genes asociados con la altura, la capacidad de digerir la lactosa en la edad adulta, el metabolismo de los ácidos grasos, los niveles de vitamina D, la pigmentación de la piel o el color azul de los ojos, entre otros, y explican la adaptación de los europeos al establecimiento de la agricultura en latitudes elevadas.
“La pigmentación clara de la piel habría sido necesaria para suplementar la vitamina D en las dietas agrícolas, los genes relacionados con la enfermedad celiaca pudieron tener ventajas para evitar deficiencias vitamínicas en este nuevo tipo de alimentación y los genes de inmunidad probablemente reflejaran adaptaciones a patógenos que provienen del contacto con animales domésticos”, concreta Lalueza- Fox.
Otras variaciones en los genes incluyen la persistencia de la enzima lactasa, que permite digerir la leche en la vida adulta y que aparece en Europa hace tan solo 4.000 años, y mutaciones implicadas en el color azul de los ojos, prevalente en el Mesolítico y más presente en el norte de Europa.
Antepasados diversos
El trabajo también apoya la idea de que los primeros agricultores europeos procedían de la antigua Anatolia (actual Turquía), y aporta más detalles sobre cómo los distintos grupos fueron mezclándose y migrando.
“La revolución neolítica es quizás la transición más importante en la prehistoria humana. Ahora tenemos pruebas de que hubo un flujo de población que fue de Anatolia a Europa y que trajo la agricultura con ellos. Durante más de 40 años se pensó que era imposible resolver esa cuestión”, explica Ron Pinhasi, profesor asociado de arqueología en la University College Dublin (Irlanda) y coautor de la investigación.
La base común mesolítica es muy importante, de ahí las grandes similitudes entre todos los europeos
El estudio confirma también que los europeos actuales son el producto de tres sustratos poblacionales mayoritarios: los cazadores-recolectores mesolíticos, los agricultores neolíticos y la población de las estepas que entra en la Edad del Bronce.
“Dependiendo de las zonas del continente, predomina uno u otro. En Iberia tenemos un poco más del Neolítico y menos del Mesolítico que en el norte de Europa, y menos de las estepas que en el centro y norte del continente", explica Carles Lalueza- Fox.
José María Bermúdez de Castro, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) y coautor del estudio, indica a Sinc que las diferencias entre el norte y el sur de Europa tienen un componente ambiental debido a factores como la dieta y la luz, pero también se basan en el hecho de que las migraciones desde el suroeste de Asia ocurrieron en tiempos distintos, y eran tribus diferentes.
“No obstante, la base común mesolítica es también muy importante. De ahí las grandes similitudes entre todos los europeos, que solo en fechas mucho más recientes recibieron influencias puntuales de otros pueblos de procedentes de África y Asia”, concreta el científico.
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En una parte del estudio ha tenido un papel relevante el análisis de quince muestras de la Edad del Cobre, datadas entre hace 4.800 y 4.200 años procedentes del Yacimiento de Atapuerca ‘El Mirador’. / Foto: MEH
La diferencia en la estatura
Entre las diferencias, la investigación destaca la estatura: los habitantes del norte son más altos y los del sur más bajos. La gente del norte desciende en mayor grado de las poblaciones de la estepa Euroasiática, que, por los datos conocidos, eran de más altura, y la gente del sur está emparentada en mayor grado con los grupos de Neolítico y la Edad de Cobre de la península ibérica, a quienes se supone de menor estatura.
Entre las diferencias, la investigación destaca la estatura: los habitantes del norte son más altos y los del sur más bajos
En esta parte del estudio ha tenido un papel relevante el análisis de 15 muestras de ADN de individuos de este periodo, datados entre hace 4.800 y 4.200 años, procedentes de la cueva de El Mirador en la Sierra de Atapuerca (Burgos).
“Hemos descubierto que la estatura ha sido seleccionada de forma decreciente en la península ibérica desde el Neolítico inicial hasta el Calcolítico (Edad de Cobre), es decir, que cada vez aparecían más variantes relacionadas con la baja estatura. Probablemente esta tendencia también ha tenido lugar en otras regiones del sur de Europa de las que todavía no disponemos muestras”, concreta Lalueza-Fox.
“Recientemente, se ha observado en muestras actuales de Cerdeña y se ha atribuido a cuestiones de insularidad. Podría ser algo relacionado con el clima más cálido de la zona mediterránea y de los recursos disponibles, pero no lo sabemos”, concluye el científico.

Los adultos europeos, bebedores de leche desde hace 4.000 años

Hace 4.000 años, los europeos adquirieron la capacidad de digerir la leche más allá de su infancia, un cambio marcado por la aparición en el continente de un gen relacionado con la persistencia de la enzima lactasa, según revela el estudio.
En la actualidad, la mutación del gen de la lactasa que asegura su persistencia está presente en el 100% de los europeos del norte de Europa. “Se trata probablemente del rasgo que presenta una mayor ventaja para la supervivencia de los europeos, es decir, la característica genética que la evolución ha seleccionado con una mayor intensidad", explica el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra).
"Hace 4.000 años era una mutación residual, lo que quiere decir que posteriormente fue seleccionada por las poblaciones europeas por la gran ventaja que suponía disponer de la leche como fuente de alimento durante la vida adulta”, añade el científico. 
Aunque se desconoce el origen exacto de la mutación de la enzima lactasa, los investigadores la han hallado por primera vez en individuos del centro y norte de Europa que vivieron a finales del Neolítico, en las muestras analizadas procedentes de Suecia, Hungría y Alemania.
Referencia bibliográfica:
D. Reich et al. “Genome-wide patterns of selection in 230 Eurasians” Nature (23 de noviembre de 2015) DOI: 10.1038/nature16152

Por qué la masturbación femenina sigue siendo un tabú en el siglo XXI


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La palabra "klittra" no está en ningún diccionario, pero en Suecia ya se le conoce significado.
Nace de la combinación de clítoris y glitter, brillantina en inglés.
Es un verbo y denomina el acto de masturbarse cuando lo hace una mujer.
Fue escogida entre las 200 propuestas que recibió la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU, por sus siglas en sueco) cuando en junio lanzó una campaña para inventar un nuevo nombre a la autoestimulación genital femenina.
"En los países del norte de Europa la actitud hacia el sexo es bastante liberal", le explica a BBC Mundo Hedvig Nathorst-Böös, miembro de la asociación.
"Pero siempre más con los hombres que con las mujeres", añade.
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Image captionKlittra sugiere algo tan luminoso y brillante como unos fuegos artificiales.
"Por eso lanzamos la campaña, para promover la igualdad entre géneros".

Diferencia entre hombres y mujeres

La tendencia de la que habla Nathorst-Böös es general y, en otras partes del mundo, la diferencia es mucho más acusada que en la región nórdica.
De hecho, hasta en los países más liberales es común que desde la adolescencia los varones hablen con sus amigos sobre cuánto y cómo se masturban.
Mientras que entre mujeres sigue sin ser un tema de conversación recurrente, incluso cuando son adultas.
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Image captionLa masturbación masculina está más aceptada en cualquier sociedad, coinciden los expertos.
También puede resultar normal, "una necesidad", que un niño se toque los genitales.
Pero si es una niña la que lo hace se le reprenderá e insistirá que "no hay que tocarse".
Las diferencias también se hacen patentes en internet.
Las entradas sobre la masturbación femenina son en su mayoría pornográficas, mientras que las dedicadas a la práctica masculina suelen ser páginas informativas o de consejos.
Los pocos estudios científicos que existen sobre el tema también reflejan esta disparidad.
Y aunque ninguno de ellos es global, todos, aunque con distintos porcentajes, coinciden en que las mujeres se masturban menos o al menos les cuesta más admitir que lo hacen.

¿Mentiras o verdades a medias?

De acuerdo al titulado Comportamiento sexual en Estados Unidos (2010), de la investigadora y educadora sexual Debby Herbenick, el 44% de los hombres se masturbaban dos o tres veces por semana, algo que sólo hace el 13% de las mujeres.
Y la versión en español del Inventario de Actitudes Negativas hacia la Masturbación, de 2009, reveló que era mucho mayor el porcentaje de los varones que informaba haberse masturbado en el último mes (46,9% frente al 4%).
Pero los resultados de estas investigaciones no son del todo fiables, advierten los expertos consultados por BBC Mundo.
"En temas de sexualidad siempre es difícil calibrar las estadísticas, datos o publicaciones que hablan de unos u otros comportamientos, modos o usos", le cuenta a este medio la mediática sexóloga española Lorena Berdún.
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Image captionLa Biblia no la menciona.
"La sexualidad es algo tan íntimo que seguramente no somos completamente sinceros al decir lo que nos gusta y lo que no, lo que hacemos y lo que no", explica.
Aun así, los especialistas reconocen que el estatus la práctica masculina y la femenina es distinto en cualquier sociedad.
"Las mujeres a nivel mundial siempre hemos tenido la masturbación como una tarea pendiente", le dice a BBC Mundo Luz Jaimes, médica sexóloga y secretaria de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, a BBC Mundo.
En Occidente la situación es variada, pero en general "todavía existen profundas desigualdades en el género", señala la sexóloga venezolana Michela Guarante.
"Aun cuando la visibilización de los derechos sexuales de la mujer es cada vez mayor, también existen hombres y mujeres que bajo la visión machista sentencian y señalan las manifestaciones del placer femenino con una amplia lista de adjetivos: busconas, salidas...", le explica a BBC Mundo.
"Incluso mal utilizan el término de ninfómanas".

El peso de la religión

La sexóloga Luz Jaimes coincide con esta opinión y comparte cuál es en su opinión el origen de esa desigualdad.
"Nacemos con un cuerpo organizado para sentir, hay funciones específicas que se activan en el momento de recibir un estímulo agradable (...), pero las normas culturales y religiosas no permiten que las mujeres disfruten a plenitud de su sexualidad".
Como consecuencia, "la educación sexual que las mujeres reciben es pobre o restringida en comparación a la del varón", concluye.
Como ella, todos los expertos consultados por BBC Mundo subrayan el papel que la religión tiene en esto.
Y es que, aunque la Biblia, por ejemplo, no menciona la masturbación, durante siglos las autoridades de diversas iglesias cristianas la trataron como algo prohibido para ambos sexos.
Desde la Edad Media se multiplicaron los textos religiosos y pseudomédicos que hablaban de la "enfermedad post-masturbatoria", especialmente perjudicial para las mujeres.
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Image captionY en el Corán está sujeto a la interpretación de los expertos, dice la doctora Heba Kotb.
"Por ser su sistema nervioso (el de las mujeres) más débil y con una mayor inclinación natural por los espasmos, los problemas son más violentos", escribió 1760 el neurólogo francés Samuel Tissot.
Masturbación y prohibición son dos términos que también se conjugan en el islam.
"El Corán dice que la masturbación no está permitida y es igual para hombres que para mujeres", le dice a BBC Mundo Rehan Aslam, de Sakoon Counselling, un servicio de consejería islámica de Reino Unido.
Y remite al Consejo de la Sharia, un organismo creado en 1982 para "resolver los problemas matrimoniales de los musulmanes de Reino Unido a la luz de la ley musulmana de la familia".
Pero Heba Kotb, una sexóloga islamista con su propio programa de televisión en Egipto, no opina igual.
"La masturbación no es totalmente haram (prohibido) o halal (permitido) en el Corán, sino que depende del criterio de cada experto", explica.

La situación más extrema

"A diferencia de hace 14 años, cuando comencé mi práctica como sexóloga, hoy decenas de mujeres de todas las edades y de muchos países me preguntan sobre el tema", asegura la doctora Kotb.
Aunque reconoce que la apertura no es tanta en los países del Golfo Pérsico, donde las mujeres tienen la vida pública totalmente restringida, como en los del norte de África.
Sin embargo, el escritor y activista Fadi Zaghmout dice que la sociedad de su país, Jordania, tampoco es tan abierta para con el tema.
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Image caption¿Está reconocido el derecho de la mujer al placer?
"Tener sexo con un compañero antes de casarse no es aceptable. Y tener sexo con uno mismo es vergonzoso a los ojos de la sociedad", escribe en su blog.
"Para los hombres no es problema (...). Pero para las mujeres es una vergüenza", remarca.
Y hay partes del mundo en el que la situación es más extrema.
En algunas regiones de África la extirpación del clítoris para que las mujeres no puedan sentir placer es una práctica extendida, recuerda Uwemedimo Esiet, de la Federación Africana para la Salud y los Derechos Sexuales (AFSHR, por sus siglas en inglés).
Las organizaciones calculan que en ese continente el 30% de las menores de 15 años serán sometidas a ese procedimiento no quirúrgico en la próxima década.
Hasta un 98% en algunas comunidades de Somalia.

Empoderamiento

Ante esto, son muchas las voces que hoy reclaman la normalización del tema, alegando los beneficios para la salud física y mental de esta práctica.
Pero su argumento principal tiene que ver con el empoderamiento, algo por lo que el feminismo lleva décadas luchando.
"Hay que cultivar la sexualidad para hacer a la mujer más independiente de la idea que es el hombre exclusivamente el que le puede dar placer sexual", dice en relación a esto Luz Jaimes, de FLASSES.
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La sexóloga española Lorena Berdún cree que ya se está caminando en esa dirección.
"Creo que cada vez más mujeres hablan de su sexualidad sin tapujos y además se ha puesto muy de moda lo de los juguetes eróticos, que muchas mujeres usan y dicen, además, que usan", dice a BBC Mundo.
Por ello, considera que el tema está dejando de ser un tabú.
Mark Regnerus, del Instituto el Estudio de la Familia y la Cultura, de la Universidad de Austin, en Texas (EE.UU.) tiene otra perspectiva.
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Image captionEs tabú dicen unos expertos, aunque otros son más optimistas.
"En general, a la gente todavía no le gusta hablar de masturbación", le dice a BBC Mundo.
"Aunque las evidencias sostienen la noción de que la frecuencia en la que tanto hombres como mujeres se masturban ha aumentado", remarca.
Y es que ya lo dijo Richard Michod, del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Arizona (EE.UU.): "Tener sexo es natural. Hablar de ello no. Es un problema evolutivo".
En Suecia empezaron por inventar una palabra.
Aunque la realidad sobre la masturbación femenina esté lejos de ser tan brillante y luminosa como sugiere klittra.