Así fija el cerebro los recuerdos de experiencias a largo plazo
Un nuevo estudio
identifica el mecanismo de segmentación y consolidación del recuerdo de
experiencias a largo plazo. Tal y como afirman los autores, existen
eventos ‘frontera' que delimitan y reactivan el recuerdo de la secuencia
de hechos previa con el fin de almacenarla en la memoria como si fueran
episodios delimitados.
.
Según los
autores, el sistema de memoria puede implementar un modelo organizativo
que impactaría en cómo quedarán almacenados los recuerdos de nuestra
experiencia. / Pixabay
Científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge
(IDIBELL) han identificado un mecanismo neuronal en humanos que permite
segmentar nuestra experiencia en unidades de memoria discretas.
Según el trabajo, publicado en Current Biology,
el cerebro identifica los cambios de contexto como ‘frontera’ en el
flujo de nuestra experiencia y los utiliza para fragmentar el curso de
los acontecimientos en pequeñas unidades de memoria y ser almacenadas a
largo plazo.
El estudio muestra que este proceso tiene lugar
durante la identificación de un evento ‘frontera’ gracias a la rápida
reactivación en memoria del flujo de información que le precede.
La teoría de segmentación de los eventos argumenta que el cerebro
actúa según un sistema de predicciones constantes basadas en la
experiencia previa
En el trabajo han participado Ignacio Sols y Lluís Fuentemilla,
investigadores del Grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral de IDIBELL y
del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona (UB).
También han colaborado Sara DuBrow y Lila Davachi, del departamento de
psicología de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos.
A
pesar de nuestras experiencias del día a día son vividas de forma
continua, sin cortes aparentes, anteriores artículos han demostrado que
cambios en el contexto pueden influir en la representación que hacemos
en nuestra memoria, en el que las vivencias acaban convirtiéndose
recuerdos discretos.
"Lo que nos interesaba saber en este caso es
si este proceso de compartimentación de los recuerdos comienza en el
mismo momento en que se vive la experiencia, y qué mecanismo neuronal
podría apoyar. Se sabe por estudios previos en animales que el patrón
neuronal activo durante una determinada experiencia se reactiva una vez
esta acaba. Por tanto, la idea era estudiar en un grupo de voluntarios
qué pasa cuándo un determinado episodio finaliza", explica Sols.
La
teoría de segmentación de los eventos, en los que se basa el estudio
publicado, argumenta que el cerebro actúa según un sistema de
predicciones constantes basadas en la experiencia previa; cuando estas
predicciones fallan, por ejemplo porque se produce un cambio de contexto
inesperado, el cerebro interpreta que se encuentra ante eventos
‘frontera’, que delimitan la codificación neuronal de las experiencias
vividas. Desencadenar la codificación de recuerdos
Para
profundizar en este mecanismo de segmentación y reactivación de
memorias, los investigadores diseñaron un experimento con el fin de
recrear de forma simplificada estos eventos ‘frontera’; los
participantes tenían que observar una secuencia de imágenes de la misma
categoría –por ejemplo, rostros humanos– que se veía interrumpida por un
elemento de una categoría diferente –por ejemplo, un objeto
cualquiera–.
La respuesta de los participantes era medida
conductualmente a partir de tests de memoria en el que se les pedía,
dados dos elementos previamente visualizados, qué habían visto primero.
Los
resultados concluyen que los elementos contenidos en un mismo episodio
–dos rostros observados dentro de una secuencia continua de rostros, por
ejemplo–eran significativamente más fáciles de ordenar temporalmente
que aquellos que habían sido observados en episodios diferentes –dos
rostros mostrados en una secuencia en la que estaban las imágenes de dos
objetos en medio–.
La reactivación de la memoria es un mecanismo ya conocido en la
consolidación de recuerdos, pero hasta ahora solo se había estudiado
durante el sueño
"Los episodios se construyen a partir de la experiencia secuencial
que nos permite generar modelos de predicción de lo que puede suceder
después. Los cambios de contexto o evento ‘frontera’ serían percibidos
como errores en nuestra predicción y servirían a nuestro sistema de
memoria para indicar el final de un episodio y el posible inicio de uno
nuevo; mediante este proceso, el sistema de memoria puede implementar,
ya durante el curso de nuestra experiencia, un modelo organizativo que
impactaría en cómo quedarán almacenados los recuerdos de nuestra
experiencia", comenta Fuentemilla.
Durante el experimento, la
actividad neuronal de los participantes fue monitorizada por
encefalograma (EEG), una técnica no invasiva que permite detectar
actividad en el rango de los milisegundos. Según Ignacio Sols, el
análisis de los registros de electroencefalografía confirma que "los
patrones neurales de la codificación original de la secuencia episódica
se reactivan de forma exclusiva durante la aparición de evento frontera
correspondiente, y no mientras el episodio se va desarrollando, lo que
demuestra que este proceso no comienza durante un episodio, sino cuando
el cerebro interpreta que este ha terminado".
El equipo también
plantea la segmentación de los episodios vividos en paquetes o trozos
definidos por eventos ‘frontera’ como primer paso hacia el
almacenamiento de estos recuerdos en la memoria a largo plazo. "La
reactivación de la memoria es un mecanismo ya conocido en relación a la
consolidación de recuerdos, pero hasta ahora se había estudiado de forma
mayoritaria como mecanismo neuronal que tiene lugar durante el sueño, y
no durante el curso de la experiencia, como hemos hecho aquí", concluye
Fuentemilla.
Referencia del artículo:
Sols. I, DuBrow,
S., Davachi, L., Fuentemilla, L. (2017) Event Boundaries Trigger Rapid
Memory Reinstatement of the Prior Events to Promote Their Representation
in Long-Term Memory. Current biology.
Una doctora de Médicos Sin Fronteras atiende a una niña con malaria. /
ROBIN MELDRUM
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que los progresos contra la malaria llevan estancados tres años, tras registrarse en el 2016 un aumento del número de casos en todo el mundo del 2 % con respecto al año previo.
"Aunque hay algunos puntos positivos en los datos, la caída
general en la carga de la malaria global incuestionablemente se ha
estabilizado y, en algunos países y regiones, estamos comenzando a ver
reveses en los logros alcanzados", alertó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en un informe.
De acuerdo con el estudio, el pasado año se registraron 216 millones de casos de malaria, frente a los 211 millones de 2015 y los 237 millones de 2010, un 90 %, en la región africana.
El número de muertes por esta enfermedad descendió ligeramente el
pasado año, con 445.000 fallecimientos frente a los 446.000 estimados
del 2015, una reducción que se extendió por todas las regiones con
excepción del Mediterráneo oriental, donde la tasa de mortalidad se
mantuvo igual.
África subsahariana y la India
El 80 % de los decesos se concentraron en 14 países de África subsahariana y la India, según el informe.
La incidencia de la malaria (el número de casos nuevos entre las
poblaciones en riesgo) cayó un 18% en todo el mundo en comparación con
el año de referencia 2010, al pasar de 76 a 63 casos por cada 1.000
habitantes en riesgo.
Por regiones, Asia suroriental registró el mayor descenso en
la incidencia del paludismo, con un 48% menos que en el 2010, mientras
que en América y África cayó un 22 y 20 %, respectivamente, con relación
a hace siete años.
Enel 2016, año en que dos países, Kirguizistán y Sri Lanka, fueron certificados por la OMS como libres de malaria,
también aumentó el número de naciones que avanzan hacia la eliminación
de la enfermedad al registrarse menos de 10.000 casos en 44 países.
El clima y los conflictos
El año previo solo 37 países habían registrado una cifra por debajo de esta marca.
Entre los obstáculos a la eliminación de la
malaria, la OMS destacó en su estudio la falta de financiación
"sostenible y predecible", los conflictos que sacuden varias zonas donde
la malaria es endémica y patrones climáticos "anómalos".
El pasado año se invirtieron unos 2.700 millones de dólares (2.264
millones de euros) en la lucha contra la enfermedad, una cifra que se
ha mantenido más o menos estable los últimos siete años pero que está
"lejos" de ser suficiente para lograr los objetivos de la Estrategia
Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030 (EMT).
La EMT propone, entre otras cosas, reducir la incidencia de casos y mortalidad en un 40% en comparación con el 2015.
"Para alcanzar este hito, la EMT estimó que la financiación anual tendría
que aumentar a 6.500 millones de dólares (5.425 millones de euros) por
año para el 2020", advirtió la OMS, al destacar que la cantidad
invertida en el 2016 es apenas un 41% de lo considerado necesario.