martes, 3 de enero de 2012

NO ME GUSTARIA SER CALAMAR...


EL CLITO...¿QUE?

La neurociencia de la estimulación clitórica arroja interesantes vertientes de investigación sobre la función de este órgano y del orgasmo en la mujer.


¿Qué sucede en el cerebro de una mujer cuando estimulan su clítoris? Para empezar, lo que sabemos es que se activan las mismas partes del cerebro que en la ratas cuando a estas se se les estimula el clítoris. El Dr. Jim Pfaus y sus alumnos son quienes se entregan a la tarea de estimular a las ratas con un “cepillo mágico” y han comparado sus análisis (al someter a las ratas a resonancias magnéticas de su cerebro) con los estudios del Dr. Barry Komisaruk, quien ha realizado la misma tarea de investigación pero en mujeres. El placer clitórico enciende en los roedores y en las mujeres la misma zona cerebral, y esto es discretamente revelador.

Pfaus señala que “la madre naturaleza ama algo que funciona” y lo mantiene a través de las especies. “Todos somos las mismas criaturas, pero nosotros tenemos un córtex masivo que nos permite dar significados que los animales tal vez no pueden”. Es decir, la diferencia entre la función que tiene el clítoris en una mujer y en una rata, según Pfaus, es sobre todo una diferencia en la forma en la que le damos sentido al mundo, una diferencia semántica que no por eso es menor.

Aun si se les extirpan los ovarios, suprimiendo así las influencias hormonales, el deseo de estimulación del clítoris se mantiene: “las ratas buscan el cepillo mágico” dice Pfaus. De manera similar se ha visto que las mujeres postmenopáusicas que no toman reemplazos de hormonas se masturban.”Es una homología”, reitera el investigador.

Un estudio mostró que la estimulación clitórica genera activación de la proteína c-Fos. Curiosamente se ha vinculado al LSD con el incremento de expresión de esta misma proteína. ¿Es la estimulación clitórica similar a la estimulación lisérgica?

Estudios iniciales han asociado al c-Fos con la cromatina, cuya función está relacionada con el reforzamiento del ADN para permitir la mitosis y la meiosis y prevenir el daño al ADN, así como para controlar la expresión de los genes.

Existen muchas preguntas y pocas respuestas sobre la función evolutiva del orgasmo femenino y el clítoris. Muchas mujeres logran llegar al orgasmo solo a través de la estimulación clitórica, por lo cual algunos investigadores teorizan que tal vez el clítoris tenga la función adaptativa de provocar orgasmos, bajo la hipótesis estudiada clínicamente de que el orgasmo favorece una mayor retención en la cantidad de esperma que si no se tiene un orgasmo.

Una explicación más sencilla argumenta que el clítoris tiene la función de excitar a la mujer y por lo tanto provocar el deseo del intercambio sexual, lo cual a su vez incrementa la posibilidad de la reproducción.

Un caso interesante es el de los macacos y los chimpancés. Las hembras de estas especies están condicionadas a las sensaciones placenteras de la estimulación clitórica para mantenerse copulando con múltiples parejas hasta que tienen un orgasmo. Esto hace que los machos no sepan quiénes son sus hijos y quiénes no, lo que a su vez impide que los ataquen (en otras especies los monos llegan a matar a las crías que no procrearon). Así que tal vez el clítoris sea un vestigio (o por qué no, un nuevo llamado) de la poligamia.

Algunos científicos, como Stephen Jay Gould, han sido criticados por señalar que el clítoris es un simple vestigio (una especie de apéndice) sin función evolutiva, una especie de pene no desarrollado. Esta suposición se basa en la hipótesis de que el orgasmo femenino no tiene función evolutiva, algo que ha sido seriamente puesto en entredicho por varios estudios, incluyendo el de Randy Thornhill y Steve Gangestad, quienes sugieren que las mujeres tienen más orgasmos con los hombres con rasgos simétricos (la simetría es equivalente a un sistema inmunológico más sano) porque sus genes son más aptos.

Aunque ciertamente no es concluyente ninguna de estas afirmaciones, se abre con renovado brío las razones enigmáticas en torno al placer clitórico. Y recordemos aquel mito griego en el que el profeta transexual Tiresias, aquel que estuvo en los dos lados del género, responde a la interrogante de la pareja divina, Hera y Zeus, que es la mujer la que goza más en el acto sexual. Tal vez el clítoris, con su raudal de terminaciones nerviosas, sea una de las claves del supremo placer femenino y de por qué el hombre en este planeta goza, sobre todo, a través del vehículo de la feminidad.