sábado, 30 de junio de 2012

¿Qué es un hombre?: intelectuales y psicoanalistas analizan la nueva virilidad

Intelectuales como Georges Vigarello, Jean-Jacques Courtine y Alain Corbin aseguran que la virilidad es un “atributo” en decadencia. La pregunta freudiana ¿qué quiere una mujer? parece haber cambiado por ¿qué es un hombre? Algunas reflexiones de psicoanalistas y del escritor francés Philippe Sollers al respecto.

POR Pablo E. Chacón

En 1998, el sociólogo Pierre Bourdieu escribió una frase lapidaria: “La virilidad, entendida como capacidad reproductiva, sexual y social pero también como aptitud para el combate y el ejercicio de la violencia es, ante todo, un peso”. Sin caer en una sociología “feminista” que elogia la empatía, la capacidad de emprendimiento y la autonomía económica y formación intelectual de las mujeres, es cierto que el peso específico de los hombres en la dirección de la cultura contemporánea ya no tambalea sino que cayó por su propio peso. Los efectos son múltiples (y siempre singulares) aunque ciertas correlaciones destacan –entre los antiguos amos– un aumento de las depresiones, poca resistencia para soportar la equivalencia o la prescindencia, así como el disparatado protagonismo que tienen en los episodios de violencia de género, cada vez más habituales, en los países industrializados y en los otros.
La psicoanalista (y codirectora de la revista Registros, cuyo último número está dedicado a los hombres), Gabriela Grinbaum, es clara: “Lo vemos, es fenoménico. Los hombres hoy corren a las mujeres del espejo para mirarse ellos. ¿Qué pasó? Cuando nos encontrábamos en el régimen del Nombre del Padre, cuando el Otro contaba con una consistencia tal que no requería de la multiplicidad de identificaciones para responder a la pregunta ¿qué es un hombre?, la cosa era más clara. Hoy los medios dictaminan líneas identificatorias. Estamos en la “hipermodernidad”, como dijo Jacques-Alain Miller tomando a (Gilles) Lipovetsky. La igualdad laboral, incluso el dominio de las mujeres en las empresas, en el mundo, las mujeres presidentas, todo eso modificó el lazo entre unos y otras. Hay algo amenazador para muchos hombres que se enfrentan con estas mujeres, “las nuevas patronas”, como las bautizó Ernesto Sinatra. Estas mujeres que intimidan a los hombres invitándolos a sus departamentos, a tener sexo... Es un rasgo de la época. En ese sentido, existe una cierta inversión: el hombre es tomado como objeto sexual. Y muchos no lo soportan”.
Carlos Gustavo Motta, psicoanalista y docente arriesga que “la época cambia. Sabemos que el significante Nombre del Padre se encuentra devaluado y eso, traducido a lo cotidiano, muestra la dificultad del hombre por insertarse en la dimensión simbólica. Hasta el superhéroe muestra sus estigmas cuando declara, como Linterna Verde, que es gay. Y en el film de Steve McQueen, ‘Shame’, el protagonista sólo confiesa sus debilidades y muestra su fuerza en la cama, hasta que se enamora y este afecto, cual kriptonita para Superman, lo vuelve impotente”.
También psicoanalista, Adriana Rubistein constata algunos “problemas” que obsesionan a los hombres contemporáneos: “Se podría hablar de una virilidad en el plano identificatorio, en donde cada época ofrece una combinación simbólico-imaginaria de los atributos masculinos. Pero no puede confundirse la virilidad sólo con eso y mucho menos confundir la virilidad con el machismo, que de hecho funciona como una impostura. Tener que demostrar que se es muy macho hace sospechar una fragilidad de la virilidad. La virilidad en un plano más real pone en juego el problema de cómo un hombre se las arregla con el otro sexo partiendo del hecho de que ‘no hay nada escrito sobre la relación sexual’, que hay un imposible, que es necesario inventar. La relación del hombre con el falo, con el objeto y con el Otro sexo permite entender las distintas soluciones que pueden encontrarse. Para acercarse a una mujer es necesario que el hombre apueste, juegue su castración, y esta época se caracteriza por un rechazo de la castración que afecta la posición viril (del hombre) y su relación con las mujeres. Pero es una época en que también hay una caída del Nombre del Padre, una pluralización y una pérdida de las referencias que hacían que la virilidad pudiera sostenerse. La virilidad, en esta perspectiva, está ligada al Nombre del Padre, y su crisis da lugar a una feminización. ¿Qué vemos? Que los hombres parecen haber perdido los sostenes imaginario-simbólicos que les aseguraban virilidad, que pierden la iniciativa frente al encuentro sexual y esperan que las mujeres lo hagan por ellos”.
Y Motta insiste: “Presenciamos el auge de lo que Lacan llamó ‘la ética del soltero’, de la que el propio Kant prescribió la exclusión de la mujer, estrategia de erradicación de lo femenino y acrecentamiento del concepto Uno (ese que atraviesa el Seminario ‘…o peor’): una mujer es Otra para un hombre. Un hombre, en su encuentro con una mujer, la pone a trabajar de lo Uno, sea por su propia soledad, ya que lo Uno no se anuda con nada de lo que parezca el Otro sexual”. El ejemplo ayuda: “Una nota en Clarín, del 24 de junio de 2012, responde en parte a este interrogante: la ola del autismo (y no de aquel que los laboratorios medicinales recomiendan medicalizar) se instala en  las llamadas Silent Sounds, fiestas silenciosas que son top en Nueva York y amenazan su aterrizaje por estas tierras ajenas a su folklore, a su música popular, a su tango. Fiestas donde cada uno tiene su auricular y baila con otro, quizás no sabiendo cuál es la armonía de su compañero. En el ambiente no se escucha música. Y por otro lado, aquello que era marginal y oprobioso ya no lo es. La homosexualidad se ha puesto a la par que la heterosexualidad: la bisexualidad se enuncia para aquellos que aún no han decidido mantener relaciones con su mismo sexo de manera franca. Las prácticas SM tienen sus boliches particulares, así como los swingers gozan de sus intercambios sin mencionar otras prácticas sexuales privadas o públicas compartidas, sectorizadas, aprobadas sólo por algunos en clubes de categoría, como muestra Kubrick en Ojos bien cerrados, basada en la novela de Arthur Schnitzler”.
Rubistein da otro paso: “En esta época, efectivamente, todos parecen ‘más libres’, cada uno goza a su manera, pero es tiempo de grandes soledades. El goce auto-erótico, el paso de un partenaire a otro, supuestamente un triunfo de la libertad, es engañoso, deja expuestos a hombres y mujeres a un goce peligroso. El matrimonio, con todos sus embrollos, da un marco de estabilización y acotamiento del goce que cuando no funciona produce angustia, propia de este momento, igual que las soledades del Uno a las que estamos expuestos”.
¿El buey solo bien se lame? No está tan claro. En Shame, Brandon, el protagonista, un puritano que no puede evitar los imperativos que lo empujan por más sexo y nada de amor, es uno de los ejemplos actuales de la “ética del soltero” que Lacan supo definir cuando habló del escritor Henri de Montherlant en 1974.
Lo explica Grinbaum: “Lacan se refirió en Televisión a la ética del soltero para referirse al goce solitario, al goce idiota de la masturbación. Es cierto que hoy es más fácil satisfacer la pulsión sin tener que pasar por el partenaire sexual. Hay una oferta cibernética a ese nivel: la cosa marcha sin demasiado esfuerzo. Y es bien cierto que el hombre se las arregla solo mucho mejor que la mujer. Se las arregla con su órgano. En la actualidad vemos más hombres solos que conviven con un zapping de relaciones esporádicas pero también están aquellos que buscan el matrimonio. Es el hombre el que retrocede. Está turbado, se feminiza, empujado por las mujeres. Pero eso no responde a la pregunta por la virilidad. La virilidad, como dice Graciela Brodsky, no es la imaginaria de la barba o la campera de cuero. La verdadera virilidad implica creer que una mujer puede revelarle algo al hombre que le es absolutamente desconocido”.
Sobre la soledad, tiene sus dudas: “Yo no estoy segura que la diversificación de la oferta sexual acentúe la soledad. La soledad de la que en general hablan las mujeres, la sufren, se quejan, la sufren en relación al amor. Esto –creo– no sólo tiene que ver con su actual devaluación, aunque el amor contemporáneo consuena con la liquidez, como dice Zygmunt Bauman. Y cuando finalmente se asoma, la rapidez con la que se va está de la mano con la velocidad de la época”.
Rubistein es más clásica: “Lacan no habla del soltero como una categoría clínica, habla de una ética del soltero encarnada por Montherlant, uno de cuyos libros se titula, justamente, Los solteros, y es de 1934. Pero él se caracterizaba por su rechazo de lo femenino. Era homosexual y pedófilo. Su alegría era no haberse casado”.
Entonces, ¿cómo entender que Lacan hable de ética?
“Bueno, frente al exilio de los sexos, frente a la no inscripción de la relación sexual, cada uno encuentra o inventa algún modo de relación o no con el Otro. El soltero decide no casarse, es una ética. Pero más allá de su estado civil, la ética del soltero es el goce del idiota, el goce masturbatorio, el predominio de un goce auto-erótico. En el seminario 17 Lacan toma la frase de (Marcel) Duchamp, ‘el soltero se hace sólo el chocolate’. Hay un rechazo de lo Otro”.
Y ¿qué diferencia puede encontrarse entre el soltero de aquella época y el de ésta?
“Quizá no haya una respuesta única. Pero es posible que entones el Nombre del Padre marcara de manera más clara ciertos caminos. Ahora, con la caída del Nombre del Padre y el predominio del Uno, del Uno solo, se alienta el autoerotismo. Y muchos hombres disfrutan del goce fálico eludiendo la relación amorosa, que requiere un paso al cuerpo del Otro que el goce auto-erótico rechaza. Las adicciones están en la misma dirección: eludir el encuentro con el otro sexo. Pero el tema no es unívoco, las posiciones entre los sexos presentan singularidades. No conviene generalizar sino  localizar la singularidad, la modalidad de goce”.
“Es cierto”, dice Motta, “el psicoanálisis tiene una respuesta singular, y la época actual la escabulle por falta de tiempo, de dinero, excusas que como señala Freud son mojigaterías que implican alejarse del compromiso con la palabra y que pueden neutralizar la percepción de la manera que cada uno es afectado por la soledad. En el horizonte se encuentra el interrogante: algo que es un embrollo pero que encierra la angustia de no saber hacer”.
Debora Rabinovich, codirectora, con Grinbaum, de Registros, dice no saber si la virilidad, pero “sí que los hombres han entrado en una época en la que parecen tomados por los semblantes femeninos”; y también que “el matrimonio fundado en el amor es un derecho que la época ha otorgado, y esto se extiende a la diversificación de parejas posibles, tanto hetero como homosexuales”. Pero siempre hay un pero: “Ni esta posibilidad, ni las múltiples ofertas sexuales, pueden suplir el agujero que existe por estructura, aquello que Lacan nombró diciendo ‘no hay relación sexual’”.
Philippe Sollers es ese escritor que parece saberlo casi todo de las mujeres. Así se llama uno de sus libros, Mujeres. Y desde hace años sostiene que el mundo está en manos femeninas. “Yo escribo Les zóms… no quiere decir nada, porque hay de todos los tipos, en cada continente. Es una abstracción, no podemos hablar de los hombres en general. Hay que hablar de tal o cual hombre en particular. Y no es necesario abundar. Para ser preciso, el tema de la sexualidad masculina no anda bien. Esto es porque ha sido despojada de su función reproductora, al menos en los países occidentales desarrollados. Despojada por la técnica. En ese sentido, las mujeres fueron despojadas de otra forma, pero todavía conservan el privilegio del embarazo. Nos estamos acercando al útero artificial. Si se está en el mundo occidental, el privilegio de ser el agente de la reproducción ya no es el mismo. ¿Qué es un hombre? Es un portador de reserva espermática. Es una reserva de esperma”, dice sin dudar quien fuera íntimo amigo de Jaques Lacan y hoy lo es de su yerno, Miller.
Sólo eso, y con suerte. Lo que resta es un personaje un tanto patético, atado a sus componentes de tribu, identitarios, básicos, sin funciones económicas, políticas o sexuales clave (todo eso puede reemplazarse); con la excepción, quizá, de cierto dandismo un tanto anacrónico, como el héroe de los récords, la inteligencia anormal, cierto estilo de femineidad animal o el monje que de vuelta al tabernáculo prescinde de otra compañía que no sea la del tiempo, el espacio y los animales, tal cual sucede en el último Don DeLillo.-

Hombres y mujeres experimentan las mismas fantasías sexuales, según un estudio

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  • Ambos sexos fantasean con aspectos íntimos o románticos que involucran a la pareja o persona amada, según la Universidad de Granada.
  • El estudio refuerza la teoría de que "ellos piensan más en el sexo que ellas".
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Un estudio de la Universidad de Granada demuestra que no existen diferencias significativas entre las fantasías sexuales que experimentan habitualmente los hombres y las mujeres, dado que ambos sexos fantasean con aspectos íntimos o románticos que involucran a la pareja o persona amada.
Según este estudio, dado a conocer por la institución académica, los hombres tienen más fantasías sexuales (positivas y negativas) que las mujeres, lo que confirmaría, a juicio de los investigadores, la vieja creencia de que "ellos piensan más en el sexo que ellas".
Para llevar a cabo esta investigación sus autores trabajaron con una muestra formada por 2.250 españoles (49,6 % hombres y 50,4 % mujeres), con edades comprendidas entre 18 y 73 años y que mantenían una relación de pareja heterosexual de al menos seis meses.
Los hombres fantasean con actividades relacionadas con sexo en grupo Los científicos obtuvieron la información a través de una encuesta recogida de modo incidental, para lo que contaron con la participación de institutos provinciales de educación permanente de varias ciudades andaluzas, centros de educación de adultos, talleres de empleo, la Biblioteca Pública Municipal de Granada y varias facultades de la Universidad de Granada y Complutense de Madrid.
Los resultados obtenidos indican que casi el cien por cien de hombres y mujeres ha experimentado alguna fantasía sexual de modo placentero y agradable a lo largo de su vida, y en torno el 80 % de la muestra encuestada informa haber experimentado, al menos, una fantasía sexual de forma negativa o desagradable en algún momento.

Cambia la frecuencia

Donde sí se dan diferencias es cuando se compara la frecuencia con que se tienen determinadas fantasías en ambos sexos. En concreto, los científicos observaron que las mujeres experimentan de modo agradable, con mayor frecuencia que los hombres, fantasías de tipo íntimo y romántico algunas veces al mes.
Sin embargo, los hombres piensan con mayor frecuencia que ellas en actividades exploratorias, relacionadas con sexo en grupo o búsqueda de nuevas sensaciones, como "Ser promiscuo", "Intercambio de parejas" o "Participar en una orgía". La frecuencia de esta fantasía va desde "alguna vez en la vida" a "alguna vez al año", según la Universidad.
Las fantasías sexuales que son experimentadas de un modo más desagradable o no placentero son las relacionadas con temas de sumisión sexual. En concreto, las mujeres piensan alguna vez en la vida, de modo más frecuente que los hombres, en "Ser presionada a mantener relaciones sexuales".
Los hombres, sin embargo, tienen el pensamiento de participar en actividades homosexuales con una connotación negativa de modo más frecuente que las mujeres. Los resultados se publicarán en otoño en la revista Anales de Psicología.
El Supremo de EEUU avala la reforma sanitaria de Obama



Desde que accediera a la Casa Blanca en noviembre de 2008, el presidente de EEUU, Barack Obama, ha logrado este jueves su mayor victoria. Un golpe de efecto que podría, incluso, declinar la balanza en las próximas presidenciales, en las que se presenta a la reelección ante el candidato republicano, Mitt Romney. Y es que Obama ha visto como el Tribunal Supremo le otorgaba la razón con respecto a su ambiciosa reforma sanitaria, para lograr, que por primera vez en la historia del país, se garantice la cobertura sanitaria universal .
El Alto Tribunal ha sostenido que la parte central de la reforma, que requiere que los estadounidenses tengan que contratar un seguro de atención médica, se ajusta a la Constitución. Esta reforma amplía la cobertura sanitaria a más de 30 millones de estadounidenses que no contaban con un seguro y supone una inversión de 2,6 billones de dólares.
En una declaración pública, el presidente de EEUU ha pedido que no se reabran las discusiones políticas que dividieron al país durante su tramitación. "No hice esto pensando que era bueno políticamente ; lo hice pensando que era bueno para el conjunto de la nación", ha asegurado Obama.
El presidente estadounidense afirmó que "es fundamental que ningún accidente o enfermedad lleve a nadie a la ruina". "La gente que tiene la capacidad de permitirse un seguro debe y tiene la responsabilidad de adquirirlo", indicó el presidente. Insistió en que las discusiones acerca de quién ha ganado o perdido con la sentencia "equivocan el problema". "El país no se puede permitir pelear en las mismas batallas políticas. Es la hora de avanzar", subrayó.
El presidente citó entre las ventajas que progresivamente ha generado su reforma que en la actualidad los jóvenes adultos de hasta 26 años están incluidos en las pólizas de sus padres, mientras estudian y no pueden financiarse su propia póliza, o que los jubilados paguen menos por sus medicinas.
Histórico fallo El histórico fallo se centra en lo que se conoce como el "mandato individual" y supone, sobre todo, una victoria política para Obama ante los empeños del partido republicano, que ha intentado enterrar la reforma durante los últimos tres años argumentando que la ley se inmiscuye demasiado en la vidas privadas de los ciudadanos y en el negocio de los diferentes estados.
"El requisito de la de la Ley de Asistencia Médica de que ciertos individuos paguen una sanción económica por no obtener un seguro de salud puede razonablemente caracterizarse como un impuesto", ha asegurado el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts.
"Debido a que la Constitución permite este tipo de impuestos, no es nuestro papel prohibirlos", aseveró Roberts, que declinó la balanza en la votación al sumarse a los magistrados progresistas y resolver la votación por cinco votos a cuatro. Sin embargo, todavía faltará que el Congreso deberá revisar su aplicación concreta.
Esta sentencia se trata de la más importante que acuerda el Tribunal Supremo de EEUU desde que en 2000 paralizó el recuento de la votación en Florida en un fallo que dio al republicano George W. Bush la presidencia de EEUU frente al demócrata Al Gore.
Reacción airada de los republicanos Como era de esperar, el partido republicano se ha mostrado totalmente en contra de la resolución. Su portavoz en el Congreso, John Boehner, reiteró que seguirán trabajando para derogar la ley. "La decisión de hoy pone de relieve la urgencia de la derogación de esta ley perjudicial en su totalidad" , aseguró.
Por su parte, el virtual candidato presidencial republicano, Mitt Romney, ha dejado claro que revocará y reemplazará la reforma sanitaria. "Fue mala política ayer y es mala política hoy (...), es importante que la revoquemos y reemplacemos con una verdadera reforma", subrayó Romney.
Según el exgobernador de Massachusetts, la reforma aumenta los impuestos, reduce los beneficios para el programa "Medicare" para ancianos y jubilados y añade miles de billones de dólares al déficit y la deuda nacional.