miércoles, 22 de agosto de 2018

TODO MUY BIEN,PERO TU NO ERES MEDICO...

Luis Alfonso Gámez: "La medicina alternativa ni cura ni existe"

El periodista científico y miembro de Círculo Escéptico reclama una ley que proteja a los ciudadanos frente a los charlatanes de la salud

El periodista científico y divulgador Luis Alfonso Gámez, en Bilbao durante la entrevista con EL PERIÓDICO.
El periodista científico y divulgador Luis Alfonso Gámez, en Bilbao durante la entrevista con EL PERIÓDICO. / VINCENT WEST
Luis Alfonso Gámez (Bilbao, 1962) ejerce de divulgador y lleva décadas siendo el azote de los charlatanes de la salud. Es periodista científico de 'El Correo' y miembro fundador de Círculo Escéptico, asociación que fomenta el pensamiento crítico contra las pseudociencias. Hablamos con él a raíz del caso de Cristina Beraza, enferma de cáncer que falleció a los 53 años tras abandonar la quimioterapia y ponerse en manos de un curandero en Hondarribia (Gipúzcoa). 
¿Por qué gente normal y formada cae en los cantos de sirena de los curanderos?
Hasta los más inteligentes son susceptibles de ser ingenuos y crédulos. Steve Jobs tenía un cáncer de páncreas y confió en las pseudociencias. Peter Sellers, que sufría del corazón, se puso en manos de gente que simulaba realizar operaciones sin bisturí. Somos especialmente vulnerables en lo que afecta a nuestra salud y la pérdida de seres queridos. Un enfermo tiene derecho a agarrarse a un clavo ardiendo, pero lo que no hay derecho es que la sociedad permita que a un paciente desesperado le vendan remedios mágicos.
La legislación casi nunca apoya a las víctimas.
Un verdadero problema porque la ley dice que cuando el engaño es burdo no ha lugar a condena. “La magia no existe”, argumentan los jueces. Claro. Pero tampoco existen los chollos económicos y, sin embargo, si una persona es víctima de un chiringuito financiero sí se considera que tiene derecho a un resarcimiento y el culpable es condenado. ¿Por qué no sucede lo mismo cuando se juega con la salud? Necesitamos una reforma legal, es la única manera de proteger a los más indefensos, enfermos que mañana podemos ser tú y yo. Necesitamos una ley que diga: si usted promete remedios mágicos y no funcionan será culpable de homicidio involuntario (o lo que sea).
‘Medicina’ oriental, coreana, alternativa, cuántica, naturista y ortomolecular. ¿Existen este tipo de ‘disciplinas’?
Son ganchos. Todo lo que se venda como medicina alternativa -o complementaria, que es el término que se utiliza ahora para evitar problemas- no existe porque si funcionara sería medicina. Si fuera medicina se llamaría solo medicina.
Acupuntura, reiki, aromaterapia, flores de Bach… Un informe de Sanidad de 2011 cifra en 139 las técnicas alternativas y reconoce que ninguna es efectiva más allá del efecto placebo.
Hay que tener cuidado con todo lo que lleva el adjetivo alternativo. Si conoces a alguien con una enfermedad grave como el cáncer que va a un curandero, homeópata, acupuntor o practicante de la medicina ortomolecular -cosas que no sirven para nada, solo para sacar dinero- dile que jamás abandone la quimioterapia o el tratamiento que le hayan prescrito en el hospital. Por desgracia, la medicina científica no lo cura todo. Pero la alternativa no cura nada. Desde hace décadas, los medios de comunicación han promocionado este tipo de charlatanes, gente que dice que, por ejemplo, el cáncer es culpa tuya porque tienes un conflicto emocional. Ahí está el caso de Txumari Alfaro, que asegura que si un niño sufre un cáncer es culpa de la madre porque se trata de un hijo no deseado. A todo ese tipo de gente se le ha promocionado en las teles públicas y privadas. Guardo grabado un programa de los años 90 en el que se invitó a un tipo de Málaga que decía que podía curar la parálisis cerebral a un niño. El subdirector del programa era Javier Sierra [escritor].
"La ley nos defiende frente a los timadores financieros. ¿Por qué no hace lo mismo con los que venden milagros para la salud? 
¿Cristina Beraza estaría viva ahora si hubiera seguido con la quimioterapia en lugar de ponerse en manos de un curandero?
Todos somos responsables de las decisiones que tomamos pero a todos nos pueden engañar. Pasó con las preferentes y los bancos. Es muy difícil ponerse en la piel de alguien que está enfermo y desesperado. Insisto: si las autoridades y la ley nos protegen de los timadores financieros ¿por qué no hacen lo mismo con los que venden milagros para la salud? Son sinvergüenzas. Si tienen un problema grave acuden a los mejores hospitales del mundo para curarse. Eso pasaba con los cirujanos psíquicos filipinos y brasileños.
¿Qué es un cirujano psíquico?
El que simula que te opera. Simula que te extrae sangre y vísceras, pero es todo un truco de ilusionismo.
"Si tu médico es homeópata, cambia de médico"
Suena tremendo.
Lo es. Yo siempre recomiendo confiar en nuestra sanidad pública, que con todos sus defectos, es una de las mejores. El curandero de Hondarribia que trató a Cristina Beraza no ha curado a nadie de ningún cáncer, pero todos los días hay médicos de los que no hablamos que salvan vidas. La medicina natural no existe. La medicina es un invento humano. No lo cura todo, que más quisiéramos. Pero un tío que te pone las manos en el cuerpo no te va a curar nada. Ahora está muy de moda la osteopatía, que no tiene nada que ver con la fisioterapia, que sí es una ciencia. Si tu fisioterapeuta es osteópata cambia de fisioterapeuta. Si tu médico es homeópata, cambia de médico.
¿Qué opina de las herboristerías?
Para comprarme unas infusiones no le veo mayor problema. Pero para tratarme una enfermedad jamás entraría en una. En algunos casos forman parte de este círculo mágico en el que te recomiendan que vayas a un acupuntor, un osteópata y todo ese mundo alternativo de la salud que, en el caso de una enfermedad grave, es la manera más fácil de coger un atajo hacia la muerte.
Hay enfermedades imaginarias de las que seguimos hablando en los medios de comunicación como si existieran de verdad. Hábleme de ellas.
La llamada ‘sensibilidad química múltiple’, que es una especie de sensibilidad a todos los productos químicos cuando están sintetizados, y la ‘hipersensibilidad electromagnética’, que se refiere a las ondas del wifi, por ejemplo. No hay pruebas científicas de su existencia. Se trata de gente con problemas, casi siempre psiquiátricos, a los que los charlatanes convencen de sufrir de verdad ese tipo de mal. Detrás de todo ello hay un gigantesco negocio: unos te venden productos y otros te asesoran legalmente. Es como si una persona sufre una posesión demoníaca. Nunca se curará si acude a un cura. Lo que tendrá que hacer es ir al psiquiatra.
¿Conoce al controvertido agricultor Josep Pàmies? Hay muchas voces que se están levantado en su contra, entre otros movitos, por organizar un congreso sobre la cura del autismo.
Sí, sí. Curar el autismo con lejía. Lo conozco. Pàmies es un vendedor de milagros, dice que es capaz de curar el Ébola. Él, por si acaso, no ha ido a ningún país que sufra esta epidemia. Tipos como él son un peligro. El problema está en que vivimos en una sociedad en la que algunos pretenden volver a una especie de paraíso perdido natural. Pero nunca ha existido ese paraíso. Cuando los hombres y las mujeres hemos vivido en comunión con la naturaleza a los 35 años éramos unos ancianos. Ahora hay quien dice que no vacunemos a los niños… No sé dan cuenta de que las vacunas, los antibióticos, el agua potable, los sistemas de saneamiento y el control de los alimentos salvan vidas.

LO ULTIMO ES EL NEGRO DE GUASAP



.Representación de Príapo

Príapo, el dios maldecido con un falo gigante en perpetua erección

Su mayor presencia era en el mundo rural, puesto que era el símbolo del instinto sexual, de la fecundidad masculina, y el protector de las huertas y jardines







Los
 falos grandes eran motivo de burla entre las clases altas y los artistas del periodo. «Ciegos humanos, semejantes a la hoja ligera, impotentes criaturas hechas de barro deleznable, míseros mortales que, privados de alas, pasáis vuestras vida fugaz como vanas, sombras o ensueños misteriosos», se burla de los cuerpos desproporcionados Aristófanes, autor de obras de teatro, en una de sus obras. No obstante, en otros grupos sociales, sobre todo en las regiones rurales, se destilaba la adoración a un dios grotesco de un enorme falo: Príapo, el dios que fue maldecido por los pecados de su madre.Existe una pregunta recurrente en el mundo del arte griego: ¿Por qué las estatuas clásicas tienen el pene pequeño? La razón de las escasas dimensiones está relacionada con la idea de que un pene grande se vinculaba a lo rústico y a un escaso control de los impulsos y la incapacidad de actuar con moderación. «En la antigua Grecia, un pene pequeño era un aspecto codiciado por el macho alfa», explicó el experto en antigüedad clásica, Andrew Lear, profesor en Harward, Columbia y New York University a la web Quartz.

Hijo de Afrodita

Príapo era una antigua divinidad grecoromana que se representaba como un pequeño hombre barbudo, normalmente un viejo, con un pene desproporcionadamente grande. Su mayor presencia estaba en el mundo rural, puesto que era el símbolo del instinto sexual, de la fecundidad masculina, y el protector de las huertas y jardines. En este sentido, la población rústica empleaba este deidad y sus representaciones como fórmula mágica para neutralizar el mal de ojo contra la envidia de las personas y para potenciar la sexualidad.




Según la mitología griega, Príapo era hijo de Dionisio, dios del vino y el éxtasis, y de Afrodita, diosa de la belleza, el amor y el deseo. Esto es, el resultado de los dioses más desinhibidos del panteón clásico. No en vano, otras leyendas le achacan su paternidad a HermesPanZeus e incluso Adonis. En esta versión, la diosa quedó embarazada de su antiguo amor durante uno de sus viajes a la India, sin que Dionisio lo supiera nunca.


Hera –hermana y esposa del dios Zeus– castigó su falta de compromiso maldiciendo al fruto de su relación extramatrimonial

Como castigo por engañar al ingenuo de Dionisio, Hera –hermana y esposa del dios Zeus– castigó su falta de compromiso maldiciendo al fruto de su relación extramatrimonial.
A causa de los celos de Hera, Príapo fue condenado a tener su falo siempre en erección y, lo que es más grave para el dios del instinto sexual, a no poder reproducirse (otras versiones dicen que su maldición era a no ser amado por ninguna mujer). Hoy, de hecho, se denomina priapismo a la dolorosa enfermedad que provoca la permanente erección del pene sin apetito venéreo. Se considera que una persona sufre de priapismo cuando el pene se encuentra en un estado de erección sin estimulación física y psicológica durante un largo periodo (varias horas).

El falo en Roma

En la antigua Roma solía erigirse una estatua en honor a Príapo portando fruta entre sus ropas y una hoz en una de sus manos, mientras sus hinchados genitales permanecían en una posición erguida, cuya función principal era la de atraer la buena fortuna en las cosechas.
Su presencia era bastante habitual en las zonas de influencia helenística como es el caso del sur del país. En unas excavaciones llevadas a cabo en la ciudad de Pompeya, los arqueólogos hallaron un grabado de Príapo en la «Casa de los Vettii», representado con su imponente erección sobresaliendo por debajo de su túnica.


Estatuilla galo-romana de bronce de Príapo o Genius descubierto en el norte de Francia
Estatuilla galo-romana de bronce de Príapo o Genius descubierto en el norte de Francia

La representación de este pene fue objeto de la investigación hace varios años del doctor Francesco Maria Galassi, quien, tras observar el susodicho fresco se percató de que el «miembro viril tiene una fimosis patente. Más concretamente, una fimosis cerrada», apuntó el experto en declaraciones recogidas por «Live Science». A su vez, el experto remarcó lo sumamente extraño que le ha parecido hallar esta característica en una pintura dedicada a una deidad de la fecundidad. ¿Tal vez la fimosis también formaba parte de la maldición de Hera?


Representación de Príapo
Representación de PríapoMuseo Archeologico Nazionale de Nápoles

Pero Príapo no fue la única divinidad de carácter fálico en Roma, véase el caso también de Genius Mutino Titino. Según cuenta Plinio el Viejo, el guardián protector del mal de ojo era en Roma el dios Fascino, una divinidad de forma fálica que formaba parte de los sacra que las Vestales se encargaban de proteger.

Tras la caída del Imperio romano, se produjo una cristianización del culto fálico a Príapo y al resto de deidades de este tipo. Santos como Cosme DamiánNicolásEutropio de Orange,San FaustinoSan Fiacro mantuvieron elementos que recordaban lejanamente a Príapo. Ya en el Renacimiento, se hace mención a los conocidos como «dedos gordos del pie de San Cosme», que, en verdad, parecen todo menos dedos.