martes, 28 de noviembre de 2017


Los días de más contaminación se producen más infartos graves

    Un grupo de investigadores catalanes ha comprobado que los días en los que los niveles de contaminación atmosférica son más elevados en el área metropolitana de Barcelona se producen más infartos de corazón graves, más casos de fibrilación ventricular y más mortalidad por infarto. Según los expertos, reducir en 10 ug/m3 las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM 2,5) permitiría evitar como mínimo cada año y solo en la ciudad de Barcelona 19 infartos de miocardio.
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    <p>El estudio se realizó en la ciudad de Barcelona. / <a href="https://www.flickr.com/photos/circulaseguro/6060066321/in/photolist-aevqA6-iEm6zQ-4o7iZ9-8anhTz-zcidT-4yd1RG-nrCAU4-fi2RPm-akhhZb-eLgC1A-dNzsfJ-aevotk-9JyAmP-h32LyS-7Jjs92-8vukGi-f6U5BU-gnbM4e-5SR2oC-afmsXk-9tpXBN-Y8KFjr-9tqmAo-9tq1qw-9tn3Ap-bZQTNC-aeyd2W-eJ6EUs-4vtYqZ-rAbQZ4-fgJ7eG-aevoMi-aevoW6-h34AYK-4SWQAE-4jMCqq-aYpbG-8irrae-6Gsobc-5MMr1e-fhJi8a-h33DEt-wjnWmD-9tqJRE-9tnnFg-azNv5z-6zvvWx-93UFr-9tpCT1-3cdr6E" target="_blank">Circula Seguro</a></p>
    El estudio se realizó en la ciudad de Barcelona. / Circula Seguro
    ¿Por qué una persona se infarta un día y no otro? La ciencia ha estudiado de forma exhaustiva el papel que desempeñan factores de riesgo como la hipertensión o el colesterol en las enfermedades cardiovasculares. Pero, en el caso de los ataques de corazón, ¿cuál es el gatillo que provoca que un día en concreto se forme un coágulo que tapone la arteria?
    Expertos del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) y del Vall d’Hebron Barcelona Campus Hospitalari han realizado un estudio que demuestra que los días en que los niveles de contaminación atmosférica son más elevados en el área metropolitana de Barcelona se producen más ataques de corazón. Por tanto, en las personas que presentan factores de riesgo, los picos de contaminación podrían ser el desencadenante que aumenta la probabilidad de sufrir un infarto.
    Para realizar su trabajo, publicado en  International Journal of Cardiology, los expertos emplearon los datos del registro Codi IAM (Código Infarto de Miocardio), que recoge datos de los pacientes que sufren un ataque de corazón en Cataluña. En concreto, incluyeron en el trabajo los datos de pacientes que sufrieron un infarto entre enero de 2010 y diciembre de 2011. Asimismo, cruzaron estos datos con los registros metereológicos y de contaminación atmosférica proporcionados por el Servei Meteorològic y el Servei de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya durante ese mismo periodo de tiempo.
    Las políticas medioambientales que favorecen la reducción de la contaminación tendrían un impacto muy positivo en la salud del corazón de los ciudadanos
    “Los resultados indican que la contaminación causa un aumento de infartos de miocardio con una obstrucción total de la arteria coronaria, que son los más graves. Asimismo, los infartos de este tipo que se producen los días de más polución presentan un mayor índice de mortalidad, sobre todo en las primeras 24 horas tras el evento, y un mayor índice de fibrilación ventricular, un tipo de arritmia letal”, explica Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron, investigador del CIBERCV en el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), y autor principal del estudio.
    Este experto señala que, hasta ahora, “se habían llevado a cabo muy pocos estudios sobre la relación entre contaminación atmosférica y el riesgo de estos infarto graves, con resultados dispares y controvertidos. Además, este es el primer estudio que demuestra que la contaminación participa en la mortalidad en las primeras 24 horas tras un infarto grave y el primero que relaciona la contaminación con una mayor incidencia de fibrilación ventricular”.
    Los datos de la polución del aire incluyeron la medida de sustancias, entre otras, como PM 10 (sustancias menores de 10 micras de diámetro), PM 2,5 (menores de 2,5 micras de diámetro), óxido nítrico y plomo. La sustancia más directamente relacionada con los infartos es PM 2,5, emitida sobre todo por los tubos de escape de los motores diésel de los coches.
    "Las políticas medioambientales que favorecen la reducción de la contaminación tendrían un impacto muy positivo en la salud del corazón de los ciudadanos. En los años 2010 y 2011, la concentración media de PM 2,5 en las zonas de Barcelona con más contaminación fue de 20,1 μg/m3. Nuestro estudio muestra que si se redujeran 10 μg/m3 la concentración de PM 2,5, se podrían evitar al menos un 7,67% de las muertes que se producen en las primeras 24 horas de un infarto grave en Barcelona, lo que supondría como mínimo una reducción de 5 muertes al año", señala Bañeras.
    "Esta cifra es probablemente superior, ya que en el estudio no se han tenido en cuenta los fallecimientos por infarto de miocardio antes de ser atendidos”, recalca el investigador. Asimismo, aunque los datos incluidos en el estudio corresponden a los años 2010-2001, “los niveles de contaminación no han variado desde entonces”, concluye Bañeras.
    Referencia bibliográfica:
    Bañeras J, Ferreira-González I, Marsal JR, Barrabés JA, Ribera A, Lidón RM,Domingo E, Martí G, García-Dorado D; Codi IAM Registry investigators. "Short-term exposure to air pollutants increases the risk of ST elevation myocardial infarction and of infarct-related ventricular arrhythmias and mortality". Int J Cardiol. 2017 Oct 5.

    LAS POCIMAS DE UN ALEMAN LOCO


    Desmitificando la homeopatía, la «eficacia teapéutica» de la nada

    La oferta consiste en administrar al enfermo dosis bajísimas de las mismas sustancias que, a dosis normales causarían en personas sanas un cuadro clínico similar al de la enfermedad que se pretende curar o aliviar

    Lahomeopatía «trata» la enfermedad mediante la administración de dosis extremadamente bajas de sustancias u oligoelementos varios, de acuerdo al dogma, jamás demostrado, según el que «lo semejante cura lo semejante» («similia similibus curentur»).
    La oferta homeopática consiste en administrar al enfermo dosis bajísimas de las mismas sustancias que, a dosis normales causarían en personas sanas un cuadro clínico similar al de la enfermedad que se pretende curar o aliviar.
    Por ejemplo, el remedio homeopático Allium cepa deriva de la cebolla común. El contacto con cebolla cruda da lugar a secreción lagrimal por su acción irritante sobre la mucosa de nariz y ojos. Todos lo hemos experimentado alguna vez cuando cortamos una cebolla, o nos hallamos próximos a quien lo hace. El preparado homeopático a base Allium cepa se prescribe en personas con irritación de la mucosa ocular y nasal, sintomatología habitual de los procesos alérgicos, la otrora denominada «fiebre del heno».
    Otros remedios homeopáticos están elaborados con extractos de plantas muy conocidas, como las hojas de belladona, la flor de árnica, y la camomila; pero también con sustancias inorgánicas como el sulfuro o metales como el mercurio; así como productos de origen animal como la tinta de calamar y venenos de serpientes. La variedad de sustancias usadas en las formulaciones homeopáticas es casi tan amplia como la imaginación y disponibilidad de los formuladores.
    El proceso de preparación de estos remedios se fundamenta en diluciones sucesivas, de tal suerte que «cuanto mayor sea la dilución (menor la concentración) de la sustancia, mayor es la eficacia del preparado».
    La homeopatía se ha querido promocionar como una «medicina individualizada», en el sentido de adecuar el remedio a cada paciente, de tal suerte que una misma enfermedad se puede abordar por los homeópatas con remedios distintos. Este hecho, promocionado por la medicina homeopática como una «virtud», es, en verdad, paradigmático de la insolvencia de dicha praxis terapéutica.
    La homeopatía adquirió cuerpo de doctrina gracias a Samuel Hahnemann a partir del año 1807. Algunos alumnos convencidos se convirtieron casi en apóstoles de dicha práctica aseverando logros médicos jamás demostrados y menos aún explicados. Téngase en cuenta que la homeopatía surgió en un época en que los médicos daban por cierto que las enfermedades se transmitían por miasmas. Todavía no había surgido la microbiología. Por otra parte la escasez de medicinas fiables otorgaba credibilidad a casi cualquier remedio que aliviase la enfermedad.
    No era necesario análisis ni comprobación previa. Los estudios clínicos se iniciaron a partir de la introducción del antibiótico Estreptomicina para el tratamiento de la tuberculosis en la década de 1940. Al albur de la inexistencia de una verdadera ciencia farmacológica, casi cualquier remedio era bien recibido por la medicina que, no lo olvidemos, muchas veces ha progresado a partir de la adopción de remedios tradicionales usados por las gentes desde antiguo.
    El efecto placebo es parte consustancial de cualquier práctica médica. Las personas suelen mejorar tras la visita a un médico que les inspire confianza. Y el efecto placebo (etimológicamente «complacer») es bien conocido, incluso evaluado, en la farmacología. Se le tiene en cuenta a la hora para estimar la eficacia de cualquier nuevo medicamento. Los pacientes que reciben placebo en lugar del medicamento, mejoran por el convencimiento de estar siendo tratados. Una acción similar podría explicar el efecto, para algunas personas indiscutible, de la homeopatía.
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    José Manuel López Tricas, farmacéutico especialista en Farmacia Hospitalaria, de Zaragoza; y Ángela Álvarez De Toledo Bayarte, farmacéutica comunitaria de Sevilla.