domingo, 20 de mayo de 2012

“La memoria se puede manipular”

¿Se puede zafar de los recuerdos traumáticos? ¿Es posible fijar un momento de un modo más persistente? El doctor Medina, investigador superior del CONICET dentro del Instituto de Biología Celular y Neurociencias, dice que sí.


Eso que parece tan abstracto como el alma, eso que llamamos memoria, que puede imaginarse como una maquinaria que se encarga de hacernos atesorar momentos, o la capacidad que tenemos de guardar la información que adquirimos, en realidad puede manipularse. En 2009 la revista científica Science publicó un trabajo en el que el doctor Jorge Medina demostró cómo se puede controlar la duración de una memoria. Esta investigación, firmada también por los doctores Janine Rossato, Lía Bevilaqua (Brasil), Iván Izquierdo (argentino-brasileño), Jorge Medina y Martín Cammarota (argentinos) muestra cómo una conocida señal química del cerebro, la dopamina, controla un mecanismo cerebral básico que determina si un recuerdo durará pocas horas o años. Es probable que a futuro estos conocimientos puedan usarse para hacer que un recuerdo negativo dure menos, o en cambio, un bello recuerdo logre perdurar.

–¿A qué llamamos memoria?
–La memoria es la capacidad mental que posibilita a una persona a registrar, conservar y evocar las experiencias, imágenes, ideas, sensaciones y sentimientos y hechos. La memoria se está generando continuamente, algunas se pierden, otras se recuperan, otras están siempre presentes, y a veces somos capaces de generar las denominadas falsas memorias.
–¿Uno elige qué cosa recordar?
–De seguro. Pero no es deliberado y no se guarda todo. Por ejemplo, las memorias traumáticas sería bueno que duren poco, que su connotación no sea tan molesta, porque es una memoria que irrumpe continuamente. Sin emociones uno no guarda casi nada, el tinte colorido de las experiencias de la vida hace que uno las guarde. La fijación de la memoria ocurre en un modo relativamente independiente al de su adquisición: hay que exponerse a una situación para recordarla, pero el hecho de haber sido memorizada no significa que será recordada durante mucho tiempo. El sistema dopaminérgico que llega al hipocampo es el que controla la fase que se necesita para que una memoria no se olvide rápidamente. Si lo que uno aprende o experimenta es importante o novedoso, o uno cree que lo es, la dopamina activará al hipocampo para que esa memoria guarde mejor. Entonces descubrimos que la dopamina activa señales celulares en una región del cerebro llamada hipocampo, que junto a otras regiones del sistema nervioso se encarga de la formación de las memorias en las primeras horas luego del aprendizaje o de vivir una experiencia.
–¿Puede manipularse la memoria?
–Sí. Hace siete años estamos trabajando para lograr atenuar las memorias traumáticas y que duren menos. No pretendemos que se olviden, sino disminuir el tono de esa memoria traumática que normalmente irrumpe continuamente y de forma negativa. Podemos hacer que dure poco, semanas o incluso horas. Algunos recuerdos dolorosos nos joden la vida, invaden nuestros pensamientos. El ejemplo más común es el de la guerra, o cualquier tipo de abuso, eso genera la posibilidad de trastornos de ansiedad o de estado de ánimo. Lo que conviene no es eliminarla, porque casi siempre llevan aparejados aprendizajes, por eso el objetivo es mitigarlas, sacarles el tono emocional. Otro eje de nuestra investigación consiste en reforzar memorias para que se recuerden por más tiempo. La intención es que en los casos de las personas que estén envejeciendo dure más.
–¿Cómo lo hacen?
–En los experimentos, sometemos a grupos de ratones a diferentes actividades. En una de ellas, los roedores son posicionados en una plataforma y reciben una sutil descarga eléctrica cuando bajan para explorar el ambiente. Esa experiencia, que causa un shock leve, suele ser recordada durante pocos días, pero después se olvidan y vuelven a descender de la plataforma. En otro entrenamiento, los animales reciben una descarga más intensa, y como resultado los roedores se acuerdan de la experiencia desagradable dos semanas más tarde y ya no intentan bajar. En un lapso de 12 horas después de las pruebas, inyectamos en el hipocampo un compuesto que impide la acción de la dopamina. La neutralización de la dopamina permitió a los roedores recordar la experiencia dos días después de la prueba inicial. Pero les impidió recordar la experiencia más dañina en las semanas siguientes. De esta forma convertimos la memoria volátil en persistente. En el hipocampo, la dopamina estimula la producción del factor neurotrófico, que dispara la síntesis de proteínas que fijan la memoria, pero la fijación no ocurriría sin la activación del área tegmental del cerebro. El evento es esencial para la reactivación de ese circuito 12 horas más tarde y el almacenamiento del recuerdo. Se trata de una ventana de durabilidad.
–¿Se realizó algún tipo de experimentación en humanos?
–En 2007 hicimos un trabajo en humanos en Brasil. Junto al grupo de Martín Camarota e Iván Izquierdo, demostramos que en las personas también se puede manipular la memoria con un fármaco para tratar a los chicos hiperquinéticos. Descubrimos que se puede tratar a personas que tienen memoria corta. La medicación permite recordar por más tiempo lo que antes no recordaban. Participaron 40 personas mayores de 18 años, y se comprobó que la droga mejoró notablemente la memoria de aquellos de edad avanzada. El objetivo era saber cuál es la maquinaria cerebral en la duración de la memoria y cuál es el mecanismo por el cual las memorias enteras se sostienen tanto tiempo, y seguimos trabajando en eso. Si logramos conocer cuál es esa maquinaria, podemos mitigar las memorias adictivas. Estamos en pleno proceso de investigación. Necesitamos muchos más experimentos en humanos. Sin dudas hemos avanzado mucho, antes no se sabía cómo duran las memorias, ahora se sabe un poco más.
–Además del paso del tiempo, ¿qué deteriora a la memoria?
–El estrés hace que se guarde mal y obstaculiza la evocación. Cuántas veces nos ha pasado que en situaciones de presión, como un examen oral, no recordamos datos que estudiamos a conciencia. Si hay buena onda se recuerda mejor, y mucho más lo que es novedoso. Lo habitual y rutinario se recuerda mucho menos.
–¿Los jóvenes también pueden sufrir fallas de la memoria?
–Sí. Pero no es un problema estructural, hoy en día los jóvenes y adultos tenemos mucha información y estamos muy estimulados por las nuevas tecnologías, lo que hace que nuestra atención no sea total. Además, tiene mucho que ver el interés y la motivación, por ejemplo, si me dicen el nombre y no me importa lo olvido, o quizás no lo recuerdo porque en ese momento estaba atento a otra cosa.

Consejos para estimular y preservar la memoria

Prestar atención y concentrarse en lo que uno está haciendo. Hacer una cosa por vez. Tratar de evitar las interferencias, intentando que no haya distracciones.

Leer, ir al cine, practicar deporte, escuchar música. Emplear más tiempo en las actividades que se realizan.

Comprender la información que se precisa recordar. Relacionar lo que se quiere almacenar con algún recuerdo o conocimiento previo.

Modificar los recorridos a los lugares a los que se concurre favorece la flexibilidad cognitiva ya que se modifican los estímulos visuales y auditivos y permite resolver situaciones novedosas.

Utilizar la mayor cantidad de sentidos ante una situación de aprendizaje. Esto activa otras áreas cerebrales. Cuantas más se activen, más fácilmente se podrá evocarlo.

Fuente: Fallas en la memoria, del Hospital Ediciones (Htal. Italiano).

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Ha perdido seis kilos desde que ganó las elecciones,le sobra "cogote",le tiembla la voz,ha empalidecido y no sabemos porque está en permanente visitas medicas,tiene la cara muy maquillada para ocultar las manchitas rojas...