sábado, 9 de junio de 2018

Entrevista al ginecólogo Pío Iván Gómez Sánchez, que expuso en las audiencias sobre aborto
Proteger las decisiones de las mujeres
El experto, que trabaja con la Asociación internacional de Ginecología, explicó cómo la legalización del aborto mejoró la salud pública de las mujeres en Colombia. En esa ley, dijo, está “la diferencia entre la vida y la muerte”.
Para Gómez Sánchez, hablar de aborto “es hablar de sexualidad”.
Para Gómez Sánchez, hablar de aborto “es hablar de sexualidad”. 

Imagen: Guadalupe Lombardo
“Una mujer que desea terminar con su embarazo lo hace por encima del Papa, de la ley, de la familia, del compañero o del consejo médico. La diferencia está en que lo haga de una manera segura o insegura. Mientras sea ilegal, lo va a hacer de una manera insegura y vamos a seguir viendo muertes”, dijo Pío Iván Gómez Sánchez, médico ginecólogo colombiano que trabaja en cooperación internacional con la Asociación internacional de Ginecología y la Latinoamericana de Ginecología. De paso por Buenos Aires expuso días atrás en el Congreso Nacional en el debate sobre el proyecto de despenalización del aborto. Consideró que Argentina “se merece dar el paso al mundo desarrollado garantizando el derecho al aborto. Los países con leyes liberales y no restrictivas, son los más desarrollados”.
Pío Iván Gómez Sánchez es ginecólogo con formación en epidemiología, y con una maestría en Salud Sexual y Salud Reproductiva. Expuso en la Jornada “Aborto: experiencias y herramientas para un abordaje académico-científico”, organizada a fines de abril por la Asociación Civil FUSA, que trabaja  por la defensa de los derechos de adolescentes, jóvenes y mujeres. Allí aportó datos obtenidos por las entidades en las que participa. Es miembro de la Federación Internacional de Obstetricia y Ginecología (FIGO) y asesor de  la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF). Dijo que entre el 70 y el 80 por ciento de los embarazos no son planeados en América Latina y que el 95 por ciento de los abortos son inseguros en Sudamérica, convirtiendo a la región en uno de los lugares donde más se afectan los derechos sexuales de las mujeres.
–¿Cómo está viendo este debate por la legalización del aborto en Argentina?
–Yo lo veo muy bien desde afuera porque es de una madurez muy grande. Salvo algunas excepciones, ha sido un debate muy respetuoso, con buenos argumentos. No ha sido tan fundamentalista como sí lo ha sido en otros países. Y conociendo la región, siempre he visto a la Argentina como un referente por su pensamiento de avanzada, por sus leyes de la última década respecto de derechos sexuales y derechos reproductivos. Y como decía en el Congreso, Argentina, con su grado de desarrollo, se merece definitivamente tener en cuenta a las mujeres en algo tan complicado como es el embarazo no planeado, no deseado que lleva riesgo de vida y de salud. Muchas mueren en la búsqueda. La diferencia entre la vida y la muerte está en legalizar el aborto. Una mujer que desea terminar con su embarazo lo hace por encima del Papa, de la ley, de la familia, del compañero o del consejo médico. La diferencia está en que lo haga de una manera segura o insegura. Mientras sea ilegal, lo va a hacer de una manera insegura y vamos a seguir viendo muertes. No importa cuántas mueran: una sola mujer que muera, si es evitable, basta para que tomemos una posición.
–¿Qué pasó en Colombia desde que se aprobó la ley? ¿Bajaron los números de muertes maternas?
–En Colombia la primera causa de muerte es la hipertensión asociada al embarazo. Se siguen haciendo abortos pero han bajado la cantidad y también bajó la cantidad de muertes por abortos. Hay que ser claros y decir que sigue habiendo (abortos) clandestinos. ¿Por qué razón? Porque a pesar de ser legal, lamentablemente, el sistema de salud coloca barreras. Aunque esté prohibida la objeción de conciencia institucional, de alguna manera subrepticia la siguen haciendo. Entonces la mujer va por el aborto clandestino antes que por el servicio de salud, que pone barreras. 
–¿Qué pasa con las adolescentes?
–En Colombia, (un embarazo) por debajo de 14 años se asume como abuso sexual. No importa que sea consentido: Si una mujer de 14 años tiene un embarazo y quiere interrumpirlo, lo puede hacer por la causal violación. Y en esto la Corte Institucional avanzó muchísimo porque no se requiere permiso de familiares, tutores o padres. Si una niña menor de 14 años quiere interrumpir y sus padres no están de acuerdo, no importa porque bajo la ley, ella tiene la razón. Siempre prima la decisión de la mujer.
–¿Puede ir sola?
–En Colombia, la Constitución le da prioridad a los derechos sexuales y reproductivos de la población joven y adolescente. Es decir, la anticoncepción debería dársele a cualquier mujer. Solamente para intervenciones quirúrgicas que requieran anestesia, se requiere un consentimiento de los padres. Sin embargo, si es una emergencia no se requiere. Si a una niña de diez años la atropella un automóvil, tú no tienes que atenderla estén o no estén los padres. En esto es algo similar: si una niña viene con un embarazo que pensamos que puede poner en riesgo su vida y su salud, estamos ante una emergencia. El problema es el mal entendimiento de la gente que dice “que vaya al médico con el papá”. ¿Pero si el violador es el papá? Pues ella no irá con él. La ley es muy clara pero el tema es su cumplimiento, su implementación. Si hay algún o alguna profesional de la salud que es creyente, católica, pues tiene que asumir que eso es para su vida y no para sus pacientes. 
–Hay que capacitar…
–La mujer tiene derecho a no ser mamá. La mujer puede decidir ser mamá y de muchos hijos. Son sus decisiones. A los varones y mujeres que no queremos ser padres, nos estigmatizan como egoístas, malas personas. No pasa por ahí, es un tema de decisión personal, como es el tema de la orientación sexual, o vivir solo o en pareja. Yo veo con muy buenos ojos la reacción de la sociedad argentina ante este tema. En el peor de los escenarios, que es que no pase la ley, yo creo que la ganancia social que se ha tenido es muy importante. El empoderamiento de la población joven es realmente impresionante, emocionante ver cómo sale a exigir sus derechos: esa es la ganancia más importante de este proceso. 
–¿Por qué cree que Argentina, que es de avanzada en muchas normas, todavía tiene esta deuda?
–Yo creo que somos seres humanos y nos equivocamos. Contaba en el Congreso mi experiencia de vida, de muy joven cuestionaba a las mujeres que abortaban, las veía como irresponsables. ¿Y qué me faltaba? Hablar con ellas. Cuando ya maduré académicamente, empecé a hablar con las mujeres y entendí que no abortan por falta de razón, sino que siempre abortan por una. Entonces cuando uno las oye, se da cuenta de su realidad. Y yo empecé a trabajar educación sexual creyendo que con eso iba a evitar los embarazos no deseados pero los métodos fallan, a las mujeres las siguen violando, hay enfermedades que afectan su embarazo y siempre va a haber necesidad de un aborto, entonces este es un paso que hay que dar. El tema es muy profundo: es hablar de que la mujer tuvo relaciones, es hablar de sexualidad. Y ese es un tema tabú en muchos de nuestros países todavía. Es asumir que la mujer disfruta de la sexualidad y eso para algunas religiones es problemático. Ese es el trasfondo del asunto. 
–El problema es por qué la religión tiene tanta incidencia en asuntos del Estado.
–El tema religioso es complicado. Nosotros podemos tener pensamientos personales, creencias, pero no pueden afectar el derecho a la salud.  Si mi decisión de vida fue hacerme la vasectomía para no tener hijos, a mí me funcionó pero no puedo estar convenciendo a todos los hombres del mundo que lo mejor es no tener hijos. O lo contrario, si mi decisión de vida fue tener tres (hijos) y vivo feliz con eso, no puedo estar convenciendo al resto de la humanidad que lo mejor es tener esa cantidad de hijos. Eso es absolutamente personal. A las mujeres no les pueden decir cuándo ser mamás, ni obligarlas a serlo.

“Es una falacia decir que excluir a los inmigrantes beneficia al sistema”

"Que estemos en el Gobierno parecía imposible y se ha conseguido"

Carmen Monton en su despacho en el ministerio.
Carmen Monton en su despacho en el ministerio. SAMUEL SÁNCHEZ
Como si fuera una premonición, la entrevista con Carmen Montón (Burjassot, Valencia, 1976), ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, se retrasa por una llamada de la titular de Hacienda, María Jesús Montero. Y es que la política sanitaria tiene en la financiación uno de sus primeros problemas. El sistema está marcado por el real decreto 16/2012 que supuso el recorte de beneficiarios y prestaciones. Montón asegura que la universalidad de la atención es clave. “Es una falacia decir que excluir a los inmigrantes beneficia al sistema”.
Pregunta. Usted devolvió la atención sanitaria a los inmigrantes sin papeles en Valencia. ¿Hará lo mismo aquí?
Respuesta. La universalidad es irrenunciable en la sanidad. Volveremos a impulsar ese derecho. Hay que regresar al origen, a la Ley General de Sanidad de 1986 de Ernest Lluch. Que todas las personas en cualquier situación que estén tengan derecho a una atención.
P. ¿Y eso cuánto va a costar?
R. La exclusión no beneficia económicamente al sistema. Todo el mundo sabe que es más gravoso atender en urgencias y en hospitalizaciones que en primaria. Y en todo caso no es decente dejar a nadie en la cuneta. En la Comunidad Valenciana no supuso ningún sobrecoste, y benefició a la salud pública, por ejemplo por una mejor vacunación y control de las enfermedades de declaración obligatoria [las contagiosas]. También el Constitucional dijo que no había sido demostrado ese supuesto beneficio.
P. Los farmacéuticos calculan que quitar el copago a los pensionistas costaría 400 millones al año.
R. Hay que hacer otras cuentas con estas cuestiones, como calcular cuánto cuestan al sistema las personas que abandonan el tratamiento por su coste.
P. ¿Pero es asumible?
R. Mi mensaje es optimista y no desde el desconocimiento, porque vengo de gestionar durante tres años la sanidad en una comunidad infrafinanciada como es la valenciana, y puedo decir que hay margen de maniobra. Solo hay que reordenar las prioridades. Hay que elegir en qué se gasta con el fin último de que el ciudadano esté sano, y cuando está más sano es más feliz. Yo no hablo de gasto, hablo de invertir en salud.
P. ¿Cómo van a sacar adelante estas medidas?
R. Llevamos 24 horas en el Gobierno y estamos viendo qué es lo más rápido. Ahora estamos en el momento de saber los tiempos, cuánto se tarda aquí en sacar algo adelante. Lo más rápido queremos tenerlo ya, y otras cuestiones que hay que empezar a hacerlas. En cualquier caso es más fácil destruir una conquista, un derecho, como sucedió en 2012, que reconstruirlo. Tenemos que reconquistar lo que se nos arrebató con la crisis.
P. En el Gobierno va a tener menos capacidad ejecutiva que en el Gobierno valenciano. ¿Qué políticas puede liderar?
R. Es muy importante el diálogo con las comunidades autónomas, de todo signo politico. El ministerio tiene que ser un facilitador de la Sanidad y los Servicios Sociales. Queremos empezar una nueva etapa de diálogo.
P. Le queda la salud pública, que, además, es barata.
R. Es verdad que económicamente la salud pública cuesta menos, pero da mucho fruto. En cuestiones de género, que es algo transversal a este Gobierno, tenemos que impulsar las políticas de salud sexual y reproductiva, en las que hace falta desde lo más básico, como campañas de prevención para evitar el resurgimiento en algunos colectivos de las enfermedades de transmisión sexual.
P. ¿Algo más?
R. Es muy importante la salud mental. Por ejemplo, en el campo de la prevención del suicidio. Nosotros ya establecimos un protocolo en la Comunidad Valenciana para evaluar a las personas y atenderlas. Hay que eliminar los tabús y el estigma.
P. Los medios tienen la regla de no hablar de suicidio.
R. Sí, tenemos que establecer un diálogo con los medios y las sociedades científicas para un cambio de paradigma.
P. El ministerio ha perdido las competencias en violencia de género.
R. En ese tema estamos a las órdenes de la vicepresidenta, Carmen Calvo, pero hay que poner a su servicio el sistema sanitario para que se involucre. Las consultas de primaria son un lugar magnífico para que las mujeres encuentren confianza para empezar a salir de la violencia machista. Es más duro ir a una comisaría.

"UN GOBIERNO DECENTE NO DEJA A NADIE ATRÁS"

El Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene un plazo incierto, en cualquier caso no mayor de dos años. Carmen Montón, la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, no cree que eso sea un obstáculo para hacer cosas. “Es un tiempo nuevo. Un Gobierno decente no puede dejar a nadie atrás”. La ministra habla de cambiar el real decreto 16/2012 que introdujo el copago de los pensionistas y excluyó a las personas en situación irregular de la atención sanitaria, pero no dice la palabra derogar. “Hay que recuperar los derechos uno a uno”, afirma Montón.
Exconsejera como otras de sus colegas del Consejo de Ministros —“Este es un Gobierno diferente en el que el feminismo está de forma transversal”—, tiene claro que la responsabilidad está en las comunidades autónomas, y que eso es fuente de quejas. Ella lo sabe: “La equidad hay que garantizarla, pero también hay que respetar las competencias. Lo que no puede ser es que la falta de equidad sea una excusa para recentralizar”.
P. Uno de los sectores más afectados por la crisis ha sido el de la Dependencia. Y aquí el dinero vuelve a ser muy importante.
R. Precisamente las primeras conversaciones con la ministra de Hacienda tratan sobre esto. Ella está muy comprometida, es médica, fue consejera de Sanidad y entre las dos vamos a intentar revertir la situación. Tenemos una buena ley y hay que ponerla en funcionamiento.
P. Llega con un proyecto de ley para regular la eutanasia en marcha. ¿Podrán sacarlo adelante?
R. Si se reivindica la vida como propia también se tiene el derecho de decidir cómo finaliza. La sociedad está madura para tener un debate sereno, abierto en el que participe todo el mundo. Hay que regularla para abrirla a las personas que apuestan por esta posibilidad. Esta ley habla de respetar la autonomía personal y el derecho a decidir.
P. ¿Tendrá el apoyo necesario en el Congreso?
R. Hay veces que hay cosas que parecen imposibles y luego se consiguen. Que estemos aquí en el Gobierno es una de ellas.
P. También se encuentra con un proceso de valoración de los afectados por la talidomida que puede ser un problema si el resultado no les satisface.
R. Lo que puedo decir es que en este tema se les va a decir la verdad. Estudiaremos la situación y hay que ser muy francos, transparentes y muy honestos. Cuando se es así se entienden los argumentos y las soluciones son compartidas.
P. El ministerio ha rescatado para el nombre el apartado del consumo. ¿Por qué?
R. En los tiempos actuales se requiere que se vele por aquellos más vulnerables. Este nombre es muy simbólico.
P. Y ha cambiado el nombre de Servicios Sociales por Bienestar Social, ¿por qué?
R. Se refiere a algo más holístico, transversal.
P. Ana Mato, cuando llegó al ministerio hace seis años, ya prometió una atención sociosanitaria.
R. Esto va más allá. No nos vamos a llenar la boca con promesas grandilocuentes. Vamos a intentar hacer más cosas en dos años que otros en seis.